Advertencia: Los personajes de K-ON! le pertenecen a Kakifly.
Prologo
"Mientras más buscas la manera de llamar la atención de alguien, el Universo conspira para que aquella persona ni siquiera te mire. Y eso duele, e imposible no sentirlo." Diana "LadyMoon6" L.
Existen varias maneras de llamar la atención de una persona: haciéndose la indiferente, como que no ha escuchado nada, cuando en realidad sí lo ha hecho; estando en el mismo lugar, a la misma hora, pero se hace que todo fue una coincidencia, una casualidad de la vida; entre otros. Pero ¿Qué pasa cuando hay una atracción demasiado fuerte en que no se la puede ignorar? La respuesta, lógica común, por supuesto, seria: se hace lo que se está al alcance para llegar a esa persona. Sin embargo, no siempre hay una respuesta favorable, ni tampoco existe una aseveración de que la otra persona esté interesada, o al menos que demuestre cierta atracción, de manera recíproca. No siempre se puede complacer a todo el mundo, ¿verdad? Aquello es un desgaste de energía y una pérdida de tiempo.
Y por ello, el subconsciente de la persona le hace acuerdo que no todos son como ella (o él), ni todos van a reaccionar de la misma forma. Y eso les pasó a dos chicas cuando descubrieron sus sentimientos hacia sus mejores amigas. La duda apareció, la incertidumbre, y la confusión también, como si hubiese sido un buen combo que les ha dejado en K.O. ¿Qué hacer ante ese nuevo descubrimiento? ¿Qué decisión tomar? ¿A quién buscar para un consejo cuando no se tiene a nadie cerca?
Cuando se descubre ese tipo específico de sentimientos, siempre se recurre —en la mayoría de los casos a la mejor amiga, o mejor amigo—, pero esta situación es diferente. Su mejor amiga esta involucrada en aquellos sentimientos profundos. Y queda la otra opción, la otra salida que es, al menos se piensa así, la más dolorosa: aparentar indiferencia. ¿Cómo aparentar indiferencia hacia la mejor amiga que siempre ha estado ahí presente, en todos los momentos de la vida? ¿Cómo ocultarle la verdad sin que salga alguna de las dos lastimadas?
"La verdad siempre saldrá a la luz. Tarde o temprano, y cuando pase eso, habrá muchos sentimientos encontrados. E ideas contradictorias entre sí. Y a veces, el final es más doloroso de lo que uno se puede imaginar. Aquella decisión puede llevar incluso a un quiebre emocional profundo. Y hasta se puede perder una valiosa amistad."
Sin embargo, no siempre todo está perdido y puede haber otra salida, otra luz en el camino que los lleve hacia donde quieren ir. Una decisión que puede cambiar el curso de la historia. Una decisión que puede, incluso, sacar un lado desconocido para todos, hasta de la propia persona ejecutora. Hay momentos y momentos en la vida. Hay situaciones que forjan al ser humano: o te haces fuerte andando, o te haces a un lado cayendo a un abismo.
La vida es de elecciones.
Guste o no, hay que saber tomar decisiones.
¿Qué pasa si la decisión tomada deriva de haber escuchado una conversación? A eso se le suma que no es cualquier conversación proveniente de dos personas muy importantes en sus vidas, porque hay, siendo sinceros, conversaciones y conversaciones
¿Qué se debe pensar?
¿Qué elecciones se debe tomar después de haber escuchado?
¿Qué…?
Y la lista de interrogantes continúa.
Cuando has vivido una vida —monótona—, cuando has sido criada(o) de una manera casi semejante a la de tus padres, y a tu mente le cuesta aceptar los cambios, ¿Cómo hacerle frente a eso? ¿Cómo hacer para que esos sentimientos no sigan profundizando? ¿Cómo dar ese primer paso para romper las cadenas que atan a los hijos al pasado de la crianza que tuvieron sus padres?
Y eso les pasó a las dos amigas. Una cayó rendida a los pies de la otra, se adentró y profundizó sus sentimientos hacia su mejor amiga de la infancia. No sabía si ella le iba a corresponder, ella deseaba que sí, que fuese mutuo, porque no hay nada más bonito que ser correspondido ante ese sentimiento. Sin embargo, no estaban segura de nada. Y eso provocaba que entrara en un estado de ansiedad único, incluso llevándola hacia el alcoholismo.
Por otro lado, estaba una chica, de personalidad tímida, pero que cuando se encontraba con aquella chica hiperactiva, su mundo cambiaba. Y ella también desarrollo ciertos sentimientos, pero tenía miedo, porque conocía a su mejor amiga más que a nadie. Sabía lo despreocupada, lo relajada y despistada que era. No sabía si ella le iba a corresponder a sus sentimientos, si la aceptaría a pesar de ser tan diferentes la una de la otra. Y es donde quedaba ahí, en un mar de confusiones dentro de sus corazones, porque en cambio, la otra sabía que su mejor amiga era seria, responsable, y no la veía de esa manera.
Eran como el aceite y el agua.
Algo similar pasaba con las otras dos amigas, mejor dicho, una senpai con su kouhai. Siempre fue sabido que la pequeña — un año menor que el resto— demostraba madurez, incluso más alto que sus senpais. Su carácter y su personalidad demostraban que era una chica un poco difícil de conquistar. Todo puede cambiar en cuestión de segundos, o en un abrir y cerrar de ojos; porque así es la vida. Un misterio, preguntas más que respuestas, confusiones, señales tal vez erróneas si no se la saben interpretar. La vida es un todo, y al mismo tiempo una nada.
Ella quería algo. Lo deseaba, más no sabía cómo llegar a él. Tenía objetivos en la vida, aunque no lo dijese o lo demostrase ante los demás, porque así era ella, su forma de ser. Había aprendido con el tiempo, que no todas las personas son iguales y que tampoco reaccionan de la misma manera. Cada una es un mundo diferente, con emociones, pensamientos y acciones únicos. Y que ellos también habían aprendido de las lecciones de su propio pasado.
La banda no tenía más integrantes, apenas eran cinco y la tutora, que en ocasiones brindaba soporte al grupo, cuando tocaban en festivales. Eran estudiantes de preparatoria, de las cuales cuatro se graduarían este año, y estaban pensando a que universidad ir. Todas querían ir a la misma, sin embargo, dos estaban conscientes que tal vez no sería así. Porque habían perdido, en parte, la fe y la esperanza. ¿Qué probabilidad había que un milagro se produjera? Pareciera que ninguna.
Es un misterio como actúa el ser humano, como piensa y el cómo siente. A veces el recuerdo de la primera vez es la base de la existencia de las acciones, o puede que sea la primera experiencia. Nunca se sabe cuál es el que pesa. Y la persona siempre hablará acorde a sus experiencias, a sus vivencias y a su interacción con los demás seres de su misma especie.
—Me pregunto, ¿Qué hubiese pasado si yo no me hubiese unido al club? ¿Estaría aquí hoy con estas memorias y estas experiencias maravillosas en mi corazón? ¿O estaría en algún otro lugar queriendo ser alguien quien no soy? —preguntó al aire una chica de cabellera rubia mirando al cielo, y las manos entrelazadas a la altura de su corazón.
Ella es la quinta integrante de la banda. Ella tiene una habilidad única en el teclado, siempre resaltándolo y siguiendo el compás de la batería y del bajo, y en ocasiones dándole un acompañamiento rítmico a las guitarras. Con un toque de elegancia y buen sonido. Siempre se caracterizó por ser observadora y perspicaz. También analítica. Ella sabía lo que pasaba dentro de la banda, y también pudo leer los sentimientos de las chicas castañas, porque ellas siempre eran, y serán como un libro abierto.
Ese era su último año; estaban conscientes de ello. Buscaban recrear memorias que quedarán guardados en sus corazones. Lo que pasará en el futuro, lo dejarían en manos de Kami-sama. No tenían pensado apresurarse, porque sentían que, si lo hacían, estarían jugando con el destino; hacerlo, es como si jugase con fuego de llamas altas, y pudiese salir quemados. Pero dos castañas estaban dispuestas asumir el riesgo, estaban dispuestas a quemarse en el camino.
Todo o nada.
La vida es de riesgos, y solo había dos salidas: el éxito de la operación, o el fracaso. Arriesgaban mucho, pero querían hacerlo; querían demostrar cuanto valían y cuanto eran capaces de asumir y enfrentar los riesgos más elevados. ¿Qué tenían que perder? Dirían que nada, pero no era así. Tenían en juego dos cosas: la amistad forjada con el paso de los años, y la continuidad de la banda. Aunque dentro de sus corazones ardía el deseo de tomar el riesgo, no lo harían en esos momentos. ¿Una corazonada? Tal vez. Pero había algo más y no sabían que era.
—¿Será que cambiará cuando entremos a la universidad? Lo dudo. Ella es así, siempre fue así. Es parte de su personalidad y no creo que cambie, ni por mí, ni por nadie —una lágrima salió de sus ojos grises. Ella estaba consciente de la realidad —. Si tan sólo te dieras cuenta, idiota.
Pero ella no era la única con ese predicamento. A unas cuantas casas, una castaña miraba por la ventana el cielo celeste. Su mirada se perdía ahí, y sus pensamientos trabajan más de lo debido.
—Sí tan solo me dieras la oportunidad de demostrarte de lo que soy capaz… —un suspiro melancólico salía de sus labios —No lo harás, porque piensas que sigo siendo las misma de siempre. No permitirás que este corazón, que late por ti, se exprese. Mejor…
Se dirigió a su closet, se alzó apenas, y bajo una caja rectangular que reposaba encima de la estantería que había. Cuando abrió la caja, sonrió con cierta mezcla de ironía y melancolía. Something Special. Ese era el nombre de su whisky favorito, y se iba a sentar a tomarlo, mientras su mirada quedaba fija en un punto, donde se encontraba una foto, aquella en donde salía con cierta chica zurda, tímida, de ojos grises y cabello largo negro. "Voy a tomar un whisky que se llama Something Special, que irónicamente yo me lo bebo para olvidar a esa persona especial. Porque ella es muy especial para mí." Pensó con cierta mezcla de sentimientos…
Al otro lado de la ciudad, en una casa de dos pisos, una chica de cabello castaño claro y ojos achocolatados tocaba la guitarra de manera distraída. Su mente no estaba llevando el ritmo, tampoco recordaba los acordes de la canción. Su mente tenía los pensamientos fijos en la niña de coletas que era un año menor a ella. Son tan diferentes, que no había manera que pudiesen terminar juntas. Sus personalidades chocaban notoriamente. Se daba cuenta, cuando ella la abrazaba y a la pequeña kouhai se molestaba y le pedía que se aleje. ¿No se daba cuenta de lo que ella estaba sintiendo, acaso?
—Si tan solo pudieras ver a través de mis ojos, pequeña. Si tan solo supieras que lo que siento por ti es tan real y tan sincero; que daría incluso mi vida por protegerte. Pero mi carácter, mi personalidad infantil lo tenía que arruinar todo. ¿Aun estaré a tiempo para revertir todo y tú puedas verme como algo más? ¿O tendrás siempre esa imagen de mí?
Dejo a Guitah en la base y fue hasta su closet, saco una caja, adornada con cosas infantiles para aparentar lo que tenía ahí adentro. La abrió y saco su botella de whisky favorita, Jack Daniels, también tomó entre sus manos un vaso de la misma caja; se sirvió el whisky, pero antes de empezarlo a tomar, se aseguró que la puerta de su habitación estuviese con seguro, luego se sento en la silla de su escritorio, y empezó a beber sorbo por sorbo, muy lentamente, mientras observaba la foto que tenía enfrente de ella.
—¿Que me has hecho, pequeña gatita?
En la parte de abajo, en la cocina, otra chica de pelo castaño, pero más claro que el de su hermana mayor, se encontraba sumida en unos pensamientos muy profundos mientras cocinaba. No era la primera vez que ella se desviaba hacia esa dirección de reflexiones. Primero, estaba su hermana mayor, que tenía cierta actitud, no rara, sino más bien, misteriosa. Su hermana ya no se comportaba como la chica despreocupada, infantil e inmadura; ahora, en su último año, estaba actuando mucho más madura, responsable, disciplinada, pero hay un plus en todas esas palabras: tenía la mirada perdida, y siempre estaba metida en su burbuja. Ignorante del resto del mundo. Después, descubrió que su ropa en ciertas ocasiones tenía olor de cigarrillo con trago; si es así, ¿desde cuándo y por qué lo empezó hacer?
El otro pensamiento, era sin duda alguna sobre cierta chica que iba en su mismo curso. ¿Desde cuándo la empezó a ver a como algo más que una amiga? No lo sabía. Ella siempre se caracterizó por ser la calmada, centrada y amable dentro del grupo de amigas. Sus pensamientos viajaban alternándose entre su hermana mayor y una de sus mejores amigas, a la cual no la veía de esa manera. Y ahora, se sentía sola, y con una carga encima dentro de su corazón. A la única persona que podría recurrir es a la mejor amiga de la infancia de su hermana mayor.
Pero ella también tenía sus problemas.
Aquella chica que se encontraba cocinando en esos momentos, había decido ayudar a su amiga con la crianza de sus hermanos menores, sin embargo, todavía no le había dicho de aquella decisión, porque apenas y se veían. Estaba más que segura que lo haría, apenas tuviera la oportunidad de hacerlo. Podría ir a donde baa-chan, la abuelita vecina que tenían y que siempre había estado junto a ellas en todos los momentos; incluso cuando estaban solas. Pero no quería molestarla con sus dudas existenciales. Suspiro, y se quedó mirando fijamente la olla donde preparaba el acompañado del arroz.
—De todas las personas que pudiera enamorarme, tuviste que ser tú. Me pregunto ¿por qué?
Tic toc
Tic toc
El reloj marcaba las cinco de la tarde, y una chica de cabellos negros y con coletas salía de su casa en dirección a un restaurante. No tenía ánimos de prepararse algo de comer. Mientras caminaba, iba pensando en todo lo sucedido desde que entro a tocar a la banda de la preparatoria, el año anterior. No sabía si este presente periodo sería igual o cambiaria en algo, pero de algo estaba segura: ella no veía con los mismos ojos a la guitarrista principal. A pesar de todos sus esfuerzos por sacarse a esa chica descomplicada, infantil e inmadura de su mente, no podía; llegaba incluso a ser parte de sus sueños de media noche.
Últimamente se había percatado de que aquella chica estaba con la mirada perdida, y en su ropa había olor entre cigarrillo y licor, incluso su uniforme tenía ese olor. Y eso empezó a preocuparla. Incluso su personalidad se ha visto cambiada y ya no era la misma. Cuando acepto sus sentimientos hacia ella, lo primero que hizo fue ver todo lo negativo, pero no pudo; porque no lo tenía. Con ella se sentía libre, cómoda, feliz e incluso le gustaba comportarse como una chica femenina que quiere ser protegida. Sin darse cuenta, ya estaba parada enfrente de la puerta del restaurante que suele ir cuando quiere estar sola y meterse en sus reflexiones.
—Quiero verte como algo más. Quiero darme esa oportunidad contigo, pero tu carácter... Ahora te he visto que has cambiado, pero las dudas me invaden. ¿A qué se debe tu cambio repentino? ¿Lo haces por mi o por otra chica? ¿Por qué tomas y fumas? ¿Desde cuándo lo haces? —un sin número de preguntas aparecían, y ninguna podría no tener respuesta.
Sin esperar más tiempo, entro. Quería olvidarse de todo en ese momento y disfrutar de la compañía de sí misma y sus pensamientos.
El parque es un lugar de encuentros, y de pasar momentos en compañía. Puede ser de amigos de toda la vida, amigos de colegio o universidad, o incluso estar en familia. Pero ese no era el caso de una chica de cabellos castaño y ojos de color café oscuros. Ella se encontraba ahí tratando de despejar su mente, de olvidar a cierta chica de cabellos castaño claro y ojos del mismo color. Ambas iban en el mismo grado, y eran muy buenas amigas. Suspiro con tristeza.
¿Por qué la vida es tan complicada? ¿O es el ser humano complicado?
La bajista del club de Jazz seguía sentada en el parque, ignorando a toda persona que pasara por ahí. Ignorando incluso sus latidos del corazón. Ella empezó a sentir algo por aquella chica hace un tiempo, podría decirse desde que se conocieron. A medida que seguían viéndose, tratándose, se iba "enamorando", pero esa no era la palabra. Le estaba gustando y le hacía sentir cosas que con otra chica no le pasaba. A veces, pensaba, que aquella mujer podía dominar su carácter rebelde. Ella no sabía por los problemas que pasaba en el hogar, y que por esos motivos se portaba así. No quería ser como su madre y su padre. Solo tenía a su hermano mayor, pero era como si no lo tuviera.
Se sentía sola.
—Si tan solo me dieras una oportunidad, princesa. Pero veo que eres feliz con alguien más, que incluso es mayor a ti. Creo que un año. Me he visto en la obligación de separarme de ti, de buscar la manera de olvidarte, y ¿sabes qué? No lo consigo. ¿Por qué tuviste que calarte en lo más profundo de mi ser? — sin esperar un minuto más, se levantó y empezó a caminar hasta su casa. Al llegar, noto que no había nadie. Mejor, se dijo para sí misma. Entro a su cuarto, se encerró con llave y saco de la cajonera, una caja rectangular. Su whisky, Johnnie Walker, le haría una grata compañía por esa noche.
Notas de Autor:
Hoy empieza esta nueva etapa en cuestion de reto literario. Espero que les sea de su agrado, y viajen junto a mi durante la duracion de la historia.
Me alegraria mucho que me dejaran Review.
Hasta el siguiente capitulo.
