Hola a todas nuevamente!! Aqui les traigo la secuela de Giros Inesperados!! Para los que no la leyeron el link es:
.net/s/5623897/1/Giros_inesperados
Espero que les guste y disfruten el cap!!!
Haganme saber su opinion, si? Con su review me hacen feliz!!
Un beso
LU
I
Realidad
-Bella por favor, cambia esa cara... ¡Es tu graduación! –Me alentó Alice.
-Si, si ya se pero... –Comencé a decir.
-Pero nada, vamos a bailar –Sentenció Rose y me arrastró junto con Aly al medio de la pista.
La música sonaba y yo intentaba bailar, pero mi cabeza se movía en todas direcciones tratando de encontrar a la razón de mi vida. Edward no había llegado a la ceremonia y al parecer tampoco lo haría a la fiesta. No estaba enojada, solo triste, las fiestas no me gustaban y con la única persona con la que quería festejar era con él. Pero Edward estaba atrapado en su trabajo, como casi siempre.
Mi prometido había conseguido un trabajo como ayudante en una clínica gratuita mientras hacía su especialización. Entre sus estudios y su trabajo no teníamos mucho tiempo para vernos, por eso mayoritariamente habíamos postergado nuestro casamiento. Habían pasado cuatro años desde nuestra fiesta de compromiso, Edward se había recibido y había comenzado su especialización: cardiología, y yo por mi parte había terminado mi carrera hacía un año y ahora estaba "festejando" la finalización de mi tesis.
-¿Puedo bailar contigo? –Me preguntó esa voz aterciopelada que tan loca me volvía. ¡Edward había llegado!
Me giré para verlo y ahí estaba, perfecto como siempre, con su sonrisa torcida haciendo que mi mundo girara en torno a él. Acorté la distancia entre nosotros y lo besé, totalmente necesitada de su aliento embriagador. Si estábamos bailando o no, no lo sabía, yo solo estaba colgada del cuello de Edward depositando besos por todo su rostro.
-Lamento no haber llegado a tiempo... –Me susurró al oído –Soy el peor novio de todos.
-El peor novio del mundo, no... en tal caso el peor prometido del mundo, ¿es que ya no vas a decir que estamos comprometidos? –Le pregunté en broma, aunque por supuesto, con mi inseguridad, esperé atenta a su respuesta.
-Ya quisieras tú que yo rompa nuestro compromiso, dijiste que Sí, ahora no tienes vueltas atrás –Me contestó y yo pude respirar normalmente.
Era una tonta por tener tantas dudas, yo sabía que Edward me amaba, pero bueno nadie me puede culpar ¡Ya pasaron cuatro años! Esa no era la promesa que habíamos hecho y yo tenía miedo de que él se arrepintiese. Seguimos bailando y disfrutando de la fiesta, aunque yo de lo único que disfrutaba era de tener la compañía de mi prometido.
...
Me desperté con un terrible dolor de cabeza y totalmente agotada por la noche anterior. No me sorprendió que Edward ya se hubiese ido, eran pocas las veces que me despertaba y el aún se encontraba en casa. Me coloqué mi bata y fui a la cocina. Luego de que Edward llegara, mi fiesta de graduación estuvo bastante buena, y debo admitir que me pase un poco con los tragos.
Mientras el café se calentaba me puse a observar el departamento. Vivimos en el mismo lugar que cuando comenzamos la universidad, la única diferencia era que Alice se había mudado, por lo que ahora solo vivíamos Edward y yo. El lugar era verdaderamente un desastre, siempre hablábamos de arreglarlo y convertirlo más en un hogar, pero lo único que habíamos hecho era sacar la cama de Alice y poner un vieja biblioteca para apilar los libros de la facultad.
Tomé mi café y me puse a leer el periódico en busca de algún trabajo. Había pasado de ser estudiante a oficialmente desempleada. Hasta el mes pasado había aceptado un poco de ayuda de mi padre y mi madre, pero eso tenía que cambiar. Por supuesto tampoco dejaría que Edward me mantuviese así que usaría mis ahorros hasta conseguir algún empleo.
Ring – Ring –Ring Mi celular comenzó a sonar. Lo busqué entre el desorden que había en casa y no lo encontré hasta que dejó de sonar. Miré la pantalla: Una llamada perdida de Alice. Presioné el botón verde y esperé a que mi amiga me contestara.
-¡Ay Bella por fin te encuentro! –Gritó mi pequeña amiga al otro lado del teléfono.
-¿Qué pasa Aly, por qué tanto alboroto? –No era normal que ella llamara tan temprano.
-Rosalie esta enferma... o bueno aún esta borracha, la tienda es un caos ¿Puedes venir a ayudarme? –Prácticamente me suplicó.
-De acuerdo... me baño y voy –Me despedí de ella y corté.
Alice y Rosalie habían abierto una boutique en el shopping donde vendían sus propios diseños, realmente les iba muy bien. Pensar en el éxito de mis amigas me deprimió un poco. Últimamente las cosas no se venían dando como las habíamos planeado, o como yo pensé que serían. Mi compromiso con Edward cada vez me resultaba más ficticio, ya ni siquiera hablábamos sobre el tema. Había veces que incluso me daba vergüenza usar el anillo, la gente pensaría que estaba inventando a mi prometido. Ambos estábamos tan ocupados que a veces no nos veíamos más de una hora por día, bueno sin contar cuando dormíamos. Y a la hora de hablar de la cama, dormir era lo único que hacíamos, estábamos tan cansados que cuando llegaba la noche ya ni teníamos ganas de hacer el amor. Anoche lo habíamos hecho luego de tres largos meses, y ahora me sentía fatal no era lindo despertarme, luego de una hermosa noche, SOLA.
Me bañé, me vestí rápidamente y me dirigí al centro comercial. Caminé entre la multitud hasta llegar al local de mis amigas y pude comprobar que la tienda estaba llena de clientes. Respiré profundamente y me preparé para lo que sería una largo día.
...
No sé a cuantas personas atendí y a cuantas de ellas le cobré, pero cuando Alice por fin cerró la puerta del local, sentí como si hubiese estado todo el día en el gimnasio. Estaba agotada, lo único que quería era ir a mi casa y abrazar a Edward, hoy se suponía que llegaría más temprano.
-Bells muchas gracias por ayudarme –Volvió a repetir Alice –Mañana voy a matar a Rose, se supone que tu deberías haber estado muerta y ella aquí trabajando –Refunfuñó una vez más mi cuñada.
-Ya cálmate Aly o te saldrán arrugas –Bromee y ella salió corriendo a mirarse en un espejo –Bueno, si no queda nada más por hacer, me voy a casa... estoy muerta.
-Espera, espera –Comenzó a revolver en un cajón y sacó un sobre –Toma –Dijo extendiéndomelo.
-¿Qué es? –Le pregunté desconfiada...
-¡Tu paga por venir a trabajar hoy! –Dijo como si fuese de lo más normal.
-Oh no Alice, gracias pero no, yo solo vine a ayudarte... –Recibir plata a cambio ni se me había cruzado por la cabeza.
-Ni se te ocurra rechazarlo... es lo justo y no hay discusión –Me obligó a recibir el sobre y luego agregó –Gracias, en serio, sin tu ayuda me hubiese vuelto loca.
Nos despedimos con un fuerte abrazo y me fui para el departamento. Cuando llegué Edward aún no lo había hecho, pero me había dejado un mensaje en el contestador diciendo que llegaría a las 8:30. Miré el reloj... ya eran las nueves y él aún no había llegado. Sabía que no tenía que ponerme mal, que lo tenía que comprender, y después de las muchas veces que esto había pasado tendría que estar acostumbrada, pero me era imposible. No podía seguir comportándome como una ciega, las cosas no estaban bien. Sentía que nos estábamos esforzando mucho y que no conseguíamos ningún buen resultado.
Me tiré en la cama a ver televisión y no despegué la vista del aparato hasta que a media noche llegó Edward. Escuché como la puerta se abría muy despacio y como Edward abría la heladera, supuse que se sirvió un vaso de jugo, como siempre hacía y luego camino hasta la habitación. Se sorprendió bastante cuando me vio despierta, últimamente estaba tan agotada que ya no lograba no dormirme para esperarlo.
-Cariño... Lo siento la clínica estaba llena de gente –Dijo mientras se recostaba a mi lado –No pensé que me esperarías.
-Dijiste que llegarías temprano... y yo te dije que te esperaría –Le contesté sin mirarlo a los ojos.
-Si ya sé, pero se me hizo muy tarde, lo siento en serio –Se estaba disculpando, pero desde que había llegado no me había dado ni un beso, y que no me besara me dolía más que hubiese llegado tarde -¿Estas enojada?
-No, si, bueno no lo sé –Tomé un poco de coraje y lo miré a los ojos –Estoy preocupada...
-¿Preocupada? ¿Por qué estas preocupada? –Me preguntó sin comprender.
-¿Aún te quieres casar conmigo? –Esa pregunta me la venía haciendo hace mucho tiempo, y ya no podía guardármela más.
-¿Estas bromeando? –Dijo incrédulo.
-No, por supuesto que no lo estoy haciendo... pero veo que a ti si te causa gracia –Me levanté de la cama y tomé mi almohada, no quería dormir con él.
-¡Bella espera! –Me gritó, pero yo no me detuve, seguí caminando -¿Qué pasa? –Me preguntó mientras tomaba mi brazo y detenía mi paso.
-¿¡Qué pasa!? ¡Pasa que hace cuatro años me hiciste una promesa y la verdad no veo que se vaya a cumplir nunca! –Le grité y me largué a llorar ya sin poder contener mis emociones –¡Pasa que no nos vemos nunca y cuando lo hacemos siempre llegas tarde o estamos cansados!
-¿Y qué quieres que haga? ¡Tengo que estudiar y trabajar, las cosas no se mantienen solas! –Me contestó –Este tema lo hablamos cuando terminamos la facultad... ¡Dijimos que íbamos a esperar a tener nuestra vida organizada!
-¿Y eso cuando será? Porque yo la verdad me cansé... estamos todo el tiempo ocupados, trabajando para mejorar y el único fruto que yo le encuentro a nuestro esfuerzo es frustración –Le grité aún más enojada –Si no te quieres casar conmigo dilo y listo.
-No seas ridícula.. por supuesto que me quiero casar contigo –Me contestó enojado –¡Pero no lo voy a hacer hasta que no te pueda mantener como Dios manda! –Tomó aire y siguió -¿Crees que a mi me encanta trabajar y estudiar todo el día? ¿Crees que me agrada estar lejos de ti? No, ¡obviamente que no! Pero si quiero darte todo lo mejor me tengo que esforzar...
-Pues no te preocupes... no te esfuerces más: ¡La boda se suspende! –Me saqué el anillo, se lo devolví y salí corriendo.
Fuera del departamento me sentí totalmente sola y vulnerable. Todos mis temores se habían cumplido, Edward se había cansado de mí, nuestra vida se había convertido en una rutina y ya no quedaba nada por hacer. Era inútil mantener un compromiso que nunca llegaría a cumplirse. Yo no podía seguir teniendo esperanzas, no podía dibujar una sonrisa en mi rostro cuando todo estaba mal y no podía seguir fingiendo por más tiempo.
Apenas salí del departamento tomé el primer taxi que pasó y le pedí que me llevara a casa de Rosalie. ¿Por qué Rose y no Alice? Fácil, Alice era una romántica empedernida y ella querría que yo vaya a casa y arreglase las cosas con Edward y yo no estaba lista para eso, ni siquiera sabía si esto se podría arreglar. Yo ya había hablado sobre este tema con mis amigas, ellas trataban de tranquilizarme y me aseguraban que pronto todo mejoraría, pero cada una tenía su verdadera opinión sobre el asunto: Alice se inclinaba un poco más a favor de su hermano, mientras que Rose me defendía a muerte. De camino a su casa le mandé un mensaje para ver si podía quedarme allí durante esa noche. Rose, pese a ser más de media noche, me contestó en seguida diciéndome que no había problema.
El viaje en taxi fue largo, Rose vivía en una hermosa casa a las afuera de la ciudad con Emmett, su esposo. Si, yo me comprometí primero, pero ella se casó antes que yo. Otra razón más para creer que yo no era la equivocada, y que Edward realmente no quería casarse. El taxista estacionó en la puerta de la casa de mi amiga, le pagué y bajé. No llegué al umbral de la puerta que Rose salió corriendo y me abrazó. Me guió en silencio hasta la casa y una vez dentro me preguntó:
-¿Qué pasó? ¿Estas bien? –
-Rompí el compromiso, no habrá boda nunca –Le dije llorando.
-Tranquila no llores... –Intentó consolarme, pero yo ya era un mar de lágrimas.
Me condujo hasta la habitación de huéspedes, me prestó un pijama y fue por una taza de chocolatada. Cuando volvió a la habitación traía una bandeja con una merienda y llevaba su pijama puesto.
-Dormiré contigo... –Me aseguró –Come un poco, el chocolate levanta el animo.
-¿Estas loca? Ve a dormir con Emm, no quiero molestar –No quería causar problemas entre mis dos amigos.
-No pasa nada, Emm me aseguró que si yo no me quedaba contigo, lo haría él... y créeme me preferirás a mí. Emmett ronca muuuy fuerte –Bromeo para hacerme sonreír, y lo logró.
Nos quedamos un rato charlando, no de Edward y de lo que acaba de suceder, si no de cosas tontas como por ejemplo la borrachera que se había agarrado mi amiga la noche anterior. Mi cerebro estaba divido en dos, por un lado se ocupaba de mantener una conversación normal con Rose, y por el otro pensaba en que todo mi mundo se había venido abajo. Tanto mi amiga como yo, sabíamos que si no me mantenía ocupada me daría un ataque de pánico o algo por el estilo: ¡Mi compromiso se había terminado!
¿Y que les pareció? Mucho drama? Bueno por supuesto ya se resolverá... no podré actualizar super rápido, porque tengo mi otra historia "Entre Hermanos" y por que hay algo que se llama estudiar... si si y que yo nunca hago!! Si algun día me quiero recibir será mejor que me ponga estudiar! jaja pero prometo subir la semana que viene si o si...! Un beso grande!!
Lu
