Notas del Fanfic:
No se sorprendan chicas y chicos que leen mis fic, no es como si Kanda se fuera sin amar a Allen Walker, leyendo el manga me traume mucho cuando leí este capítulo, bueno, a decir verdad lo leí hoy mismo junto con una amiga que me lo conto esporádicamente mientras hablábamos de mis fic y de D. Gray-man.
Verán, mi sorpresa fue enorme, tanto que estuve gritando en su cama por mucho rato y pensando en cortarme las venas, cuando llego la hora de irme, me dijo cómicamente "piensa en la infidelidad de Kanda" pero yo, con mi típica y testaruda tozudez, sigo pensando que el Yullen es perfecto y mientras me lavaba los dientes antes de dormir, se me ocurrió esta historia la cual de inmediato estoy plasmando en el famoso y tan útil programa "Word" porque el Yullen es perfecto y sé que mi amiga, conocida aquí como Horie-chan (por favor no lean el fic que tiene subido que es una parida que hacíamos en broma mientras caminábamos por la calle con otra amiga) piensa lo mismo que yo y sé que seguramente muchas y muchos de los que pasen por aquí pensaran igual que yo, como otros seguro pensaran todo lo contrario, pero espero que lo disfruten en lo más posible porqué con esta nueva historia pienso disfrutarlo todo en su escritura, quizás tarde en publicar, como ya saben, a veces tardo demasiado, pero les puedo asegurar de que será una obra maestra, así que por favor, pasen y disfruten.
Capitulo 1: Cuando vuelvas a Mí…
Los Noah permanecían silenciosos pero preparados para atacar pues las acciones de los exorcistas los tenían completamente exaltados, al igual que las actitudes del akuma que misteriosamente se había revelado a cualquier mandato del Conde, ocultando su propia naturaleza que sin duda alguna había sido opacada por todo el "Amor" del pasado, un amor que era puro pero que el tiempo había deteriorado y marchitado, aunque en aquel momento realmente no se notase en la conmoción del momento.
Dos cuerpos habían saltado en medio de uno de los ataques del desquiciado padre de Road Kamelot y se separaron levemente, era Kanda, que había saltado en dirección hacia el akuma, con las claras intenciones de abrasarlo, pero antes de soltarse volteo a mirar aquel sucio y lloroso rostro de su compañero que le miro fijamente, completamente extrañado.
-Gracias, Allen Walker, por apoyarme, por haber estado aquí-el menor le soltó y Yuu Kanda rodeo en sus brazos el ahora deforme cuerpo de aquel joven, más bien de aquella alma a la cual había amado tanto y que cegado por los recuerdos aun intentaba recuperar.
-¿Yuu?...-
-Vámonos juntos a un lugar lejos de la Iglesia y la inocencia-Las lagrimas escaparon de los ojos del akuma, al igual que de los ojos grises del albino que presenciaba la escena desde el aire, después de todo, su ser amado se iba a ir junto con otro, pero precisamente por ello, porque le amaba, le ayudaría, el solo quería su felicidad al igual que el de las devastadas almas de akuma, así que le ayudaría, para que ambos sean felices, aunque él lo sabía. No había lugar en el mundo donde la inocencia pudiera estar lejos, no había lugar donde la Iglesia no influyera, no había lugar en la tierra, donde se pudiera realmente ser feliz, alzo el rostro mordiéndose el labio inferior levemente y reteniendo un sollozo con esa acción, consiguió secar sus lagrimas a pesar de que estaban aglomeradas en sus ojos y le impedían la vista levemente, respiro profundo, le pareció un siglo pero apenas fueron unos segundos que tardo en contenerse y abriendo el las puerta del arca les permitió escapar.
-"Kanda, por favor, por favor se feliz"-y les dejo marchar, notando como frente a la luminosa puerta ambos desaparecían y el quedaba frente a esta, respirando algo agitado, clocando protectoramente un brazo frente a la puerta-no permitiré que nadie se interponga a ellos…
La seguridad de su voz se quebró después de que pronunciara esto y sabía que si pronunciaba algo más rompería en llanto por lo que prefirió callar, ser fuerte, seguir caminando, no importaba si ahora era solo, había esperando a Kanda, el había querido esperarle hasta que pudieran tomar su mano en el camino y seguir, pero noto que su bifurcación fue diferente, que él no llego a tomar su mano nunca, a pesar de haber estado parados a escasos centímetros, justo hace unos minutos, había negado y había tomado el otro camino, comprendiendo que Mana, al final si había tenido razón, seguir caminando, seguir caminando era el único camino que conocía, aunque era caminar solo, pero caminar, era el único rumbo que podía tener un alma como la de él, si, seguiría caminando entonces, dejando a Kanda atrás, corriendo por la senda que había escogido y que ahora a pesar de mostrarse dolorosa y cruel no le había dado la espalda para escapar si no corría hacia ella con claras intenciones de aplastarla y dejarla atrás, al igual que a Kanda.
-je, no sé porque pero tus palabras no me dan ninguna seguridad de que tu lo desees así-parte de su seguridad se fue ante aquellas palabras por parte del Sherril el padre de Road, sintió que su corazón se oprimía de angustia, pero tomando aire y tragando un poco de saliva, recobro sus fuerzas, desapareciendo la puerta tras de él, en cuanto recibía un fuerte golpe por parte del Noah lo cual le hizo volar muchos metros y le hizo aterrizar forzadamente, mientras el Noah se acercaba con una desquiciada sonrisa-se me han escapado dos presas por tu culpa, Chiquitajo…
Al otro lado de la puerta que Allen había abierto, Kanda corrió hacia esta para atravesar y salvar al albino, pero en cuanto su mano estuvo a punto de atravesar esta se cerró ante sus ojos, pudiendo observar en la cercanía como Allen volaba y como una macabra sonrisa se dibujaba en el rostro del Noah de pelo rizado, una extraña opresión le cubrió el pecho mientras con su brazo sostenía el cuerpo de Alma, que débil respiraba entrecortado con aquella forma tan espeluznante, pero que a su parecer daba exactamente igual, un grito desesperado salió de su boca con el nombre del albino que había quedado al otro lado de la puerta, bajo la amenaza de aquellos supuestos humanos, ya que de humanos no poseían en lo más mínimo, eran despiadados, no poseían ni piedad ni compasión y lo único que tenían por finalidad eran sus metas.
Allen cerró los ojos, sin poder respirar debido a la opresión que generaba el Noah en su cuello, no le dejaba respirar, sentía que su cuerpo se agitaba y en su desesperación golpeo con todas sus fuerzas la cara de este, permitiendo que gracias a la ayuda de su inocencia este saliera volando, no podía morir allí, antes tenía que asegurarse que Kanda y Alma estuvieran a salvo, al menos, esa era su meta por ahora, la misión daba exactamente lo mismo, la misión importaba poco, el solo quería que aquellas dos personas estuvieran a salvo y en su acopio de voluntad se lanzo hacia el Noah, ganando al fin terreno en la batalla ante la estupefacta mirada del Conde.
-¡De donde sacas fuerza, maldito enano!-gruño Sherril, con el rostro completamente hundido en un puñetazo propinado por el albino, el cual jadeaba y se preparaba para seguir luchando, cuando de la nada el Conde, caminando calmado, como era su costumbre, se coloco frente a Sherril, haciéndole retroceder, pensando que seguramente ahora atacaría él, pero nada, levanto la mano y tomo a el mayor por la otra.
-Nos retiramos-Dijo con suavidad al de cabello rizado que miro sorprendido a su superior-El juego por hoy se ah acabado, nos volveremos a ver, Allen Walker… Eres un maldito payaso-susurro y seguido de todos aquellos que le habían acompañado desapareció en la noche, dejando a un Allen jadeando y más calmo, sus rodillas tocaron tierra en cuando ya no pudo apreciarles más y las lagrimas cayeron libremente por sus mejillas mientras un sollozo se ahogaba en su garganta, seguramente tendría una nueva sorpresa cuando llegase a la Orden, pero daba igual.
Abrió la puerta del Arca, entrando en esta, tomando aire, cerrando la puerta por la cual había pasado, dejándose apoyar en la pared que ahora se mostraba rígida tras de él, resbalo por esta hasta que toco el suelo y un lastimero llanto se libero de su garganta, era un sollozo que salió como un grito pequeño, pero audible, como si saliera de su misma alma, de lo más recóndito de su cuerpo, miro hacia el cielo del Arca, donde podía apreciar el panorama completamente, mientras observaba como aquel alto y extraño cuerpo correspondiente a la sombra del catorceavo se sentaba junto a él, volteo un poco a mirarle y sonrió, dolido, pero no derrotado, apoyando su cabeza en aquel supuesto enemigo al cual ya se había acostumbrado a ver y que ya casi aceptaba como parte de si, aunque se negaba a convertirse en el.
-Se acabo, Catorceavo…-susurro pesadamente, mientras este negaba suavemente, no, el conde no se había acabado, se refería a que su espera por el japonés había acabado, seguiría caminando y como si el extraño espectro pudiera escucharle soltó una pequeña risa, sus pulmones soltaron el aire, levantándose aun con los ojos aguados, limpiándolos con fuerza con su brazo descubierto, mirando de frente-Abre una puerta a donde este Kanda, Arca…
Y la puerta se abrió, trago saliva y se asomo por la puerta levemente, solo la mitad de su cuerpo, arrodillándose en la orilla de esta, notando como justo en frente a él japonés con Alma completamente agotado y reposando en sus piernas, el de cabello largo levanto el rostro y miro a Allen, increíblemente sorprendido pues su rostro tenía marcado un gran golpe, el cual antes no tenía, al igual que mucha sangre que emanaba tanto de allí como de una herida que debía situarse cerca de su frente, intento extender la mano pero Allen se alejo levemente impidiéndole que le tocara y notara lo mojado que estaba su rostro por las lagrimas, aunque no era como si entre la sangre seca y la tierra no se notaran los surcos de estas, el asiático se sorprendió y miro interrogante al albino que negó un poco.
-Gracias por haberme dado los lindos momentos que disfrutamos, Kanda…-susurro suavemente, como intentando no sollozar pues sabía que las lagrimas nuevamente se estaban aglomerando en sus ojos y sabía igualmente que el japonés podía verlas y por ello intento moverse para secarlas pero él le rechazo nuevamente, mirando hacia otro lado y apartándose, el mayor pronuncio su nombre, pero no contesto, tan solo aguardo un tiempo hasta que pudiera reprimir nuevamente sus implacables ganas de llorar a mares y desplomarse en los brazos contrarios, aunque sabía que si se dejaba bajar, así como así, se golpearía fuertemente contra el suelo pues estaba aproximadamente a un metro de este, sonrió con tristeza impregnada en este y Kanda sintió como una lagrima escapaba de sus ojos ante ese rostro, aquel jovencito de tan solo 15 años le había dado el consuelo, el valor y el aliento para seguir caminando y él ahora le hacía esto.
Se sintió de lo peor, como si su pecho se oprimiera, pero Alma con un pequeño quejido le saco de sus pensamientos, estaba por despertar y eso significaba que solo tendrían unos minutos más para hablar a "solas" Kanda intento hablar, pero Allen le calló, no quería saber, no quería escuchar, sabía que si volvía a oír esta voz grave repitiendo su nombre se desplomaría a reacción, cerró los ojos y tomo aire el mismo, listo para hablar.
-Kanda, solo quería decirte algo, antes de que nos separemos…-Miro a Alma con una pequeña sonrisa, no le tenía rencor, por más que el hecho estuviera sobre la mesa, por más que amara a Kanda, Alma estaba primero que él, aun así no le tenía rencor, el había sido el intruso desde el principio, aun así, agradecía haber sido un intruso, agradecía haber conocido a Kanda y agradecía haberse enamorado de ese japonés idiota que ahora se le estaba mostrando completamente distinto al que conocía-Kanda, se muy feliz, se feliz por mi también, no podre prometerte ser feliz, pero seguiré caminando, me hiciste detenerme por mucho tiempo en tu espera…
El japonés desvió la mirada de la gris, se había sentido como una mierda con esas palabras y es que verdaderamente opinaba que lo era ¿Cómo fue tan estúpido? ¿Por qué involucro a ese adolecente en su vida si sabía que solo le causaría dolor? Sabía la respuesta, aunque no la admitiría, se mordió el labio hasta hacerlo sangrar, pero al notar su acción de inmediato lamio está evitando que el menor pudiera verla y volvió a levantar la vista pues sabía que quería seguir hablando.
-Cuando llegue el momento, en que tengas que separarte de Alma para siempre, por favor, búscame, para verte por última vez-el japonés bajo el rostro, sabía que Alma al convertirse en Akuma no podría volver a la tierra nunca más, aun así, lo demás no lo había entendido ¿Por qué por última vez? Sintió que iba a necesitar moverse por lo cual recostó a Alma a un lado muy suavemente, notando como este se removía solo un poco, en busca de salir de su inconsciencia, intento volver a hablar pero de nuevo el albino le calló, esto lo estaba fastidiando ¿Porqué no quería escucharle?-Kanda, debí decirte esto en cuanto Cross me lo dijo, pero nunca tuve el valor de afrontarte, no conocía nada de ti y de la nada en solo unos días toda tu vida se abrió ante mí, lo siento, de verdad lo siento, Kanda, Soy un Noah…
Los ojos del japonés se abrieron de golpe y su sorpresa le dejo mudo, no podía decir nada a pesar de que las preguntas deseaban salir a gritos ¿Por qué, por qué ahora? Quiso gritar ¿Por qué no se lo había dicho antes? Sus rodillas se movieron hacia la puerta para estar más cerca de Allen eh intento pararse pero sus rodillas cedieron y le hicieron caer nuevamente.
-¡Allen!...-Consiguió exclamar notando como el albino se secaba las lagrimas con su brazo, de forma pesada y lenta, decidió callar, apoyando sus manos en el suelo para poder levantarse, queriendo poder tomarle las manos y obligarle a quedarse con ellos, solo por un momento, quería poder hablar más con él, aunque ya no había tiempo, sus ojos los sintió húmedos y noto que estaba llorando, sabía que lo hacía, pero daba igual, ese pequeño mocoso, se estaba despidiendo de él para siempre, su preciado compañero, él…
-Quizás cuando vayas a verme ya no sea Allen-susurro con pesar ante los ojos impactados del japonés que intento tomarle las mejillas al conseguir levantarse en sus temblorosas piernas, pero el nuevamente le rechazo con todo el dolor de su alma, tomando aquellas manos por las muñecas, mirándole fijamente-por eso, búscame y asegúrate de que te vea, es el ultimo favor, Kanda… Sé muy feliz y recuerda que a pesar de todo esto, te amo… lo siento mucho, por todo…
El japonés noto como el albino soltaba sus manos lentamente y la puerta comenzaba a cerrarse, negro con desesperación, no quería que las cosas terminaran allí, el igual quería decirle cosas, el igual quería despedirse, no podía dejar las cosas así, le quería, aunque aun no notara lo que realmente sentía por él menor sabía que le quería, observo claramente como el menor se levantaba y ahora quedaba casi fuera de su alcance, le miraba con una dulce mirada, una que nunca había visto en su rostro, una que nunca le dedico a nadie.
-¡Allen!-grito, desgarrando su voz en el intento de llamar la atención del albino que de inmediato bajo la vista a apreciarle, nunca le había escuchado tan desesperado, sus miradas chocaron y el japonés tomo aire-por favor, ¡por favor no te dejes vencer! ¡Sigue caminando! ¡No te dejes vencer nunca, no importa cuando vuelva, no te deje dejes vencer nunca, no dejes que el Noah te gane! ¡Allen! ¡Volveré a verte y serás tú, serás tú, no puedes dejarte caer!
El albino noto como sus ojos se llenaban de lágrimas y estas cayeron libremente ante la impactada mirada del mayor, sus ojos grises se cerraron y negó un poco con una triste sonrisa, mirando al japonés con una sonrisa, cuando la puerta estaba a 10 centímetros de cerrarse y el tiempo pasaba más lento y Kanda rogaba que no se cerrara, que por favor le dejase convencer al menor, pero la voz del albino le dejo con un remordimiento que seguramente no desaparecería hasta que su ausencia menguara a los lados del menor y seguramente ni con ello abría cura.
-lo siento mucho, Kanda, para seguir caminando esta vez, tengo que dejarme… caer…-la puerta dimensional se cerró ante la estupefacta mirada oscura que se tambaleo al igual que sus rodillas que volvieron a ceder, dejándole que se estrellara contra el suelo, su preciado compañero se había ido y al parecer… no le volvería a ver.
-¿Yuu?-Alma había despertado y apreciaba el rostro completamente dolido del mayor, se acerco casi arrastrándose hasta que poso su mano en el rostro de este y Kanda le miro tragando grueso para poder hablar.
-Allen…-susurro con pesar y la voz entrecortada, como nunca antes se había escuchado, tanto que el akuma tembló al escucharle con tanto dolor, no había visto esa expresión en el japonés jamás, nunca, en su vida, en su anterior, nunca ¿Por qué? ¿Por qué la mostraba ahora? ¿Qué tenía que ver aquel pequeño general exorcista en todo esto?-Allen… es el catorceavo y… y jamás, lo volveré a ver…
Los ojos del más bajo se abrieron de golpe, no podía creer lo que había escuchado, sintió una gran opresión en el pecho, ese muchacho, lo había notado diferente a todos, por eso no pudo matarle, no a él, ni a Kanda, su vida ¿Por qué tenía que ser así? Sentía celos pues Kanda estaba llorando por otro, pero a la vez, comprendía la situación, sentía tristeza, mucha, tanta que podía llorar sin que sus lagrimas llegaran a secarse alguna vez, se llevo una mano a la boca, mientras el japonés se cubría el rostro con ambas manos ocultando su tristeza tras estas y se permitió gritar, ahora comprendía por qué Allen había dicho "Cuando llegue la hora lo comprenderán, y cuando esa hora llegue, por favor, no duden en matarme"
-Allen, es toda mi culpa ¿Verdad?...
Al otro lado de la puerta dimensional un albino se había dejado caer a un lado en posición fetal intentando contener su llanto que se mostraba abrasador y sin descanso, quería morirse, se paso una mano por el cabello echándolo hacia atrás, intentando deshacerse de toda esta tristeza mientras se sentaba lentamente, ahogando su angustia en su pecho que cada vez parecía más oprimido por su diafragma que se alzaba y le comprimía los pulmones de forma aplastante, había hecho lo correcto para poder seguir su camino, al menos eso era lo que sentía.
Se acomodo contra la pared pensando en que escusa daría en la orden para justificar la desaparición de Kanda, se paso la mano por el cuello masajeándolo con un enorme pesar, diría que había muerto y que su inocencia había sido destruida. Seguramente Lenalee lloraría, al igual que él, aunque sabía que al decirlo solo podría recordar a Kanda abrasando a Alma y sonriendo, como nunca lo hizo con él, volvió a ahogar un sollozo, eso debía de hacerlo frente a Komui para parecer convincente, miro hacia otro lado, buscaría a Lavi primero, después de todo su amigo podía sostenerle en aquel difícil momento, Lenalee no podría, ella se mostraría tanto o más devastada que él, después de todo, Kanda no estaba muerto, Kanda solo se había fugado con la persona que amaba y ese era su dolor, debía de cargar con la mentira de la muerte de Kanda, pero no por ello debía de cargar con la noticia de que su amigo había muerto, pues no era así, más debía hacerlo creer, se levanto, tambaleándose y abrió una puerta directo a la oficina de Komui, no quería pasar por la sección científica.
En cuanto puso un pie fuera Komui alzo su vista de los documentos, levantándose de golpe al ver a Allen caminando a penas, tambaleándose levemente, corrió a cogerle, notando como este de inmediato se posaba en su hombro, respirando cansado y noto como las lagrimas escapaban de la cara del albino, aunque este lloraba pues su amor se había perdido, pues su espera había sido en vano y porque nunca más, iba a ver a la persona que amaba, Yuu Kanda.
El supervisor no tardo en notar que el japonés no entraba por la puerta y se exalto más al ver al albino así, su cuerpo tuvo un estremecimiento y cargando al albino lo sentó en un sofá de estilo colonial que tenía frente a su escritorio, intentando que espabilara con pequeñas caricias en las mejillas del menor, sacando parte de los rastros de sangre y lagrimas, aunque estas últimas seguían cayendo, Lenalee entro con café y un mal presentimiento vio al albino allí, sentado en el sofá completamente demacrado, soltó el café y este cayó al suelo rompiéndose la taza en miles de pedazos, corrió hasta Allen, arrodillándose junto a él, llamándole desesperada.
-¡Allen! ¡ENFERMERA!-llamo el supervisor, moviendo un poco al menor que parecía mirarlo fijamente sin reaccionar-¿Dónde está Kanda? ¡Allen!
-¿Kanda?-más lagrimas escaparon de sus mejillas al escuchar cómo le preguntaban por el japonés y cerrando los ojos emitió un pequeño sollozo que termino en un horrible llanto que sorprendió a los dos hermanos Lee y que los altero de sobremanera, Komui volvió a gritar la pregunta y Allen negó suavemente-Kanda… Komui-san, Kanda está muerto…
Lenalee abrió los ojos de golpe, sus manos temblaron levemente y Komui retuvo el aire en sus pulmones con una pesadez que llego a doler en su cuerpo, la joven se levanto mientras pequeños espasmos atinaban a sacudir su cuerpo y las lagrimas caían abundantes de sus ojos, Allen estaba muy cansado, su sangre que caía de varias heridas manchaba el sillón y tenía más que sobresaltado al supervisor que no sabía cómo debatirse entre la noticia y el estado del albino, le cargo, sin más, caminando hacia la salida de su oficina, si la enfermera no le había escuchado entonces el mismo le llevaría a la enfermería.
Lenalee solamente se había cubierto el rostro y lloraba sin control, sus piernas temblaban, tomo asiento en el sofá y allí quedo mientras perdía de vista a su hermano que había salido con el albino casi de urgencia en sus brazos, entro en la enfermería, donde Lavi estaba hablando con la enfermera acerca de un libro de medicina que necesitaba y no estaba en la biblioteca, pues necesitaba hacer un registro de la misión que había tenido y de lo que había visto, pero se olvido de todo aquello al ver a Allen, al cual suponía vería feliz con Kanda entrar por la puerta, pero no fue así estaba grave, pensó que seguro el japonés le había traído y se acerco.
-Parece que Yuu-chan te salvo de nuevo ¿no? Moyashi-Allen fue recostado en la camilla y Komui miro reprobatoriamente a Lavi el cual no entendió por que le miraba así, vio como las enfermeras se aproximaban rápido a auxiliar a el supervisor que saco un botiquín para medicar al albino que miro al pelirrojo y extendió su mano hacia él, la cual este tomo, demasiado sorprendido- ¿Moyashi-chan?
-Sí, Si me salvo Lavi, pero él no se salvo…-el único ojo visible del Bookman Jr. Se tambaleo y sintió un increíble mareo por lo cual se sentó en la silla que estaba junto a la camilla aun tomando la mano del albino que al parecer había convencido a todos de aquella ridícula mentira, cerró los ojos y unas cuantas lagrimas salieron de sus ojos nuevamente, mientras un pensamiento rondaba insistente su mente que estaba perturbada y ahora algo atolondrada por los calmantes que Komui recién le estaba inyectando, más aun así pensó con todos su corazón-"Por favor, Kanda… vuelve a mi algún día, pero sobre todas las cosas… por favor, se feliz…"
Continuara…
End Notes: Vaya, ya termine el primer capítulo, aunque no me crean lo hice en 2 horas, porque la inspiración se me dio de golpe y porrazo, como el hambre que tengo justo ahora por un pedazo de carne y puré de papas, pero bueno, esto fue el primer capítulo, espero les guste y dejen RW ya saben las que han leído de mis fic antes que me encanta responderlos y leerlos ya sean buenos o malos, nos veremos en el segundo capítulo que saldrá lo más pronto posible, ya saben, las musas que de repente se van corriendo sin decir nada y vuelven cuando menos te lo esperas porque son de lo más infieles, bueno, nos vemos.
Samako no Sanaky
