Aquui les dejo algo para entretenerse mientras actualizo un nuevo capitulo de 'La Cantante'... en fin. Aqii esta una de las cosas más tristes que he hecho (escrito) así que, disfrútenlo y... de ser necesario, lloren.

Incluso después.

EPOV

Mis dedos acariciando las teclas. Creando música según mi estado de ánimo, esto me sorprendía ya que lo que tocaba en ese momento era una melodía tan conocida que podría haberla reconocido incluso antes de pensar que pudiera existir. Recordaba esos tiempos alegres, tan cercanos y lejanos al mismo tiempo.

Incluso ahí, donde se supone que nada alegre parecía existir, no pude evitar sonreír… porque estaban a salvo. Lejos de mí por lo que, de todo ir bien, sería una eternidad; eso hacía que el alivio no fuera completo.

Suspiré. En serio los iba a extrañar. Mi familia… Bella… Renesmee… En ese momento, mis manos movieron sus movimientos para dar entrada a esa melodía que tenía el nombre de nuestra hija escrito en ella.

Ya había sospechado yo que mi felicidad no podía ser duradera, porque para una criatura como yo, eso parecía no estar permitido. No se me permitía tener una vida feliz y tranquila al lado de la familia que amaba. Había sobrevivido a ver al amor de mi vida sufrir, morir… había logrado ver a mi hija nacer, crecer, existir… Por ese breve pensamiento había cambiado todo, por eso agradecí en ese momento que Alice no estuviera presente para delatar mi plan.

Claro que, parados ahí, enfrente de los que parecía ser nuestros verdugos, nadie se fijaría en lo que yo estaba haciendo. Había dado un paso al frente, luego otro, y así hasta llegar a Aro. Podía sentir las miradas confundidas, iracundas y algunas temerosas detrás de mí. Cuando toqué de nuevo la mano de Aro, le conté mi idea en secreto, ya que no toleraría mostrar mi egoísmo enfrente de todos los que habían venido a apoyarnos, aunque también los estuviera salvando a ellos. Me dijo:

–Haz lo que necesites hacer. Tienes una hora–. Y con eso, le indicó a toda su guardia maligna que se retirara, aunque yo sabía que simplemente se esconderían en alguna parte, esperando por mí.

Edward, ¿qué sucede? me preguntó la inocente pero confundida voz mental de mi esposa. Su inteligencia siempre era formidable, excepto cuando la usaba para averiguar cosas. Estaba seguro de que no iba a tomar bien esto. Entonces escuché los pensamientos de Renesmee.

Papá… ¿qué sucede? tuve que sonreír por eso. A pesar de no saberlo, madre e hija pensaban de la misma manera inconscientemente. Era algo tan motivador que no pude evitar correr hasta donde se encontraban ellas para abrazarlas. Ambas regresaron el abrazo, aún sin tener idea de lo que pasaba.

Les dije a todos que todo había terminado y, eventualmente, cada grupo se fue retirando hasta sólo quedar nosotros tres. Fue entonces cuando le dije a Bella la verdad de lo que sucedía. Le había contado a Aro en mis pensamientos que iba a ir con él si accedía a dejar a mi familia en paz. Para lo que restara de la eternidad. Él en cambio me había exigido que le pidiera a mi familia que no hiciera intentos de rescatarme ya que serían inmediatamente ejecutados de ser vistos en algún lugar cercano a Volterra. Y yo… completamente decidido por mi decisión, accedí.

Para este punto, Bella parecía muerta de dolor, petrificada, pero la expresión en su rostro la delataba a tal grado, que me sentí morir de haber sido posible. Pero, lamentablemente, ella sabía tan bien como yo, que ya no había marcha atrás a lo que había hecho. Se abalanzó a mis brazos y permanecimos así: recordándonos, guardando cada detalle, porque sabíamos que seguramente esta vez sí sería la última que nos viéramos.

Le supliqué que no les dijera nada a los demás hasta que me hubiera ido. No soportaría ver sus caras, probablemente llenas de tristeza, dolor, enojo, o tal vez todo eso junto. Al contrario de lo que esperaba, no peleó conmigo y accedió de inmediato. Entonces, en medio de todo, escuché unos pasos pequeños y me giré para ver a mi hija, mi Renesmee, de pie ahí, observándome con los ojos llenos de tristeza. Tan intuitiva como su madre. Ese pensamiento me hizo sonreír.

En ese momento no podía hablar, ya que probablemente mi voz saldría llena de tristeza, dolor… no sabía que esperar, así que corrí por una hoja de papel, una pluma y escribí una enorme carta. Sabía perfectamente qué era lo que sentía, por lo que no me tardé mucho en terminar. Alcé la vista y vi a las dos mujeres más importantes de mi existencia mirándome.

–Toma esto– dije mientras me agachaba para darle a Renesmee la carta, –quiero que lo leas cuándo tu mami te lo diga, ¿de acuerdo?– ella asintió. No pude resistir más y la abracé, al igual que con Bella, recordándola en mi memoria. –Me tengo que ir, pequeña, pero Esme te cuidará mientras regreso–.

Con eso, me volteé hacia Bella, asentí ligeramente y ella me abrió su mente para que pudiera leerla.

Te amo. Hasta el fin de mi existencia… e incluso después de eso. Esa frase me rompió el corazón al mismo tiempo que me llenaba de alegría. Ella tenía razón, no había realmente nada que nos pudiera separar, ni la misma muerte lo había hecho. Nada lo haría.

Ahora me encontraba aquí, después de haber cometido lo que probablemente era una de las estupideces más grandes del mundo: exponerme a los humanos.

Probablemente debí de haber aprendido de mis errores, pero así como me encontraba no tenía otra opción. No podía regresar y la vida aquí era un infierno. Preferiblemente moriría.

Todos los recuerdos me habían abrumado tanto que tuve que dejar de tocar el piano para poder tranquilizarme. Qué ironía, rompí una ley y aún así me conceden una última petición. Puede que después de todo no fueran la maldad pura que pretendían ser, pero aún con eso este no era el lugar para mí.

Inspiré profundamente, a pesar de no necesitarlo y volví a tocar las teclas negras y blancas en una nueva melodía que contaba mi historia: un comienzo común, una alegría en medio de todo, la tragedia que le seguía… cuando todo vuelve a ser como era antes, una melodía esperanzadora y destinada al mismo tiempo, para terminar con un final común, que no podía cambiar por más que se intentara. Un último acorde, y había terminado.

Escuché palmadas detrás de mí y no necesité utilizar mi don para saber que era Jane quién estaba ahí, probablemente había llegado mi momento, junto con el fin de la nueva pieza.

–Qué profunda música. Lamento que no dure más– dijo Jane con un tono algo dulce pero indiferente en el fondo. Bufé, en el poco tiempo que había tolerado aquí, había estado lleno de ese tono así que no me sorprendía. Jane caminó hasta estar en mi campo de vista, mientras yo miraba fijamente al piano. Su tono de voz ya no actuaba nada, era mortalmente serio, –Es hora–.

–Sí, lo es– respondí lo más calmado que pude. Al fin y al cabo no puedo hacer nada para evitarlo ahora.

–Vamos– me ordenó, y yo, silenciosamente, cerré la tapa del piano, dejando todos los recuerdos ahí.

Caminé por los ya conocidos pasillos del tenebroso castillo, tan calmado que ni yo mismo lo hubiera creído de no ser que lo estaba viviendo. Las enormes puertas se abrieron y me acerqué a los tres Volturis que regían todo el mundo de los vampiros. Aro se levantó de mi lugar y le hizo señas a Demetri y a Félix para que me tomaran de los brazos y suspiró tristemente.

–Es una pena que nos veamos obligados a hacer esto. Lo siento, Edward– increíblemente, parecía sincero y no escuché ni una nota de mentira en su tono ni en su mente. –Háganlo–.

Cerré los ojos. Entre todo el caos que debería de estar sintiendo, un último pensamiento que al mismo tiempo era un recuerdo, cruzó por mi mente y se quedó ahí.

Las amaré hasta el fin de mi existencia… e incluso después de eso.


Lo see! em... probablemente sea una exagerada de lo peor, pero me odie profundamente cuando escribi esto... déjenme saber lo qe opinan con un review! Gracias!:D