Hola a todos, bueno, esta es mi primera publicación. Me disculpo si no lo entienden al principio, originalmente éste debió ser el capítulo seis de la historia. No puedo publicar los primeros cinco capítulos debido a que no forman parte de la serie My Little Pony, o no tiene nada que ver con la misma. Para leer los cinco capítulos anteriores, visiten mi perfil de usuario: Como arroyo que fluye, allá encontrarán el link de descarga.

ADVERTENCIA: Esta historia tal vez no la puedan entender si no se descargan y leen el PDF primero, vuelvo y repito, originalmente éste es el capitulo seis, de nuevo me disculpo.

SEGUNDA ADVERTENCIA: Lamento muchísimo si sienten que esta historia está algo desactualizada con respecto a la temporada actual de la serie. Esta historia originalmente fue escrita desde hace mas de un año (A principios de diciembre del 2012 exactamente). Pero debido a problemas con respecto al trabajo y el estudio, la tuve que abandonar. Gracias al apoyo de una amiga, la pude reanudar. Así que la actualizaré con respecto a la temporada actual con cada capitulo nuevo.

Sin mas preámbulos, que la disfruten.


«¿¡Qué mierda está pasando!?»

«¡Maldita sea! ¿¡Qué carajos está sucediendo!?»

«¡Se los dije! ¡Vamos a morir!»

«¡Alan! ¡Frena de una maldita vez!»

«¡N-No puedo! ¡Los frenos no responden!»

«¡No puede ser! ¡AHHH!»

...

«Lo siento mucho»


Narración de Viviana:

Me desperté muy alterada y jadeando… ¡No lo puedo creer! Es increíble que todavía siga viva después de ese espantoso accidente. «Vamos... necesito tranquilizarme… ya todo pasó».

Traté de incorporarme de mi asiento pero algo me estaba estorbando, de hecho algo me estaba rodeando con sus brazos… Es... ¡Es Alan!

—¡Alan! ¿Estás bien? —Vociferé, tratando de despertarlo pero no me responde

Con esfuerzo me aparté un poco para hacer algo de espacio, pero de pronto me percaté de algo aterrador.

—¡No puede ser! —Me alteré de repente y me conmocioné—. ¡ALAN!

Su estado es crítico. Tan sólo veía su sangre derramándose de su cabeza, veía heridas y cortes profundos en su brazo izquierdo, provocado por los pedazos de vidrio del parabrisas y varios de ellos aún están incrustados. Su ropa se encuentra empapada de rojo oscuro y está respirando con dificultad. Esa imagen tan impactante y fuerte apenas la pude soportar sin desmayarme.

—¡Alan! ¡Alan! ¡Despierta por favor! —Le grité entre sollozos, mientras lo sacudía levemente—, ¡Por favor! ¡No te vayas a morir!

«Sigue sin poder responderme… tengo que hacer algo… no se me ocurre nada para reanimarlo, ¡Qué hago! ¡Qué hago!... ¡Los chicos! ¡Oh no!»

Con dificultad me giré a ver a los otros dos. Por suerte, aparentemente sólo se hallan inconscientes, con algunos moretones y heridas leves que alcancé a percibir. Suspiré de alivio al comprobar que siguen vivos y respirando, pero mi tranquilidad dura muy poco. Necesito reanimar a Alan para comprobar su estado con exactitud, ¿Pero cómo? Sólo se me ocurre golpearlo en la entrepierna y no es que lo quiera hacer para fastidiarlo.

Me acomodé otra vez para tener una mejor vista de su entrepierna y me preparé para golpearlo allí.

—Discúlpame por tener que hacerte esto Alan... —Musité mientras levantaba mi puño

Rápidamente le di un puñetazo seco en sus partes privadas, y casi por inercia, reaccionó.

—¡AHHH! —Gritó mientras se incorporaba de torso, cubriéndose sus partes enseguida

—¡ALAN! —Lo abracé aún conmovida pero aliviada—. Que bien que sigues vivo

Aún no quiere contestarme, sólo está jadeando largamente mientras mantiene apoyada su cabeza contra mi hombro. Supongo que aún no ha salido de su inconsciencia y estoy comenzando a sentir a través de mi abrigo de cuero sintético de color beige oscuro la humedad de su sangre. Sin importarme por eso, con esfuerzo lo llevé y lo acomodé nuevamente en su asiento.

—Te pondrás bien, estarás bien Alan, sólo… aguanta un poco. Iré por el botiquín —Le susurré mientras acomodaba cuidadosamente su brazo herido al lado de su regazo

Me giré hacia la parte trasera de la furgoneta para poder alcanzar el botiquín de primeros auxilios. Por desgracia, ésta se encontraba ubicado lejos junto con nuestro equipo y muy fuera de mi alcance. Con dificultad me incorporé y me estiré todo lo que pude para agarrar el estuche. Cuando apenas logré alcanzarlo con las puntas de mis dedos, los bordes se atascaron con las demás cosas desordenadas. Al tirar con todas mis fuerzas logré destrabarlo, pero la inercia me llevó hacia la guantera destruida dándome un golpe en la espalda y por accidente golpeé a Daniel con el borde del maletín.

—¡Ahgr! Hijo de… mmm… —Murmuró casi maldiciendo en su estado de inconsciencia

—¡Oww! Lo siento mucho. —Le susurré un poco apenada

Acomodándome en mi asiento, abrí el botiquín y exploré su interior. «Creo que necesitaré gasas, apósitos, vendas, alcohol antiséptico, tijeras romas y unas pinzas». Me preparé para lavar y desinfectar sus heridas, pero aún no he podido acomodarme bien para hacerlo.

—¡Maldita sea! Hay muy poco espacio, estoy mal ubicada —Murmuré mientras trataba de mil maneras posibles para acomodarme y hacer más espacio. El auto estaba muy dañado como para encontrar un buen lugar para atenderlo—. El único lugar apto que veo es en… ¡Su regazo!

Me ruboricé por el hecho de solo pensar que quizás podría sentarme allí y que de repente tuviera que lidiar con una incomoda erección involuntaria, pero bajo tales circunstancias, no tengo otra opción. Al sentarme con timidez en sus muslos, me hallé en la postura perfecta para tratar sus heridas justo al frente de mí, pero él continuaba jadeando y ya estaba comenzando a tiritar. «Tengo que apresurarme, creo que le está dando hipotermia».

Con la gasa previamente humedecida en alcohol, empecé a limpiar su rostro pero ésta no tardó en empaparse de sangre; escurrí el exceso y repetí el proceso. Aunque normalmente me da asco tocar sangre, la gravedad de sus heridas me obligó a poner mis prejuicios a un lado y no me quejé ni por un segundo. Luego de unos minutos, poco a poco fui limpiándolo y he descubierto en el proceso dos grandes cortes en la parte lateral de la sien y otro mas profundo en la frente, sin contar con varios moretones producto de los severos golpes, por lo que me las ingenié para detener las hemorragias, colocándole en cada corte un apósito esterilizado y cubriéndolas con un vendaje.

—No te ves tan mal, espera te arreglo un poco. —Le susurré, asimismo le arreglé un poco su cabello para que cubriera parte del vendaje que rodea la frente y gran parte de la cabeza

A pesar de mi esfuerzo él continuaba tiritando. No pudiendo evitar que se me anegaran algunas lágrimas de la preocupación porque en estos momentos puede estar muriendo delante de mí, pero sin importar que estuviera haciendo mucho frió allá afuera, me quité el abrigo que tengo puesto y lo arropé para que estuviera mas cómodo... Justo después de hacerlo, esbozó un pequeño gesto y con lentitud abrió sus ojos.

—Mi… Mi niña… —Me llamó débilmente y entrecortado

—¡Alan! Despertaste. —Exclamé con regocijo al ver que despertó al fin y sin pensarlo, le puse mi mano en su mejilla para arrullarlo

—¡Ugh!... Mi cabeza... me duele. —Se quejó con el evidente malestar y con indicios de querer frotarse, por lo que afirmé con suavidad

—Lo sé, tienes varias contusiones, tal vez tengas una fractura... es mejor que no te vayas a tocar ni a moverte ¿De acuerdo?

—Como si tuviera ganas de hacerlo —Respondió con su usual manera soez, pero su mirada mostraba intranquilidad. Luego me preguntó—... ¿Te encuentras bien?

—¡Sí! Sí, estoy bien no te preocupes, me encuentro ilesa —Al verlo mas aliviado después de oírme, de pronto me conmuevo y un par de lágrimas volvieron aparecer—… Estoy bien gracias a ti. Tú… salvaste mi vida

—Vamos… no te pongas triste —Murmuró esbozando una pequeña sonrisa—… Lo hice para protegerte. No quería que resultases herida

—Si pero... ¡Mírate! Estas muy mal, y todo por protegerme —Respondí y me quebré en llanto. Lo abracé con firmeza apoyando mi cabeza en su hombro y continué exclamando—, ¡Eres un idiota!, casi te mueres por hacer esa estupidez

—… Sin embargo valió la pena el sacrificio, después de todo te encuentras bien y eso me tranquiliza —Me susurró al oído mientras me correspondía medio abrazo

Permanecimos abrazados por un buen rato y mientras tanto, empecé a acariciar suavemente su cabello. Me siento realmente cómoda y me alegro que ya no este tiritando, por lo que al estar ahora más calmada, no pude evitar cerrar mis ojos y sonreír.

...

—¡QUÉ MIERDA HACEN LOS DOS! —Alguien espetó con un tono de perplejidad, tal vez al descubrirnos en una posición sugerente. Sobresaltada di un brinco, haciendo que me golpee la cabeza contra el techo

—¡Johan, idiota! Me asustaste. —Le reñí apenas descubrí al responsable, mientras me frotaba la cabeza

—¡Ohh disculpa! ¿Te desperté? Creí que mi sucia mente me estaba jugando una broma, pero visto y considerando tu posición, al parecer no te cansas de hacer cosas indebidas. —Exclamó en un tono engreído y con una expresión ceñida

—No es lo que piensas idiota, solo está ayudando a tratar mis heridas —Gruñó Alan en un tono un tanto fustigador—. Y ya que tienes tiempo para dar comentarios cretinos, imagino que no estás herido ¿O me equivoco?

—No lo sé, no me siento tan mal, solo un poco adormecida la cara... espera... ¡Uhgr! Diablos. —Gruñó enseguida después de palpar su costado derecho

—!Ohh! Espera, déjame ayudarte ¿En dónde te duele? —Exclamé con preocupación mientras intentaba revisar su estado desde la parte delantera del auto

—Son un par de costillas no te preocupes por mí, sólo necesito reposar por un rato —Me consoló frotándome la cabeza—. Es mejor que sigas atendiendo a Alan, él necesita mas de tu ayuda, ese brazo que tiene está hecho una mierda. —Me advirtió señalando el brazo izquierdo de mi amigo

—¡Cierto! Por un segundo lo he olvidado —Exclamé y me giré para agarrar otra vez el botiquín, luego me acomodé nuevamente para ver a Alan—. Lo lamento mucho, déjame ayudarte. —Levanté cuidadosamente el brazo herido y lo acomodé en una postura adecuada

—Descuida… ahora que pienso en retrospectiva ¿Quién es la que no tiene nada en la cabeza? —Preguntó y rió suavemente ante ello

—Eres un tonto... —Murmuré frunciendo un poco el ceño ante la ironía, mientras preparaba las pinzas

Con las pinzas listas, retiré con suma delicadeza los pedazos de vidrio incrustados. En el proceso se agitaba y se quejaba mucho por el dolor pero lo tranquilizaba esperando y hablándole un poco, y luego de unos minutos logré desinfectar las heridas profundas con un antiséptico yodado. Poco después lavé y limpié el resto de sangre seca derramada de su brazo y finalmente le coloqué varios apósitos y los cubrí con un vendaje, rodeando todo el contorno de la extremidad.

—Ya quedó listo —Afirmé con una sonrisa mientras me devolvía a mi asiento—, ¿Cómo lo sientes?

—Lo siento bien, aunque está un poco apretado. —Murmuró mientras va moviendo levemente el brazo

—Bueno… es que quería asegurarme para que no se te suelte en el camino — De imprevisto me ruboricé al verlo más aliviado—. No te preocupes, solo será temporal, lo importante es que hay que ir a un hospital o a alguna clínica para que te atiendan mejor.

—Tienes razón, quiero saber el estado de los idiotas. —Con dificultad se incorporó y se giró a ver a los chicos

—¿Cómo se encuentra Daniel? —Pregunté de inmediato

—Pues no tengo idea, aún no se despierta, pero no veo que esté muy herido. —Respondió Johan mientras trataba de despertarlo

—Quizás se golpeó fuerte la cabeza, ¿Por qué no lo golpeo en la entrepierna? —Opiné esbozando una leve sonrisa maliciosa—. Funcionó con Alan, apuesto a que funcionará con él también.

—¡Hmm! No lo creo —Dijo Alan con desdén y mirándome de forma ceñida. Supongo que no le agradó mi método—, tengo un método menos arcaico y es mejor...

Con dificultad se incorporó y se inclinó cerca del oído de Johan. Empezó a susurrarle unas frases y al parecer, veo que sonreía de forma maliciosa ante lo que le está diciendo. luego observé como Johan se le acercaba a Daniel, con una mano le giró de lado su cabeza y le apartó un poco su cabello para descubrir su oreja.

—Johan, ¿Qué le vas a hacer? —Inquirí un poco inquieta

—Ya verás —Sonrió y aspiró con fuerza. Para mi sorpresa le lanzó un asqueroso escupitajo hacia su oreja, luego le metió con fuerza el dedo índice y lo giró una y otra vez—... ¡Despiértese huevón! ¡No es momento de estar durmiendo! ¡Tenemos que irnos ya!

Miré la escena con total repudio. Sólo me limité a voltearme y cubrirme la cara del asco con mis manos. Con tan solo oírlos y sentir el movimiento del auto, percibí como Daniel se levantó con brusquedad y al voltear nuevamente a ver, vi que él sacudía a Johan agarrándolo de la camiseta mientras lo insultaba. Alan solo se cubría la boca, soportando la risa ante la escena.

—A veces me pregunto por qué aún me sigo juntando con ustedes... necesito amigas urgentemente. —Opiné conmigo misma con un murmullo mientras continuaba ese desagradable momento

...

Transcurrió unos veinte minutos más o menos y con lo que sobraba del botiquín, traté y vendé algunas heridas y moretones de la cabeza, brazos y torso de los demás chicos; con un poco de suerte estaremos a salvo tan pronto salgamos de la zona del accidente y encontremos asistencia medica profesional para las heridas de Alan. Intentamos salir regularmente por las puertas, no obstante, estas quedaron trabadas por el daño causado en la colisión. Afortunadamente Daniel logró abrir la puerta corrediza con varias fuertes patadas y al salir, enseguida abrió con fuerza las puertas principales. En eso tanto Johan como Daniel salieron rápidamente y empezaron a escalar desde el fondo de una pequeña zanja donde nos fuimos a varar, así que yo sola tuve que ayudar a Alan para que pudiera salir también y con mucha dificultad escalamos la pequeña zanja, para que al final podamos echar un ultimo vistazo a la furgoneta dañada.

—Muchachos, una vez que salgamos de aquí, recuérdenme ir a buscar al desgraciado que nos alquiló esta chatarra —Declaró Alan mordazmente—... Malditos frenos, casi nos matan

—... Oh por Dios, ¿Estás buscando excusas otra vez? —Inquirió Daniel con sátira

—No es ninguna excusa, es un hecho —Respondió de inmediato—. Y no voy a perder mi tiempo discutiendo por algo así

—¿No quieres discutir o no quieres admitir? Al menos reconoce lo torpe que eres al volante... por lo menos agradezco que no fue Viviana la que estuvo manejando, habríamos muerto de seguro.

—¿¡QUÉ!? —Estallé ante el comentario—. ¡Vuelve a decir eso en mi cara, idiota!

Apenas reté al estúpido ni bien me acerqué, Johan soltó una pequeña carcajada y Alan solo se quedó en silencio mirándonos... Enfadada, me aproximé hacia los dos y le di a Johan un puñetazo en su hombro lastimado.

—¡Ouch, basta! !No te desquites conmigo! —Exclamó con mosqueo y en voz alta—. Desquítate mejor con el idiota de Daniel quien fue el que comenzó con el comentario misogino

Por complacencia, accedí de inmediato a perseguirlo, a lo que sólo reaccionó tal cual cobarde, huyendo tras mis pasos.

—¡Está bien, está bien! ¡Me disculpo! —Rogó por mi perdón mientras me evadía dando vueltas a mi alrededor y tratando de refugiarse de los otros dos chicos en cuanto podía—. Tan solo fue un chiste, no te lo tomes a pecho

—¡Si claro, un chiste muy pésimo! —Contesté agriamente y al no poder alcanzarlo, le arrojé hacia su cabeza una piedra pequeña que encontré a mi lado y esta dio en el blanco, produciendo un ruido de golpe satisfactorio. Las burlas de Johan volvieron aparecer ni bien Daniel se tiró de rodillas y se inclinó a tomarse la cabeza con sus manos—. Y para la próxima vez que intentes abrir la boca para otro de tus chistecitos, te irá mucho peor...

—Suficiente —Largó Alan después de presenciar el acto—... No perdamos más tiempo en estas tonterías, debemos planificar algo, pedir ayuda e irnos de aquí en cuanto podamos

Su aburrida seriedad generó un abrupto silencio alrededor, que no hizo otra cosa mas que incomodarnos a todos... o por lo menos eso percibí en los otros dos, a mi a cambio solo me hizo recordar hacer algo más. Así que me acerqué a Alan y al igual que hice con Johan, lo golpeé en su hombro como parte de su escarmiento.

—¡Ouch! ¿¡Que fue eso!? —Inquirió enfadado y extrañado a la vez

—¿Hace falta que te responda? Eso fue por lo que hizo Daniel.

—Pero qu... ¿¡Yo que tengo ver en esto!? No me burlé ni hice comentarios... yo no hice nada.

—¡Exacto! No hiciste nada. No hiciste nada para defenderme, por lo tanto te volviste un vil cómplice.

—¿Que querías que hicieras? Estoy muy lastim... —Se detuvo de repente y simplemente me dio la espalda y apartándose lentamente, murmuró—... ¿Sabes qué? Va veo por donde va esto y no pienso seguir tu juego.

—¿¡Ahh!? ¡Alan! ¡No te atrevas a ignorarme! ¿¡Me escuchaste!?... !ALAN! !Ven aquí de inmediato!

Las risas de los demás chicos estallaron cuando Alan seguía ignorándome, es más, se retiraba hacia el lugar del accidente y sin limitarse a prestarme atención, por lo que frustrada, agité mis puños al aire. No se con quién enfadarme más, ¿Con él por su completo desinterés? ¿O con los otros porque continuaban burlándose?

Las cosas se enfriaron luego de un par de minutos; por simple deliberación y curiosidad, nos dirigimos de nuevo hacia donde se encontraba Alan, ya que éste se encontraba en cuclillas e inmóvil, observando de manera inexpresiva la furgoneta dañada mientras se sujetaba la barbilla con su mano derecha, lo que nos generó una fascinante curiosidad por indagar lo que está viendo... Por experiencia personal, sé que él posee una habilidad especial la cual, puede percatar detalles minúsculos que nosotros no podemos ver y que le permite resolver problemas muy complejos. Lo triste es que los chicos ignoran la magnitud de esta capacidad y sencillamente lo etiqueta como simple habilidad de improvisación pero por meros gustos personales, a mi me gusta denominarlo su superpoder.

Poco después se incorporó perplejo y permaneció observando los alrededores del sitio, largando un largo suspiro... es como si estuviese confundido, tratando de buscar algo.

—¿Qué sucede Alan? ¿Todo está bien? —Le pregunté con inquietud

—Hmm... es extraño... —Murmuró con intriga

—¿Que es extraño?

—¿No se supone que caímos a un acantilado? —Me interrogó mientras se rascaba la nuca

—Pues sí, ¿Por qué lo preguntas? —Le respondí con voz un poco baja

—Por una sencilla razón ¿En dónde carajos está el acantilado?

Al fijarnos todos de ese "Enorme y obvio" detalle, nos dimos cuenta que en realidad no hay acantilado. En su lugar presenciamos ese paraje poco frondoso en la cual se halla un pequeño muro de rocas grises, algunos arboles poco frondosos y unos matorrales secos que sobresalen de la pequeña zanja donde fue a embarrancar nuestro medio de transporte… ahora que nos estamos dando cuenta, ¿La furgoneta no debería estar completamente destrozada si se supone que cayó en un abismo de varias decenas de metros? Y lo que es mas alarmante ¿Por que seguimos vivos si se supone que el accidente nos debió despedazar en el procesol?

Sin oportunidad de encontrar alguna solución coherente, Alan se acercó a mi oído y me ordenó a que llamara a emergencias mientras volvía. girándose nuevamente y avanzando algunos metros hacia lo que parece ser un claro.

—Chicos, ¿Podrían llamar a emergencias por mi? Creo que mi celular está descargado. —Les avisé mientras trataba de encender mi celular y lo corroboré cuando vi que le quedaba tan sólo un dos por ciento de carga

—¡Claro! —Afirmó Daniel y sacó su celular, marcó el número y luego volvió a intentarlo por varios minutos—. Lo siento Viviana, no tengo recepción. Revisa el tuyo también — Le avisó a Johan y éste también sacó su smarthphone y lo revisó reiteradamente.

—Tampoco. La señal está muerta —Negó decaído, guardando su smarthphone—, ¿Ahora qué se supone que haremos?

...

—¡Viviana, Johan, Daniel! ¡Vengan acá! —Vociferó Alan de repente y de forma alarmante. Por lo que nos hizo emprender el trote hacia esa dirección

—¿¡Qué sucede!? —Preguntamos con merodeo apenas llegamos

—Miren. —Avisó de forma atónita mientras señalaba el paisaje

Quedé pasmada a ver que el paisaje que nos rodea es completamente diferente a la que recuerdo. Se supone que estamos a mediados de agosto, en el cálido entorno paisajístico de nuestra gran altiplanicie regional, que cuyos prados verdes cubrían el terreno y los frondosos árboles se cernían a lo largo de la carretera; Pero lo que estoy viendo, es una horrible tundra árida y helada, la cual solo crece musgos y matorrales grises, también sobresale una que otra roca negra y puntiaguda. Es un escenario desolador casi apocalíptico, muy inhóspito, el ambiente es oscuro, estéril y helado, se siente un aire extraño... es como si no fuese de este mundo.

—¿En dónde diablos estamos? —Exclamó Johan bastante atónito

—Bueno, no se que decir al respecto pero no tengo cabeza ahora como para que eso me afecte demasiado —Comentó Daniel algo cortante—. Lo que me preocupa en verdad es la carretera, ¿Dónde carajos está? Se supone que estábamos en una vía nacional

—No lo sé, intenté ubicarnos por el GPS pero la aplicación no funciona —Exclamó Alan poco expectante a las circunstancias, luego enfocó su vista entrecerrando sus ojos hacia el horizonte—. ¡Por allá! —Señaló con el dedo indice, una sección de área a varios kilómetros de distancia—, veo una franja oscura que atraviesa esas colinas, ¿No será aquella la carretera?

Me pareció difícil divisarlo, al igual que él, entrecerré mis ojos en ese mismo rumbo y efectivamente es así, pero apenas se ve una delgada franja que está solo a un tono de quedar camuflado con el resto del terreno... una vez mas, su superpoder me deja impresionada.

—Alan —Murmuré para llamar su atención—... ¿No deberíamos quedarnos en un mismo sitio? ese sendero está muy lejos, ¿Y si nos perdemos?

—Tal vez… pero si es la carretera, las probabilidades de rescate estarán garantizadas ni bien esperemos a que alguien pase con su coche y nos lleve —Volteó su mirada hacia nosotros y exclamó—. Llevaremos solo lo esencial y volveremos por las demás cosas cuando nos rescaten.

—Está bien pero, ¿Qué se supone que llevaremos? —Preguntó Daniel mientras se dirigía a la zanja

—¡Hmmm! —Se giró a contemplar el supuesto camino un par de segundos y contestó—, Tal vez agua y algo de comer... ¡Ah! y también nuestras chaquetas, está haciendo mucho frío.

—¿Y los instrumentos? ¿Que pasa si llueve? Se van a estropear. —Preguntó Johan un tanto inquieto, pero Alan se limitó a fruncir el ceño solamente

—¡Que importa los instrumentos! la prioridad ahora es preservar nuestra seguridad. —Le gruñí mientras me dirigía a la zanja

—¡Ok,ok!... No te enfades otra vez. —Exclamó con algo de vergüenza mientras me acompañaba

Bajamos hacia la zanja y entre los tres abrimos las puertas traseras del vehículo, revisamos los equipos y los equipajes para poder encontrar algo de agua o comida. En mi equipaje encontré una botella de medio litro llena de agua mineral y unos medicamentos tales como aspirina y naproxeno. Más hacia adelante, cerca de la guantera vi ocho latas de Redbull, me introduje en el vehículo y me estiré por entre las demás cosas para poder alcanzarlas y empacar todo en un pequeño morral vació de color azul oscuro, por ultimo revisé el equipaje de Alan y agarré un elegante abrigo de lana sintética negra con anchas solapas de pico. Los demás revisaron sus equipos y solo agarraron sus abrigos casuales de color vino tinto y blanco. Finalmente regresamos a donde estábamos para poder emprender nuestra travesía de regreso a casa.


Narración de Alan:

Intenté establecer una trayectoria mental apta sobre este paraje para fijar una ruta rápida hacia la carretera. Previamente intenté llamar al número de emergencias pero la recepción no quiso responder y al igual que con el GPS, comprobando mas adelante que la señal está muerta. Los demás llegaron con sus respectivas cosas, en este caso, Viviana está llevando en un hombro un morral y mi abrigo en sus hombros; hicimos un intercambio de indumentaria por la obviedad de tamaños y comodidad. Me coloqué el abrigo con mucha dificultad debido a la limitación de mis movimientos y el dolor generado de ellos, en especial con mi brazo izquierdo, que apenas si la puedo mover… y ya ha comenzado a entumirse.

Emprendimos el camino que según creo yo, nos tomaría unas dos horas a pie… quizás tres debido a mi estado. Por lapsos tuve que tomar pequeños descansos ya que por la perdida de sangre, me agoto muy fácilmente y sufro de lagunas mentales por la falta de lucidez de la misma. Las lineas amplias de sangre seca en mi camiseta con el estampado del primer álbum de Mayhem me hacer recordar constantemente lo fatal que me encuentro y me hace preguntar sin entender ¿Cómo pude sobrevivir después de este aparatoso accidente?

Mi celular marca las 4:46 pm aunque las nubosidades del ambiente den la impresión de un horario mas tardío, sin embargo, eso no importa ya. Nos estábamos acercando y el entusiasmo crecía entre nosotros, aún así no me emocionaría demasiado ya que al divisar con más detalle ese camino, tengo la sospecha de que eso no es una carretera pavimentada… espero estar equivocado.

—Esto no es la carretera... —Exclamé con frustración al contemplar frente a frente el supuesto sendero y que estuviese en lo cierto—, ¡Son sólo unos malditos rieles!

—¿Pero qué hacen esos rieles aquí? No recuerdo que tengamos el servicio de metro convencional en nuestra región, sólo tenemos el subterráneo. —Comentó Viviana un tanto confundida

—¡Esperen un momento! Esto es muy raro...

Mientras maldecía nuestra suerte y que los demás me rodeaban para tratar de calmar mi frustración, Daniel se inclinó y observó los rieles mientras se llevaba una mano en la barbilla, luego se levantó y nos dijo.

—Chicos, estos no son rieles comunes.

—¿Qué quieres decir con que no son comunes? —Preguntamos Johan y yo al unísono

—Pues… bien, ya que tomé clases de diseño geométrico en mi carrera de arquitectura, veo que estos rieles no son convencionales. Ni de lejos cumplen con el reglamento requerido para un metro común. Por su aspecto digo que son muy rudimentarios, su estructura es muy básica y simple, inclusive tiene algo de oxido...

—Y eso significa… —Dijo Viviana en un tono despectivo

—… Llamenme loco pero, estos rieles son para un ferrocarril antiguo.

—¿Enserio? Vaya lugar en donde fuimos a parar —Exclamó Johan con sarcasmo—, ¿Que clase de lugar todavía se usan ferrocarriles antiguos?

—No lo sé, quizás esto sea una vía comercial antigua o una vía abandonada... en tal caso sigamos estos rieles, averigüemos hacia donde terminan —Les ordené a los demás en tono seco—. Tal vez nos topemos con algún tren que pase por aquí o tal vez lleguemos en alguna estación.

Sin evitar este trago amargo del desanimo, con dificultad avanzamos siguiendo a los rieles, sin embargo, el clima se iba poniendo más intenso conforme transcurrían las horas.

...

El ambiente está oscureciendo mas rápido de lo previsto y nuestro agobio de que nos quedemos sin luz a mitad del camino es cada vez más latente. Para nuestra fortuna, divisé por entre la reciente niebla que caía una cueva a unos cientos de metros; informándoles sobre el hallazgo, decidimos pasar la noche allá y delimitar algunas señales para no perder el rastro de los rieles. Al llegar, notamos que la cámara albergante es húmeda, oscura, cuyo hedor a moho era repulsivo, pero no podíamos quejarnos ya que esto era lo mejor que nos pasó en todo el día. Por desgracia no hay nada útil que podamos utilizar, solo sobresalen estalactitas un tanto peculiares, son negras y traslucidas… parecen estar hechos de cristal.

Sin casi nada de equipo, tuvimos que improvisar una especie de refugio para que no nos afectase el clima helado nocturno. Rompimos algunas piedras de cristal con unas pocas patadas y las apilamos formando un diseño cóncavo alrededor del perímetro de la entrada para cimentar un pequeño e improvisado cortavientos. Para la fogata, Daniel y Johan salieron a recolectar algunas ramas y musgos. Cuarenta minutos después volvieron y apilaron una cantidad considerable de ramas, el musgo gris y seco serviría como buena yesca y gracias a que conveniente tengo un encendedor en el bolsillo, encendimos la fogata con facilidad y nos preparábamos para soportar la helada noche. Durante nuestra preparación, decidimos que dormiríamos por turnos, estableciendo que tres descansarían y uno estaría vigilando la entrada y la fogata para que esta no se apague, cumpliendo una vigía de tres horas hasta el cambio de turno.

El celular marca ahora las 11:39 pm. Encontrándome en mi primer turno de vigía en el pétreo refugio voluntariamente porque no tengo ganas de dormir, al menos no todavía… y al ver que todos se encuentran dormidos, me ubiqué en un rincón y me senté cerca de la entrada observando ese extraño y desolador paisaje. La luna es muy distinta a lo habitual y no sé por qué, pero a pesar de que las nubes logran tapar su pálido resplandor, se siente una calidez agradablemente rauda, y su luz es tan hermosa, que me da la impresión de que alguien estuviese acompañándome... es algo extraño pero, parece que estuviese viva. Viva y observándome.

Al mirar hacia el cielo, aproveché la oportunidad de pensar y reflexionar sobre todo lo ocurrido hasta ahora:

«El viaje de regreso… aquellos destellos blancos… el acantilado… el terrible accidente… la nefasta decisión de abandonar el vehículo por querer tomar nuestra propia salida y no optar por la decisión mas prudente de quedarnos en el lugar del desastre y esperar el rescate»

Me estoy deprimiendo. Esto es realmente frustrante y me siento vulnerable e inútil por el hecho de estar en este lugar. ¿Qué diablos es este sitio? Este lugar parece un maldito infierno de hielo ¿Los destellos blancos que estallaron en los cielos, tendrá algo que ver con este sitio?... dentro de mi, implora respuestas...

—Alan, ¿Te encuentras bien? —Volteé hacia atrás para ver a mi compañera que se aproximaba hacia mí, luego tendió su mano derecha por sobre mi hombro, con un aire de inquietud

—…

—Dime, ¿Qué tienes?

—… Todo esto es culpa mía… no sé por qué pero estoy tomando malas decisiones. Trato de que ustedes estén bien, pero siento que solo los estoy llevando a una completa desgracia.

—Alan… —Murmuró en un tono triste

—¿Por qué sigues despierta? Deberías estar descansando

—… Alan escúchame, tú me preocupas mucho. Estás lidiando con algo que no deberías cargar.

Para mi asombro, ella se había sentado a mi lado izquierdo y puso su mano en mi rodilla, haciendo arrumacos.

—Te conozco desde hace años. Desde la vez que me contaste de tu condición de misántropo, pensé que jamás tendría la oportunidad de ser tu amiga, pero por alguna razón, quisiste permanecer a mi lado. Durante el tiempo que nos conocemos, compartiste con los muchachos y conmigo en especial, tus sueños y tus ambiciones, te brindamos nuestro apoyo porque queríamos ayudarte a cumplirlos y la aceptaste con mucho gusto. Es algo extraño pensar esto, pero quizás tú vistes algo en nosotros tres que te atrajo y por eso aún estamos unidos como un gran equipo. Ahora te responsabilizas y te preocupas por mí y por los chicos... eso es un gesto que siempre te voy agradecer.

Se apegó aun más y para mi sostén, extendió un medio abrazo mientras apoyaba su cabeza por sobre mi hombro.

—… Todo lo que nos está pasando no es por tu culpa, el accidente ocurrió por culpa de esos destellos, tú no los ocasionaste. Sólo sé que trataste de salvarnos y te estoy muy agradecida porque me salvaste la vida —Me abrazó con más firmeza mientras continuaba—. En mi corazón, confío totalmente en que nos sacaras de aquí y que volveremos felices a nuestros hogares. Así que te quiero pedir una cosa... no te deprimas más por favor. Odio verte así.

Inmediatamente le correspondí el gesto afectuoso y debido al alivio que estoy sintiendo por sus palabras, una pequeña y rebelde lágrima salió a recorrer mi mejilla derecha. En eso declaré con sinceridad.

—Juro que saldremos de este maldito sitio, y juro también que pase lo que pase, los protegeré.

—Sé que lo harás —Cortó el abrazo, solo para darme un tierno beso en la mejilla—. Me alegra que ya te sientas mejor —Se levantó y se dirigió a la fogata—. Bien, me voy a dormir

—Buenas noches Viviana, que descanses... y gracias por tu apoyo. —Agradecí susurrante mientras me acomodaba de nuevo en mi puesto

...

Llegó un nuevo día y me levanté con los ánimos renovados, la determinación de salir de aquí es lo suficientemente grande, como para que esta terrible hambre que estamos palideciendo, pasase a un segundo plano.

Retomamos la ruta para llegar otra vez hacia los rieles y mientras anduvimos hacia lo que creemos que es la dirección norte, el clima permutó de soplar viento, a nevar constantemente… Evento que nos asustó y extrañó a la vez porque se supone que estamos en temporada veraniega, no deberíamos ver la nieve hasta dentro de unos cuatro o cinco meses. Permanecimos estupefactos con el nuevo ambiente hostil y paralizados por la gelidez de la misma, nos obligó a apretujarnos entre nosotros, pero sin importar nada, nuestro propósito de llegar a destino es mas fuerte y nos apresuramos para llegar lo antes posible. Finalmente a lo lejos divisamos una estación de tren y al llegar, los muchachos entraron en ella a refugiarse mientras que viré a un lado y me fijé en un viejo cartel de madera colgado que reza:

"Bienvenidos a Equestria"

«¿Equestria? ¿Que clase de nombre es ese?... Ese nombre no suena nada alentador, se oye como un mal nombre para un local de clase baja, un corral o un establo... Me pregunto por qué esta área se apoda con algo tan deplorable, al juzgar por la estación de ferrocarril tan cerca, no parece que este lugar sea un santuario protegido o algo parecido»

—!Alan! ¿¡No vienes!? —Preguntó Johan en voz alta y al notar que los vientos nevosos se hacían mas fuertes, ingresé de inmediato a cubrirme

Dentro de la caseta, no hicimos otra cosa mas que aguardar a que la nevada cesase, sin embargo las horas pasaban y el clima tendía a empeorar. El frío se tornaba extraña e irónicamente sofocante y la ventisca cortante amenazaba con tirar abajo las paredes y el tejado hasta los cimientos. Por mera casualidad, Johan nos advirtió que había divisado a lo lejos un extraño objeto, fuimos a mirar para saber exactamente que era y al indagar lo suficiente, si no me equivoco, parece ser una especie de bóveda de color negro, pero ni siquiera lo alcanzo a detallar bien como para saberlo a ciencia cierta debido a la turbiedad de este clima.

Al discutir sobre aquel supuesto recinto, nos preparábamos para sobrellevar mejor el frío y partir hacia ese lugar. Espero que sea un refugio mas confortable, ya sólo nos queda un sorbo de agua, una última lata de Redbull y para complicar las cosas, mi brazo ya está perdiendo movilidad.

A medida que atravesábamos el feroz clima, por un hecho extraño que ni yo puedo entender, la hostilidad de ésta se iba retirando. El cielo poco a poco está cambiando de un color grisáceo a uno sepia, tal como presenciar un esplendoroso atardecer, las capas de nieve en el suelo se adelgazaban por cada paso que dábamos, descubriendo mas adelante un áspero terreno arenoso y estéril; también se había manifestado una sensación no muy común. Un aire un tanto febril y denso que no pregonaba un ambiente apacible. Por dichas distracciones, no nos percatamos de que el objeto por la cual estuvimos persiguiendo, se había perfilado ante nuestros ojos, en un enorme domo negro traslucido... No podíamos ocultar nuestras impresión por el tamaño de semejante estructura.

—¡Wow! —Exclamamos todos al unísono como única expresión

—¡Mira el tamaño de esa cosa! —Vociferó Viviana exaltada—, ¿¡Qué habrá dentro de ella!?

—No tengo la mas mínima idea —Puse mi mano en la frente de manera lateral para enfocar mi vista en primer plano a través del domo. No pudiendo creer lo que había encontrado—, ¡Parece que hay una ciudad entera dentro de esa cosa!

—¡Una ciudad! Eso si no te la creo. —Bufó Johan golpeando jovialmente mi hombro como leve señal de burla

—Si no me crees, te invito a que lo descubras.

Nos acercamos más para poder contemplar la ciudad con más claridad y a través de la transparencia oscura del domo, apreciábamos un paisaje árido que sobresalían esas estalactitas negras traslucidas en cada rincón, mas allá se manifestaba una ciudad de aspecto desprolijo, casi prehistórico, cuyas edificaciones están hechas con esas mismas piedras, o más bien cristales; y en su centro se erige un enorme palacio negro cuyas torres de aristas filosas que sobresalían le daban un aspecto un tanto lúgubre.

—Ésto da miedo —Dijo Daniel rascándose la nuca—, ¿Qué se supone que sea esta ciudad? ¿Y en dónde se ubica?

—Tal vez no tenga una idea clara, pero su apariencia me recuerda a Chester's Mill pero hecha de cristal.

—¿Hmm? ¿A quién? ¿De qué diablos hablas? —Inquirieron Daniel y Viviana con evidente desconcierto e incredulidad

—Nada, olviden la tontería que dije. Sólo quería hacer referencia a una novela de ciencia ficción que leí hace varios años... a ver si cogen un libro en vez en cuando, incultos de mierda. —Murmuré a mis adentros

—Bueno, no se qué carajos sea, pero me da la impresión de que es una gran metrópoli o un imperio de cristal —Exclamó Viviana sacando algunas conclusiones—. ¿Por qué no entramos y vemos a quién encontramos?

—Me disculpo si soy directo pero, ¿No te das cuenta de que hay un maldito domo que lo cubre? —Le repliqué mirándola fijamente— No hay entrada a la que podamos acceder.

—Discúlpame a mi por decirte esto pero, lo que dices no tiene sentido —Se interpuso Johan colocándose en la misma postura que Viviana—, ya que por obvias razones no estamos en una novela ficticia, ¿Quién en su sano juicio erige una ciudad solo para quedar aislada? Debe de haber una entrada cerca en algún lado.

—Si, al igual que no pueden existir las ciudades hechas de cristal pero esta bien —Le respondí con cierto sarcasmo y luego le recriminé—. Si crees poder encontrar una entrada, entonces ve y encuéntrela. Me quedaré aquí mismo y veré la cara de idiota que pondrás cuando te des cuenta del tiempo que has perdido.

—¿Ahh, si? Pues iré y lo encontraré, para después poder ver la cara de imbécil que pondrás cuando te haya cerrado la boca. —Me devolvió el gesto asumiendo el reto, y se fue yendo a toda prisa hacia el pie del domo

Mientras contemplaba a mi estúpido compañero como gastaba su tiempo y energía en vanos rodeando el perímetro de la estructura, aproveché mi tiempo para sentarme en el suelo a descansar. Un dolor de cabeza repentino comenzó atacarme y sólo podía frotarme las sienes para calmar el síntoma.

—Viviana, ¿Quieres pasarme la ultima lata? Necesito calmar mi jaqueca

—¿Te duele la cabeza? —Murmuró Viviana en una leve tono de preocupación—. Menos mal que llevé esto conmigo —Exclamó mientras sacaba de uno de los compartimientos del morral, tres sobres de lo que parece ser medicamentos comunes—, ¿Quieres la aspirina, el naproxeno o el ibuprofeno?

Esbozando una leve sonrisa por la conveniencia de su asistencia y dándome a elegir cual de los tres escocer , decidí agarrar los tres, sacándolos del envoltorio y tragándolos, luego tomé sin permiso su botella y me bebí el último sorbo de agua para ingerir los medicamentos con mas facilidad.

—¡Sólo tenías que tomar uno, no los tres! ¿Acaso quieres ponerte peor de lo que estás? —Me replicó en voz alta

—Si, sé que esto está mal... debí tragarlos con el Redbull y un poco de vodka.

—¡Alan! —Espetó

—Tranquila, sólo fue una broma. Estaré bien, no te preocupes. —Me mofé por un rato, a lo que ella respondió en un murmullo

—... Tonto.

Mientras que pasaba el rato con ella, por saciar su curiosidad o por matar el aburrimiento, Daniel se acercó al domo para ayudar a nuestro compañero que continuaba recorriendo el perímetro de la misma para ahorrar mas tiempo, sin embargo, lo ví tropezarse con una pequeña piedra que estaba oculta por la arena, pero en vez de estrellarse de bruces contra el muro traslucido del domo, este lo atravesó como si fuese una burbuja.

—¡Daniel! ¿Estás bien? —Inquirió Viviana corriendo tras su ayuda

—¡Wow! Esto no es un domo solido —Comentó Daniel un tanto sorprendido y extrañamente animado—. Debe de ser… ¡Mmmmm! no sé… quizás un campo de fuerza, de esos que aparecen en las películas.

—¡Hmm! Pues entonces no es un campo de fuerza, porque lograste atravesarla —Sonreí con sarcasmo mientras me cruzaba de brazos—. Como sea, creo que podemos cruzarlo.

—¡Sí, por supuesto! —Gritó Johan a lo lejos apenas nos escuchó y este cruzó el supuesto domo con gracia y orgullo—, ¿¡Cómo te quedó el ojo, eh pendejo!? ¡Te dije que había una entrada!

—¡Es un domo falso! ¡Eso no cuenta como entrada!

—!Ohh! ¿¡Parece que huelo como a otra de tus excusas!? ¡Que mal perdedor eres! —Se mofó con un evidente tono ácido

—¡Cierra la boca, sólo tuviste suerte! ¡No me impresionas para nada, imbécil! —Le respondí extendiendo hacia lo alto el dedo medio

Viviana y yo cruzamos la barrera juntos y sin rodeo… y la sensación de cruzar dicha barrera fue extraña pero a la vez interesante, es como atravesar una pared de agua que no se inmuta. Avanzamos un poco mas para satisfacer nuestra fascinación y curiosidad y al observar con claridad el terreno, divisamos a unos lugareños alrededor. Con exaltación nos aproximamos a paso rápido hacia ellos pero al estar lo suficientemente cerca, nos dimos cuenta que no son realmente personas… son caballitos multicolores que se encontraban cohibidos con pesados yugos y cadenas, siguiendo una extensa fila; todos ellos se encontraban cabizbajos y sus miradas grises reflejaban miedo, desesperación y un horror absoluto.

—P-pero qu... —Exclamé entrecortado por el asombro—, ¿¡Pero qué carajos está ocurriendo aquí!?

Al inquirir en voz alta, uno de esos animales volteó a verme y con una desesperación inquietante trató de levantar una de sus patas delanteras hacia nosotros pero la cadena atada a ella no se lo permitió, y con sus ojos vidriosos y una expresión de súplica, imploró con una voz femenina y débil.

—Por favor… sálvanos…

Los demás caballitos… o mejor dicho, ponis, se dieron cuenta de nuestras presencias e inmediatamente empezaron a suplicarnos… Entramos en shock al ver esa escena tan perturbadora y solo pude musitar lo siguiente.

—¿Qué clase de magia negra es esta?