¡Hola a todos! Aquí les traigo mi primer fic de Inuyasha y si quieren que lo continúe tendrá que haber por lo menos un review en mi correo! (mmm…eso suena demasiado chantajista…) Bueno en realidad léanlo y cualquier opinión, sugerencia o comentario que tengan me lo dicen por medio de un review, ¿ok?

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Cita con el destino

Capítulo 1. ¿Qué hiciste QUÉ?

Sonó el despertador. De repente las hermosas praderas y el sol tibio en su cara desparecieron. Solo el molesto bibibibip bibibibip zumbando en su cabeza.

- ¿No era que ya lo había escuchado antes? - se preguntó medio dormida – Ahhhhhh sí…sonó hace una hora – perezosamente se dio la vuelta en su cama y volvió a dormitar.

- ¡Sonó hace una hora! – Kagome se despertó precipitadamente y de un salto bajo de su mundo de ensoñación y tomando una toalla salió de su habitación y se dirigió rápidamente al baño.

- Buenos días, Kagome – Sango se encontraba en el pequeño comedor tomando su desayuno.

- Sí, buenos días Sango – corrió a través de la sala del apartamento y se encerró en el baño. Se dio una ducha rápida y se cambió velozmente. Salió con el pelo mojado y se sentó al lado de su compañera de cuarto…en realidad, de apartamento.

- ¿Otra vez tarde? Creo que es la tercera vez esta semana…

- En realidad es la cuarta – Kagome se sirvió cereal en un tazón y torpemente derramó la leche al servirla - ¡Maldición!

- Tranquila, yo lo limpiaré después. Mi clase empieza en dos horas. La tuya – Sango miró su reloj - ¡Mira nada más! En quince minutos.

-¿QUÉ? ¡No puede ser! – Kagome dejó caer su cuchara en el tazón y se levantó de su asiento como un bólido. Fue a su cuarto, tomó sus libros y su bolso, y salió disparada del lugar.

- ¡Kagome! – gritó Sango – Por curiosidad ¿Qué tipo de hombre dijiste que te gustaba?

La chica se detuvo frente a la puerta de salida. Por un momento se dejó a sí misma soñar.

- Alto, atlético, seguro de sí mismo pero no arrogante, cariñoso e inteligente… ¿Por qué?

- Por nada, pregunto solo por curiosidad… ¿Qué haces ahí todavía? ¡Muévete!

- Tienes razón, ¡nos vemos luego! – abrió la puerta y salió tan rápido como pudo.

- ¡Apúrate que llegarás tarde! … de nuevo.

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Kagome llegó a tiempo a la universidad. Su bloque de apartamentos se encontraba algo lejos, en el rincón izquierdo del campus, pero sus pasos rápidos la habían ayudado bastante.

Entró al edificio de tercer año de Arquitectura y se dirigió a su primera clase del día. "Diseño avanzado". Un tema que dominaba. Una clase interesante. Un profesor aburrido.

Ingresó al aula y se ubicó en su lugar de siempre. El profesor llegó apenas ella se sentó. Por primera vez esa semana, no se quedaría con trabajo extra por sus acostumbrados retrasos.

- Me pregunto porqué Sango me preguntó lo del tipo de chico que me gusta… - fue la única idea que ocupó su cabeza en toda la clase.

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Sango había terminado su desayuno y limpió el desastre de Kagome después de recoger las cosas de la mesa. Aún tenía una hora libre antes de su clase de Ingeniería en Telecomunicaciones, y no se le ocurrió otra cosa más que hacer que entrar a la computadora. Ahora pensaba hacer uso de la pequeña información que Kagome le había proporcionado. Una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro.

- Alto, atlético, seguro de sí mismo pero no arrogante, cariñoso e inteligente… alto, atlético, seguro de sí mismo pero no arrogante, cariñoso e inteligente – se repetía mentalmente una y otra vez, mientras entraba a cierta página en la web.

- A ver, que tenemos aquí…mhm… ¡aquí está! Datos…veamos…nombre, Kagome Higurashi, edad…tiene la misma edad que yo tengo, 21 años, intereses…¿Qué diablos le gusta hacer a esta chica?...a ver…todo tipo de deportes, bueno, eso creo, leer, cantar le fascina, pintar y dibujar también… ¡ah, le gustan las fiestas, bailar, dormir hasta tarde, jeje...ciudad, Tokio, ocupación…estudiante en la Universidad Mayor de Tokio… foto…puedo entrar a su carpeta...Mis documentos, Kagome, Fotos, creo que la mejor es la de "la chica más linda de Japón"…presumida…aunque…yo misma le puse ese título a la foto…bueno, aceptar, y ¡listo!... pero ahora falta lo más importante…jejeje…

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El resto de la mañana había pasado como si nada. Kagome estaba feliz. Ahora tenía toda la tarde libre, y lo mejor, Sango también, y algo mucho mejor que ambas cosas juntas: ¡Era viernes! Lo que significaba…¡Día de compras!

- Sango, ¿estás aquí? – dijo al entrar al apartamento – No te olvides que tenemos que ir al centro comercial hoy.

- Aquí estoy – Sango salió de su cuarto - llegaste más temprano que de costumbre.

- Sí, llegué a tiempo a la primera clase y no tuve que quedarme a hacer ese molesto trabajo extra.

- ¡Es un milagro! ¡Esto hay que celebrarlo! – dijo con algo de sarcasmo en su voz.

- Sango… - Kagome la miró con reproche.

- Pero merece la pena…

- Vamos de una vez…

- Está bien, déjame sacar mi bolso – Sango se detuvo – pero prométeme que esta vez si me invitarás un helado.

- Bueno, te invitaré un helado – no se podía con Sango.

- Y quizás necesites algo nuevo para vestir, tienes que lucir sexy.

- ¿Sexy? ¿Para qué?

- Es un secreto. Pero te compraremos algo bonito.

- Bueno…pero saca tu bolso de una vez.

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Con dos bolsas del centro comercial, una mancha de helado de chocolate en la blusa de una y en la otra en el pantalón, tres horas más tarde después de haber salido, Sango y Kagome llegaron a su apartamento.

- ¿Por qué me manchaste a mí también? ¡Ésta es mi blusa favorita!

- Porque no parabas de reírte de mí. Mala. – dijo Sango.

- Yo no fui quien se quedó mirando a ese chico y por babosa se olvidó que tenía un cono de helado de chocolate en su mano, que estaba haciendo calor, y que era muy probable que la bola se cayera del cono y se fuera a estrellar directo en su pantalón.

- Yo no estaba babeando. Solo lo veía. Era lindo – Sango se sonrojó.

- Como sea, deberías tomar clases de control de ira. Seguramente se me hará un moretón mañana donde me estampaste mi propio helado.

- Bueno, lo siento mucho…A ver, ¡muéstrame lo que compramos!

- Dime para QUÉ lo compramos.

- Espera, quiero confirmar algo.

Sango encendió la computadora y entró a la misteriosa página web.

- ¡Mira, Kagome! ¡Estás de suerte! Eres una picarona…

- ¿De qué hablas?

- Y no está nada mal…es lindo…lo apruebo. Pondré que aceptas. Espera… ¿No es éste el mismo que vi en el centro comercial?

Kagome se acercó y vio la dirección.

- ¿Qué es esto? ¿ – Kagome vio su foto, una pequeña descripción, y la de otra persona.

- Sango – la mirada de Kagome se tornó algo oscura – dime que hiciste o no respondo por lo que haré.

- Ehhh…no te vas a enojar, ¿no?

Kagome ardía en llamas.

- Bueno…yo…solo puse tu foto y algo de tu información personal en un servicio de citas local, vía Internet… y acabo de aceptar por ti una cita con un tal…déjame ver… Miroku…y… ¡No me mates!

Sango corrió a su cuarto y se encerró en él.

- ¿Qué hiciste QUÉ? – Kagome fue detrás de ella - ¡SANGO! – forzó la puerta (el poder de la ira) y logró abrirla sin problemas.

- Lo siento, solo fue una idea que me dieron en la clase de "Internet IV" y… ¿la puse en práctica contigo?

Kagome estaba a punto de atacarla pero se tranquilizó un poco. Tres años viviendo con Sango habían sido suficientes para entenderla.

- Ay, está bien ¿Para eso era la ropa nueva, y lo de mi chico ideal o algo así, no?

Sango asintió tímidamente. Sabía de lo que su amiga era capaz.

- Entonces iré. ¿Solo es una "cita", no? No me hará daño. Pero que sea la última vez, ¿entendiste?

Sango asintió de nuevo, como una niña después de recibir un gran sermón.

- ¿No estás enojada? – preguntó después.

- Ahora no, tan solo no me ocultes cosas como estas la próxima vez.

Sango sonrió.

- De acuerdo. Tu cita será mañana a las 7:30 y se encontraran en la plaza principal.

- No hay problema.

Kagome se dirigía la cocina cuando se dio la vuelta para ver a su compañera.

- Una cosa más – dijo - bórrame de esa página web.

- ¡A la orden, mi capitán!

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Bueno, ahí tienen el primer capítulo. Esperen el próximo, que la historia apenas comienza…

¡Manden reviews!