Autor: Strawberry07

Tabla: Fantástica

Reto: #16 – Corona

Personajes: Dinamarca

Palabras: 502

Bebía, bebía, bebía

Sentía el líquido atravesar su garganta dejándole un sabor agridulce, estaba tan acostumbrado a este que siguió tragando más y más, hasta que difícilmente podía distinguir los dedos de sus manos. Todo se movía y debió aferrarse a la mesa para no caer.

Comenzó a reír como un maniaco, a la vez que se derrumbaba sobre la mesa, para luego llegar a estar recostado sobre el suelo. Todo era tan irónico, tanto que hasta dolía ¿De qué le servía desgastarse pensando en ello si no tenía remedio? Quién tenga una cura para esta enfermedad que la traiga por favor, ya no quiero sentir o pensar sobre el amor, nunca más.

Pronto sus risas pararon y se transformaron en sollozos mezclados con hipidos. Las lágrimas atravesaban sus mejillas. Sin perder su sonrisa, claro

¿Por qué todo es tan difícil?

Aún recordaba la primera vez que bebió, cuando descubrió que hay algo peor que el rechazo, el ver que esa persona por la que darías todo, le importa más otra persona que tus sentimientos. Fue la primera vez que aceptó la invitación de sus colegas vikingos para emborracharse hasta ya no saber ni quién era o poder mantenerse en pie.

Se sintió tan bien.

Se sintió endemoniadamente bien el poder olvidarse de tus problemas mediante un pobre licor dorado, con el que intentaba vanamente llenar el vacío de su dolor.

¿Por qué no puedes amarme?

La pregunta del millón y la que nunca preguntó ni preguntaría probablemente, por miedo, miedo a que la respuesta sea peor de la que imagina. Lo mejor es guardar silencio, así no le incomodaré a él ni yo me caeré a pedazos.

¿El gran Rey del Norte de Europa tiene miedo?

¿Rey? El ya no era un rey, dejó de serlo hace mucho, pero aún conservaba la presencia de la corona invisible sobre su cabeza. Quizás su ego se debía a mucho tiempo atrás cuando mucha gente le falló y debió ser demasiado autosuficiente, para protegerse a él y a sus hermanos, tanto así que llegó a ser su propio ídolo, su propio héroe, su propio rey.

¿Eso contaba para alguien? Por supuesto que no, era su deber hacerlo y si no lo hacía era un irresponsable, solo debía estar allí y ya, y cuando ya nadie más lo necesitara ahí se debería de quedar. Injusto.

¿Pero a quién le importaba realmente?

Si nunca lo han visto allí, tirado debajo de la mesa, donde está ahora, desesperado por una muestra de cariño y una verdadera razón para seguir de pie. Con las lágrimas secas, las mejillas rojas y la misma sonrisa de todos los días congelada en su rostro.

Hueca.

Rota.

-Jeg elsker dig, Norge- Un leve murmullo

-Jeg elsker dig- Su voz es apenas audible

-Jeg elsk- - Ha caído dormido.

Nadie está allí para abrigarlo, tampoco para llevarlo a su cama. Está completamente solo, como siempre. Si tan solo supieran, si solo miraran tras esa farsa de sonrisa.

Quizás podrían salvarlo de su vicio.