Hola a todos.

Después de mucho tiempo de no escribir fanfiction, decidí crear una secuela/spinoff de Pelotón Smash. La expansión de personajes por los últimos dos juegos de Super Smash Bros fue inspiración suficiente.

La dinámica es parecida a Pelotón Smash, su precuela por así decir, con variaciones en las que predominan el cambio de protagonistas, aunque aparecerán a lo largo de la historia aquellos protagonistas de ese fic (hay cameos).

Este capítulo es la introducción.

Sale. Aquí va.


Capítulo 1.- Inducción

Los nuevos tiempos exigen una constante renovación. Y eso incluye también la consideración de reclutamiento de individuos para una organización de renombre. Años atrás, el general Master Hand creó el ejército Brawl de Smash Bros, organismo dedicado a detener los maléficos planes del implacable Tabú, el némesis del propio líder que comandaba el ejército Subespacial y tenía como objetivos conquistar el universo gamer, robarse los trofeos para nutrir su poder, poner interminables franquicias de comida chatarra en diferentes sistemas espaciales, lavar dinero, denunciar los males de la verdad y el amor y extender su reino hasta Nueva Donk…

El ejército Brawl tuvo éxito y, con un considerable número de seguidores, se mantiene en pie en sus actividades heroicas e integra constantemente a su organismo poderosos soldados para combatir el mal, destruir a los villanos que amenacen a la sociedad y combatir contra Galeem y Dharkon. Los nuevos rivales de Master Hand pretenden tanto envenenar como purificar el universo y crear el propio a imagen y semejanza. Y al general le desagradaba la idea de que el "Lord de la Luz" y "La Encarnación del Caos y la Oscuridad" tuvieran la facultad de crear personas con mismos rostros planos y grises, seres cuadrados y aburridos como los Pixies de "Los Padrinos Mágicos".

La institución necesitaba nuevos pelotones, hallando nuevos reclutas después de una exhaustiva búsqueda. En la recepción del edificio principal del ejército, Inkling, Simon, Richter, King K. Rool, Incineroar, Daisy y Joker portan uniforme militar verde y permanecen sentados en siete respectivas sillas con forma de bola, acomodadas en línea, separadas entre sí, alejados de una pequeña mesa redonda blanca. Una de las paredes tiene colgado un letrero con enormes letras rojas:

"Todos están aquí".

Inkling agita su cabellera anaranjada, sujetando un rifle que mueve sin parar, sus pies alejados del suelo negro con diamantes blancos que asemejan un mosaico por su pequeña estatura. K. Rool logra mover sus brazos por su enorme cuerpo que apenas cabía en la silla. Daisy, aburrida por el silencio de sus compañeros, mira el techo, tarareando una melodía. Simon y Richter juguetean con sus látigos e Incineroar hace lo propio con sus puños. Joker observa con atención los elementos que integran a la habitación: la puerta de acceso, la puerta cercana a un cubículo vacío con un escritorio blanco, una silla negra acolchonada, un teléfono, una pila de hojas cuidadosamente acomodadas, una planta piraña que reposaba cerca de la pantalla de una computadora, un altavoz, un póster del coronel Snake, serio, patriótico, enfundado en su traje de espía y su bandana amarrada en la frente, señalando con un dedo índice a un individuo imaginario y mirando de manera retadora hacia la cámara, invitando a unirse al Ejército con el slogan "¡Te Queremos! ¡Necesitamos tu Espíritu!".

— Qué feo. Qué sudoso. Ese Solid Snake. Igual que siempre. ¿Y cómo supieron que existía este lugar?— preguntó Daisy (La Marimacha).

— ¡Por fin alguien interrumpió este horrible silencio! ¡Extraño el ruido del gimnasio! Pues antes estaba entrenando con el profesor Kukui— informó Incineroar (El Explosivo).—Pero como no estoy acostumbrado a recibir correos y dicen que a veces mandan bombas, enfermedades o declaraciones falsas de pago de impuestos, no lo respondí.

— ¿Qué pasó después?

— Nada. Pero todo cambió un domingo, tres semanas después de recibir esa carta. Mientras hacía pesas en mi casa, salieron de golpe cientos de cartas de mi chimenea. Me molesté tanto que tiré las pesas por la ventana y rosticé todos los papeles.

Daisy traga saliva por el suceso con el que el Pokemon demostraba su intolerancia.

— Parece como sacado de una novela de fantasía. ¿Y después?— preguntó la princesa de Sarasaland.

— Quemé todos los sobres. Menos uno— prosiguió Incineroar.— Decidí leer ese papel para que me dejaran en paz los sobres que seguían saliendo de la chimenea. Y decía algo así como…

Incineroar se aclara la garganta para emitir con claridad el contenido de la carta.

— "Señor Incineroar. La Casa de lado de la Escuela Pokémon. Región Alola. Isla Melemele. Querido Incineroar: Tenemos el placer de informarle que dispone de una plaza en el Ejército Brawl. Será llevado a las instalaciones en el camión de Vob Marleyn. Su ingreso oficial inicia el 7 de diciembre".— leyó.

Los presentes se ponen nerviosos por la gutural voz del pokemon de fuego.

— ¡Si sigues recitando como orco tendré que lanzarte un hongo para que no digas nada más!— espetó Daisy, intentando ocultar su nerviosismo.

— Pero es lo más suave que pude hablar—se disculpó Incineroar.— Asusto mucho a los del gimnasio cuando simulo leer en voz alta.

— Yo no. Estoy acostumbrada a esas voces. Tienes buena memoria, Incineroar. Casi decía lo mismo mi carta, con excepción del nombre. Yo estaba en una de mis tantas batallas en la Plaza de Cromópolis con todos mis amigos cuando una lechuza voló hacia mí y me dio el sobre.— respondió Inkling (La Graffitera), jugueteando con su cargatintas.

— ¡Cuidado con eso, niña!— exclamó Simon (El Anticuado), al señalar el rifle de Inklling— ¡Puedes matar a alguien si la dejas caer!

— Créeme que no es peligrosa mi arma, Simon. Es un cargatintas— respondió Inkling, tranquila.

— Ancestro. Tranquilo. Mientras tenga el seguro, ni siquiera va a disparar— dijo Richter (El Moderno).

— Esas armas tan avanzadas son capaces de tener conciencia propia y salir fuera de control, Richter—alertó Simon.— Es mucho más seguro tener un arco con flechas o el látigo.

— No estamos en la era medieval. Y la tecnología es más segura que las barbaries de tu época, Simon. Por eso también tengo armas avanzadas. Como el Smartphone.

— Antes por lo menos interactuábamos más con las personas que lo que hacen todos ustedes ahora. Solo se la viven metidos en el internet, en sus "tontutadoras" y en esos teléfonos móviles que embrutecen sus ojos. Y no piensan por ustedes mismos.

— Nos comunicamos más rápido y mejor. Hasta coordinamos mejor los entrenamientos y las reuniones. Ustedes se complicaban antes la vida con la mensajería, las señales de humo y hasta con los teléfonos de disco— defendió Richter.

— Son parientes. No deberían de apasionarse con discusiones sin sentido—dijo Incineroar.

— ¿Saben? El día que recibí mi sobre, a la lechuza le cayó tinta naranja porque le disparé sin querer. No la maté. Sólo se vio más artística— añadió Inkling.

— Menos mal. También recibí una carta en mi oficina de investigación.- dijo Joker (El Desconfiado)— Con el sello circular de Smash. Sospeché que podría tratarse de una réplica o una trampa. Muchos quieren entrar al ejército Brawl o engañan a otros haciéndoles creer que fueron seleccionados. Hasta supe que un individuo llamado Waluigi ha falsificado el sobre y ha hecho lo impensable para ser reclutado por el general Master Hand.

— Y no lo ha conseguido. Eso es muy grave—dijo Incineroar.— Le patearía el trasero si lo viera intentando entrar aquí. Ese tramposo.

— Yo le daría la bienvenida a ese tal Waluigi y lo uniría a mi equipo para robar bananas— dijo K. Rool (El Negociador), logrando liberarse de la silla, optando por sentarse en el suelo.

— Eso no tiene sentido— dijo Joker.

— Tu voz da más miedo que la mía, Rool— indicó Incineroar.

— Mi mejor herramienta, pokemon luchador. Hay que aliarse con el enemigo para llegar a un acuerdo y así hacer las cosas, Joker. Sin ningún súbdito como carne de cañón como hace el cobarde de Dedede— dijo el villano de Donkey Kong.

— Espero que Drácula nunca intente infiltrarse aquí. Todos se convertirían en vampiros. Y ya tengo suficiente con lanzar frascos de agua bendita en el trabajo. No querría desperdiciar mis reservas— dijo Simon.

— Ahora que si viene ese Drácula, le aconsejaría un intercambio. Le entrego a ustedes dos a cambio de la paz de la tropa y de una jugosa recompensa— indicó K. Rool, señalando a Simon y Richter.

— ¡Mejor le entregamos a Rool las coins que nos dieron como herencia familiar para que eso no nos ocurra!—exclamaron los Belmont, indignados por la osadía mental de K. Rool.

— Ni me involucres en tu plan maquiavélico, Persona Rool. Yo vine al ejército Brawl para averiguar si era real esta invitación— confirmó Joker.

— Ni te contemplaba para eso, Joker— dijo K. Rool.

— ¡Claro que es real la invitación, niños!—exclamó Daisy.—Estuve un tiempo en el ejército Brawl. Me salí por compromisos con mi reino. Y volvieron a convocarme. Las cartas son parte de la tradición de la realeza. Y aquí lo están haciendo por el plan de austeridad que tiene el ejército. Más dinero a las armas que a la comunicación social. Eso me platicó Luigi.

— ¿El hombre que conquistó sus miedos?— preguntó Richter, con admiración.

— El mismo. Todo el presupuesto del Ejército está destinado a la guerra. Recuerdo que le escribí a Peach cuando recibí mi carta de Smash. Y me confirmó que no era ninguna broma.

— Convocan con cartas. Conque por eso no recibí ningún Telegram.- dijo Richter, revisando su teléfono celular.— Está vacío.

— Ni siquiera sabes lo que es un "telegrama", ni mucho menos escribir uno con papel y lápiz, descendiente— espetó Simon.

— ¡El Telegram! ¡Mensajería instantánea! ¡Rápida! ¡Sin caídas del sistema! ¡Sin comprar el papel ni mucho menos romper el lápiz, ancestro conservador!

— Entonces, en ese caso, usa el tonto Whats. Hasta eso yo lo sé. Porque sé que casi todas las personas lo tienen. No como ese tonto telegrama. Deberías respetarme más, niño descendiente. Por el honor de la familia muerta.

Furiosos por las respectivas "faltas de respeto", Richter y Simon se ponen de pie, con látigos en mano que blanden con fuerza, iniciando su combate. Estupefactos por la animosidad de los Belmont, Incineroar, Daisy, Inkling, Joker y K. Rool no saben si intervenir en la acalorada discusión ancestral.

— Y yo me quejaba de los desastres que siempre montaba Mario cuando rescataba a Peach—dijo Daisy, nerviosa.— Todo lo destruía.

— ¡Qué divertido! ¿Debería atacarlos también? ¿Les arrojo bombas de tinta para calmarlos? ¿Para capturar el arte de Pollock?— se preguntó Inkling, traviesa.—¿O muevo la mesa para lastimar sus oídos? ¿O los aplano con el rodillo?

— Nunca hay que interrumpir peleas de familias, Inkling. Porque el extraño sale más lastimado que los familiares involucrados.—comentó Incineroar.

— ¿Y si los invito a los Belmont a mi laboratorio para experimentar, investigar, usar sus poderes y conquistar la isla Crocodile?— se preguntó K. Rool, riendo con malicia.

— ¡Oigan! ¡No peleen! ¡No me gustan las confrontaciones!

— QUE FUE ESO— gritaron Simon, Richter, K. Rool, Incineroar e Inkling, desconcertados por la desconocida voz que irrumpió súbitamente en la recepción.

Los Belmont detienen su pelea, buscando a la "intrusa".

— ¿Quién eres?—preguntó Joker, tranquilo, notando que la voz provino del altavoz del escritorio.

— ¡No la conozco! ¡Da la cara, mujer!— retó Daisy, acomodándose los guantes y adoptando una posición de pelea.

La puerta detrás del escritorio se abre. Una pequeña Shih Tzu con largas orejas amarillas, falda azul, chaleco verde de cuadros y blusa blanca adornada con un moño rojo entra a la recepción, sujetando un fólder.

— Su escándalo se escucha fuera de esta instalación—dijo la Shih Tzu, con ansiedad.— Y no quiero que rompan la rutina de mi trabajo. Ni que me regañe mi jefe.

— Es adorable esa criatura como mascota— comentó Inkling, emocionada.

— ¡Soy una secretaría!.— espetó, indignada por el apelativo.— Y me llamo… Isabelle— agregó, con dulzura.

— Lo sentimos, amable señorita—dijeron Simon y Richter con vergüenza, sensibilizados por la presencia de Isabelle.

La planta piraña que reposaba en el escritorio saca sus enredaderas y aprisiona a los héroes de Castlevania con fuerza.

— ¡En serio! ¡Nos arrepentimos!—- exclamaron los Belmont.

— Eso bastará— dijo Planta Piraña.

— ¡Esa cosa habla como locutor de comercial! ¡Eso es lo más cool del mundo!— gritó Inkling, asombrada.

— ¡Es horrible! ¡Grande! ¡Parece de una pesadilla de la selva pokemon!— exclamó Incineroar.

— Nah. Hay plantas de esas todos los días en el reino de Peach— dijo Daisy.

— Por lo menos mi jefe, el coronel Snake, no se molestará conmigo porque hago mi trabajo. Ustedes deben de ser… a ver saco el documento del fólder… sí, son ustedes. Están aquí, porque son de lo mejor de lo mejor de sus mundos— informó Isabelle, con prisa.

— ¿Lo mejor de lo mejor? Qué presuntuoso— dijo Joker.—¿Dónde está el coronel Snake?—preguntó, con curiosidad.

— En una larga misión confidencial. Ha estado en el exterior por muchos años. ¡Pero no es tu asunto!—indicó Isabelle, reprendiendo a Joker.

— Debo hacerlo. Soy investigador.

— ¿Puedo entrar ya, Isabelle?— preguntó una mujer femenina, insistente. Su voz provenía del altavoz.- Ya me cansé de esperaaaaaaar.

— Sí, coronela.

— Graaaaaaciaaaaaaaaaaas.

— ¡Una mujer es coronel!— gritó K. Rool, escéptico.

— ¿Algún problema con eso, recluta K. Rool? ¡Si vuelve a desconfiar del logro de una mujer, tendré que dejarlo colgado de cabeza en lo más alto del estadio Pokemon por veinticuatro horas! ¡Y sin comer ni tomar agua!— amenazó la misteriosa Coronela.

— ¡No! ¡No! ¡No! ¡Se me caería mi corona! ¡Entendido! ¡Coronel! ¡No! !Coronela! ¡Usted gana la negociación!— respondió, aterrado por la fuerza del abrupto femenino.

Una mujer rodeada por una intensa luz blanquecina, con un báculo en mano y vestido decorado de estampado típico de camuflaje, entra a la recepción, proveniente del mismo pasillo que Isabelle.

— Bien, bien. Entonces ellos son nuestros nuevos reclutas. Soy la coronela Palutena— indicó, acomodando su corona, observándolos con detenimiento, cubierta por su escudo reflector. — Los estuve observando todo el tiempo que han estado aquí. Algunos de ustedes son muy calculadores, otros inquietos. Isabelle y yo vamos a darles el curso propedéutico del ejército Brawl con un paseo en sus instalaciones. Planta Piraña, libera con delicadeza a los reclutas Simon y Richter, por favor. No quiero bajas prematuras en el pelotón— indicó, amable.

— A la orden, coronela— indicó Planta Piraña, obedeciendo la figura militar.

— Les sugiero que se porten lo más decente que puedan. ¿Eh, reclutas?

Richter, Simon, K. Rool, Daisy, Inkling, Incineroar y Joker se arrejuntan, atemorizados por el peligro que representaban la firmeza disfrazada de amabilidad de Palutena y de la Planta Piraña que bajó del escritorio de Isabelle para acompañar a las mujeres.

— ¡Soldados! ¡Formen una línea! ¿Empezamos con el curso propedéutico?— preguntó la coronela Palutena.

— ¡Sí, mi coronela!— respondieron al unísono los miembros del nuevo "pelotón".

— Coronela Palutena. ¿Puedo ir con ustedes también?.— preguntó Planta Piraña, interesada en el curso.— No quiero estar solo aquí. I don't want to be alone anymore
I was checking you…
. — prosiguió, cantando.

— Permiso concedido, Planta Piraña. Necesitamos un poco de vigilancia extra.

— ¿Hay algo más que pueda ayudar, coronela Palutena?— preguntó Isabelle.

— Coloca el hechizo de defensa absoluta en la recepción. Y cuida que Planta Piraña no termine comiéndose a los reclutas.


El primer capítulo.

Para cualquier opinión, están los reviews.

Muchas gracias.

¡Hasta la próxima!