La Sirenita

-Hotaru-chan, ya es tarde, a la cama- ordenó Setsuna cuando después de acabar de recoger la cena, encontró a la pequeña estirada en el sofá, viendo la televisión con Haruka. Tras ella apareció Michiru que había estado ayudándola en la cocina. -Pero...- se desilusionó Hotaru. -Ya has oído a Setsuna- la riñó Michiru -a la cama-. Hotaru refunfuñó lastimosa mientras miraba con sus enormes ojos púrpura a Haruka en busca de esperanza. Michiru lanzó una furtiva mirada de advertencia a su pareja. Ante esto Haruka sólo pudo elevar los hombros y negar con la cabeza a la pequeña. - Vamos Hotaru-chan ¿quieres que te lleve a caballito?- se ofreció Haruka para compensar su falta de mando ante Michiru. Hotaru rió negando con la cabeza. Dio un beso de buenas noches a sus mamás y papá y subió las escaleras hacia su habitación. Las tres outer senshis se miraron, Michiru sonrió - Hoy voy yo - y subió las escaleras en dirección a la habitación de Hotaru. Al entrar encontró a la niña con su camisón puesto y ya en la cama. -¿Te has lavado ya los dientes?- preguntó al tiempo que arropaba a Hotaru y la abrigaba bien con la manta. Ella contestó con una ferviente afirmación con la cabeza y sonrió exageradamente para que su mamá lo viera. Michiru no pudo evitar unas risitas. Siguiendo el ritual de cada noche besó la frente de la pequeña, encendió la pequeña lamparilla que había en la mesita y se dispuso a marcharse -Buenas noches, Hotaru-chan. Que tengas dulces sueños-. Pero antes de que Michiru alcanzara la puerta... -¡Michiru-mama! No te vayas por favor, no tengo sueño- La joven volvió y se sentó suavemente en el borde de la cama. Miró a la pequeña a los ojos con una dulce sonrisa. - ¿Quieres que te cuente un cuento para dormir?- preguntó; el brillo en los ojos de Hotaru y su sonrisa fueron suficiente respuesta. Michiru se llevó dos dedos a la barbilla mientras pensaba qué historia podía explicarle a la pequeña. Súbitamente vino a su memoria. Con un hondo suspiro, Michiru empezó su narración - Esta historia ocurrió hace mucho tiempo, en un país lejano, en un mar lejano...-los ojos de Hotaru chispearon con interés-... en lo más profundo de las aguas *********************************************

Sumergiéndonos en las profundas aguas de los mares y los océanos, algunas burbujas se elevan en busca de la libertad del cielo. Mientras, en las cristalinas aguas del Reino de Tritón, peces de colores pasan en bancos de brillantes tonos, entre flotantes plantas marinas, rocas, arena y coral. Pero de entre todos los habitantes de tan maravilloso paisaje había una pobre infeliz . Una joven sirenita, la mitológica especie soñada por tantos marineros, que suspira tristemente apoyada en una roca. Sus cabellos aguamarina, ondulados, se balancean mimosos con el va i ven de la corriente. Sus ojos azules y tan hondos como su hogar. Su turquesa cola meciéndose al compás de su propia canción, la melodía que la bella sirena murmuraba con su dulce voz. La sirenita era una de las hijas del rey, la favorita por su elegancia, belleza y saber estar, pero su espíritu era libre, rebelde y su alma buscaba su par. De este modo un día, mientras nadaba entre delfines, miró al mundo exterior y vio una enorme sombra pasar sobre ella. Los delfines la avisaron que eran humanos, que eran peligrosos y que no se acercara. Aún con las advertencias de sus compañeros, la valiente sirenita emergió asomando la cabeza a la superficie. Algo en su interior la llamaba, indicándole el camino. Se acercó sigilosa al enorme barco de madera y al asomar a la cubierta... Quedó boquiabierta al ver decenas de marineros cantando y bailando. Por lo visto celebraban algo, entonces, entre el barullo de los hombres, entre sus pies y sus rostros, la sirenita le vio... **********************************************************

-¿Eh?¿A quién?- preguntó curiosa Hotaru. Michiru soltó unas risitas- ¿A quién? Al príncipe, por supuesto-. Hotaru soltó un inocente "ooohhh" -Sí, el príncipe-susurró Michiru -la sirenita no sabía que él era un príncipe, claro. Pero se enamoró sólo de verlo. Era alto y delgado, con una sonrisa encantadora y una voz ronca, pero suave al mismo tiempo*********************

Sus ojos verdes penetrantes con una mirada noble, valiente y decidida. Y su cabello corto, rubio cenizo volteaba al viento. Su porte era firme pero amable. El mundo pareció desvanecerse a su alrededor y a la sirenita le pareció que en el mundo solo estaban ella y él. Atontada como estaba apenas se dio cuenta que uno de los marineros se acercaba a su escondite. Tuvo el tiempo justo para esconderse. - Hotaru-chan, no te arrimes tanto o caerás al agua y te comerán los tiburones-rió el principe. La persona que se había asomado dónde la sirena estaba retrocedió. Una vez la figura no constituía una amenaza, la sirenita volvió a asomarse. Se enterneció al ver una niñita preciosa correr hacia el príncipe, con una melenita negra *****Michiru acarició el azabache cabello de Hotaru. - Unos preciosos ojos lilas- la violinista señaló a Hotaru con sus dedos indicando a cada ojo- y una pequeña, pequeña nariz- le apretó su nariz con el índice y Hotaru soltó unas risitas. -Y qué pasó después Michiru-mama?- Michiru enarcó las cejas y sonrió. -Fue entonces cuando pasó algo terrible- dijo con voz seria. Hotaru palideció.*******

Unas enormes nubes negras se formaron en el cielo, presagio de tormenta. Todos los que en el barco se encontraban enmudecieron y miraron sobre sus cabezas. Se hizo la oscuridad y un estruendoso relámpago surcó el firmamento. Acto seguido un fuerte viento azotó las velas de la embarcación y todo el barco empezó a danzar al albedrío de los vientos. Los marineros empezaron a correr de un lado a otro mientras la lluvia empezaba a caer furiosa golpeándoles con fuerza. La sirenita tuvo que soltarse pero observó desde el agua los sucesos. El príncipe se apresuró en poner a salvo a la niña, pero él no tuvo tanta suerte, fue golpeado por una polea que se había soltado e inconsciente cayó al agua. La joven mujer-pez vio horrorizada como el amor de su vida se hundía inevitablemente, indefenso, siendo tragado por el rabioso mar.**********

-¿Eh? Eso no puede ser Michiru-mama. ¿Qué será de la sirenita? El príncipe no se puede morir- explicó angustiada Hotaru mirando incrédula a Michiru desde su almohada. Michiru soltó unas risitas tapándose la boca con la mano. -No puedes dejar la historia así Michiru-mama-.



¿Qué tal? Je je je. Espero poder tener pronto la continuación. Por favor Review me