Agradecimientos y aclaraciones
Esto es bastante divertido, hace años que comencé este fic y siempre ha estado en mi mente terminar uno de los trabajos de los que me siento más orgullosa por el gran cariño y esfuerzo que le coloqué, su recepción y todo el cariño que obtuve de quienes lo leyeron en ese entonces, pero mi yo de ese entonces, era demasiado irresponsable y distraída como para tener las capacidades de terminarlo como corresponde, sin tener una línea narrativa establecida y dejándose guiar por sus impulsos, las cosas finalmente llevaron al abandono de esta historia. Los años han pasado y esta espina que me clava no deja de existir y es tiempo ya de extirparla, lamentablemente (o favorablemente como lo quieran ver) mi escritura ha evolucionado y aunque la narrativa cambie un poco de la original y se vuelva un poco más madura espero agradar y agradecer a quienes se den el tiempo de leerla. Todo siempre sin fines de lucro y de antemano sabiendo que los personajes no me pertenecen, todo por darle un final a esta historia de amor.
Capítulo 1: Qué es el amor para nosotros
Eran memorias de antaño las que se representaban en su subconsciente aquella noche. En un paisaje difuminado, de bordes borrosos con figuras difíciles de distinguir, casi podía sentir la cálida brisa que recorría sus cabellos. Ella también parecía perder los márgenes de su silueta con el ambiente y aunque no podía verla con claridad sabía quién era y reconocía su voz, intacta por el tiempo, igual que la de él, nada ha cambiado.
—Deberías olvidarte de la ilusión del control, Bunny —. Lo que parecía casi una orden se pronunció con una voz cargada de familiaridad, lo que mermó en la seriedad del enunciado — Ya sabrás que lo que tenga que pasar sólo…sucederá, y poco y nada podemos hacer al respecto.
—No es mi idea luchar contra el destino, querida. Es solo que tus ideas del amor no encajan conmigo —. Una conversación recurrente, el tópico infaltable en sus encuentros, sin importar los años, se encuentra grabado en su mente.
—No luchas Bunnymund, hace mucho tiempo que eres más un cuerpo contra las balas que un guerrero, pero cuando se refiere a lo que se encuentra tras tus murallas eres….
—Evítame el discurso, Granny.
—Hay cosas inevitables en esta vida, Bunny…. Enamorarse es una de ellas y por mucho que desees evitarlo y escabullirte, cerrarte y negar cada oportunidad, llegará el momento en que no podrás controlarlo —. Algo de resignación se veía en sus ojos, inclusive ella se estaba hartando de repetir aquellas palabras, pero no podía evitarlo. Nadie más que ella podía ver esa clase de temas en una perspectiva amplia y completa, como si pudiese visualizar todo el camino hasta su meta por lo que su único deseo era preparar un poco a su amigo para lo que se le presagiaba.
—Tú dices que hay cosas inevitables en esta vida, yo digo que he vivido el sufrimiento suficiente para mil vidas y más, ¿Por qué razón yo me dispondría a padecer de amor de forma voluntaria? — Aster estaba perdiendo la paciencia, su amiga aún no podía comprender que el tópico le era indiferente, y por esa razón incomprensible para alguien que había ya perdido su vida terrenal y su objetivo estaba muy alejado de lo que ella vaticinaba— Si es algo de lo que no puedo escapar ¿Por qué te preocupas? Tal vez mis habilidades de escapismo están siendo demasiado buenas para tu amigo destino —. Una ligera risa escapó de los labios de la morena, y pudo vislumbrar esos irises color azabache, que como espejos reflejaban todos los rayos que el tenue sol posaba sobre ellos. Sus palabras juguetonas y burlescas quedaron grabadas con fuego en su subconsciente
—No cantes victoria tan rápido, Pooka, que ese orgullo tan grande que posees, y que ahora no te permite siquiera inclinar tu cabeza por otra persona más pronto que tarde te tendrá de cabeza en el suelo, enterrado en tus sentimientos como una avestruz en la tierra.
Faltaba ya dos semanas para el aniversario de la derrota de Pitch y la incorporación de Jack al grupo de los guardianes, desde entonces el joven dueño de ventiscas y heladas se había recluido en la casa del mayor de los guardianes: Norte, donde más que ayudar en la preparación de las festividades se dedicaba a alegrar y al mismo tiempo crear desastres a todos los jetis y elfos trabajadores. Para el señor de la barba blanca tener a Jack cerca le era refrescante, un nuevo aire al taller de juguetes que hacía ya tiempo necesitaba un cambio, gran parte de sus actividades con el menor era escucharlo hablar por horas y horas sobre los niños de la actualidad, información de primera calidad para la fabricación de nuevos juguetes y formas de alegrar a los infantes en sus festividades. Independiente de su caótica personalidad, el guardián de la diversión era una bendición para el taller, tanto que Norte había desarrollado un sentimiento de paternidad para con el chico, y fue así como este mismo "afecto paterno" le permitió notar ciertos cambios en el muchacho. No era como si Jack se pasara las 24 horas del día con él, pero prontamente luego de su llegada al taller comenzó a repartir su tiempo entre el polo, el crear ventiscas e ir a un lugar que aún le era desconocido para él. Lo notaba en sus ojos, tan cristalinos y honestos, en su boca, siempre curvada en una suave sonrisa cuando llegaba de aquel lugar…lo tenía realmente intrigado pero no era lo suficientemente valiente como para inmiscuirse en los asuntos del muchacho. Pero quien iba a decir que esa mañana, a exactamente dos semanas para la celebración de pascua llegarían las respuestas a sus plegarias.
Como era costumbre los lunes por la mañana, Jack no se encontraba en el taller, el muchacho se retiraba temprano de su hogar, incluso antes de que Norte despertara, el hombre de rojo se preguntaba si tal vez lo hacía a propósito para ocultar de él su verdadera ubicación. No era su intención pensar mal del joven por lo que sin darle más vueltas al asunto se dedicó a su rutina matinal, esta vez sin interrupciones dado que Jack no estaba, para luego disponerse a trabajar en los nuevos modelos de juguetes en su taller de confección, pero cuando estaba a punto de entrar algo que visualizó desde el rabillo de su ojo llamó su atención. Estaba sobre el panel de control del globo, un corazón flotante de un rosa brillante, pero al parecer no flotaba sino más bien lo mantenían suspendido dos pequeñas alas de ángel. Norte lo supo al instante, eso era un mensaje importante, y no de cualquier persona, sino de la famosa Cupido. Algo grande estaba por suceder.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Fácilmente, por su carácter y mal genio, podría decirse que Bunnymund no andaba en sus mejores días, la fecha se acercaba y la euforia y estrés solo iba en aumento, y si bien se encontraba con un gran margen de adelanto en su trabajo era el hecho de que estas Pascuas no serían como cualquier otra lo que lo tenían en constante estado de nerviosismo, como si volviera a sus días terrenales y aflorara toda la vulnerabilidad de su juventud. Esa mañana, a dos semanas exactas de la celebración, se despertó decidido a relajarse, traslado todos sus materiales de pintura al sauce que se encontraba junto al río de colores, su lugar favorito de toda la madriguera, y bajo la tranquila sombra que el milenario árbol le entregaba se dedicó a pintar con sus acuarelas a sus creaciones. Obviamente el conejo olvidó que ese día era lunes y que una estampida llamada Jack llegaría prontamente a interrumpirlo.
Las reiteradas irrupciones de Jack en la casa de conejo se habían vuelto una constante en este último año, y para su gran desconcierto aún no era capaz de comprender el porqué del espontáneo interés del más joven hacía él. Lo que había sido una visita para limar asperezas se convirtió en una rutina que más temprano que pronto se desenvolvió en una amistad bastante particular. Pese a que a Aster aún no le causaban gracia muchas de las niñadas que realizaba Jack, aun así, disfrutaba de su ingenio y gran capacidad de desenvolvimiento, era la encantadora extroversión del guardián de la diversión lo que había derretido rápidamente las paredes de Bunny, desarrollando así un cariño muy especial por el muchacho, no es que nunca fuera a decírselo en voz alta, por supuesto.
— ¡Hola cola de algodón! — escuchó explotar en sus sensibles oídos, del susto casi salpica con color verde esmeralda imborrable toda su trabajo.
— ¡Jack, por favor! ¿No puedes tener un poco más de cuidado? ¿No ves que estoy trabajando aquí? — Si bien el poco recato del muchacho lo volvía loco, cualquier intento de furia que tiempo atrás era capaz de desencadenar discusiones bastantes acaloradas ahora se evaporaba como agua al sol al ver esos ojos, acompañados de esa sonrisa de diablillo del peliblanco.
—Lo siento, Bunny. No creí que un Pooka tan entrenado en las artes del escapismo no fuera a notar mi presencia en cuanto llegué a la madriguera. ¿No estarás envejeciendo, Bunny?
—Muy divertido, Frostbite. Pero no estoy de humor para jugarretas y para que lo sepas mis sentidos están en perfecto estado— el mayor pudo notar una ligera decepción en los ojos del joven, quien seguramente venía listo para meter a Bunny en todo tipo de problemas.
—Vamos, colita de algodón no seas amargado, llevas trabajando semanas y estoy casi 100% seguro de que vas bastante adelantado en tu trabajo — A Bunny muchas veces le impresionaba la perspicacia del muchacho como notaba cada situación que sucedía a su alrededor sin que siquiera los demás notaran sus observaciones, aun así deseaba ponerlo a prueba.
— ¿Cómo lo sabes? — preguntó el Pooka con picardía
—No es difícil notarlo cuando no has soltado ese pincel en dos semanas —. Tenía razón, si bien siempre se entregaba de lleno en la elaboración de sus creaciones para cada día de pascua este año había colocado un extra esfuerzo en los diseños, este año era especial. — ¿Acaso la celebración de este año tiene algo diferente a la de los otros? — ahí estaba de nuevo el joven con su astucia, haciendo las preguntas justo en el blanco.
Bunny se vio obligado rápidamente en inventar una evasiva pero sus esfuerzos fueron en vano, la llamada de los guardianes se esparció por el suelo con una explosión de color y ambos viajaron rápidamente a su fuente a través de los túneles hechos por Aster.
Al llegar Sandy y Tooth ya se encontraban allí parados junto a la chimenea conversaban un poco alterados por la razón del llamado.
—¡Hola chicos! — saludó Jack con energía. Al notar su presencia el hada de los dientes voló rápidamente a su encuentro. Aster no podía creer como se iluminaba el rostro a Toothianna cada vez que veía al peliblanco, no podía ser más obvia y no sabía cómo éste aún no lo había notado. Con lo agudo que es normalmente se le escapaban varias obviedades a su entendimiento, el Pooka se le atribuía a su falta de madurez.
No pasaron dos minutos cuando el hombre que los reunió a todos apareció a través de las puertas de su taller saludando a todos con su fuerte voz y característica risa, mostraba una alegría que discrepaba con la actitud preocupada de los presentes.
—¡Tranquilícense, amigos! Sé que todos ustedes siempre están muy ocupados, pero aunque no son malas noticias lo que les traigo si es una situación de fuerza mayor — aclaró rápidamente el mayor antes de que Bunnymund comenzará a quejarse de la interrupción de su trabajo, apenas soportaba al niño pesadilla merodeando cada día en su madriguera y distrayéndolo no podía dejar que Norte lo sacará de allí solo para saludarlo. —Pasen a la biblioteca, por favor. Hoy tenemos una invitada muy especial.
Bunnymund tuvo que haberlo presentido desde el momento en que Norte pronunció con cierta entonación sospechosa la palabra "especial", porque al penas entrar a la biblioteca visualizo su figura frente a la chimenea, la peor de sus pesadillas, su sexto sentido encendió todas las alarmas esta visita tenía que ver con él y eso no le gustaba para nada.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
La biblioteca tanto para Norte como para Jack era el lugar favorito que compartían de todo el taller de juguetes, pues era un lugar, además de muy grande y espacioso que proyectaba un ambiente de calidez y familiaridad que invitaba siempre a vivir momentos de compañerismo y relajo. A Jack le gustaba pasar las tardes –noches ahí con Norte, se sentía vivo otra vez, rodeado por esas estanterías de caoba tapizadas con libros hasta donde alcanzaban tus ojos a tocar el techo, la gran chimenea siempre encendida a sus ocupantes, los muebles de rojo terciopelo acolchado y la alfombra peluda que te invitaba a dormir como un gatito sobre ella, era su lugar favorito, pero ahora en este momento con esa morena desconocida frente a él mirando a Bunny como si hubiese atrapado a su presa en una trampa, le destruyó un poquito la concepción que tenía de ese lugar.
—¿Quién eres tú? — pronunció sin antes de siquiera ser consciente de sus palabras, la morena desvió rápidamente su atención a él.
De apariencia la joven no superaba los veinte años, cabello corto de color azabache, ojos negros tan oscuros que reflejaban todo a su alrededor, piel color canela, llevaba puesta una camiseta blanca con transparencia y detalles de encaje en las mangas y bordes, unas calzas negras con unos largos tacos de aguja, se podía ver su sostén rosa que combinaba con su corbatín rosado y como último detalle en el cabello un tocado de dos corazones, uno partido en dos y el otro flechado.
—Tú debes ser Jack ¿Verdad? ¿Jack Frost?— con la velocidad y delicadeza de una brisa la joven se acercó a él, tomando su mano en forma de saludo el muchacho solo asintió con la cabeza — Me han contado mucho de ti, adoro la historia de cómo salvaste la pascua el año pasado, pero lo que más me intriga es tu pasado…un joven que sacrificó su vida para salvar a su hermana. Impresionante —. Esta mujer ¿Qué quería? Parecía verlo embelesada y lo escaneaba con la mirada, prontamente comenzó a sentirse incomodó como si esos ojos estuvieran leyendo todo lo que pensaba.
—Granny déjalo en paz — ordenó el Pooka — Jack suéltala, te recomiendo no tocarla con tanta confianza.
—¿Qué? — Antes de que Aster pudiera responder a su interrogante la muchacha volvió a captar su atención con su voz
—Soy Cupido, la guardiana de todo el amor existente en el universo ¿un gran trabajo verdad? Pero mi nombre real es Granny Smith, Granny para los amigos — Jack no hacía más que asentir la mujer aún no dejaba ir su mano.
—¿Cómo las manzanas que crecen en la madriguera?
—Justamente como esas, la manzana simbólicamente tiene un gran significado, representa el deseo por lo prohibido por el saber y el conocer.
—Te dije que lo dejarás en paz, Granny — interrumpió Bunny interponiéndose entre ambos —¿Qué haces aquí?
—Querido, creí que ya lo sabrías luego de verme, utilizarme y no volver a llamarme, tarde o temprano te encontraría — Todos los presentes quedaron boquiabiertos con la declaración de la joven pero Bunnymund no mostró ni una señal de inmutarse seguía dirigiéndole una mirada asesina a la guardiana del amor —Tenemos deudas pendientes, Bunnymund. De seguro recuerdas lo que hablamos hace unos cientos de años, cuando eras un guardián recién convertido — las palabras lentas y apagadas de Granny indicaban peligro y amenaza, Jack se sentía impactado por la manera en que la joven se atrevía a desafiar al Pooka. Pero lo que Jack no sabía era que, pese a la edad que aparentaba, Granny era uno de los guardianes más antiguos cargando con ella las memorias de sus antecesores de tiempos remotos y por ello se daba el lujo de, de vez en cuando, imponer su autoridad sobre los demás guardianes.
—Eso fue hace milenios, Granny.
—Pero no lo has olvidado — Dicho esto recién la morena se dispuso a soltar a Jack de su agarre separándose del grupo y volviendo a su punto en frente a la chimenea — Por favor, siéntense, Norte los citó a todos ustedes como petición mía pero es con Bunnymund con quien necesito hablar específicamente. Les pido que escuchen muy bien lo que tengo que decirle.
Los guardianes e incluso un reticente Bunny obedecieron a Cupido y procedieron a repartirse en los sillones junto a la chimenea, Aster y Jack se encontraban sentados juntos en el sillón de tres cuerpos con Granny a su lado derecho y Tooth al izquierdo.
—Como ya sabemos todos los presentes los guardianes son seres inmortales por lo que nuestra vida amorosa no es larga y extensa como la de los humanos, todo lo contrario es prácticamente inexistente, con lo ocupados que estamos siempre con nuestros trabajos el amor difícilmente llega a nuestras puertas…
—No querrás decir que como estamos muertos ¿ya no nos corresponde enamorarnos? —La interrumpió Aster. Era latente la molestia que le provocaba el hada del amor al encontrarse dándole una charla sobre el amor, sobre todo si esta charla iba dirigida particularmente a él. Jack no lo podía comprender, comprendía que Bunnymund era una persona que tendía a alejarse de toda clase de sentimientos para permanecer siempre sereno y preparado para cualquier situación pero la actitud que estaba mostrando le recordaba a un niño haciendo puchero mientras su madre le da la lección del día.
—En parte, pero no es una posibilidad totalmente fuera de nuestro alcance— aclaro rápidamente, sin inmutarse por la violenta interrupción del conejo— Fuera del mundo terrenal o no seguimos manteniendo nuestros sentimientos y si podemos amar a nuestros compañeros y crear lazos de amistas y compañerismo ¿Por qué se excluiría el amor romántico de la ecuación? — El hada se paseaba frente a la chimenea expresándose como si verdaderamente le estuviese explicando a unos bebés que dos más dos es cuatro. Y aunque fuera un poco condescendiente Jack agradecía las explicaciones sus conocimientos sobre el trabajo de cupido con respecto a los guardianes y a todo en general eran nulos. —Pero…— prosiguió — Casualmente hoy estaba revisando nuestras cajas de bombones y….
—Espera — esta vez fue Jack el que se vio obligado a interrumpir — ¿Nuestras cajas de bombones? ¿De quiénes? ¿Qué bombones?
—Oh, cierto — exclamo Toothiana —Jack no sabe cómo trabajas, Granny
—Déjame explicarte, lindo. Por el mito general yo debería trabajar con arcos y flechas para enamorar a las personas, pero nada más lejos de la realidad. Si bien aún ocupo mis flechas del amor y desamor en situaciones específicas mis métodos se han actualizado con el tiempo — Jack aún se encontraba muy confuso ¿si no trabajaba con arcos y flechas como hacía que todos se enamoraran? — Mira, cada persona, guardián o espíritu tiene una caja de bombones, esta tiene forma de corazón y en su interior se encuentra lo que en que toda caja de chocolates se encuentra: chocolates, pero estos chocolates tienen cada uno un nombre y representan a cada persona que el dueño de la caja algún día se enamorará, en su centro generalmente se encuentra el indicado esa persona especial que todos están buscando.
—y nosotros ¿También tenemos una?
—Como expliqué antes nuestra vida amorosa como guardianes es inexistente, hace milenios que en nuestras cajas no existe ningún chocolate —Jack no pudo evitar sentirse decepcionado. El destino no solo le había robado toda una vida sino también cualquier oportunidad de alguna vez amar a alguien. —Pero…y repito hoy por casualidad se me ocurrió revisar, siempre es una inspección bastante rápida pero al llegar al corazón de Bunny descubrí que… ¡Un enorme corazón de chocolate rellenaba todo su interior!
—¡¿Qué?!— pronunciaron los presentes al unísono. Si bien una gama de expresiones recorrieron los rostros de los guardianes era Bunnymund quien parecía haber entrado en un estado catatónico, su boca ligeramente abierta, con sus orejas elevadas, con los vellos erizados y las pupilas disminuidas, con el tiempo que lo conocía el guardián de la diversión nunca imaginó ver al Pooka así.
—Es extremadamente único y raro este acontecimiento, más en un ser inmortal como Bunnymund. Yo únicamente he presenciado esto tal vez… ¿Unas 100 veces en lo que llevo de mi trabajo? Considerando que llego milenios y la cantidad de humanos que he tratado con el tiempo.
—¡Por el hombre en la Luna! ¡Bunnymund! ¿Te das cuenta de lo que esto significa? —.vociferó Norte dando una palmada a su propia pierna
—¡Te vas a enamorar! —exclamó en un chillido de euforia el hada de los dientes
Nadie lo había notado pero Sandy escribía rápidamente señales de arena sobre su cabeza que solo Granny alcanzó a notar.
—Exacto, Sandy. Y no de cualquier persona sino de su alma gemela. Nuestro compañero aquí Aster E. Bunnymund ha encontrado o encontrará a quién amará por el resto de su eterna vida.
Capítulo 2: Lo que empezamos a sentir
Si bien Jack no se encontraba en el mismo estado de shock Aster a su lado, si pudo reconocer enseguida como su estómago se retorció con las palabras "enamorarse" y "Bunnymund" en la misma oración, su corazón se aceleró y en su garganta se formó un nudo dificultándole la respiración, quería vomitar y esto, sumado a su inexperiencia con sentimientos tan abrumadores lo hizo reaccionar de la manera más inesperada.
—Bunny…—pronunció lentamente mientras se aferraba al brazo del Pooka con un poco de fuerza más de la necesaria. El guardián pareció despertar de su ensimismamiento enseguida posando sus ojos sobre el muchacho — ¿Qué significa todo esto?
Para muchos las palabras pronunciadas por el joven estaban totalmente fuera de contexto pero esto se debía a que ninguno de ellos había mirado directamente a esos ojitos pálidos mientras las pronunciaba. Los luceros de Jack eran normalmente dos lagunas de agua tranquila, pero ahora era posible como las aguas se movían tormentosas "¿Miedo? ¿Preocupación?" No podía distinguir con precisión pero obviamente Jack, al igual que él, no había tomado las noticias. Parecía un perrito al que lo habían pateado y con solo eso provocó que Bunny reaccionará despertando su lado sobreprotector para con el muchacho.
—¡Basta Granny! ¡Esto es una estupidez! — Se levantó de un brincó el mayor enfrentado a la morena, y de alguna morena interponiéndose entre ella y el peliblanco, como si lo protegiera— No sé qué fue lo que viste en esa caja de bombones pero definitivamente esa no era mía ¡Te equivocaste!
—¡Revisé mil veces, Bunnymund! Créeme cuando te digo que yo tampoco podía pensar que esto podía sucederle a uno de nosotros, y menos a ti— EL hada parecía más bien divertida por el ataque de furia de Aster hacía ella, seguramente había ya anticipado la reacción del Pooka — Esto demuestra una vez como la boca castiga, te dije hace mucho tiempo que cambiaras tu actitud para con tu corazón.
—¿Enserio, Granny? Mira, sé que llevamos tiempo conociéndonos y de alguna manera me he acostumbrado a tus metafóricas maneras de ver la vida y actuar pero esto sobre pasa los límites. No puedo comprenderte un carajo.
—Pues es muy simple, Aster. Te enamorarás y no importa todo lo que lo intentes por escapar, esta vez no tienes salida, lo siento.
—Aster no comprendo ¿Por qué estás tan enojado? — Se interpuso Tooth al notar como el ambiente se tensaba cada vez más — Granny solo vino a entregarte buenas noticias y compartirla con tus amigos. No veo porque reaccionas así.
Con una mirada Aster le indicó a Toothiana que lo que le molestaba por sobre todo era lo que la Cupido le estaba haciendo a sentir a Jack con todo esto. Sentimientos que si bien ni él mismo comprendía lo estaban incomodando.
— ¡Porque es ridículo! ¿Yo? ¿Enamorarme? — respondió exasperado poco más y perdería por completo la paciencia
— ¡Es que el pobre Bunny no quiere enfrentarse al amor! ¡Tiene miedo que lo dañen y le terminen rompiendo el corazón! Porque no soportaría llorar como una magdalena por cada rincón de su madriguera pintando cada huevo con corazones rotos—. Exclamó dramática Granny, el conejo también le estaba haciendo perder los estribos a ella — ¿Enserio, Aster? ¿A eso le temes?
Granny estaba tocando temas sensibles que a los demás les costaba percibir, ambos recordaban perfectamente sus conversaciones y el por qué Aster se rehusaba con todas sus fuerzas a aceptar tal veredicto.
—Yo no le temo a nada, Cupido — ambos se encontraban a solo centímetros intimidándose con la mirada, a Jack un poco le recordaba a esa vez que discutieron en el globo hace un año cuando enfrentaron a Pitch.
—¿Entonces? ¿Cuál es el maldito problema?
—No continuaré con este circo. Vámonos Jack — Sentenció el Pooka, sin pensárselo dos veces el guardián de la diversión lo siguió y se adentró junto con él a uno de sus túneles.
—Si será obstinado — sentenció Granny con un suspiro mientras se daba una palmada en la frente
—Tranquila, Cupido. Pronto lo entenderá, sólo está un poco asustado pero rápidamente se dará cuenta de la bendición que se le está dando — Granny dio un cansado suspiro
—¿Y ese chico? Jack ¿Cómo es?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Caminaban lentamente por los túneles de la madriguera, Jack no sabía bien porque el guardián de la esperanza había decidido llevárselo consigo, ahora solo parecía que era un estorbo para las cavilaciones que se estaban llevando a cabo en su cabeza. Por primera vez le costaba encontrar el valor para romper el silencio entre ellos, y para Jack una caminata lenta, de casi ya 30 minutos y en silencio le estaba rompiendo los nervios.
—Lo siento, Jack. Granny… puede ser bastante molesta cuando desea— Sus disculpas para Jack tenían poco y nada de sentido, ¿Acaso el Pooka pensaba que estos temas del amor eran tan inapropiados para él que le incomodaban?
—Yo no era al que estaba molestando.
—Lo sé —. El Pooka detuvo el paso y lo miro a los ojos por primera vez desde que comenzaron su caminata— Es solo que…cuán me preguntaste qué significaba todo ese numerito no sé, vi que no estabas cómodo entre todo eso.
Siempre intentando protegerlo, pensó el peliblanco. Era en momentos como esos que Jack notaba cuanto habían cambiado las cosas entre ambos, de una rivalidad infinita a un paternalismo de parte de Aster que a veces lo desconcertaba. Él era consciente de como se había ganado la confianza de Bunnymund a pulso, presionándolo prácticamente a acostumbrarse a su presencia, visitándolo con frecuencia, atacando sus puntos débiles, haciéndole ver sus puntos dulces, pero fue cuando consiguió su objetivo y el Pooka comenzó a mostrar signos de cariño, respeto y fraternidad que Jack descubrió que no era amistad lo que quería del mayor, y menos que este lo viera como un niño al cual proteger.
—No era eso…es solo que todo lo que dijo Cupido me pilló bastante desprevenido, nadie pensaría que tu prontamente te enamorarás de alguien —Un sabor amargo se instauró en su lengua al pronunciar esas palabras acompañado de esa punzada en el estómago característica de la envidia y la decepción.
—¿De verdad crees que una cosa tan ridícula como esa sucederá? ¡No seas iluso, Jack! Yo de todos nosotros soy el menos indicado para protagonizar una de las comedias románticas que Granny quiere que todo el mundo viva— el conejo se notaba exasperado, reanudó su camino esperando que el joven lo siguiera.
—Pero el chocolate…
—¡No le creo ni un céntimo a Granny! Lo hace para molestarme, lleva siglos dándome el mismo discurso y tratando de imponerme su forma de ver las cosas — el conejo bufó exasperado, negando con la cabeza — Pero ahora se ha excedido hacer esa clase de shows frente a ti y a los demás guardianes, incomodándote a ti y poniéndome en la palestra de las burlas de Norte, eso no se lo voy a perdonar tan fácilmente
—¿Ustedes son amigos? —Jack sentía demasiada confianza entre el Pooka y la morena para creer que estos dos se llevaban mal todo el tiempo.
—Sí, nos conocemos hace bastante tiempo ya…ella fue la que me ayudó establecerme aquí en la madriguera y creamos juntos el río de colores — contó Bunnymund justo cuando atravesaban el portal principal de la madriguera.
Ambos se dirigieron a la casa de Bunnymund. La madriguera dentro de la madriguera, era una edificación construida en el interior de una alta colina, muy acogedora con paredes de reforzadas con cemento pintado de un cálido amarillo pastel, el piso estaba tapizado con madera. A Jack, les recordaba mucho a las casas de los Hobbits del libro del que Jamie estaba bastante obsesionado últimamente, tanto que le encantaba contarle a Jack todos los detalles. El hogar de Bunny siempre olía a pasteles recién orneados y chocolates, una de las pasiones del Pooka era la repostería, su sala de estar era protagonizaba por una hermosa chimenea de ladrillo blanco, rodeado por una silla mecedora, un sillón de dos cuerpos verde esmeralda y uno individual del mismo color, bajo estos una alfombra enorme verde claro, en las paredes a Bunny le gustaba colgar plantas y cuadros de pinturas, el favorito de Jack era un cuadro de la madriguera cuando el atardecer se posaba sobre ella y hacia todo de colores rosas, naranjas y amarillos. Se encontraba contemplándolo anonadado cuando Aster le dijo que se sentara.
—Siempre te quedas embelesado en la entrada ¿Tanto te gusta esa vieja pintura?
—Sí, la verdad es que mucho. No puedo creer que la hayas pintado tú.
—¿Así? ¿Por qué? — Jack dudo un momento si responder esa pregunta con la verdad o dar una tonta excusa para rápidamente desviar el tema, no estaba seguro si a Bunny le molestaría o no la verdad.
— Eres siempre tan duro…no me malinterpretes —el mayor alzo una ceja divertido, Frostbite siempre decía "no me malinterpretes" cuando esperaba que Aster no se fuera por la tangente y terminaran en una discusión — Estoico, quiero decir, simulas tus sentimientos tan bien que no puedo creer que en tus pinturas seas tan expresivo, cuando la veo no puedo dejar de verla, es como si te viera al desnudo en esa pintura…—ahora sí que había dicho algo extraño y lo notó enseguida, sintió como las mejillas se encendían en tanto veía al Pooka con ojos de impacto debido a su respuesta.
—Ciertamente, tu a veces también me sorprendes. Siéntate, traeré algo de comer. — Fue todo lo que dijo antes de dirigirse a la cocina. Jack estaba tan avergonzado, odiaba cuando su boca actuaba más rápido que su mente, se sentó aún ruborizado y tapándose la boca como intentando que las estupideces que siempre se les ocurría escapar cuando estaba con Bunny se quedaran dentro.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Granny aún no se iba del Polo, se había quedado con los demás guardianes conversando de distintos temas entre ellos la adición del guardián más joven: Jack Frost. A Granny le eran grandes fuentes de información estas conversaciones que parecían sin importancia ya que sus más grandes habilidades eran la lectura entre líneas y expresión corporal, armas fundamentales a la hora de la seducción y el enamoramiento, por lo que había sacado bastante provecho de su vistita a los guardianes de la infancia, pero no podía irse sin antes tener una pequeña charla con el guardián de los sueños.
—Sandy — pronunció seria. Toothiana ya se había despedido de ellos y desaparecido hace un momento, Sandy iba a hacer lo mismo cuando la morena lo detuvo —¿Puedo conversar un poco contigo antes de que te vayas? — Para Norte aquellas palabras fueron señal de largarse de ahí y dejarlos solos por lo que se despidió de ambos y se dirigió a su taller.
Granny y Sandy eran amigos de prácticamente toda la vida, fueron los primeros guardianes en llegar y pese a de que con el paso de los siglos Granny había cambiado en distintos cuerpos aún mantenía las memorias del primer encargado de esparcir el amor en el mundo o más bien administrarlo como de si cuentas bancarias se tratara. Caminaron juntos hacía uno de los balcones, una gran vista del polo norte se expandía frente a ellos, Granny se apoyó en el pasamanos, dando un suspiro antes de atreverse a hablar.
—No creas que no sé lo que estas ocultando — sentenció y el guardián de los sueños dio un respingo, era demasiado obvio su nerviosismo, pero siendo su amigo Granny no sentía que lo que necesitaba el rubio fuera un sermón. Un sermón de nada más ni menos que "amores tóxicos" — ¿Qué edad tenemos, Sandy? ¿No crees que no estamos bastantes pasados como para involucrarnos en tales embrollos de adolescentes? Comprendo la atracción que sientes por lo prohibido, ¡Pero es el ser tan "inocentonto" lo que te hace sentirte atraído a esa clase de tipos! — obviamente Sandy permanecía en silencio mientras la muchacha hablaba, pero una sola mirada bastó para que la Cupido entendiera por lo que el guardián de los sueños estaba pasando. Esos ojos que mostraban comprensión, pero a la vez una determinación con la cual no podía luchar, sin importar que tan lógico y sólido fuera el argumento que le diera para desistir, Sandy guardaba esperanzas, esperanzas en aquel monstruo. La morena suspiro abatida — No seré yo quien luego te diga "te lo dije" porque confió en ti como en nadie, Sandy. Si tú crees en él, yo creo en tu juicio, mientras seas feliz y él no se atreva a dañarte.
Sandy le entregó una de las más brillantes sonrisas del mundo, sabía muy bien cómo se sentía que alguien te diera la bendición en ese tipo de relaciones tan especiales y fuera de los parámetros de lo aceptable, la morena no podía dejar de sentirse feliz por él de todos modos.
Dada por finalizada su misión Granny decidió volver a su palacio, pero no sin antes advertirle a Norte que al siguiente día volvería reunir a los guardianes en su hogar.
—¿Tú crees que Aster venga? Aun cuando lo llame con la aurora sabrá que es una "trampa"
—No necesito que lo llames, él vendrá por su propia cuenta. No te preocupes, tengo un plan.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-..-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-..-.
A la mañana siguiente, Jack se encontraba en el hogar en el que comenzó todo, había salido muy temprano del taller con la intención de ir a ver a Aster, pero se arrepintió a medio camino, creyó que ya había molestado demasiado al Pooka estos días, por él lo vería cada día, pero no quería parecer un acosador y Aster no lo había invitado a verlo esta vez. Así que ahí se encontraba, posado sobre las ramas de un árbol mirando como el sol salía de su escondite y como cada uno de sus rayos alumbraba con timidez todo lo que tocaba, el hielo del lago se notaba más delgado y el ambiente más caliente la primavera se estaba dando paso por sobre su invierno, Aster estará tan contento cuando las primeras flores comiencen a florecer.
—¿Jack? —escuchó a una voz femenina llamar desde el suelo. Era cupido, a diferencia del día anterior acompañaba su vestimenta con un tapado gris con brillos y una bufanda muy peluda del mismo color. Sin decir nada la chica flotó hasta su alcance y se sentó junto con él en la rama, se quedó mirando al horizonte justo como él lo estaba haciendo hace un momento manteniéndose en silencio. Jack no les había prestado mucha atención a las facciones de la chica el día anterior, pero por apariencia la chica no parecía mucho mayor a él y también como él sino fuera por sus habilidades de inmortal no se le podría diferenciar de una adolescente humana. Ca
En su tiempo como guardián y aún antes de serlo, había escuchado una que otra vez rumores del hada que se encargaba del amor, esto podía deberse a que era considerada parte de la elite de espíritus y entes que dominaban las magias ancestrales que rodeaban el universo y la tierra, al igual que Sandy, y como su trabajo era fundamental para que la vida de los humanos se mantuviera. Jack no lo había asimilado como tal, pero en ese instante se encontraba junto a uno de los seres de mayor poder en el mundo, pero aun así la chica proyectaba una familiaridad que le impedía comportarse con seriedad o benevolencia ante ella. Era una más.
—Apuesto a que quedaste muy impactado luego de lo que dije ayer — quebró el silencio la morena, en un momento había sacado un cigarrillo de no sabía dónde y lo había encendido.
—¿Estas fumando? —preguntó confundido Jack, nunca había visto a un espíritu fumar
—Sí, lo sé, es un hábito estúpido, pero, aunque para los humanos en dañino a mí no me va a matar, soy inmortal — Explicó divertida — además es una costumbre que mantengo desde que era humana…
—¿Recuerdas como eras antes de ser guardián? — Jack siempre había creído que entes como Cupido y Sandy habían nacido guardianes en el mundo por la cantidad de tiempo que llevaban en sus trabajos. Al ser elementos fundamentales en las vidas de los humanos
—Pues claro, a diferencia de Sandy… —comenzó a explicar la morena como leyendo las interrogantes de Jack en su mente — Yo he cambiado de cuerpos unas cuantas veces con el paso de los siglos, es un trabajo extenuante por lo que mis sucesores decidieron entregar la antorcha, pero compartimos todas las mismas memorias, así que es como si yo hubiera vivido todo por lo que pasaron — Jack no podía entender del todo a lo que se refería ¿Acaso cupido podía morir? —Pero no te preocupes, yo no pienso hacer lo mismo, los otros se rindieron, yo me quedaré aquí mucho tiempo.
—Ya veo… —seguía sin entender en su totalidad — Emm… ¿Vienes a verme por una razón en particular?
—Sí, la verdad es que sí. Vi la incomodidad que sufriste por mi causa el día de ayer y vine a disculparme no fue mi intención.
—No te preocupes no fue tú…
—Para serte sincera si fue mi intención —Lo interrumpió de forma abrupta, dejándolo anonadado con tal sentencia —sabía de antemano que el grandote se colocaría a la defensiva o por lo menos lo intuía, ha mostrado unos cambios de actitud para contigo bastantes radicales este último tiempo, jamás pensé que luego de todo el odio que se profesaban por la ventisca del 68' el llegaría a saltar para protegerte.
Aquella aclaración lo dejó más confundido. Si había una cosa que podía sacar en limpio de la personalidad de cupido era que todo lo que decía escondía segundas intenciones, difícilmente era clara y precisa en sus sentencias y para alguien tan poco acostumbrado a las metáforas se le estaba haciendo dificultoso seguirle el hilo.
—¿Entonces todo fue parte de tu plan?
—Más o menos. Perdona por involucrarte. pero si me comunicaba contigo primero Bunny no reaccionaría igual, es difícil sacarle emociones sinceras al conejo es siempre tan recatado y en control de cada uno de sus gestos…
Esas palabras eran justamente parte de lo que habían conversado Jack y Aster el día anterior, y además una de las cosas que los diferenciaba a ambos de manera radical. Mientras Jack era un libro abierto con sus emociones y sentimientos, Aster era extremadamente hermético a menos que se tratará de demostrar valentía, enojo o furia en eso no se cortaba un pelo.
—Pero ahora que sé que tú eres un buen factor para derrumbar las paredes de Bunny te vengo a pedir que me ayudes.
—¿Ayudarte? ¿Cómo?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
La mente de Aster no había podido dejar de revivir lo sucedido la tarde anterior, incluso sus mientras dormía sus sueños se llenaron de pesadillas o más bien recuerdos de un pasado que no quería recordar. No podía creerlo, de las veces que Granny le había tomado el pelo esta se llevaba el premio y, sobre todo, decir tales estupideces ¡Frente a Jack! Un niño que, aunque de más de 300 años no sabia nada del amor y esas cosas, claramente el muchacho se sintió incomodado por la situación. Esos ojos de aflicción nunca los había presenciado en los luceros del menor.
Pero debía ser sincero, Cupido podía cantar victoria esta vez, no solo implantó la duda en su corazón —"¿Será todo aquello verdad? ¿O solo una prueba para verificar si he cambiado de opinión con respecto a su elemento?"— sino también le había traído un montón de recuerdos que creía ya enterrados. Las únicas personas de su entorno que sabían de su oscuro pasado eran Norte, Cupido y Toothiana. Norte porque era su mejor amigo, Cupido y Toothiana porque son unas chismosas y no pararon hasta sacarle la información (además de tener los dientes de la infancia de Aster a la mano) pero de igual forma confiaba en ellas, y no es que no confiara en Sandy, pero el guardián de la infancia siempre había sido un hombre de pocas palabras. Él podía ser un hombre "estoico" como le describió Jack el día anterior, quien para el amor romántico es y será siempre la última de sus prioridades, pero no siempre fue así, él también pasó por una época estúpida de adolescencia en la que creía que el dolor que cargaba en su corazón lo haría morir de un momento a otro. Aster también se había enamorado, pues claro, era un Pooka con sentimientos, pero después de eso y de lo que le paso a su pueblo Bunnymund había enterrado esos sentimientos muy lejos de su pensamiento. Eso sí, seguía siendo un macho alfa con necesidades y se daba uno que otro gusto, cada unos 100 año, pero se los daba.
Estaba tan ensimismado en sus pensamientos que no notó cuando Jack llegó a su madriguera y tocó a su puerta, el sonido lo sorprendió de tal manera que derramó sobre su pata el té que recién se había servido. Al escuchar su grito Jack entró estrepitosamente a su hogar, con cayado en mano listo para atacar, al ver que el Pooka estaba a salvo y sus caras de sorpresa ambos estallaron en risas.
—Perdona, Jack. Nuevamente sorprendiste a este viejo Pooka —Se disculpó Aster cuando pudo reunir el suficiente aire para decir una frese coherente
—No eres viejo…—Le corrigió Jack mientras se acercaba al mayor y tomaba su pata entre sus manos, aplicó un poco de frío para aliviar la quemadura. Bunny se lo agradeció con una sonrisa — pero si has estado bastante ausente y distraído últimamente.
—Sí, tienes razón…se viene pascua, los huevos, Granny — esto último no pudo evitar decirlo con un toque de resentimiento, ya tenía suficientes preocupaciones como para que la morena viniera y le diera más.
—Hablando de ella…me la encontré nuevamente esta mañana.
—¿Qué? ¿Fue al Polo otra vez? — exclamo Aster impactado por la descares de la Cupido
—No — negó rápidamente— más bien me fue a buscar al lago, charlamos un poco, me dijo algunas cosas de ti.
—¡¿Qué clase de cosas te dijo?! —Aster estaba perdiendo la paciencia, Granny estaba muy cerca de sobrepasar los límites
—¡Tranquilo! No me dijo nada malo —Los cuestionamientos de Bunny provocaron que Jack adoptara una actitud retraída como Aster lo estuviese reprendiendo por una fechoría. Pero no tenia la culpa, no era su atención que lo creyera.
—Lo siento, Frostbite —La segunda disculpa del día en menos de 10 minutos y no sentía como si fuera la última que diría, poso una pata sobre el hombro del muchacho para que este dejara de mirar al suelo y le mirara a los ojos—No creas que te estoy recriminando ni nada, estas en todo tu derecho de hablar con quién quieras, pero dada la situación, Granny solo está aprovechándose de tu inocencia.
—¿Inocencia?
—¡De verdad no puedo creerlo! ¡Ir a molestarte a ti con esa clase de estupideces! — comenzó a despotricar Bunny sin dar oído a la pregunta de Jack, no tenía idea de cuales eran las intenciones de Granny al ir a buscar a Jack, pero las descubriría inmediatamente — ¡¿Cómo se le ocurre tamaña insensatez?! ¡Eres un niño! Ella no debería estar ni a 10 kilómetros de ti.
—Espera un momento ¿Qué rayos quieres decir con eso? ¿Qué yo no sé nada de amor o que yo no tendría por qué saber algo de todo eso porque según tú soy un niño? — Jack ya sabía la respuesta, pero quería aclaraciones de parte del Pooka, no es que quisiera entrar en una discusión, pero no podía dejar que Aster siguiera considerándolo de es amanera ¡tenía 316 años por Dios!
—Jack por favor, no me malinterpretes. Para mi eres un niño porque eres el menos de los cinco, comparado contigo yo soy un anciano.
—Eso no es lo que estoy preguntándote, Aster. —"Aster" lo había llamado por su nombre, esto no auguraba nada bueno —Puedo parecer un adolescente, pero no por eso o por ser menor a todos ustedes no entiendo de lo que Granny habla.
—Lo sé, sé que entiendes a lo que cupido se refería ayer, que yo encontraré a alguien y todas esas cosas, pero no sé cuál fue su idea al interrogarte a ti esta mañana, no es como si tú pudieras saber si tengo a algún amante escondido por ahí o algo. Digo, que a ella le convenga saber para llevar a cabo sus planes.
—¡No me interrogó! ¡Sólo charlamos, Aster!
—¡Aún no me has dicho de qué!
—¡Eso no te incumbe!
—¡Si hablaron de mi por supuesto que me incumbe!
Las cosas se estaban acalorando, ya ambos estaban subiendo el tono y Jack sabía a que llevaría si ambos perdían los estribos: terminarían diciéndose cosas extremadamente dolorosas, que atacarían a los puntos sensibles del otro y que no vendrían ni cercanamente al tema; por lo que decidió tomar un respiro y contar hasta 10.
—Sólo hablamos, me contó un poco de como eras cuando recién te convertiste en guardián —Si bien Aster no notó mentira en sus palabras sabía que el muchacho no le había dado la verdad en su totalidad.
—¿Sólo eso?
—Si, además me pidió que te trasmitiera un mensaje.
—¿Mensaje?
Esta era la parte menos agradable de su visita. Cuando la morena le pidió ayuda jamás pensó que sería de mensajero de tal clase de recados. Si Aster después de lo que estaba a punto de pronunciar seguía dudando que él por ser joven no era capaz de entender el doble sentido sería porque finalmente era el mayor el que no entendía.
—Me dijo que te digiera: "Sea te está esperando en el Polo Norte, para sacarse una canita al aire* como lo hacen cada cien años" ¡Ah! Y advirtió —Agregó Jack a su mensaje — que si no ibas lo más pronto posible se quedaría allí esperándote hasta que llegaras.
El shock de Bunny era evidente, tanto que no pudo detener al albino de largarse como la brisa de invierno.
Continuará...
