N.A: Mientras continuo estrujandome los sesos con Crawling, despues de que mi vaga Musa hiciera acto de presencia se me ocurrió una historia, evidentemente sobre Draco y Hermione, que raro¿eh?. Será ligero AU, así que quedais avisados. Hay magia, hay Hogwarts, pero la historia cambia completamente, aunque existen Voldemort, etc, etc. Ya os enterareis, jeje.
Secretos de Verano
Jane y Richard como todos los Veranos, solían ir a Francia, Jane era de padre Francés, por ello, la pequeña casa de los Ferbuson, estaba en aquel bello País. Ese Verano era especial, la pequeña Hermione, fruto del matrimonio entre Richard Granger y Jane Ferbuson, comenzaba a mostrar sus pequeñas muestras de inteligencia. Y mientras que la chiquilla los Veranos anteriores se tiraba en las blancas arenas de las playas francesas con el cubo y el rastrillo, este Verano, la chiquilla de siete años se sentaba muy pulcramente en la arena, a leer los cuentos populares, y viejas leyendas Celtas.
-Hermione, cariño -Dijo Jane con una sonrisa, viendola tan embebida en la lectura de la "La Doncella Magica", una Leyenda Celta por la que se basó el célebre Ballet "El Lago de los Cisnes". Hermione había heredado no solo su nombre de su madre, sino que además su amor por la lectura. Hermione, fue un nombre arriesgado y poco conocido, sacado directamente de la bella Novela "El sueño de una noche de Verano" de Shakespeare- ¿Por qué no me acompañas y nos damos un baño? -preguntó la mujer mientras se frotaba energicamente el protector sobre los hombros.
-Pero mamá -se quejó la niña, apartando la mirada del libro.
-Hija, te vas a quemar sino te refrescas, por mucho protector que te pongas -la amodestó Richard dandole un sorbito de la botellita de agua mineral, mientras se cobijaba bajo la sombrilla- Anda, hazle caso a tu madre.
La niña de mala gana aceptó, antes de que la chiquilla pudiera corretear hacia las aguas, Jane trabajó su rebelde cabello heredado de esa mata castaña de pelo incorregible que tenía su esposo en una trabajada y alta coleta de caballo.
-Vamos, Reina. -y la tomó de la mano.
Hamacas más allá, un pequeño rubio platino de mejillas alboreadas, y una mata rubía clarisima como cabello fue frenado por su padre, quien lo miró con gesto severo.
-Si quieres bañarte, tu madre te acompañara -El hombre, de porte elegante tenía una mueca asqueada en el rostro.
Su mujer, exhibiendo su precioso cuerpo, sonrió.
-Vamos cariño, tenemos que refrescarnos, para nuestra desgracia, sacaste la palidez de tu padre, y puedes coger una insolación -dijo cariñosamente.
El hombre la miró por encima de su libro y después ignoró su alrededor, para sumergirse en la lectura. Obviamente pensaba que su esposa malcriaba a ese chiquillo que ya empezaba a mostrar rasgos fisicos demasiado caracteristicos de él. Obviamente, él por el momento dejaba que su esposa malcriara al mocoso. Una vez comenzara sus clases, todos los mimos y carantoñas se resumirian a disciplina y reglas. Era su heredero, nunca sería un malcriado mimado ante los ojos de la Sociedad. Se preguntó el por qué su esposa insistía en venir a esta playa todos los Veranos. Estaban hasta los topes de muggles, y él odiaba a los muggles, su esposa, obviamente también, pero claro. ¿Donde se había visto que hubiesen playas reservadas unicamente para Magos?. Narcissa, se agobiaba de los baños en el Lago de los terrenos de su propiedad, necesitaba agua salada, y arenas como polvo dorado. Mujeres. Siempre serian caprichosas e incorregibles. Por suerte, Narcissa, era una mujer estricta en su trato con esos seres inferiores, los insufribles muggles.
-Mami, -Draco chapoteaba feliz en la orilla- ¿puedo meterme un poco más adentro? -preguntó con un mohín, con el tiempo había aprendido que había gestos que hacian que su madre no se resistiera.
Su endiablado puchero, era uno de ellos.
Narcissa, refrescandose en la orilla, asintió.
-Solo un poco, Dragon -avisó, severa.
Draco sonrió alegremente.
-¡Claro!
Superiormente, Draco pensaba que nunca se podría ahogar, su padre había contratado hace dos Veranos a un Mago que lo instruyó en Natación en el Lago de la mansión, y era imposible que se ahogara porque se metiera unos metros más de lo prometido a su madre. Además, curioso, e insaciable, Draco buceaba con los ojos abiertos bajo el agua, aunque despues le escocieran, era tan diferente al Lago, no habían esas feas criaturas llamadas Sirenas, y tampoco habian esos bichos que intentaban ahogarte.
Haciendo alarde de sus clases de natación, Draco se sumergió y buceó unos metros, hasta que no quedó aire en sus pequeños pulmones, al emerger a la supercie, se encontró nariz con nariz con una niña de enormes ojos castaños.
-Apartate de mi camino -le ordenó groseramente, como lo hacia con esas feas criaturas que acostumbraba a torturar atropellandolas con su patín magico, los sirvientes de su Mansión, el feo Dobby, era su favorito.
La niña arrugó la nariz ofendida.
-Eres muy palido -obserbó- ¡Pareces albino! -se echó a reir a mandibulas batientes la chiquilla mientras movía sus delgados bracitos para mantenerse a flote.
-¡Y tu eres fea! -el chiquillo le devolvió el comentario. Él no sabía que significaba albino, pero lo notó como una burla, y su papá le decia, que nadie osaba a burlarse de un Malfoy. Eran una familia de categoría- Ademas muggle.
La chiquilla hizo una mueca.
-¿Muggle? -después se olvidó de su pregunta, al recordar como la había llamado fea- ¡Tú sí que eres feo, y muy palido!.¡Además tienes la cara puntiaguda!.¡Jajaja!
Draco estaba enfandadose mucho.
-A tí te faltan dientes -y él mostró su dentadura, con los dientecillos blancos perlados ya crecidos- ¡Já!. ¡Soy mejor que tú muggle!
La niña bufó.
-¡Mamá dice que cuando sea grande los tendré todos, tu eres...! -despues parpadeó- ¿Qué es muggle?
Draco tragó saliva, incomodo. Papá le había dicho que nunca debería revelar que era mago, porque esa playa había gente sin magia, y los muggles eran personas muy prejuiciosas.
-Nada que te importe fea.
-Idiota.
-Desdentada.
-Albino.
E iban a continuar con la sarta de insultos hasta que Jane, desde la orilla gritó:
-¡Hermione, ven, vamos a comer!
Draco se echó a reir con ganas, acabando por tragar agua salada, provocandole un ataque de tos.
-¿Hermione?.¡Que nombre más feo y tonto! -se burló con ganas.
La niña enrroqueció hasta la raiz del cabello.
-¿Y tu como te llamas, idiota?.¡Seguro que no tienes un nombre más bonito que el mio!
Draco infló el pecho lleno de orgullo, y arrogancia copiada de su padre.
-Me llamo Draco Malfoy Black.
La chiquilla hizo un ruidito que sonó sospechosamente como una risita muy mal disimulada. El pequeño rubio entrecerró los ojos.
-¿De que te ries? -exclamó, enfadado.
-Tu nombre SI que es ridiculo -se carcajeó a mandibula suelta- Y tonto, nadie se presenta con el apellido, y encima un apellido tan rarooo...
-¡Hermione! -volvió a increpar su madre.
La niña se mordió el labio inferior.
-Me tengo que ir.
Draco no entendia porque sus padres tenian prejuicios con los muggles, se divertía más que con Goyle y Crabbe, esos dos si que eran tontos, la niña era graciosa y además le gustaba secretamente su nombre, era... raro.
-Adios.
La niña asintió.
-Adios -susurró bajito, alejandose.
Draco un poco desganado volvió a la orilla, su madre ni siquiera se había dado cuenta de la pequeña conversación que su hijo tuvo con la niña de nombre raro. Mejor para él, su padre seguramente lo castigaria sin montar en escoba, y eso le fastidiaria mucho.
-¿Con quien hablabas, pequeña? -preguntó Jane con una sonrisa.
La chiquilla sonrió.
-Con Draco Malfoy Black -respondio con naturalidad.
Jane la miro con curiosidad, pero no dijo más nada.
ººº
Un año después
-¡Draco Malfoy Black! -rugió la chiquilla corriendo a su encuentro.
Draco había crecido bastante, ya no era tan flaco, y aún seguia siendo como la niña de nombre raro le catalogó Albino. Draco chapoteó hasta ella, y se sonrieron.
-Hola -exclamó intentando disimular el entusiasmo.
La chiquilla chapoteó a su alrededor.
-¿Qué te pasa?
El niño la miró con inquetud.
-Mis papás no me dejan hablar con muggles. -murmuró en voz baja.
Las cejas de la niña se elevaron con curiosidad.
-Le pregunté a mamá que era muggle, y no supo decirme que era -y eso para Hermione era raro, su mamá sabia todo.- ¿Qué es?
-Es... No lo entenderias -dijo el niño al cabo de unos segundos pensativo.
-¿Y porqué no? -insistió la niña.
El chiquillo bufó.
-¡Porque no! -chilló, al ver como los rasgos de la niña se tiñeron de tristeza, él sonrió un poco avergonzado- Pero... si mis padres no lo saben podemos ser amigos...
El rostro de la niña se iluminó.
-¿Te refieres a un secreto?
El rubio asintió, y la chiquilla se mostró divertida y entusiasmada ante el reto que presentaba. Parecia algo prohibido y divertido.
-¿Entonces somos amigos?
-Sip, y puedes llamarme Draco -dijo el niño con una sonrisa.
La chiquilla asintió.
-Mira, ya no me faltan dientes. -alardeó con orgullo.
El rubio contuvo una risilla.
-Pero los tienes grandes.
-Si, mis papás son dentistas, y dicen que cuando sea mayor me pondran aparatos.
-¿Dentistas?.¿Aparatos? -el chiquillo parpadeó confuso.
La niña meneó la cabeza.
-Es una idea horrible -la chiquilla evidentemente le paso desapercibido la ignorancia de Draco acerca de los muggles- Mi prima Gabrielle los usa, son horribles -añadió en tono conspirador.
Los dos niños rieron en complicidad.
¿Qué sucedió despues de este Verano?. Pues lo que sucedia los Veranos anteriores, se encontraron todos los Veranos, cada vez más mayores, comenzando a alejarse de ser niños, a estar más crecidos. Los niños siempre se encontraban alejados de la orilla, y solian apoyarse en el otro para charlar. A Draco le divertia aprender palabras nuevas, y a Hermione le divertía de igual manera las costumbres raras de Draco. Aún con el inocente juego del secretismo. Eran felices en un Universo, donde no existían diferencias raciales. Sin embargo, el Verano, cuando los dos cumplian los 11 años, Hermione, vino con una noticia que los dejó shoqueados a los dos.
-Mamá y papá dicen que no se lo debo contar a nadie -dijo la ya no tan niña, mientras se escondían trás una roca y se recargaban en ella a hablar- pero tu... también escondes cuando nos encontramos cada año¿no?
Draco asintió.
-Claro, Lucius no suele ser demasiado agradable -A medida que los años pasaban, Draco fue siendo más consciente de lo que significaba ser brujo, y lo que era un muggle. Pero hacía años que su amiga de los Veranos se apartaba del concepto sucio e inutil muggle, ella era guay. Inteligente, llena de entusiasmo, y además en los pocos dias que pasaba con ella, se divertía muchisimo más que todo el año con Crabbe y Goyle, además esa niña Parkinson, que hace un año se la habían presentado sus padres, era pegajosa, y él no la soportaba. No era tan guay como Hermione.
-Pues escucha, también es un secreto que no puedes decir a nadie¿lo juras?
-Lo juro solemnemente -dijo muy formal.
La niña se acercó a su oído, y susurró;
-Soy bruja.
El niño parpadeó.
-¿Como? -creía no haber escuchado bien¿Hermione, bruja?
-¡Siii! -exclamó llena de emoción- ¡La magía existe!.¡Un señor vino a principios de Verano muy raro a casa, a decirnos a papá, mamá y a mí que yo estudiaria en un colegio donde me enseñarian a practicar magía!.¡El 1 de Septiembre, tengo que ir al Callejon Diagon para comprar mi varita!.¡Podre hacer magía te lo puedes.----!.¿Qué te pasa? -cortó preocupada al ver como el rostro de Draco se llenaba de gris apagado.
Draco a medida que escuchaba todo, se daba cuenta de lo que sucedia, su amiga no solo era muggle, además era bruja. Lucius le había enseñado que los muggles no merecian ser magos, y los que lo eran, tenían que ser tratados como...
-Eres una sangre sucia.
La niña arrugó la nariz.
-¿Como?
El chico suspiró.
-Los magos de sangre pura, como los Malfoy, no aceptamos a vosotros, los muggles, como brujos y los insultamos, porque para nosotros, su sangre está contaminada, sois muggles.
La niña parpadeó, sus ojos llenos de incertidumbre.
-O...---Osea... ¿tú? -el niño asintió- ¡Tú también eres mago entonces! -gritó fascinada- Y tienes mi misma edad, dices que eres de Inglaterra, también¿no?. Entonces estudiaremos juntos en Hogwarts, es genial! -la chiquilla si hubiera estado en suelo firme podria haber brincado, revoloteando alrededor de un triste rubio platino.- ¿Pero que te pasa, Draco...?.¿Acaso no te alegras que seamos compañeros...? -la chiquilla lo miraba con tristeza.
El chico suspiró, apoyando la barbilla en la roca.
-Tengo que odiarte. Yo seré Slytherin, tu posiblemente---
-¡Oh!. El consejero dijo que existian cuatro casas, una de ellas era Slytherin -la chiquilla intentaba hacer memoria- Ravenclaw, Hufflepuf, y Gryffindor. ¡Pero yo quiero quedar en Slytherin, si tu también estás en ella!
Draco negó.
-Solo los brujos de sangre pura entran en Slytherin, tu posiblemente iras a las otras casas.
Hermione se mordió el labio.
-Eso es injusto.
El chico meneó la cabeza, y se preparó para irse de nuevo con sus padres, pero Hermione agarró su muñeca.
-Pero, aunque no quedemos en la misma casa¿Seguiremos siendo amigos?
Draco miró la muñeca que la niña le agarraba casi con angustía.
-Yo tengo que odiarte.
-¡Pero no me odias!
-¡Me enseñaron a hacerlo!
-También te dijeron que no te acercaras a los mu---muggles -pronunció con dificultad- Y hemos estado a escondidas estos Veranos, podremos también seguir haciendolo en Hogwarts.
-Es distinto Hermione.
-¡No es distinto! -se enfurruñó- Lo que tú... -de repente sus ojos se volvieron liquidos, las lagrimas al borde de ellos- ¡Eres un idiota prejuicioso! -y fue ella quien se fue, dando bruscas brazadas, alejandose de la roca.
Draco se hundió de pena, y tristeza, antes de que sus padres se pusieran a buscarlo, él también nadó hacia la orilla.
1 de Septiembre
Todos hablaban de un niño llamado Harry Potter, y Hermione entre la multitud lo vió junto a un pelirrojo, lucía una cicatriz en forma de rayo, se hablaba que era una especie de heroe, la niña aún no lo entendía muy bien. En las Barcas, que conducian al castillo, si localizó sin difucultad a un rostro conocido entre tanto rostro nuevo y desconocido. Unos cabellos rubicundos palidos, vestido de negro, acompañado por dos inmensos niños gordinflones, que se dedicaban junto al rubio a fulminar al niño llamado Harry Potter y al pelirrojo que estaba junto a él.
La niña lo obserbó fijamente, estaba enfadada con él. El rubio hizo un gesto desdeñoso con la cabeza, y sus ojos rodaron conectando inmediatamente con la menuda figurita de Hermione Granger.
El rubio platino aguantó la respiración. Durante todo ese dia, despues de que ese maldito engreido lo rechazara por el pelirrojo que no tenía en donde caerse muerto, había sin quererlo, buscado a Hermione por todos lados, y la encontró. Solitaria, sin conocer a nadie, mirandolo con la misma fijeza con la que él la miraba.
-¿Draco? -la voz chirriante de Goyle hizo que rompiera el contacto visual.
¡Eres un idiota Prejuicioso!
¡Tu no me odias!
Draco cerró los ojos, crispando el rostro.
¡No te atrevas a cometer ninguna estupidez, Draco! aún la voz de su padre rechinaba en su cabeza ¡No manches el honor de nuestro apellido!
No seas tan severo con él, querido.
No es un niño, Cissa, debe aprender lo que es la disciplina.
Disciplina. Orgullo. Malfoy.
Draco respiró hondo, mientras el SemiGigante, los guiaba hacia el castillo. Miró una última vez por encima de su hombro, y notó como Hermione aún lo miraba, pero su gesto era serio, y enfurruñado. Estaba enfadada, y él también.
TBC
