Todos los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi
Capitulo 1
¿Campanas?, ¿Quién dijo campanas?
Nabiki suspiro ante las revistas que se esparcían sobre su cama, después de todo ella era la organizadora del "secreto" más esperado en Nerima la boda de su pequeña hermana y su muy adolorido prometido. Tomo sin mucho interés uno de los ejemplares y sopeso la posibilidad de hacer una boda occidental católica "Nah, la última vez nos salio mal" pasó las paginas donde se lucían primorosos vestidos y enormes pasteles de bodas bellamente adornados "No pienso gastar un céntimo en ninguna de estas cosas, después de todo terminaran hechos pedazos antes de que la ceremonia comience". Los patriarcas de ambas familias habían sido inteligentemente alejados del tema de la boda y por ahora su única función era perderse en ríos de sake, celebrar por la unión familiar y mantenerse alejados de los novios para que no cambiaran de parecer. Y es que habían pasado ya por muchos incidentes para que esa boda pudiera celebrarse, pero gracias a la cooperación monetaria de todos los vecinos, que alucinaban con una ciudad sin artistas marciales desquiciados buscando matrimonio, el casamiento tomaba forma a pasos agigantados. Lanzó la revista lejos, observó la siguiente que trataba sobre bodas gitanas y decidió saltársela "Tienen suerte que sean mi hermana y mi cuñado sino esto les saldría muy caro" la Tendo del medio desecho esas tontas revistas y se estiro en su cama "Aunque no importa el tipo de boda ellos exigieron un anillo de compromiso" sonrío ante la perspectiva de que su muy "atento, varonil y encantador" cuñado se le hubiera pasado siquiera por la mente comprarle un anillo a la novia. Su puerta fue sacudida tres veces y Nabiki sonrío solamente una persona en esa casa tocaba las puertas así "Tal vez tengo poderes psíquicos" –Adelante Ranma- Concedió sentándose en la cama. El joven de la trenza entro con cuidado a la habitación de la reina del hielo que tenía por cuñada – Dime hermanito ¿Qué te trae por aquí?- Inquirió algo sarcástica mientras se tocaba "accidentalmente" su bolsillo.
-Bueno Nabiki- Ranma se rasco la base de su coleta intentando reunir algo de aplomo ante la única salvación que tenía en esos momentos –Tu sabes que nuestros padres quieren un anillo de bodas y errhh… bueno… a mí también… me gustaría regalarle uno a Akane, pero…-Añadió mientras los colores viajaban felices sobre su rostro –Yo no trabajo y aún no se reabre el dojo y…no tengo dinero- El joven miro a la mujer delante de él y rezo porque su bolsillo no cayera fulminado ante los intereses que veía venirse encima.
-Bien, veamos que tengo aquí- Comento mientras examinaba su billetera, extrajo una considerable cantidad de dinero y se la estiró a Ranma –Algo sencillo, bonito y recuerda que este dinero es para dos anillos así que elige algo parecido para ti también- El hombre miro desconfiado el fajo de billetes que se le ofrecían –Oh, tranquilo después ajustaremos cuentas, además esto es un regalo de los vecinos de Nerima- Nabiki le entregó algo renuente el dinero.
-Gracias… - Comento el joven guardándose el dinero en su bolsillo interior, se levanto y desapareció de la pieza de su cuñada, Nabiki movió la cabeza y miro las revistas abandonadas en el suelo, se levanto pesadamente y salió en dirección al botiquín por una aspirina.
Ranma volaba por los techos de la comunidad pensando en alguna joyería a la que acudir, en que diablos comprar y si Nabiki necesitaba un chequeo medico, aterrizó frente a la calle de las tiendas y se dejo vagar por las concurridas aceras. Pasó frente a muchas tiendas que ostentaban grandes joyas, gargantillas, aretes, relojes y anillos que sinceramente Ranma no tenía idea si eran bonitos, recargados o para payasos. Se detuvo frente a una vitrina algo más recatada y de precios más accesibles entró y paseo por las mesas con cubiertas de vidrio donde la mercancía brillaba inmaculada.
-¿Puedo ayudarlo señor?- Preguntó amablemente un anciano apareciendo detrás de chico -¿Desea una escalera señor?- Inquirió nuevamente el joyero, con una enorme gota cayéndole por la nuca, a un asustado Ranma que pendía del techo.
-No es necesario- Respondió el chico soltándose aún algo asustado –Ehmm, perdón por eso- Se excuso rascándose la cabeza.
-Esta bien ¿Qué desea?-
-Un… errhh… anillo de… compromiso- Mallusco el joven ruborizándose.
-Mhhh, veamos que tenemos por aquí- Comento guiándolo hacia algunos estantes al fondo de la tienda –¿Desea algo con incrustaciones de joyas?, ¿Con grabados?, ¿O algo distinto?- El tendedero sonrío afablemente al joven que parecía devanarse los sesos. Ranma resistió el impulso de arrancarse el pelo "Vamos, piensa, piensa, ¡Porque rayos no existen entrenamientos con anillos!" ante el prolongado silencio el joyero se acerco al muchacho y le ofreció una pareja de anillos de oro blanco uno un poco más delgado que el otro -Si me disculpa señor me parece que usted no tiene idea de lo que quiere y podría decir que su novia desea que usted la sorprenda ¿Cierto?- Ranma asintió fervientemente, esperanzado de que este hombre le pudiera echar luces a su confundida mente –Pues si me permite creo que estos podrían servirle, además para hacerlos especiales podría grabarles algo- Finalizó guiñándole un ojo, el joven Saotome entró nuevamente en pánico, no entendía el porque de que la gente creyera que el podía hacer estas cosas. Estaba a punto de abrir la boca para blasfemar a los dioses cuando una súbita iluminación le cayo del cielo y de los cansados dioses que ya tenían un contestador automático.
-Si, creo que ya se que poner… me los llevo- Ranma dejó que esa sonrisa idiota que lo venía persiguiendo de semanas antes tuviera sus cinco segundos de fama.
Veinte minutos después Ranma salía valientemente al viento tibio de la tarde de primavera con un paquete bajo el brazo, miró hacia ambos lados y apretando un poco más su tan preciada carga salto de tejado en tejado hasta llegar a un punto donde el considero seguro. Abrió la bolsa y saco la caja con los dichosos anillos "Supongo que me tendré que poner el anillo" pensó mientras observaba el anillo más grueso, sonrío ante los grabados que llevaban en el interior y comenzó a deslizarlo en su dedo anular "Un momento… ¿En que mano va?" Ranma sintió unos súbitos deseos de asesinar a su padre y la educación que le había brindado, guardo su anillo y se asomo por el tejado. Espero hasta que una pareja paso tomada de la mano y con su anillo en la mano izquierda más tranquilo el joven dejo caer el anillo por el dedo anular de su mano izquierda guardo luego la caja y observo hacia todos lados que nadie hubiera visto su acción. Satisfecho salto hacia la calle he intentando parecer lo más tranquilo posible se encamino al dojo Tendo. Un escalofrío bajo por su espalda.
-¡Muere Ranma!- Gritó una muy conocida voz mientras el joven saltaba haciendo un giro en el aire y apoyándose en la cabeza de Ryouga.
-Hola P-chan, tiempo sin vernos- Saludo tranquilamente el joven Saotome.
-¡Bájate imbecil!, ¡¿Cómo pudiste hacerlo?!- El chico perdido le lanzo una patada alta que Ranma esquivo curveando el cuerpo
-¿Hacer que?- Ranma sintió que su espalda se sacudía y saltó hacia el tejado más cercano.
-¡Ranchan!, ¡Airen!, ¡Saotome!, ¡Jojojojo!- "Esto no es bueno" pensó Ranma mientras sentía que empezaba a sudar copiosamente.
-Hola- Saludo tentativamente mientras levantaba la mano derecha a todos los recién llegados.
-¡NO TE PUEDES CASAR CON AKANE!- Gritaron todos al unísono mientras se lanzaban sobre él. El chico de la trenza se encontró debajo de una lluvia de espátulas, bomboris, patadas, espadas, un paraguas, varias bandanas, una bicicleta, rosas negras, cintas de gimnasia, bolas de gimnasia y una katana real. Rápidamente conecto un golpe en el rostro de Kuno para dejarlo fuera de combate, alejo a Ryouga de una patada y salto sobre sus manos para imponer algo de distancia entre las tres chicas y él.
-¡Esperen esto es un error!- Grito preguntándose como había sabido todo el circo que él estaba planeando casarse, una puntada en el pecho donde llevaba el dinero sobrante le dio la respuesta.
-Nabiki nos contó todo, ¡Cuando pensabas decirnos!- Le grito una muy dolida Ukyo.
-Así ser, Airen, tu no poder casar tu deberte a Shampo- La china parecía más furiosa que dolida.
-Mi amado Ranma tu solamente te casaras conmigo- Gruño Kodachi mientras agitaba su listón.
-Bajo ninguna circunstancia dejare que te cases con Akane- Ryouga se trono los nudillos con una mirada salvaje en el rostro.
-¡Esperen!- Ranma retrocedió mientras estiraba su mano izquierda en un gesto apaciguante "Nabiki… así de ahí saco el dinero". De pronto sus cuatro amenazantes verdugos se quedaron en silencio observando su mano subir y bajar.
-¡HIJO DE PUTA!-Grito el joven Hibiki, Ranma se sintió bastante ofendido ante el adjetivo que le adjudicaron a su madre.
-¡¿Ey que te..?!, ¡woohps!- El joven novio saltó evitando la arremetida de los cuatro y planto una patada doble en la cara de Ryoga.
-¡TU NO ESTAS COMPROMETIO ESTAS CASADO!- Gritaron las tres prometidas mientras lanzaban sus armas contra él, el chico las esquivo dejando de paso a un inconciente Ryoga en el suelo que recibió todas las atenciones de las chicas.
-¡¿Qué?!- Ranma las miro confundido, ellas tenían su vista fija en su mano él también bajo la mirada y ahí estaba su orgulloso anillo aún en su lugar lentamente comprendió –Oh oh- fue lo único capaz de articular antes de lanzarse a la carrera seguido de todas las prometidas y sus muy filosas y dolorosas armas -¡¿POR QUÉ A MI!?- Grito mientras todos se perdían por el horizonte de Nerima.
En el dojo Tendo Nabiki jugaba con una calculadora feliz de las ganancias echas ese día.
Notas de la autora: Si, me ha llegado del cielo una enorme cantidad de idioteces que estoy decidida a plasmar en papel, por ahora me lanzó con esta secuela. No creo que sea muy larga y los pormenores de la proposición entre otros se irán dando a conocer con el paso de la historia. Si bien esta historia y su antecesora son bastante "livianas" disfruto mucho escribiéndolas y es solo para que ojala pasen un buen rato leyéndolas, hasta el próximo capitulo.
Que la vida les sonría
