Desafiando al destino
"Quitar la vida y mentir, se hizo una costumbre, cuando la fe y el amor ya no alumbren no va a quedar más nada, vivir será lo temido por todos y la muerte amada."…Como Te Extraño – Abel Pintos.
Capítulo 1
Blaine se encontraba sentado en un sillón muy elegante de color verde oscuro en la oficina enorme y sofisticada, del hombre más poderoso de todo New York, era la segunda vez que se encontraba allí.
Trabajaba desde los catorce años en el negocio, cuando su padre lo ingreso oficialmente tenia dieciocho, pero dos años después su padre murió y él se hizo cargo de todo por pedido del hombre que él respetaba y le era fiel hasta la muerte.
La primera vez que lo vio tenía diez años, fue en su casa, estaba en la oficina de su padre jugando al ajedrez con él. Su padre le tenía prohibido presenciar cualquier conversación, así que Blaine se escondía en la habitación contigua y los observaba con reverencia. La siguiente vez que lo volvió a ver en su casa, fue después de la muerte de su padre, estaba dándole el pésame a su madre. Días después lo mando a llamar para ofrecerle el lugar que ocupaba su padre en la organización. Manejaría la zona norte de New York.
Y eso hacía desde ese momento. Siete años sirviéndole, y siendo honesto, al menos con él.
Unos pasos firmes y decididos se oyeron por el pasillo, era evidente que era una mujer.
Santana López ingreso con un vestido rojo pegado a su escultural cuerpo, llevaba en sus manos una carpeta que dejo sobre una mesa. Ella era temeraria. Nadie se animaría a contrariarla o enfrentarla. Nadie en su sano juicio.
-Whisky?.- pregunto Santana.
-No gracias.- dijo Blaine.
Los pasos lentos y pausados de un hombre mayor se hicieron presentes, Blaine se puso de pie, y Santana ocupo su lugar a un lado de un sillón antiguo de color rojo.
-Anderson.- dijo Rubí.
-Buenas noches Rubí.- dijo educadamente Blaine.
-Toma asiento.- dijo Rubí sentándose en el sillón rojo.
Blaine se sentó y observo al hombre por el que sentía respeto y admiración.
-Sabes porque estás aquí Blaine?.- pregunto Rubí.
-No.-
-Querida.- dijo Rubí levantando su mano hacia Santana.
Ella tomó la carpeta que estaba sobre la mesa y se la entrego a su jefe.
Rubí abrió la carpeta y se la entrego a Blaine.
-Quiero a Puckerman fuera de la organización.- dijo Rubí.
...
-Que le pasa a esta cosa?!. Kurt no la enviaste a arreglar?.- pregunto Puck sentado en un escritorio con una computadora portátil en su pequeña oficina, del club nocturno que manejaba.
-Sí, pero si la golpeas no funcionara nunca.- dijo Kurt mientras leía una revista sobre un sofá.
-Y entonces?.- pregunto enojado Puck.
Kurt lo miró y se puso de pie sin ganas. Tomó la computadora y vio lo que le sucedía.
-Siempre presionas las dos teclas a la vez, por eso se bloquea.- dijo Kurt devolviéndole la maquina a su jefe.
Puck hizo un sonido con su boca y siguió con su trabajo.
Kurt volvió a sentarse oyendo los disturbios afuera. Sabía que sucedía, Puck dejaba que hicieran lo que quisieran en el local y antes que llegara la policía, sus matones sacaban a la gente a empujones a la calle. Por eso casi nadie venia, solo la paria de la zona sur de New York y los exiliados de la zona norte.
Kurt no sabe bien como llego ahí. Su hermanastro Finn era amigo de Puck, pero no participaba de la organización, aunque más de una vez tuvo que defenderlo. Eran muy amigos desde niños, cuando Finn murió, hacia ya varios años atrás, Burt y Carol quedaron solos y con deudas, y allí apareció Puck con sus soluciones mágicas, convenció a Kurt de entrar en el negocio y así ayudar a Burt. Y él lo hizo. Cuatro años siendo un soldadito de Puck, no era fácil, aunque él sólo llevaba la contabilidad de los "negocios" a veces tenía que ser el mensajero y recibía un par de golpes.
Puck no era malo, al menos no lo parecía, pero muy deshonesto y sucio para hacer negocios, y eso le traía muchos problemas. Tenía un séquito de veinte personas más sucias y deshonestas que él, a Kurt no le gustaba mucho el ambiente, así que permanecía en la oficina casi todo el día. La mayoría vivían ahí, y era un verdadero caos por momentos. El viva en un pequeño departamento a metros del club.
Con veintitrés años, aún tenía la esperanza, aunque casi extinta, de poder asistir a NYADA. Ese era su sueño. O lo había sido. Su padre y Carol creían que trabajaba de mesero y hacia cursos de actuación, obviamente nunca le diría a Burt a que se dedicaba.
La puerta se abrió de golpe dejando ingresar a un molesto Jack, la mano derecha de Puck.
-Se puede saber porque demonios Tina está bailando con las demás chicas?.-
-Porque es la única asiática que tenemos y a los clientes les gusta.- dijo Puck sin levantar la vista de la computadora.
-Pero es mi novia!.- dijo enojado Jack.
-Te daré un porcentaje de su comisión.- dijo Puck mirándolo.
Jack hizo una mueca y se sentó junto a Kurt en el sofá.
-Cuanto?.-
-El veinte por ciento.- dijo Puck siguiendo con su trabajo en la computadora.
Jack solo miro hacia el techo y busco una cerveza de un minibar.
Kurt lo observo de costado. No podía creer lo bajo que podía caer una persona. A Jack no le importaba en lo absoluto que usaran de esa forma a su novia, y encima sacar crédito de ello.
Pero esa era la clase de personas que trabajaban para Puck, y luego estaba él, que a veces solo quería volver a Ohio y trabajar en el taller de su padre.
-Kurt. Cuando hagas el recuento de lo que ingreso hoy, agrégale lo que ganen las chicas de afuera. Ellas trabajaran para el club ahora. Así que tendremos que poner más muchachos que las cuiden.- dijo Puck poniéndose de pie. -Vamos Jack.-
Jack se puso de pie y salió caminando por la puerta junto a Puck. A esa hora, una vez por semana, salían por los antros de la zona sur recaudando lo que Puck llamaba "la cuota". Cada local pagaba una comisión por trabajar y tener el respaldo de Puck en caso que la policía se metiera donde no debía. Claro que la policía también tenía sus arreglos con Puck, pero ellos solo se hacían los distraídos a la hora de implementar la justicia.
Kurt se quedo en la oficina hasta que la gente salió del local, luego subió a la planta alta y espero a que la gente de Puck trajera la recaudación, el contaría el dinero y una parte quedaba en el local y la otra, a diferentes cuentas en el banco.
Estaba cansado de esa vida, pero no tenia opción. Ya no.
...
Blaine suspiro pesado, se quito el saco y se sentó en el sillón de su oficina. No quería pensar mucho, miro a través del enorme vidrio oscuro que daba al salón de su club, observando las luces encendiéndose y a la gente de limpieza comenzando su trabajo.
Ya era de mañana, había pasado toda la noche caminando, pensando y pensando. Wes, su mejor amigo y mano derecha se hacía cargo de los negocios cuando él no estaba.
Con veintisiete años sentía que había vivido toda una vida. Tenía más experiencia en negocios que cualquier empresario.
El manejo de la zona norte no era fácil, siempre había gente intentando vender drogas o bandas que no se apegaban a las reglas.
No era muy difícil, si tienes un negocio en la zona, pagas una cuota razonable y nadie molestaba más. Pero algunos no lo entendían, y él y su gente tenían que hacerlos entrar en razones o echarlos del lugar.
La mayoría no causaba problemas porque sabían que Blaine cumplía. La delincuencia había bajado mucho al igual que la venta de drogas y estaban conforme.
Wes entro a la oficina y alzo las cejas sorprendido al verlo allí.
-Tuviste una noche fatal?. Que te dijo Santana?.- pregunto Wes buscando dos vasos para servir Whisky.
-Hable con Rubí.- dijo serio Blaine.
Wes lo observo detenidamente. Rubí nunca hablaba con ellos, era Santana quien siempre lo hacía.
-Quiere a Puckerman afuera.- dijo Blaine.
Wes le sirvió el líquido con hielo y le entregó el vaso a su jefe.
-No quiere una estrella o la luna?.- pregunto irónicamente Wes.
-Si las quisieras tendría que bajarlas, lo sabes bien.-
-Como vamos a hacer?.- pregunto Wes.
-Tendremos que planear bien ésto o su gente se nos a venir encima.-
Wes negó con la cabeza y se sentó en un sillón frente al escritorio de su jefe.
Blaine abrió la carpeta que le dio Rubí y busco la foto de Kurt. Hacia un par de años se había cruzado con el castaño y quedo prendado de él, de su belleza, de sus ojos, de su mirada transparente, lo había estudiado en secreto durante mucho tiempo antes de desechar la idea de que algún día podría estar cerca de él. Puck hacía varios años se había convertido en su enemigo, cuando decidió dejar de responderle a la organización y hacer de la zona sur, su territorio. Observó la foto unos instantes sabiendo que debía tomar la decisión correcta. No podía equivocarse, tenía que sacar a Puck del medio y a toda su gente, sin iniciar una guerra.
-Es más difícil de lo que parece.- dijo Wes mirándolo.
-Si.- dijo pensativo Blaine, suspiro y tiro su cabeza hacia atrás. -Hay que reunir información, buscar su punto débil, y aliados.-
-Aliados?. Quien va a traicionar a Puck?.- pregunto Wes.
-No sé. Pero tendremos que encontrar a alguien.-
Desarmar la banda de Puck sería difícil, pero para Blaine lo más difícil era deshacerse de Kurt.
