-Ta…Takashi… ya no puedo más…- Mitsukuni Haninozuka casi caía del cansancio. Desde que él aceptó apoyar al club de Karate del Instituto Ouran, dando clase a los alumnos de secundaria, su tiempo libre se había recortado demasiado y con él, el tiempo de descanso.
-Deberías de tomar un descanso, sobre todo porque Kyouya-sempai está molesto. – Decía constantemente Tamaki Sou.
-¡Nuestro club caerá en bancarrota! Tus clientas ya no frecuentan tanto el club porque nunca están y además… Se te ve muy agotados mientras estás aquí... - Kyoya Otori, además de molesto, tenía razón.
-Lo siento, Tama-chan. Te prometo que sadré adelante. Dame tiempo para acostumbrarme a este nuevo trabajo y sincronizarlo con las actividades del club.–Dijo Honey la última vez que les llamaron la atención por no haber asistido a la fiesta del café de plebeyos.
Últimamente, Mori y Honey ya no pasaban tanto tiempo a solas como antes. Si Honey no estaba durmiendo con Usa-chan, estaba en el club de karate o en el Host Club. Haruhi Fujioka y Kaoru Hiitachi decían que eso podía afectar su relación, ya que antes podían pasar horas y horas juntos, mientras que ahora se les atravesaban tantas actividades que podían pasar días sin hablar.
-Hikaru, - ¿qué pasaría si tú y yo nos separáramos? –preguntó una vez Kaoru.
-No digas eso, baaka. – Respondió- Tú y yo nacimos unidos y hasta hoy sabemos que lo único que podría interponerse en nuestros caminos es ese campesino, - señaló con la cabeza a Haruhi (quién sólo le lanzó la mirada que era exclusiva al príncipe del club, que parece matar a quien la mire).
-No lo digo en ese sentido… Me preocupan mucho esos dos… Cuando llegan aquí no hablan ni entre ellos y no me gusta nada.
-¡Eso es una misión para el Host Club!- Grito Tamaki, llevando consigo una pizarra y haciendo dibujos rápidos en ella.
-Etto… ¿No crees que eso es tarea de ellos dos? – dijo Haruhi, observando los garabatos del príncipe, en dónde el Host Club parecía estar acabando con el club de karate.
-Haruhi… ¿crees que una familia sea una familia si no están unidos? Papá no permitirá que dos de sus hijos se alejen por una actividad extra…
-Etto… Pero Honey y Tamaki se las arreglan, de todos modos antes de que Honey trabajara para el club de karate no estaban juntos todo el día, ¿o sí?
-¡MAMÁ!- Kyoya se paró de su asiento de repente, ya que el grito de Tamaki no sólo lo asustó, sino que también llamó su atención para involucrarse en la conversación. – Haruhi está haciendo suposiciones extrañas y tiene razón y me está dando miedo…
-Tal vez ella tiene razón – respondió Kyoya. – Además, no sabemos si en realidad esa distancia entre Honey y Mori en realidad esté afectando a su relación.
Los cinco miembros del Host Club voltearon hacia el sillón en dónde Honey estaba dormido en brazos de Takashi.
-Sin duda, es una imagen muy bonita, pero hasta cierto punto Tamaki-sama tiene razón – dijo Kaoru.
-Sólo creo que debemos esperar, como dijo Honey-sempai, a que se regulen sus actividades. Además, aún no se ve que haya un gran distanciamiento entre ellos. Honey-sempai apenas llega a la 3ra sala de música y se duerme en brazos de Mori-sempai... – seguía afirmando Haruhi.- Aunque ya no lo veamos tan seguido, no quiere decir que la relación que existe entre ellos dos se haya terminado.
-Estoy de acuerdo contigo,- dijo Hikaru.– No nos debemos preocupar mientras ellos dos estén juntos. ¿Jugamos ajedrez, Haru-chan?
Mientras cada uno de ellos volvía a sus actividades normales, Takashi, quien fingía no escucharlos, abrazó más a Honey. Aunque de lejos sólo se veía como alguien con un bebé en brazos, Tamaki notó algo que ninguno de los demás había hecho: una lágrima en el rostro de Takashi. Al parecer, sólo ellos dos entendían lo que pasaba: Honey ya no era el mismo y eso partía el corazón de Takashi.
Pero había una cosa que ni el mismo Tamaki podía entender, y se trataba de los sentimientos de Mori hacia Honey.
-Te… extraño…- susurró en el oído de Mitsukuni, mientras éste sólo abrazaba a Usa-chan.
