Celos.

Lo tiene todo perfectamente calculado y le hace sonreír el saber lo astuta que es, lo bien que puede hacer algunas cosas si se lo propone. Está furiosa, pero se esconde detrás de su fachada despreocupada; está furiosa, asqueada y busca venganza. Porque a ella, futura modelo y amiga de Maiko-chan, nadie la rechaza. Mucho menos por su hermano, ¡su hermano, vestido de mujer!

Así que sabe lo que tiene que hacer, sabe los pasos a seguir y confía en que la buena voluntad de Shuu y su inocencia le cedan el paso a una gran venganza, ¿y por qué no? A una humillación, para él, para Seya.

¡Y se muere de la risa de imaginárselo! ¡Todo, su rostro, la impresión! Primero, comenzará con algunas citas casuales, traerá a Seya para que vea a Shuu vestido de señorita, alentará sus sentimientos sólo un poco, sólo lo necesario para mantenerlo interesado —justo como lo hizo con ella—, los enviará a cines, citas, parques... y luego, cuando menos se lo espere...

La verdad saldrá a la luz. Yoshino se convertirá en Shuuichi Nitori, su hermano menor, su más grande enemigo. Y ahí, justamente ahí, verá sus ojos desorbitarse, Seya le suplicará perdón y, por supuesto, no se lo dará.

Sólo falta un poco, un poquito para que todo suceda.

Porque claro, en la cabeza de Maho no cabe la idea de que Seya acepte a su hermano cuando sepa la verdad. Es imposible.