Florecer en la Soledad
Prólogo
De nuevo ante el espejo, otra noche más de tortura, ¿Desde cuando hacia esto? Ya no lo recordaba, ya no le importaba, solo creía, que sería igual el resto de sus días…
El largo cabello le caía por la espalda, lleno de extensiones de todos los colores creíbles, el llamativo tono rojo de sus labios, en plena discordia con su cabello rosa claro, la fuerte sombra de ojos ocultaba sus hermosos iris verdes, resignándolos a pasar desapercibidos, y el corto y ceñido vestido negro, que apenas la dejaba respirar y limitaba en gran manera sus movimientos, se revisó delante del espejo una última vez, su reflejo le contestaba con burla, se reía de ella, de aquello en lo que había convertido su vida…lo odiaba, odiaba las extensiones horribles que rompían su pelo, odiaba el maquillaje que la disfrazaba y la ocultaba, odiaba esos asquerosos vestidos, y sobre todo, lo odiaba a él…
Miró el reloj, las doce y media de la noche, una buena hora, cogió un pequeño bolso color rojo que se balanceaba en el perchero de la entrada y salió. Ante ella se extendían las calles de la ciudad, llenas de luces de semáforos, coches en continua carrera, casas con gente aún despierta, felices familias que veían juntas la televisión….algo que ella no era, algo que ella no tenía, todas las luces alumbraban el esbelto cuerpo de la chica, que paseaba de un lado a otro, esperando detener algún coche, alguien mas infeliz que ella, que necesitara sus servicios.
Un pequeño smart mini color azul se detuvo a su lado, el conductor bajo la ventanilla, tenia el pelo gris, cogido en una coleta y unas gafas de cristales redondos y oscuros que ocultaban sus ojos, ella se agachó, enredando con un dedo el cabello del hombre, pasando la lengua por sus labios, incitando al hombre a que la invitara a subir, el la examinó de arriba abajo.
-Sube….-Le dijo el hombre con voz grave, la chica rodeó el coche para subirse en el asiento del copiloto, una vez dentro, cerró la puerta y dejó el bolso en el salpicadero del coche, puso una de sus manos en el muslo del hombre, deslizándola arriba y abajo, y la otra la situó en su cuello, acercándose a él lentamente, cuando estaba a escasos centímetros el hombre habló de nuevo-No me toques, siéntate, cállate y espera a que lleguemos a casa del señor-Ante la inminente orden la chica frunció el ceño, se separó del hombre, agarró el bolso y se dispuso a bajarse-.
Antes de que pudiera salir, el hombre activó los cerrojos del mini y la agarró del brazo, sentándola de nuevo-He dicho que no te muevas hasta que lleguemos a casa del señor, lleva mucho tiempo buscándote, tranquila, no te pasará nada malo-El hombre se quitó las gafas, las metió en el bolsillo de la chaqueta y le dedicó una sonrisa que en parte tranquilizó a la muchacha-¿Sakura verdad?-Ella se acomodó de nuevo en el asiento, aun no muy convencida de lo que podría pasar y asintió-Me llamo Kabuto Yakushi, y mi señor me mandó buscarte como petición de su sucesor-La chica enarcó una ceja, no comprendía nada, fuera del coche, las luces parpadeaban y el ruido no cesaba a pesar de la hora, se sentía perdida, antes de que pudiese preguntar nada, todas sus dudas se despejaron-Me mandaron buscarte a petición de Sasuke Uchiha….-.
Las pupilas de la chica se dilataron, sus músculos se contrajeron y la respiración se le cortó, él, otra vez él, no podía ser, no estaba dispuesta a dejar que entrara en su vida de nuevo, sintió rugir el motor del coche, las luces comenzaron a moverse, fue consciente de que la llevaban a la perdición, la llevaban de nuevo con él, en vano intentó abrir la puerta, Kabuto negaba lentamente, ella no desistió del intento.
las lágrimas comenzando a aflorar de sus ojos, los recuerdos de una vida dejada atrás, las fuerzas perdiéndose a través de su intento de huir, no podía, era imposible, se dejó caer en el asiento, sintiéndose presa de sus recuerdos, de sus lágrimas, dándose por perdida si de nuevo iba con él...después de todo lo que le había hecho, como se atrevía a buscarla de nuevo, como tenia valor para mirarla siquiera a los ojos, él la había llevado a eso, él la había abandonado, cuando había sido él quien había destrozado sus ilusiones, quien había despreciado sus sentimientos, quien la dejó en el olvido, cuando tan solo era una niña…
