Capitulo I

Era una mañana oscura, todavía el sol no se había dado a conocer.

Escuchó el despertador, lentamente abrió los ojos y, estiró su brazo para apagarlo pero al hacerlo un libro cayó de la cama produciendo un golpe seco al chocar contra el piso. Cuando se recuperó del ruido, el cual le pareció sumamente fuerte por su estado adormilado, notó que se había desvelado leyendo "Defensa Contra las Artes Oscuras 6". Se desperezó y se sentó en la cama, iba a tomar sus anteojos pero recordó que ya hacia dos semanas que los había cambiado por lentes de contacto, así que decidió recoger el libro y lo colocó sobre su mesa de noche junto al despertador ya apagado.

Eran las 6 am del 1º de Septiembre, faltaba mucho para partir hacia el Expreso de Hogwarts, así que se tomó su tiempo al momento de bañarse. El pantalón, su única prenda de pijama, ya descansaba en el piso de su cuarto, en su lugar lo tapaba una toalla. Ya listo para bañarse, se adentró en el baño de su cuarto y cerró la puerta tras el. Antes de meterse bajo la ducha, se lavó los dientes y se observó por solo unos segundos en el espejo. Si que había cambiado, su pelo más incontrolable que nunca le daba un toque sexy, ya se había despojado de esos espantosos lentes que usaba desde pequeño, los cuales no dejaban apreciar sus almendrados ojos, y su cuerpo: mucho más formado a causa de los duros entrenamientos de Quidditch.

-Soy el mismo James Potter.- se dijo a si mismo para luego ingresar bajo las fuertes gotas que brotaban de la ducha. Darse un baño siempre lo relajaba.

Luego de 30 minutos, James salió de su baño, con la misma toalla con la que había ingresado. Se quedó parado en el marco de la puerta observando su cuarto. Le fascinaba, era parecido a un pequeño departamento, se encontraba en el tercer piso de la casa y tenía todo ,menos por supuesto, cocina, eso se lo dejaba a su madre Karen Potter.

Se colocó unos jeans oscuros y una remera azul que tenia escrito en blanco "Wizard" y, sus zapatillas favoritas que, a pesar de ser mago, usaba All Stars de color azul.

Bajo las escaleras hasta la planta baja de la casa con su característico gesto de revolverse el pelo y saludó alegremente a su madre.

-Buenos días hijo. ¿Cómo amaneciste?

-Perfecto. Hola Pa'. ¿Qué lees?- preguntó James observando a su padre detrás del periódico.

-¡Hola! El Profeta.- contestó Michael Potter dejando de lado el diario para prestarle atención a su familia que se disponía a desayunar.

-¿Y Carol?- preguntó James antes de morder su tostada con manteca y azúcar. (N/A: Rico!)

-Sigue durmiendo, ya la conoces. Igual le diré a Susy que la despierte.- respondió Karen.

Susy era "la sirvienta" vulgarmente, pero para la familia Potter ya era parte de la familia. Había cuidado desde bebes a los hermanos James y Carol Potter. Su nombre era Susan pero desde siempre la habían llamado Susy.

Karen tomo el teléfono que se encontraba al lado de la puerta y marco "258" número que correspondía al cuarto de Susy.

-Susy, discúlpame, cuando termines con lo que estés haciendo ¿puedes ir a despertar a Carol?

-Si señora, gustosamente lo haré.- respondió lo que parecía la voz de esta por el otro lado del teléfono.

-Gracias.- contestó para luego con una sonrisa colgar. -¿A qué hora viene Sirius?

James miró el reloj de la cocina para luego responder tranquilamente:

-Ya de seguro esta en la chimenea.

-¡Buenos días familia!- la puerta se abrió de par en par para dejar al descubierto a Sirius Black, un chico de 16 años, misma altura que el joven Potter, ojos: azules, pelo: morocho aunque ante el sol parecía violeta. Vestía unas bermudas color camell y una remera blanca con algunos estampados, sus zapatillas iguales a las de su amigo, solo que, estas eran de color rojo.

-Buenos días Black.- Michael siempre lo trataba de Black, solo era un simple juego entre ellos, que ninguno de los dos recordaba cuando comenzó.

-¡Tanto tiempo Sirius!- la Sra. Potter lo abrazó.- ¿Ya desayunaste?

-Mmmm digamos que si, pero para su exquisito desayuno siempre tengo lugar aquí.- indicó acariciándose la barriga.

-No cambias amigo.- dijo James cruzado de brazos con una pequeña sonrisa en sus labios.

-¿James¿Eres tú¡¡AMIGO!! No te reconocí sin tus lentes.- gritó Sirius.

-Me los cambie por lentes de contacto hace dos semanas. ¿Cómo quede?- fingiendo una sonrisa nerviosa.

-¡Ohhh estás lindísimo!- Sirius imitó la voz de una chica para luego acercarse y saludarlo con su típico saludo, invento de ellos desde pequeños.

Se sentó al lado de James para luego comenzar a engullir todo alimento que le colocaran ante sus ojos.

Luego de unos minutos el silencio que había estado reinando fue interrumpido, la puerta de la cocina fue abierta para dejar a la vista a la joven Potter. Carol tenía 16 años, cumplía solo 11 meses después de su hermano. Su pelo del mismo color que todo Potter era enrulado, perfectos bucles caían por su espalda. Sus ojos eran celestes, su arma de seducción. Iba vestida con un caprie de jean, remera doble abajo color verde claro y arriba verde oscuro, combinando con su hermano y su amigo llevaba All Stars verdes.

-Buenos días. Hola Sirius.- le dedicó su mejor sonrisa a las 7.30 am.

-Ho-ola Carol.- Sirius se había quedado embobado mirándola, en ese verano había cambiado bastante, ya no era más una niña.

El desayuno transcurrió rápido, fue así como también pasó el preparado de los baúles.

-¡Vamos niños!- gritaba Karen.

-¡James presente!- gritó James a un costado de baúl haciendo gesto de soldado.

-¡Carol presente!- ésta lo imitó.

-¡Sirius siempre presente!- gritó Sirius haciendo lo mismo.

-¡Jaja, vamos!- dijo el Sr. Potter.- Nos vamos por Polvos Flú.

Cada uno le dio un beso y un abrazo a la Sra. Potter e ingresaron a la chimenea.

-¡Expreso Hogwarts!- gritó Michael para luego desaparecer.