Solo un poco.
Podría decirse que no era su estilo, de hecho… No lo era en lo más mínimo. Él era arrogante y siempre pensaba solo en él. Le gustaba que los demás lo consideraran por lo que era, alguien superior en todos los sentidos. Ser hijo de un gran empresario, con oro liquido en la venas en lugar de sangre, inteligencia superior y un físico maravilloso, lo volvían más importante que los demás, pero las cosas cambiaban cuando estaba con ella.
Se maldecía internamente cuando regresaba a su casa y se daba cuenta de que ella lo había hecho de nuevo.
−Sasuke-kun… −susurraba ella y lo miraba con ojos suplicantes. Esa era la señal de alerta, significaba que algo pediría y él lo haría.
Negó con la cabeza y se levantó de su escritorio, cogió su mochila y se la echó al hombro para luego salir del salón de clases, ignorando por completo la mirada de burla de su rubio amigo, y caminar al otro edificio. Eso era ridículo.
−Sasuke-kun ¿Podrías recogerme en el salón después de clases? Sería lindo verte cuando terminaran mis clases –sus ojos brillaban y ella acariciaba su mano lentamente mientras le sonreía de manera dulce.
No lo hacía exactamente porque ella se lo había pedido, lo hacía porque ahora tenía una escusa para dejarle en claro a ese estúpido de Sai, que Sakura era suya. Dejaría de rondarla después de ver como ella se abalanzaba sobre él.
Al llegar frente al salón, no se sorprendió en lo más mínimo que Sakura saliera hablando con un chico flaco, pálido y cabello patéticamente horrendo. Lo esperaba, pero eso no evitó que en su mente hicieran aparición un par de pensamientos asesinos.
La chica soltó una carcajada ante algo que había dicho el chico, pero en cuanto sus ojos se posaron en el Uchiha, sus ojos brillaron con un tipo de alegría diferente antes de lanzarse y abrazarlo por el cuello.
Sus labios se posaron sobre los de él, de manera que una sonrisa contenida apareció en la boca de Sasuke.
Sakura lo besaba con ganas, mientras su diminuto cuerpo colgaba de su cuello, totalmente pegado al suyo, sus ojos estaban cerrados y sus dedos acariciaban los cabellos de la nuca de Sasuke. Pero él mantenía los ojos abiertos, con un brillo burlón, y clavados en ese chico. Eso le daría una lección, le dejaría claro que ella le pertenecía. Solo hizo falta un par de segundos para que se alejara de ahí.
Los labios de la chica se alejaron de los suyos y poco a poco se fue descolgando de él, para mirarlo radiante y tomarlo de las manos, entrelazando sus manos.
−Sasuke-kun… −susurró ella y sus ojos lo miraron fijamente, mientras él tragaba saliva. Algo se venía− Gracias por venir. Eso fue lindo, eres lindo –una mueca apareció en su rostro sin poder evitarlo, y es que, esa frase era una especie de insulto. Nunca le había gustado esa palabra y lo que le asustaba era que cuando ella se lo decía… Rayos… Le gustaba solo un poco.
Ohh… Bien, esto es algo rapidito que escribo mientras estoy en una cena familiar. Casi no me gusta escribir de ellos, me es difícil a pesar de que amo la pareja. Espero que les gustara de verdad.
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