Vergüenza
Sentía todo su cuerpo sudado sin poder moverse. Lo estaba disfrutando y el rubio también. Shizuo tocaba, acariciaba y besaba toda la piel que estaba expuesta a su vista, era lo que ambos hacían todas las noches que compartían el mismo techo así que ya no había motivo de avergonzarse pero ¿Por qué lo hacía?
Shizuo se acerco a la oreja de Izaya y susurró las palabras clave que hacían que el pelinegro desviara la mirada y dijera un "cállate". Después continuaban con su asunto pendiente.
-Solo esta noche voy a amarte pulga. Mañana volveremos a odiarnos para después perseguirnos a muerte ¿De acuerdo?-
Shizuo era el único que podía provocar la vergüenza en Izaya.
