DISCLAIMER: Desgraciadamente, Harry Potter no me pertenece (digo yo que si fuera el caso mi cuenta bancaria me lo indicaría...), so: no me pongáis un pleito que no puedo permitirme el abogado. Harry Potter, sus amigos, enemigos y gente que pasaba por ahí, así como los parajes descritos en este fic pertenecen a la señora J.K.Rowling.

WARNING – CONSTE QUE YO AVISO: SI NO TE HAS LEIDO HBP, ATRÁS, COBARDE! ESTE FIC CONTIENE SPOILERS. QUE DIGO! ESTE FIC ES TODO ÉL, LO MIRES POR DONDE LO MIRES UN INMENSO SPOILER DE HBP. REPITO, POR SI A ALGUIEN NO LE HA ENTRADO EN LA CABEZA: NO LEAIS ESTE FIC SI NO OS HABEIS LEIDO ANTES HALF-BLOOD PRINCE! Ya, creo que quedó claro ;)

Resumen: Al final de HBP – y si hay alguien que aun esta leyendo a pesar de los avisos de encima, es su problema – Harry decide no volver a Hogwarts y dedicarse a la búsqueda de los Horcruxes. Ahora, ya en frío, se queda con carita de besugo. ¿Por donde empieza?

Pairing (estas cosas siempre es mejor ponerlas desde el principio): Harry/Hermione, escrito por una RH HG. Me quedaba mejor si era HHr, que queréis que le haga. ¿Habrá otros ships? Yes. ¿Cuáles? No pienso decirlo.

Comentarios Feos (Notas de la autora): Permítanme presentarles Réquiem. Se trata de un fic tamaño novela, basado en teorías, tanto de las que son posibles como de las que han sido desmentidas por la Rubia pero a mi me gustan. Misterio, mucha acción (es que acabo de pasar revista de los mortífagos que tienen que tener su momento de gloria y son muchos) y aventura. Mi intención al escribir es no dejar ningún cabo suelto en la saga (aunque aun no tengo muy claro el papel que tendrá la Mimbulus de Neville), y, por supuesto, darles una alegría a los HHr. Ah, y me faltaba publicitar el aspecto del que estoy más orgullosa: es un fic PLAUSIBLE!



Réquiem

by

Fea Galaxia


Prólogo

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Carta de Atarina Gryffindor al Muy Honorable Guillerminus L. Padfaith

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Noviembre, a dos noches de la Luna Nueva, en el Año del Señor 1348

Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería

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Querido amigo:

A la hora en que te escribo, Rowena está acabando de evacuar los últimos alumnos de la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería. Si todo va bien, volarán en su gran carruaje hasta algún lugar seguro, y con un poco de suerte lograrán escapar de los Khazaras. No te voy a decir 'no temas', pues en la situación en la que nos encontramos sería demente no sentir miedo, pero si te voy a decir que no pierdas la fe. Rowena es una gran bruja, y con la ayuda de Nuestro Señor, logrará mantener a los niños a salvo. Me atrevería a decir que en este mismo instante, el pequeño Lucius tiene más posibilidades de sobrevivir que ninguno de nosotros dos.

Pero Guillerminus, siento que la situación actual es mi culpa. Mucho me temo que, inmersa como estaba en mi cruzada personal por mantener limpio el nombre de Salazar, olvidé el peligro en que situaba a aquellos que me rodean. Y ahora, míranos. Los Khazaras se acercan, y poca o ninguna esperanza tengo de sobrevivir.

Pues yo permaneceré en Hogwarts aún cuando todos se hayan ido, y lucharé junto a aquellos Aurores que puedan asistirnos por la defensa del castillo que durante tantos años ha sido mi hogar.

Quiero contarte mi historia, Guillerminus, aunque ya la hayas oído tantas veces que sin duda eres capaz de recitarla de memoria. Quiero contarte mi historia otra vez, para que puedas guardarla a buen recaudo y asegurar que no se pierda.

Sabes lo importante que esto es para mi, y cuanto lo fue para Godric en su día, pues Salazar era más que un amigo para nosotros, y ver su nombre blandido cual espada por los Exterminacionistas me duele en el alma.

Guarda pues esta carta junto a tus bienes más preciados, y hazla pasar de padre a hijo en tu familia, para que a lo largo de los siglos nunca se olvide la verdad sobre Gryffindor y Slytherin.


Mi nombre es Atarina. Nací hija de Robert y Mildred en el pueblo de Hangerthon, en el Año de Gracia 982, y ahí viví hasta los treinta y seis años. Nada sabía yo de los magos, y nada sabían los magos de mi, pues fui la primera bruja nacida de muggles de la que se tiene conocimiento histórico, y ni siquiera se les había ocurrido que alguien como yo pudiera existir.

Hubiera continuado viviendo sin pena ni gloria ejerciendo de tejedora junto a mi madre durante el resto de mis días, y hubiera muerto probablemente joven de alguna enfermedad muggle, si Helga Hufflepuff no hubiera decidido aquella tarde de mayo comprar una jarra para cervezas en la tienda de mi padre.

"Toda bruja superlativa tiene algún defecto", solía decir mi querida Helga en alusión a su torpeza.

Evidentemente, nada más entrar en la tienda, hizo tambalearse y caer el mejor cazo de mi padre. Mi reflejo, por supuesto, fue estirar el brazo en su dirección, en un vano intento por evitar que lo que deberían ser nuestros ingresos para aquella semana se rompiera en añicos. Y el cazo se quedó levitando en el aire.

Del susto, lo deje caer.

"Oh, vaya" dijo Helga, sacando un palo de madera "Reparo!" Los fragmentos del cazo flotaron en el aire un momento y se volvieron a pegar, quedándose tal y como estaban antes. "No sabía que hubiera gente de los nuestros en este pueblo..."

Mi padre y yo pestañeamos estúpidamente.

Y así fue como Helga encontró una excusa divina para su torpeza. Así fue también como me encontré como objeto de estudio en Hogwarts, pero eso, según ella, era secundario. Durante los 231 años que la conocí, nunca, ni un solo día, dejó de vanagloriarse de su descubrimiento (yo).

Descanse en paz.

Estoy segura de que mis queridos amigos disfrutaron como colegiales al someterme a todas las pruebas habidas y por haber. Tengo mis razones para creerlo: Godric y Salazar se presentaron un día en mis aposentos con una cinta métrica y dedicaron la tarde entera a determinar la longitud de mis dedos de los pies. Si eso no era una tomadura de pelo¡Dios Bendito me libre de saber lo que pretendían!

De todos ellos, Salazar fue sin duda el que puso mayor interés en mi. Pero, tal vez antes de entrar en más detalles debería hablar un poco de la personalidad de mi querido amigo, a fin de que el lector pueda entender mejor lo que sucedió.

Por algún motivo desconocido, el alumnado de Slytherin ha difundido el rumor de que el fundador de su casa era un especialista en Pociones. Es cierto que tenía un interés moderado por ellas, pero a decir verdad, la auténtica maestra en este campo siempre ha sido y será Rowena.

Dicen los Exterminacionistas que Salazar sentía una gran fascinación por las Artes Oscuras, de las que tenía el mayor dominio. Es una mentira por la que espero que ardan en el Infierno. A fuego lento, de preferencia.

No, la verdad es que Salazar Slytherin era Herbologista. O más bien, como me gustaba llamarlo, filósofo y jardinero. Un hombre un tanto extraño, pero fascinante. Tenía un basilisco. Bueno, esto en si no es importante, pero me sorprendió cuando le conocí.

Salazar tenía el don de hablar con las serpientes, cosa que, por algún motivo poco claro ha pasado a considerarse la marca de un mago tenebroso. Es ridículo. Personalmente, solo he conocido a un parlante de pársel, y solo utilizaba su don para hablar con las serpientes de jardín sobre el crecimiento de las plantas y para mantener a Sunny con los ojos cerrados.

Para ser breve, diré que Salazar era un hombre con una extraña fijación por las criaturas peligrosas y una mujer altamente insatisfecha; extraño, pero con un corazón de oro.

También fue el primero de los fundadores con el que trabé una amistad. Mientras Helga, Rowena y Godric me trataban como una curiosidad y me sometían a hechizos y pociones, Salazar dedicaba su tiempo conmigo a discutir los grandes problemas a los que se enfrentaba el mundo mágico en aquel momento, especialmente, el problema de los squibs.

El primer squib del que se tiene constancia histórica fue Argus Filch, nacido en Londres en el Año de Nuestro Señor 736 y muerto catorce años más tarde en la misma ciudad. Tres años después de tan temprana muerte, Syzygy Galaxia, de Munich, nació también sin magia. Su abuela Uglee, una bruja tan bella como malvada, la escondió en la alacena de debajo de las escaleras por ello, y Syzygy no fue descubierta hasta que la otra murió asesinada por su decimotercero marido, un italiano del nombre Leonardo Del Atrio.

Los squibs empezaron a surgir por todas partes, y los magos y brujas europeos empezaron a temer por la supervivencia de nuestra especie¡al ritmo al que aparecían los squibs, pronto no quedaría nadie capacitado para blandir una varita!

Esto explica sin duda por qué mis amigos me estudiaron tan a fondo. Mi simple existencia podía significar el resurgir de nuestro mundo, y había que determinar si dicha magia era accidental o podría aparecer también en otras personas.

Mientras ellos jugaban con sus calderos y varitas, Salazar y yo analizábamos la situación desde un punto de vista completamente distinto. ¿Era el nivel de magia que corría por mis venas lo suficientemente elevado como para asegurar que mi descendencia fuera igualmente mágica? Tal vez algún día se invente un instrumento para medir el poder de un mago o bruja, pero aún no ha llegado.

Y entonces sucedió lo que tenía que suceder.

Habían pasado siete años desde mi llegada a Hogwarts cuando Rowena propuso darme una educación. Los otros tres estuvieron de acuerdo, y yo me encontré recibiendo clases privadas con los cuatro mejores magos y brujas de todos los tiempos (con perdón de Merlín).

Tal y como mi nombre indica, entre Godric Gryffindor y yo surgió el amor.

Al principio no estaba muy segura, pues compartía las mismas dudas que Salazar y tenía miedo de que mi sangre muggle diluyera el gran poder de la línea de Gryffindor, pero al final, cuando Godric amenazó con saltar de la Torre de Astronomía y acabar con su línea ahí mismo, accedí a casarme con él.

Una vez hubimos jurado que no procrearíamos, para no poner en el mundo un pobre niño de sangre demasiado diluida como para casarlo con una bruja, Salazar nos dio su bendición y accedió a ser el padrino de boda.

Durante un tiempo fuimos felices. Godric, con su talento para los Encantamientos, logró crear una pluma que apuntara todos los nombres de los magos y brujas nacidos en las Islas Británicas, para que nadie tuviera que recibir una educación tardía como la mía. En los siguientes treinta años, otros cinco hijos de muggles acudieron a Hogwarts. Una de ellos se casó y tuvo seis hijos, probando nuestra teoría: cuatro de ellos nacieron muggles. Claro que su marido era prácticamente un squib...

Salazar, que era el especialista en reproducción animal y de plantas, consideraba que la magia estaba en un peligro muy serio. Los demás no sabíamos que decir.

Bueno. Godric, Rowena y yo no sabíamos que decir. Helga, por su parte, seguía aferrada a su 'descubrimiento', y era partidaria de un acercamiento a los muggles, al que Salazar se negó de pleno. Tuvieron un par de peleas muy fuertes, y entre los dos convirtieron Hogwarts en un campo de batalla verbal.

Mientras los otros tres nos manteníamos neutros, no hubo ningún problema (bueno, tal vez los Elfos Domésticos andaban un poco más atareados de lo normal, con eso de tener que restaurar alas enteras del castillo), pero entonces me quedé embarazada. Salazar nos propuso el aborto y Godric puso el grito al cielo. Tal vez, si las cosas hubieran estado un poco mejor con Helga, la cosa hubiera quedado como un accidente aislado... De hecho, Salazar hubiera sido el padrino de nuestro hijo. Pero, tal y como estaba todo, consideró que lo habíamos traicionado y se marchó.

Aún lo recuerdo... Salazar salió del castillo, tan dramático como podía llegar a ser (ya he dicho que en mi opinión no era muy hombre) y Rowena bajó las escaleras corriendo detrás suyo, gritando "¡Pero Salazar¿Qué hacemos con Sunny?"

Y él contestó, con sus lindos ojos verdes llenos de lágrimas "¡Aquí se queda¡Espero que se coma a todos los hijos de muggles!"

Yo lo llamé al orden "¡Salazar!"

Pero el solo nos lanzó una última mirada herida antes de subir a su carruaje y marcharse para siempre. Godric nunca se recuperó.

Diez años más tarde, Salazar me reclamó en su lecho de muerte. Me dijo, muy asustado, que había tenido una visión. Dijo que su marcha de Hogwarts había desatado un feudo entre Gryffindor y Slytherin que se prolongaría más que la más larga de las guerras, y que detrás de su nombre se esconderían aquellos que no buscan más que el poder y el beneficio personal. Me pidió que velara por su nombre.


Y ya ves cuanta razón tenía, Guillerminus. Han pasado 250 años desde aquel día, y los Exterminacionistas están arrasando el mundo en su nombre. Pero me queda poco tiempo, y será mejor que me apresure si quiero llegar a tiempo de enviarte esta lechuza.

Lo que te voy a contar ahora no se lo he dicho nunca a nadie, como tampoco lo hicieron aquellos que estuvieron conmigo aquel día. Sin embargo, es un conocimiento que debe preservarse, para llegado el día, poder ayudar al Destinado a comprender.

Este es el papel que te pido que cumpláis, tu y tu familia. Sed los guardianes de estas palabras, transmitidlas de padre a hijo, y, llegado el día, transmitidlo al último de mis descendientes, pues Salazar me habló del más terrible de los magos tenebrosos, que sería descendiente suyo, y que solo uno sería capaz de vencerle.

"Verá el mundo con mis ojos, y lo afrontará con los cojones de Godric" me dijo con una risa que pronto giró a tos "tendrá la habilidad de Helga para meterse en problemas y la mente rápida de Rowena para enfrentarse a ellos. Porque el hijo que ahora llevas tendrá la magia de los cuatro, y él será su último descendiente"

Yo, que no había sabido que estuviera embarazada, me llevé una sorpresa bastante grande, pero no tanto como cuando me di cuenta de que todo lo que me había dicho era cierto. Al cabo de seis semanas mi bebé era tan poderoso que Rowena tuvo que lanzar un hechizo para mitigar su fuerza mágica.

No lo levantamos hasta que acabó sus estudios.

Nuestro hijo creció, se casó y dejó a su mujer embarazada. Esta vez no esperamos: aún no había pasado un mes cuando decidimos lanzar el hechizo. Con sus dos hermanos, sin embargo, no fue necesario.

Nuestro nieto también tuvo hijos y otra vez, hubo que condonar al primogénito. Viendo esto, decidimos hacer el hechizo hereditario, ligado al primogénito de la familia.

Pero, se lo que estas pensando: yo solo tuve un hijo.

Me temo que no he podido decirte la verdad hasta ahora. Entiende que en un futuro tal vez lejano, tal vez no tanto, la supervivencia de la humanidad reposará en la línea que descenderá de él.

Y recuerda que apenas llevaba seis semanas de embarazada cuando aceptamos que efectivamente, nuestro hijo tenía el poder de los cuatro magos y brujas más poderosos desde Merlín. Toda precaución es poca.

Así que por razones de seguridad, Helga propuso ponerle al bebé mi apellido de soltera. Desgraciadamente, siendo yo de un pueblo pequeño, no tenía apellido. Así que lo llamamos por la profesión de mi padre.

Mi hijo se llama Salazar Potter.



Comentarios Feos (2ª parte): Siguiendo el estilo de Rowling, he añadido un paralelo ficción-historia en el prólogo. So: medio garbanzo para quien me diga que son los Khazaras :P

Preguntas, opiniones, comentarios... cualquier cosa que se os ocurra escribir, aunque a vosotros os parezca una bobada, a mi me hará mucha ilusión. Reviews, please!