01 Inicio

Una joven morena caminaba por los pasillos grises y decrépitos de aquel lugar tan escalofriante, donde las personas que hacían daño a la sociedad eran arrojadas y olvidadas para así no lastimar a nadie mas. Las mujeres que se encontraban detrás de las rejas cada una de ellas le regalaba uno que otro insulto que para ella ya no era tan incomodo como la primera vez. La caminata se hacia tan pesada mientras arrastraba los pies detrás de quienes le habían maltratado durante seis años de su vida, aquellas mujeres con uniforme de policía quienes deben de velar por la seguridad de las personas cada día que había estado allí habían echo de su vida una miseria.

Una de las mujeres volvió a abrir una de las ultimas rejas donde se encontraba una cabina y detrás de ella un hombre con una caja en su escritorio.

—Kuchiki ve a retirar tus pertenencias.—Pidió la mujer mientras le miraba disgustada por que su pequeño juguete se marcharía.—

La pequeña morena de ojos violetas con paso lento se acerco asta la cabina viendo que todas las pertenencias con las que había llegado allí el primer día se encontraban allí.

Una pulsera con dijes, un pequeño collar con forma de corazón y su ropa junto con su billetera se encontraba todo allí.

Con cuidado abrió su billetera notando que no había un solo centavo allí pero eso no le importo de la misma saco una pequeña fotografía que se encontraba algo arrugada y la ojeo por unos segundos sintiendo como su corazón le apretaba en su interior.

En la fotografía salían un hombre de ojos grises y larga cabellera negra junto con una mujer de mirada cálida de larga cabellera negra, debajo de ellos dos pequeñas niñas una de ojos violetas y otra de ojos azules.

—''Lo siento''.—Soltó en un pequeño susurro sintiendo como un nudo comenzaba a formarse en su garganta.—

''Si tan solo las cosas no se hubieran tornado de esta manera...todo seria como antes ¿verdad?

Lo siento...''

—¡Hey Kuchiki!—Exclamo la guardia viéndole con fastidio.—¿Acaso no quieres irte? Sabes que no me molestaría tenerte varios días mas aquí.

La Kuchiki tomo sus pertenencias y las coloco rápidamente dentro de una bolsa viendo a la guardia fríamente.

—¿Porque me miras así? ¿Acaso quieres otra de mis lecciones?—Pregunto enfadada sintiéndose irritada por su mirada.—

—¡Ya déjala!—Exclamo su compañera harta de su comportamiento.—Ya puedes irte Kuchiki.

—Hay...hay algo que no comprendo ¿No se suponía que saldría el siguiente mes? —Pregunto sintiéndose confundida y a la vez inquieta.—

—Tienes una jodida suerte...alguien al parecer a pagado para que salgas.—Dijo la guardia escupiendo una grosería.—

—¿Quien?

—Eso es algo que no puedes saber.—Respondió la mujer mientras abría el enorme portón de metal.—Espero hagas mejor las cosas esta vez.

La Kuchiki la miro por ultima vez pasando por el enorme portón sintiendo como el aire chocaba contra su rostro y el cálido sol de la mañana la cubría dándole calidez a su corazon, cada paso que daba fuera de ese horrible lugar donde había pasado sus preciados años de vida siendo maltratada, humillada día y noche habían terminado. Sin poder evitarlo corrió, corrió con todas sus fuerzas sintiendo como su corazón latía a mil y sus ojos se llenaban de lagrimas sin poder controlar sus emociones se detuvo en seco arrodillándose y llorando con todas su fuerzas sobre sus rodillas.

A pesar de que debería de sentirse feliz por que había salido de esa prisión, lo único que podía hacer en ese momento era sentir pena de si misma.

No había nadie a su alrededor...

Nadie había ido a buscarla...

Y ya no tenia a nadie de quien depender...

Lo había perdido todo.

—Mama, papa perdónenme.—Susurro entre lagrimas mientras escondía su rostro entre sus manos temblorosas.—Los extraño tanto...

A pocos metros del lugar dentro de un auto negro polarizado un joven de ojos marrones le observaba detenidamente y de sus labios una mueca se formo.

—Espero disfrutes de esta pequeña felicidad...—Susurro mientras apretaba el volante con fuerza.—Por que desde ahora are de tu vida una miseria are que tu misma ruegues por tu muerte Rukia Kuchiki.