Bueno antes de empezar quiero decir que este fic es un universo alterno, por lo que en esencia la temática de la historia se aleja completamente a lo que es en realidad el juego de Zelda, pero los personas serán todos en su mayoría, si es que no lo son todos XD del juego, y como ya deben de suponer los protagonistas de la historia serán la princesa Zelda y nuestro queridísimo héroe Link, claro que aquí ellos tomarán un papel muy diferente al que están acostumbrados.
He decidido reeditar esta historia por dos razones, una porque no me acuerdo que diantres era lo que había escrito XD! Y así aprovecho de ponerme al día y dos… porque de lo que me viene a la mente estaba algo rara algunas partes, así que modificaré ligeramente la historia, para abarcar de mejor manera la parte que realmente importa, llegue justo al punto que se que varios quieren ver, pero no se preocupen, no tardaré en llegar a esa parte, aunque si les advierto que hay muchas partes del fic que cambie ^^UU, sólo con la intención de mejorar la historia.
Advertencia: Los personajes de este fic no me pertenecen, son creación de sus respectivos autores, yo sólo escribo esto a modo de diversión,
Y sin más interrupciones, los dejo con el prólogo.
MI VERDADERA IDENTIDAD
.-.-. Prólogo: Malos comienzos.-.-.
"La famosa organización contra el crimen organizado en la cuidad de Hyrule está admitiendo a nuevos reclutas, si desean pertenecer a esta prestigiosa unidad no lo pienses ni un minuto más, sólo deben llenar un simple formulario con sus datos personales y pasar algunas simples pruebas, en las que se evaluaran sus condiciones físicas y mentales.
Los interesados deben acercarse hasta nuestra secretaría, y recuerden, está oportunidad sólo se da una vez cada cinco años, por lo que no lo piensen dos veces y postulen.
Para más información llamar a …"
Él arrugó el folleto, ya había leído lo suficiente, se detuvo justo a la mitad del puente que estaba cruzando y arrojó con todas sus fuerzas el papel doblado hacia el río que se movilizaba bajo él y observó con aburrimiento como la corriente se llevaba la hoja de papel.
— Que pereza —dijo apoyando sus codos sobre el barandal del puente.
Se mantuvo así, mirando el horizonte, dejando que el tiempo simplemente pasara.
En verdad agradecía que la prueba de "ingreso" no fuera un problema para él, ya estaba adentro. De una forma extraña y poco usual, pero al menos eso ya no era un problema para él.
El sol comenzaba a ocultarse y junto con él, el día que se extinguía. Las nubes adquirían bellos colores rosas y anaranjados producto del ocaso, el atardecer era un verdadero espectáculo, pero el chico no lo notó, su mente estaba divagando entre lo complejo de su situación actual y el "jaque mate" en el que lo habían obligado a ponerse.
— Siempre es lo mismo —murmuró suspirando, estaba harto de ser el conejillo de indias, de que lo usaran como si no fuera más que una herramienta fácil de desechar, ponerse en peligro una y otra vez no era algo que disfrutara con dicha, menos sabiendo hacia donde siempre iban encaminados los planes de su mentor— no quiero hacerlo, pero es una orden —pensó resignándose.
— Vamos, camina —la voz arisca de un hombre lo sacó de sus pensamientos.
Disimuló no haber escuchado nada y se mantuvo en la misma posición en la que se encontraba, poniendo especial atención a los pasos que se acercaban, pudo sentir el momento en que dos personas pasaron junto a él, ignorándolo por completo.
— Más rápido —insistió nuevamente el hombre cuando ya se encontraba al otro extremo del puente.
Observó al tipo que antes había escuchado, ahora caminaba por la acera, pero no iba sólo, delante de él iba una joven de cabello largo y claro, desde donde se encontraba no podía ver el rostro de ninguno de los dos, pero si pudo notar el sospechoso objeto que el sujeto traía en su mano derecha, manteniéndolo apoyado en la espalda de ella.
— Eso no es algo que se vea todos los días —dijo enderezándose y comenzando a caminar.
Quizás... esta ciudad no era tan aburrida después de todo.
Sin que el hombre ni la chica lo notaran comenzó a seguirlos a una prudente distancia, avanzó unas cuantas cuadras hasta que vio que el sujeto empujaba a la muchacha para que entrara a una especie de callejón.
Se detuvo frente a la pared del fondo, aún podía sentir el arma tras su espalda, pero aún así parecía tranquila, algo que le era notoriamente molesto a aquel amenazante individuo.
— Se acabó chiquilla… date la vuelta —le ordenó.
Ella giró, obedeciendo y sin mirar al hombre le dijo...
— El único que está acabado aquí eres tú.
El sujeto apoyo la boca del revólver sobre la frente de la joven y avanzó un paso para acortar la escasa distancia que los separaba. La chica retrocedió instintivamente, topándose contra la dura pared a sus espaldas, en estas circunstancias no era conveniente realizar ningún precipitado movimiento.
— Dime donde se encuentra y tal vez te deje vivir —le dijo como última opción.
A pesar de sus amenazantes palabras y de la peligrosa situación en la que se encontraba ella permaneció tranquila, como si aún nada se estuviera saliendo de control.
— Lo lamento, pero no puedo hacerlo —levantó su mirada, aquella clara determinación se clavó en los oscuros ojos de él.
— Tienes unos hermosos ojos… es una verdadera lástima que tengan que apagarse —le comentó comenzando a presionar el gatillo.
— Eso es lo que crees —pensó al tiempo que empuñaba su mano derecha, el tiempo para los juegos había expirado.
— ¡ALTO!
La exclamación del desconocido llamó la atención de los dos involucrados, era evidente que ninguno de los dos esperaba que alguien más se entrometiera en esa situación.
Instintivamente el sujeto apartó bruscamente a la chica de la pared, pasando uno de sus brazos por su cuello y el revólver aún apoyado sobre el cráneo de ella.
—¿Quién eres tú? —Le preguntó alterado, mirando al joven que acababa de intervenir.
— Suéltala —le dijo comenzando a avanzar con una curiosa determinación.
— Lárgate de aquí niñito… este… no es tú problema —esta vez era ella la que hacía uso de la palabra aunque con algo de dificultad, ya que el brazo del hombre sobre su cuello le impedía respirar con normalidad.
— ¿Qué? ¿Acaba de decirme niñito? —Se preguntó confundido y un tanto molesto ¿Qué acaso no la estaba ayudando? ¿Qué clase de agradecimiento era ese?, pero a pesar de eso no se movió del lugar— Oye… ¿Qué te pasa? Pensé que estabas en aprietos —ahora su atención estaba puesta en la rubia y en su desafiante mirada— esa chica se cree muy valiente, pero no se ha dado cuenta de lo delicada que es su situación actual.
— Se acabó, los dos van a morir —el hombre estaba perdiendo su paciencia y ahora amenazaba con presionar el gatillo— a menos que la señorita se retracte respecto del asunto que ya le planteé.
Pero ella guardó silencio.
— ¡Responde! —Gritó ahorcándola aún más con su brazo.
Aprovechó los escasos segundos en el que el hombre desvió su mirada para poner absoluta atención a su prisionera para comenzar a correr hacia ellos. El sujeto lo vio acercarse y producto de su desesperación apartó la pistola del cráneo de la rubia para poder apuntar hacia su nuevo objetivo.
— Maldición —fue lo único que se le pasó por la mente al ver como el hombre presionaba finalmente del gatillo.
Tenía que hacer algo o ese extraño chiquillo saldría herido, pero para sorpresa de ella y de su captor, el joven esquivó aquella bala con una facilidad impresionante.
— Eso tuvo que ser un milagro —el hombre aún no se convencía y en medio de la confusión volvió a disparar.
Pero no era así, el milagro del que hablaba el sujeto no era real, las posibilidades para que alguien como él, bien instruido y con una excelente puntería, no diera en el blanco eran casi nulas. Aunque después de ese primer fallo empezaba a dudar de sus propias habilidades, algo que evidentemente el muchacho noto y estaba dispuesto a aprovecharlo.
— Ese chico, no es un civil común y corriente —pensó observando en el rostro del joven una distraída sonrisa, como si estar involucrado en un tiroteo fuera de lo más normal.
— ¡Vaya!, pero que les parece, creo que tu puntería no es muy buena —alardeó sonriente, en verdad se estaba divirtiendo viendo la cara de frustración del sujeto— más suerte para la próxima.
— Pierde cuidado, no volveré a fallar —agregó furioso, aumentando la fuerza de su agarre sin percatarse de ello.
Volvió a disparar una, dos y tres veces seguidas, pero ninguna de las balas dio al blanco, a menos no de forma certera, el misterioso chico de ojos azules las había esquivado nuevamente, un par le habían pasado rozando los brazos, haciendo heridas menores, que nisiquera se molesto en tomarles importancia, aquello no era nada para él, acostumbrado a un entrenamiento tortuoso y muy alejado de lo considerado "normal".
— Maldito —pensó tratando inútilmente de acertar a su objetivo— no puede ser, nunca había fallado un tiro, esto no puede estar pasando.
Le faltaba el aire, el agarre del que era prisionera no la dejaba respirar e inútilmente trataba de apartar el brazo del sujeto, pero al no conseguirlo una desagradable idea se le vino a la mente y sin detenerse a analizarla actuó mordiendo el brazo de su atacante, quien inmediatamente la liberó.
— ¡¿Cómo te atreves?! —Le gritó apuntando su arma hacia ella.
El joven se encontraba a unos dos metros de distancia, pero no se atrevió a dar un paso más, cualquier error y el hombre mandaría a esa desconocida al otro mundo.
— Idiota.
La verdad es que el atrevido movimiento que ella realizó los tomó por sorpresa. Con una agilidad impresionante acertó una fuerte patada en el brazo de su atacante antes de que el sujeto pudiera siquiera reaccionar haciendo que el revólver saliera disparado hacia arriba.
— Maldita —murmuró sosteniendo su propio brazo, le dolía más de la cuenta y comenzaba a hincharse— no puede tener tanta fuerza.
Pero la joven aún no terminaba. Con la misma rapidez volvió a golpearlo ahora haciendo uso de su codo, impulsando su brazo con la mano que tenía libre, dejando sin aire al bandido, quien instintivamente se inclinó hacia delante sólo para luego recibir la patada ascendente con la que ella finalizó el ataque, la fuerza del golpe fue suficiente para dejarlo inconsciente un poco antes de que el hombre fuera a estrellarse contra el duro pavimento.
— Fin del juego —agregó al tiempo que atrapaba el arma que en esos momentos venía de bajada, después de una larga subida producto de la primera patada de la joven.
— Increíble —parecía muy sorprendido, todo había sucedido tan rápido que ni siquiera había alcanzado a reaccionar.
— Te lo dije, no necesitaba de tu ayuda —agregó intercambiando por primera vez una mirada con el muchacho— sé cuidarme sola.
— ¿Dónde aprendiste a hacer eso? —Aún no salía de su sorpresa y no pudo contener su curiosidad.
— Eso no es de tu incumbencia —le respondió al tiempo que esposaba al hombre inconsciente— ¿No deberías irte a tu casa? Tu madre debe estar preocupada.
— ¡Oye no soy ningún niñito como tú crees! —La miró enfadado, al tiempo que cruzaba sus brazos, de manera arrogante— Además —hizo una pausa para mirarla con más detenimiento— estoy seguro que tengo más edad que tú.
— No me digas —en realidad no parecía muy interesada en discutir el hecho.
— ¿Eres policía, verdad? —Le preguntó siguiendo cada uno de los movimientos de ella— digo… una chica normal no sabría pelear de esa forma, ni mucho menos cargaría con una esposa.
— Eres un genio —agregó en un tono sarcástico— ahora… ¿Por qué no te largas?
— Si claro, me iré… y… siéndote sincero, espero que esta sea la última vez que nos veamos —estaba un tanto incómodo con la poca "comunicación" que lograba formarse entre ellos, en realidad ella actuaba muy distante y hasta algo mordaz, quizás era producto de su trabajo o simplemente era así, pero fuera lo que fuera no se detendría a meditar aquella situación.
— Eso espero —susurró por lo bajo observando como el joven rubio se alejaba.
Él también le estaba ocultando algo, a ella no podía engañarla, pero independiente de cual fuera su origen era muy improbable que volvieran a encontrarse, así que fuera cual fuera su verdadera identidad para ella sería un misterio.
— Ah, por cierto… de nada —agregó antes de dar la vuelta apartándose del callejón, perdiéndose de vista.
— Gracias —murmuró cuando los pasos del joven se perdieron en la lejanía, esbozando una casi imperceptible sonrisa— muchas gracias…
Debía reconocerlo, él la había ayudado de una forma u otra.
Caminaba aún con la mente perdida en los recuerdos de aquella misteriosa joven que había conocido, había muchas cosas de esa extraña situación que aún no se podía explicar. Era evidente que una mujer con aquellas cualidades no podía simplemente andar gritando a los cuatro vientos que era parte de alguna organización gubernamental o algo por el estilo, pero… ser amable no le restaría medallas de honor ¿no?
Honor…
Aquella palabra era tan distante en su mundo, cargado de secretos y oscuridad. Era casi irónico estar resaltando los defectos en otros cuando él no podía siquiera observar su reflejo y verse a sí mismo sin sentir desprecio.
¿Alguna vez había hecho algo que le dictará su corazón?
Se detuvo de golpe.
— ¿En qué estaba pensando? —Se preguntó al sentirse estúpidamente contrariado.
Acababa de hacer algo que no le habían ordenado, había ayudado a una jovencita a escapar de las manos de un bandido arriesgando su propia existencia en un juego peligroso, bueno… al menos para él seguía siendo un juego. Pero, aun así, no había razones de peso que lo hubieran llevado a cometer semejante desfachatez.
Ciertamente aquello sólo había comenzado como una simple curiosidad, como algo que le pareció "divertido", quizás hasta morboso, claro visto desde su extraño punto de vista. Pero al seguir a esa desconocida y al ver aquella situación, despertó nuevamente esa lucha interna que se desataba en él cada vez que cosas como esta buscaban traer de vuelta algo de moral a su mundo inmoral y retorcido.
Pero… él no era así… nunca había deseado ser en quien lo habían convertido, ni llevar a cuestas el título, ni el renombre que cargaba. Odiaba ser quien era, y aun así seguía atrapado, sin siquiera esforzarse en buscar una salida.
¿Por qué demonios seguía haciéndolo una y otra vez?
¿Por qué luchaba contra aquella parte noble de su naturaleza y trataba de sepultarla una y otra vez?
¿Por qué seguía enmascarando su profundo dolor con una sonrisa?
Y…
¿Quién diantres era esa chica?
Aquella clara y fría mirada había calado profundo en su ser, aquellas dulces facciones enmarcadas por un pesar que no podía ocultar, lo habían hecho experimentar una inseguridad desconocida. Estaba seguro que ella, al igual que él, guardaba en su pecho un profundo pesar, sabía que esos ojos de hielo no eran más que una máscara… Pero ¿quién era él para buscar desenmascararla?
Y aunque compartieran más de lo que imaginaba, debía olvidarla… como había olvidado tantas otras cosas, era bueno haciéndolo y debía hacerlo una vez más.
Nuevamente retomó su marcha, ignorando por completo aquella vocecita interna que le decía que se detuviera, que diera marcha atrás.
— No lo hagas —se ordenó sabiendo que su mente le estaba jugando una mala pasada.
Y a pesar de ello, volvió a detenerse, llevando una de sus manos a su frente para luego sonreír tontamente y segundos más tarde se echó a correr en dirección opuesta, quizás aún no era demasiado tarde. Pero a pesar de la prisa con la que su ágil cuerpo se movilizó al llegar a ese callejón donde había abandonado a la chica y a ese excéntrico sujeto, ya no había nadie.
— Eres un tonto —regañarse quizás calmaría el acelerado palpitar de su corazón, uno que por primera vez en mucho tiempo parecía querer algo más que la adrenalina de su siniestro trabajo.
Claro que no había vuelto para preguntarle como se llamaba, ni mucho menos. Sólo quería corroborar que alguien hubiera ido por ella y que no siguiera sola en ese callejón con un tipo peligroso como ese.
Idiota…
¿A quién trataba de engañar?
Definitivamente había algo en ella que no podía dejar pasar. Pero… para engañar a otros debía ser capaz de engañarse a sí mismo, ¿no? Así había funcionado la farsa en la que había vivido toda su vida y aquello también era la razón del indudable éxito que siempre había tenido al cumplir su deber.
— Debo volver a casa.
La noche había triunfado al fin, el cielo cubierto de estrellas era opacado por las luces de los postes de alumbrado público, dibujando halos luminosos que chocaban contra el suelo y reflejaban sombras tortuosas en aquel paisaje citadino, mundano y corriente.
—Has hecho un gran trabajo —la felicito mientras veía como los agentes se llevaban al hombre aún inconsciente.
— No fue nada señor —respondió sin darle gran importancia.
— ¿Ningún civil se vio involucrado en la operación? —Le preguntó acercándose a la joven, notando su desinterés.
— No —mintió— … ninguno —terminó por confirmarle, había vacilado sólo por unos cuantos segundos.
— No pareces estar muy segura de ello —agregó esperando a ver la reacción de la jovencita.
— ¿Acaso está dudando de mi palabra? —Cortó, observándolo con esa mirada calculadora y carente de expresión.
El hombre tragó saliva un tanto intimidado por aquella muchacha, que siempre lo sorprendía en más de una manera, y decidido a cerrar esta conversación, se aclaró la garganta y volvió a preguntar, cambiando el tema abruptamente.
— ¿Y lograste averiguar qué era lo que buscaba ese hombre?
— No señor.
— Perfecto, eso es todo —las otras preguntas las haría directamente al involucrado, la chica ya había cumplido su misión al capturarlo. Y apoyando una de sus manos en el hombro de ella, le sonrió afablemente, haciendo una pequeña presión y luego, sin volver a hablar se dirigió al llamativo coche gris perla, elegante y distinguido, el mismo que estaba detenido junto a la vereda, delante de este había otro vehículo de color negro, en el que ahora llevaban al sospechoso— mañana se te asignará tu nueva misión… descansa —le aconsejó sin siquiera mirarla, mientras ingresaba al auto.
El motor de ambos coches se encendió y minutos más tarde la joven observó como estos se apartaban, dejándola nuevamente sola, en medio de la noche, inmersa en el oscuro callejón.
— A mí también me dio justo verlo, señor —suspiró.
Una triste sonrisa adorno su rostro, aquel momento se le hacía muy familiar, ya había perdido la cuenta de todas las misiones que habían terminado como esta, con ella sola en medio de la oscuridad.
— Siempre es lo mismo...
Por lo general, los estudiantes y agentes realizaban sus operaciones en equipos, pero desde hace algún tiempo ella trabajaba sola ¿Los motivos?… ahora no tenían importancia…
Su vida estaba cargada de recuerdos buenos y malos, todos los teníamos, el mundo era y es un lugar peligroso y la vida nos pone a prueba constantemente, y es en esos momentos cruciales cuando una decisión puede cambiar nuestras vidas y las de quienes nos rodean, es allí cuando nos damos cuenta que somos frágiles, que el ímpetu con el que se enfrente la tormenta no tiene importancia, cuando esta se desata es difícil mantenerse en seco, pero… había una verdad absoluta e intachable, una a la que ella apelaba cada vez que sentía ese vacío hacer un hueco en su pecho y amenazar con quebrantar aquella firme pared que había construido para protegerse. En un mundo regido por la luz y la sombra, en una existencia donde todos buscan esconder aquella verdad, debía ser ella quien viera más allá… debía seguir luchando para encontrar aquellas pistas que traerían de vuelta aquella valiosa pieza en su vida que había perdido.
Pero hoy… hoy no era más que un día como cualquier otro.
Este bobo caso no la había llevado más lejos de lo que sus ojos podían ver, y nuevamente las huellas de quien buscaba se perdían con la corriente.
Se abrazó a sí misma, intentando vanamente recuperar algo del calor perdido.
Era otoño, por lo que las noches en la ciudad eran bastante frías, y los días tenían ese melancólico aspecto que le proporcionaban los árboles, ya casi en su mayoría desprovistos de hojas.
Había estado avanzando con paso lento y pausado.
— No lo entiendo —aún le daba vueltas a lo sucedido, no había una razón como para haber ocultado aquella información, pero aún así… se detuvo de golpe—. Aun así, mentí —estaba frustrada y confundida.
Había algo en aquel muchacho que había captado su atención, algo que no dejaba de darle vueltas. Aquella mirada en él tenía algo que conocía, sabía perfectamente que detrás de esa afable sonrisa y esa actitud distraída había algo más, pero esa curiosidad que había despertado en ella era comparable con el temor que le producía sentir nuevamente esa extraña sensación de estar siendo engañada, de estar justo frente al umbral de algo desconocido y peligroso.
¿Quién demonios era ese chico?
¿Por qué había algo en él que se le hacía tan familiar?
El viento sopló con fuerza, agitando sus cabellos y aullando largamente en medio de la noche. La luz que estaba sobre ella comenzó a parpadear de forma molesta y constante. Podía ver el vapor de su aliento cálido justo frente a ella mientras respiraba pausadamente, y su mundo volvía a entintarse de gris…
— Es hora de volver a casa.
Continuará…
Ahora si que modifique la historia XD, esta no es la típica corrección que le hice años atrás a esta historia, la verdad es que cuando empecé a escribirla quería dejar un poco en "secreto total" la identidad de Link XD (la idea era hacer algo liviano y a medida que fui avanzando se fue haciendo algo agria la historia n-nU, así que en vista de eso… y con el único objetivo de desarrollar de mejor manera a los personajes, la historia avanzará algo más rápido), pero vuelvo a repetir… la idea básicamente es la misma XP y las escenas importantes que había redactado y nunca alcancé a subir… también se mantendrán tal cual XD, según yo… creo que son los primeros caps los que tienen más errores de continuidad y lógica XD
No me quiero despedir sin agradecer a todos aquellos que leían la historia original, en verdad lamento estar haciendo esto a estas alturas XD cuando justo estaba a un cap de una de las escenas más importantes del fic (no la más importante eso si XD), pero en verdad estoy haciendo esto para mejorar la historia y para que todo tenga lógica, han pasado tanto tiempo que siento que hasta mi estilo de escritura cambio un poco x0x, lo siento! Prometo ir poniéndome al día y… subir la portada coloreada del fic XD
¡Saludos!
