LOS SIMPSON ES UNA SERIE DE MATT GROENING
Por supuesto, ella había sido la única que había decidido sacrificar unas pocas horas de su tiempo libre para subir la nota acudiendo a aquel seminario. El trabajo no era obligatorio pero la ayudaría a conseguir la matrícula de honor que se había propuesto lograr en Ciencias.
Lisa eligió un buen asiento, cerca de las mesas de los organizadores, para oír mejor y estar a una buena distancia cuando comenzara la ronda de preguntas. Tras sacar la libreta y el bolígrafo, echó un vistazo detrás de ella. Contaba unos diez asistentes. Aunque esperaba que llegaran más, nunca había visto tanto público en aquellos eventos. Volvió a mirar al frente y se agachó para cerrar la mochila. Cuando alzó la cabeza, vio que un chico se acababa de sentar a su lado. Con tanto espacio como había en los asientos de atrás...
Sólo lo miró de refilón, pero cuando notó que él la estaba mirando fijamente, terminó por volverse discretamente.
En un primer momento, quiso preguntarle si lo conocía. Pero, viendo su expresión, y haciendo un poco de memoria, consiguió responderse a sí misma antes de que sus labios se despegaran.
- ¿Thelonius?
El muchacho sonrió.
- Ha pasado mucho tiempo, pero sigues siendo igual de guapa-dijo él.
Si Lisa hubiera dicho lo mismo, no habría exagerado: por supuesto, le había cambiado la voz y su cuerpo ya era el de un hombre, pero seguía siendo él, hasta su estilismo era prácticamente el que recordaba. Y seguía conservando su habilidad para hacerla enrojecer como una estúpida con un pequeño cumplido.
Los conferenciantes ya se habían sentado, de modo que no había mucho tiempo para hablar.
- ¿Vamos después de esto a tomar un café y nos ponemos al día?-preguntó Lisa.
- Por supuesto-asintió Thelonius, sacando de su mochila una grabadora.
Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron. Tantas cosas que contar. De todos modos, Lisa apenas recordaba nada de él, aparte de su intelecto por encima de la media y la marginación que eso conllevaba, así que, por una vez en su vida, esperó que el seminario fuera corto para salir de allí y hablar. Podrían haber empezado con murmullos allí mismo, claro, pero aquello habría sido impropio de ellos. Y esperar y limitarse a hacer comentarios sobre el tema que se trataba le daba una chispita de emoción a aquel encuentro inesperado.
FIN
