La Leyenda de Spyro: Nueva Realidad

Capítulo 1

En lo más profundo del bosque, allá donde pocos hombres se atreven a explorar por los peligrosos animales que habitan, un huevo daba lugar a su eclosión. Era el momento, el huevo torpemente ubicado, empezaba a crujir. Todos dirían que no había nadie que presenciaría ese momento, pero a unos metros de distancia, una criatura mágica observaba. Greta, una gryphon, vigilaba el nacimiento. Con instinto maternal se acercó, se sentó y vio como una pequeña pata salía, dejando salir líquidos fetales. Pronto, el ser comenzó a salir más libremente, rompiendo el huevo lo suficiente como para descubrir su cabeza, y abrir por primera vez sus ojos. Era difícil saber que pensaba, pero lo primero que divisó, fue a la gryphon que se encontraba junto a él. Se liberó del huevo, y se quedó mirando a Greta.

Esta le sonreía, sabiendo que era la primer cosa que el dragoncito miraba. Este imitó el gesto, sonriendo alegremente. Greta, le acarició suavemente una mejilla. Ella había estado cuidando el huevo hace unos meses, puesto que vivía cerca de ahí. Pero nunca se atrevió a llevarse el huevo porque los dragones y gryphons son enemigos naturales a muerte, y no quería arriesgarse a que la ira de una madre dragón se hiciera presente en su contra. Deliberó varios minutos, nadie más había aparecido a cuidar el huevo más que ella, daba la impresión de que lo hubieran abandonado, ¿pero y si no? Se estaría arriesgando demasiado. Pero por alguna razón, tras mirar los ojos del pequeño dragón azul, algo nació dentro de ella. Decidió cargar con él y criarlo como si fuera su propio hijo.

Así, al encontrarse ambos en la casa de Greta, se fueron descubriendo el uno al otro durante varios años. La criatura aún no se creía que rompió los códigos de la naturaleza al adoptar un dragón, o tal vez si lo creía, pero no le importaba, puesto que aquella tarde, en aquél bosque, en medio de la desolación de una cría, sucedió algo maravilloso. Ella lo había criado como solo una gryphon podría hacerlo. Le enseñó a cazar, a hacer refugios y como encontrarlos, a escribir, matemáticas, la vida salvaje y de los peligros y como prevenirlos. Se podría decir que hizo un excelente trabajo.

Lo bautizó con el nombre de "Zack", en memoria de su abuelo. Este dragón era de color azul, las membranas de sus alas, color de garras y la cresta eran de color gris. Ambos se querían mucho, pese a que la madre ya le había contado a Zack de su enemistad por naturaleza. A este no le importaba eso, para él Greta fue su madre y estaba gratamente agradecido de como ella lo salvó y cuidó.

Una tarde, ambos salieron a pasear por el mismo bosque donde Zack fue encontrado diecinueve años atrás. El dragón no había tenido contacto con otro ser más que su madre, al menos hasta ese momento. Puesto que hace unos días le había entrado una gran curiosidad de saber quiénes eran sus padres y relacionarse con más dragones como él. Así fue como en aquél bosque le reveló a su madre su disparatado plan de ir en busca del conocimiento de sus antepasados y sus raíces. La gryphon dudó unos momentos, ya se lo veía venir, después de todo era un dragón, y no lo podía evitar. Sin embargo, ella seguía imaginándose a los dragones como criaturas devastadoras, furiosas y muy territoriales. No se animaba a dejar que su hijo vaya, pero no le quedaba de otra.

Accedió, dejaría que su hijo se relacione con otros dragones, aunque con mucho temor. Dos días más tarde, el dragón partió.