Capítulo 1.

Una pelinegra arropaba a su pequeño saiyajin de ojos azules, ya era la hora de dormir.

-Amor, en la madrugada saldré de viaje y no estaré. – le dijo Pan a su pequeño hijo. - Así que mientras mami no está. Te portas bien ¿Sí?

-¿A dónde vas mami? – le preguntó su hijo de cuatro años y medio mientras veía a su madre recoger los libros de su cama, la misma que tenía un cobertor con su equipo de futbol favorito: El real Madrid.

-Amor. – dice la esposa de uno de los hombres más poderosos y ricos del mundo entero tratando de razonar con su unigénito hijo pequeño. - Iré a New York pero haré todo lo posible por estar aquí pronto contigo.

El niño hace un puchero tratando de que su madre se lo lleve al viaje, pero aun en su tierno conocimiento de lo que es el mundo sabe que ella irá a trabajar y que no puede llevarlo. Así que se acomoda en su sitio debajo de la sábana y se acurruca con las mantas.

Siempre que su mamá va a ir de viaje siempre le avisa, esa es una de las cosas que más ama de su mami, eso y que es la mujer más hermosa del mundo entero, la más buena también, la más dulce y que siempre huele a vainilla, los besitos que le da siempre huelen a fresa y siempre le lee cuentos antes de dormir, eso es lo que más ama de ella.

-Llévame. – dice el niño en un vano intento porque ella acceda. La pelinegra por el caso contrario, con gusto lo llevaría, pero hay impedimentos: No es un viaje de placer y ella regresará en una semana.

Nunca se había alejado tanto de su familia, pero su proyecto de investigación se presentaría en una exposición de feria científica en New York y no podía faltar, ella era la líder.

-Amor. – dice acostándose a un lado de su hijo, como siempre hace cuando le lee, eso lo hace sentirse tranquilo, eso siempre lo hace adormecerse. – Escucha. – dice por enésima vez la pelinegra. - mami tiene que ir a trabajar para la compañía de papá, y es muy importante para mi investigación. Prometo traerte algo ¿Te parece? – intenta negociar con su hijo.

-Yo quielo ir contigo. Mami llévame. – suplica el niño. "Tan mollera dura como su padre" Se dice la pelinegra.

-No se puede Dornan, son reglas de la empresa y tengo que cumplirlas. Además recuerda que tus abuelitos Goku y Vegeta vendrán mañana a entrenarte, así que ya sabes, a él le molesta que no entrenes. No quieres decepcionarlos ¿No es así?

-No, a abueitos Vegeta y Goku, no.

Eso parece convencerlo, Pan sabe que su hijo adora a sus abuelos, en especial porque de ellos aprende muchas técnicas nuevas. Los imita y siempre trata de esforzarse al máximo por aprender todo lo que pueda, aun y a su corta edad ya ha aumentado sus poderes. Y los adultos en clara recompensa por el esfuerzo del pequeño, siempre le dan dulces o entre los tres comen su merecido festín saiyajin.

-¿Vas a venil lápido mami? – le pregunta su bebé de ojos azulados.

-Sí cielo, verás que apenas me desocupe yo vengo volando para estar contigo. – ofrece la pelinegra abrazando más a su hijo. – Mi dulce bebé. – dice depositando un tierno beso en toda su cabecita de dulce olor a bebé.

-Que no soy un bebé, mami. Yo soy un nino gande. – dice su pequeño testarudo tan firme como no le da su edad ni su talla.

-Ya entendí, Dornan. Ya entendí. – dice al niño. – Pero para mami nunca dejarás de ser el bebé.

-¿Mami?

-¿Qué pasa Dornan?

-¿Es una pomesa? – vuelve a preguntar el pequeño. - ¿Volveás plonto?

-Por supuesto que sí Dornan. – le contesta Trunks acabando de llegar a la habitación. - ¿Conociendo a tu madre lo dudas? – le pregunta al pequeño que le ha sonreído cuando lo ha visto llegar.

Para Trunks siempre es una vista perfecta lo que ve, a su esposa y a su hijo acostados cómodamente en su hogar.

-Hola papi. – le saluda el pequeño encogiéndose en su sitio pero muy emocionado de ver a uno de sus tanto héroes, llegar. -No, pero quielo ir con ella, papi. – le refuta el pequeño con el ceño fruncido.

Aquel niño es de iguales características a él, y el mayor solo puede sonreírle a su hijo, da un breve vistazo a su esposa que le dice con su mirada: Ayúdame con esto.

-No puedes Dornan, mamá irá a trabajar, así que esta semana te quedarás conmigo. – le dice el Patriarca de la familia Briefs Son. – Además, la abuela Bulma me llamó y dijo que vendrá mañana, dijo que tiene un regalo para ti.

- ¿Pala mí? – pregunta el niño pequeño con todo el entusiasmo en su voz.

-Sí Dornan, abuelita Bulma dijo que le ayudaste mucho el otro día en el laboratorio, así que te dará un regalo.

-¡Sí, sí, sí, sí! ¡Abueita Bulma es la mejol! Sí, sí, sí, sí!

-Tranquilo Dornan. – dice su mamá divertida por ver a su hijo tan emocionado saltando encima de la cama.

-Entonces ¿Te quedarás conmigo, Dornan? – le pregunta su papá. Sabe cómo ganarse a su hijo.

-Sí papi ¿Seá como el día de hombes? – le pregunta, sabiendo a ciencia cierta que durante el día de hombres Trunks lo lleva a entrenar con su papá o cualquier cosa que Dornan quiera hacer, especialmente porque Trunks no goza de todo el tiempo del mundo que quisiera, así que decidió darle un día especial a Dornan, en el cual, ellos podrían hacer lo que quisieran.

Para él, basta con ver el rostro de felicidad en la cara de su primogénito cuando él le informa el día, y aunque Dornan cuenta con tan solo cuatro años y medio, nunca olvida ni por un instante las noches que faltan para que llegue el día de hombres. Al ser su único hijo, Trunks le quiere compartir el mayor tiempo posible con él.

Para Dornan el día de hombres es como navidad, él se siente feliz al saber que su papá saca tiempo de dónde muchas de las veces no tiene para estar con él, solos ellos dos o en compañía de sus abuelos. Siempre lo lleva a comer un helado, a entrenar, a comprar juguetes, en el yate a pescar en altamar, a visitar a Dende o simplemente escucha y responde muchas de las preguntas que él le suele preguntar a su papá, ya que, su papá lo sabe todo.

-Sí, Dornan, así será. – contesta Trunks ajeno a los pensamientos que pasan por la pequeña cabecita de su hijo.

-¡Sí, sí, sí, sí! – el pequeño sabe que su padre lo consiente, aunque no siempre consigue lo que quiere, ya que su padre le pone límites, que él con frecuencia rebasa, ya que él es de igual mollera dura que su padre.

-Por Kamisama. – Pan solo atina a reírse. - Ustedes dos son tal para cual. – dice divertida – Bueno amor, es hora de dormir, ven campeón. – lo toma de la mano y lo ayuda a acostarse de nuevo en la cama. – Ahora a dormir. Mami te ama. – le dice dejando otro beso en su frente. – Duerme Dornan.

-¿Papi manana me llevalas a tu tabajo? –le pregunta a su papá que lo está arropando en las sábanas y ha bajado la intensidad de la luz.

Él le ha prometido que lo llevará al día siguiente al trabajo, no quería dejarlo en casa con Aby, así que lo llevaría a la oficina. Se lo había prometido hace una semana y al niño no se le olvidaba. Trunks sabía que a su hijo le gustaba ir a la empresa, siempre decía que su oficina era gigantesca y él se enorgullecía al saberse el héroe de su pequeña copia con cabello negro.

-Sí Dornan, así que ahora duerme.

-Si papi.

-Descansa Hijo. – le dice de igual manera besando su frente y arropándolo nuevamente, mientras su esposa estaba esperando porque él saliera de la habitación.

-Tendrás mañana un gran día Sr. Briefs. – le dijo de manera cariñosa pasando un brazo por sus hombros una vez que él salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de él. Pan realmente tuvo que elevar el brazo para abrazarlo, ya que Trunks era más alto que ella, pero el hecho de que ella estuviese usando tacones le ayudó demasiado para compensar en algo su estatura.

-Ya lo creo. – dijo su esposo en cambio pasando un brazo por su cintura. – Dornan está muy emocionado.

-Sí. Le encanta tu oficina. – le contestó su esposa. – Por cierto. Aun no comes ¿Cierto? – Preguntó a sabiendas que su esposo no lo ha hecho.

-No. – respondió su esposo y Pan solo pudo felicitarse mentalmente.

Comprobado. Pan lo sabía desde el inicio. Él aún no había comido.

-Bueno, ven vamos a comer. – le dijo y juntos caminaron hacia el comedor.

-¿Tú aún no cenaste? – le pregunta él, Pan ya debió haber cenado, son más de las 10 de la noche.

-Te esperé para comer juntos. – le contesta. – Acompañé a Dornan, pero…nadie debe comer solo. – dice ella dándole una sonrisa, a lo que su esposo solo puede tomar su mano y besar los nudillos de esa mujer a quien a ama con todo su corazón.

-Buenas noches Sr. Briefs. – saluda Aby interrumpiendo el momento de la pareja y dejando platos de comida en la mesa, en donde ellos comieron a gusto.

-No quiero que Dornan coma muchos dulces. – le advirtió la pelinegra acostándose en su lado derecho de la cama matrimonial tamaño King.

-No soy yo al que deberías decirle eso, sino a todos los que lo rodean. Debes saber que los dulces le llueven. – le dice su esposo.

-Es por eso que te estoy diciendo que vigiles que no coma muchas golosinas.

-Lo haré Pan. – le dijo su esposo atrayéndola hacia sí para abrazarla. – Ahora durmamos. – le dijo. – En unas horas te vas.

-¿Seguro que estarás bien, Trunks? Nunca me he ido tanto tiempo. –le dijo Pan sumamente preocupada, el tiempo máximo que se había ido lejos de casa no rebasaba la hora record de 1 día, pero ahora, una semana.

Kamisama, ni ella misma sabía cómo iba a aguantar sin ver un día a su angelito.

– Recuerda que Dornan está en la edad de los porqué así que tienes que contestarle todo lo que pregunte, así sea cansino. Tenle paciencia – recomendó su esposa. – Pero….ah….- dejó su maleta en el suelo de la sala y se giró para ver a su esposo que venía pisándole los talones. – Trunks….quizá…yo…

-Ni lo pienses, tienes que ir, es tu trabajo. – dijo su esposo al adivinar sus intenciones. - Ve, yo me haré cargo de todo, además, no trabajaré el miércoles e iré a casa de tus padres con Dornan.

-Trunks…- el peli lila se acercó a su esposa.

-Esto es importante para ti. – le dijo pasando sus brazos por su cintura. – Ve nena.

-Es que…nunca me había alejado tanto de Dornan.

-Todo estará bajo control, Pan. No te preocupes por nada.

-Sres. Briefs. Todo está listo. – decía el hombre vestido con un conjunto deportivo interrumpiendo a la pareja.

-Sí Sack, solo un momento, por favor.

-Esperaré fuera Sra. Briefs. – el hombre reverenció y regresó por donde vino.

-Me voy. – la morena depositó un delicado beso en su esposo. – Cuida de Dornan. Cielo.

-Lo haré nena, tú también cuídate y éxitos. – le dijo dándole una nalgada a su esposa quien no podía creer lo que hizo y solo atinó a sonreír de medio lado.

-Me las pagarás a mi regreso. – le amenazó, señalándole son el dedo índice.

-Ya veremos. – le contestó su esposo.

-Lo haré Sr. Briefs. – le estaba jurando prácticamente que cobraría venganza por la nalgada. - Ah, te llamaré apenas llegue. – dijo ella con una sonrisa a medias en el rostro. - Dejé el helado favorito de Dornan en la nevera, y dale mis besos de buenas noches a Dornan, cada noche. – dijo Pan. La morena miró su reloj y supo que su avión despegaría a las 2:40 a. m, tenía diez minutos para llegar. – Adiós Trunks.

Dicho eso la mujer había salido con dirección al aeropuerto y había tomado el avión con rumbo a Estados Unidos.

En cambio, en la casa Briefs, un peli lila se dirigía al cuarto de su hijo de cuatro años para dormir con él, acomodándose entre las sábanas y abrazando a su pequeña copia se quedó dormido.

-Papi. Papi. Despielta.

-¿Qué quieres Dornan? – preguntó el mayor aun con los ojos cerrados, tratando de volver a retomar su sueño.

-Ya amaneció, despielta de una vez. – dijo su hijo con un tono autoritario. Era oficial, ese enano como le decía de cariño, no solo había sacado su físico sino también su carácter poco paciente.

-Ya, Ya Dornan. – respondía el mayor medio sonámbulo aún. – Estoy….- dio un profundo bostezo. – Ya estoy despierto. – dijo.

-Sí papi, tu pometiste que me llevalías a tu tabajo. Vamos – le dijo el niño con una enorme sonrisa en la cara.

-Vamos Dornan. – dijo el mayor cuando logró despertarse del todo. El despertarse temprano también había sido otra de las cosas que de él había heredado. – Hay que ir a trabajar. – se dijo a sí mismo, levantándose de la cama y siguiendo al niño a través de la habitación.

-Sí papi, pelo antes vamos a banarnos. – dijo el niño muy emocionado, ya desvistiéndose a medio camino.

-Claro, sí. – dijo el hombre detrás de él, agachándose para recoger las prendas esparcidas por el suelo.

-Mami siemple pone muchas bulbujas en la tina ¿Me las pones papi?

-Claro que sí Dornan. Ven, vamos a darnos una ducha.

-Tállame la espalda papi. – le dijo su pequeña replica casi exacta. Estaban dándose un baño en la tina del cuarto de su "niño grande" como él quería que le llamaran. – toma la esponja. – le dijo dándolo una esponja mientras él jugaba con un barco que realmente expulsaba agua por el cañón.

-¿Así? – le decía el mayor Briefs mientras pasaba la esponja por la espalda blanquecina de su hijo.

Quien creyera que Trunks Briefs estaría en esas.

Bañándose con su hijo.

-Sí papi. – dijo el niño entretenido con su barco de "juguete". Regalo de su abuela Bulma.

-Listo, ya estás limpio. – le dijo el mayor.

-Falta. – dijo el niño. – Falta mi cuello.

-Está bien Sr. Briefs. – le contestó divertido su papá. – Solo no me despida. – le dijo a su hijo. "Realmente este enano puede ser muy mandón" pensó el peli lila.

-Ahola yo a ti papi. – se ofreció el menor tomando la esponja en sus manos y pasándola por su cara. – Papi tu balba me pica. – dijo entre risas el pequeño. - ¿Pol qué te clía la barba papi? – preguntó el menor y Trunks recordó el consejo de su esposa "Está en la edad de los porqué así que tenle paciencia"

-Porque yo soy un adulto.

-Peo yo soy un niño gande y a mí no me clece. – dijo razonando el primogénito de Trunks.

-Es que yo soy un adulto, Dornan. Tú eres un niño. – intentó razonar con su hijo.

-Peo mami también es una aduta y a ella no le clece. – dijo su hijo dejándolo con la boca abierta. Definitivamente ese enano era muy inteligente.

-Bueno. – su hijo quería respuestas inteligentes, él le daría respuestas inteligentes. – Se debe a las hormonas. – le dijo. – Bueno, verás, mami es una mujer y….tú y yo somos hombres.

-Sí papi. Eso lo sé, peo ¿Lo de la balba?

-A eso voy Dornan. – "Contéstale todo, así sea cansino" le había dicho su esposa. – Bueno, las mujeres producen estrógeno y los hombres testosterona, es por esa razón que a mami no le cría la barba y a mí sí.

-Ah. – dijo el niño asimilando la información. – Wow. – dijo sorprendido. – Eres muy inteligente papi.

Trunks solo sonrío orgulloso ante el alago de su hijo.

-¿Entendiste Dornan?

-Sí papi. – respondió. – peo….

-¿Qué pasa Dornan?

-Papi ¿Qué son holmonas? – preguntó con los ojitos llenos de curiosidad.

-Bueno….ah…

-Dime papi. – "Pan tiene razón, es un enano muy curioso" se dijo a sí mismo. – Dime.

-Bueno….

Después de cientos de preguntas como:

¿Po qué si te cotas la balba, te sigue cliando, papi?

¿Po que tenes que ponelte loción?

¿Puedo ponelmela yo?

Al fin después de sus respectivas contestaciones, ambos hombres Briefs habían salido a cambiarse de ropa. Dornan había insistido en vestirse solo, así que Trunks le dejó en la cama, la ropa que habría de ponerse.

-Sr. Briefs, buenos días. – saludó una Aby detrás de la isla de la cocina viendo llegar a su pequeño jefe.

-Hola Aby. – le devolvió el saludo muy feliz el más pequeño de la casa quien había llegado dando saltos de alegría. - ¿Hiciste hot cakes pala mí? – preguntó emocionado, ella solo asintió y Dornan voló para alcanzar su lugar en la isla de la cocina, sin esperar más jaló una de las silla y se sentó aguardando el momento en el que devoraría su comida.

Ante los hechos, la mujer rubia solo pudo sonreír sumamente divertida por la situación del menor, vestido con un jean color negro, una camiseta en color gris claro y unos zapatos patinetas Adidas negros con las líneas blancas. El cabello con peinado en punta y un reloj en su manito izquierda.

Quiero verme como papi, había dicho el niño, y Trunks no pudo negársele el colocarle el reloj.

-Wow, Aby, esto está lico. – dijo el niño casi salivando por ver su plato de comida.

-Lo que sea para ti, Dornan. – le dijo la mujer sonriéndole al tierno niño que ella había visto crecer. – Mira. – colocó en el plato más torticas, le añadió fruta picada y dibujó una carita feliz encima de la primera tortica. – Bueno provecho Dornan. – le dijo, pero el niño no empezó a comer. - ¿Qué pasa? ¿No te gustó la carita? – preguntó.

-No es eso, Aby. – el menor le devolvió una sonrisa. – Es que mi papi todavía no viene y mi mami me ha dicho que tenía que esperar para desayunar juntos. – dijo el niño.

Aby solo pudo reír enternecida con la actitud de ese dulce angelito. Cada día que pasaba la inocencia de ese niño la sorprendía de verdad.

-Uno, dos, tles, cuatlo…. – el niño había empezado a contar los trocitos de frutilla y piña que ella había colocado alrededor de los hot cakes. – quince. Aby. – dijo muy emocionado. – Hay quince flutas. – dijo el niño sin dejar de ver su plato.

-Así es Dornan. – le dijo ella cuando comprobó que el niño había contado bien. – pero no son frutas son trocitos. – le explicó.

-Tlocitos. – repitió el niño.

-Buenos días Aby. – saludó el mayor Briefs. Entrando a la cocina – Veo que Dornan ya está ansioso por comer. –dijo viendo a su pequeño hijo ya sentado en la mesa y solo esperando a por su padre para desayunar.

-Buenos días. Enseguida le sirvo Sr. Briefs.

-Gracias Aby.

-Buen provecho Sr. Briefs. – dijo Aby colocando el plato de su jefe en la isla de la cocina.

-Gracias Aby, a ver, a comer Dornan. – no tuvo que repetirlo otra vez y Dornan ya se encontraba devorando el segundo hot cake, de los doce que le había preparado Aby.

Después de desayunar se pusieron en marcha rumbo a C.C. A Dornan siempre le sorprendía el tamaño de la construcción, era enorme para alguien como él.

-Él está bien… - contestó Trunks por teléfono. -Te lo paso. Dornan, es mamá. – le pasó el celular. .

-Hola Mami – saludó Dornan muy feliz.

-Hola mi amor. – le contestó su mamá al otro lado de la línea. - ¿Cómo despertaste Dornan? ¿Bien?

-Sí, mami.

-¿Ninguna novedad?

-Papi se quedó dolmido. – dijo siendo honesto con su mamá. "Traidor" pensó el peli lila.

-Ah ¿Sí?

-Sí, mami. – afirmó Dornan.

-¿Tú papi te bañó?

-Sí.

-Muy bien mi bebé. – dijo ella enternecida con la voz de su bebé. – Ese es mi bebé.

-Que soy un niño gande, mami. – corrigió. - Hoy vine a tabajar con papi. – dijo muy firme.

-Ya entendí Sr. Briefs. – le contestó su mamá. – Vaya a trabajar con su padre.

-Sí, mami. Tabajale mucho.

-Te amo bebé.

-Nino gande. – sentenció su hijo. – yo tamben mami.

-Te llamo más tarde Dornan. Pórtate bien. – le dijo.

-Sí mami.

-Dale mi saludo a papá. – dijo la morena.

-Sí.

Sin decir nada más, Pan colgó el celular.

-¿Qué te dijo mami, Dornan? – le preguntó su padre.

-Ah, dijo que me poltala bien. – dijo el niño. – Y que te saludala.

-Envió saludos. Dornan. Envió saludos. – corrigió su papá, divertido por la situación.

-Ah, sí eso. – dijo el niño.

-Sr. Briefs. Llegamos. – dijo Sack anunciando que habían llegado a la entrada principal.

Bajaron del auto y caminaron rumbo al ascensor.

A medida que pasaban por el Hall de la empresa la gente reverenciaba ante Trunks y su hijo, lo mismo sucedió cuando llegaron al último piso, los empleados reverenciaban ante el pequeño, pero no muy lejos en el futuro el posible nuevo jefe.

-Buenos días Sr. Briefs.

-Hola Madelyn. – le contestó Trunks.

-Buenos días Dornan. – le saludó la peli roja al pequeño, quien solo reverenció ante ella.

-Buenos días Srta. Scoot. – dijo el niño muy educado.

La peli roja nunca dejaba de sorprenderse por la ternura y educación que mostraba el pequeño a tan corta edad.

-Ah, Sr. Briefs, lo están esperando en la sala de juntas. – le informó a Trunks.

-Sí, enseguida. Por favor Madelyn, lleva a Dornan a mi oficina. – le pidió. – Ahora. Dornan. – se dirigió a su hijo pequeño, quien solo lo miró obediente. – Has lo que Madelyn diga ¿De acuerdo?

-Sí papi. – contestó el niño.

-Sr.

-Cuida de Dornan. – le pidió a la peli roja y se dirigió a la sala de juntas en donde ya lo esperaban.

-¿Cómo has estado Dornan? – le preguntó ella al pequeño.

-Muy bien Madelyn. – dijo el niño. - ¿Cómo etas tu?

-También muy bien. – respondió ella enternecida con la simpatía que desprendía el pequeñín. - Dornan. ¿Sabes? Tu mami me contó que te gustan los pastelillos de té verde ¿Quieres uno?

-¡Sí! – contestó el niño pequeño. - ¡Sí por favor! ¿Me dalas uno? – preguntó con sus ojitos resplandecientes.

-Sí. – le sonrío la peli roja. - Entonces ven conmigo. – lo tomó de la mano. – iremos por tu pastelillo.

El niño fue con ella dando pequeños saltos de alegría, en la cafetería ella le dio de comer su merecido bocadillo. Muchos a decir verdad.

Aquel niño realmente era una dulzura, era muy obediente e inteligente, en ese corto periodo de tiempo, Madelyn tuvo que contestar muchas preguntas.

Realmente el pequeño Dornan estaba feliz de pasar un día entero con su padre en la oficina.