Capitulo 1
El sonido de la campana se escuchó en el salón marcando el inicio de las clases. Los estudiantes que ya se encontraban en el salón tomaron sus asientos esperando al profesor. Luego de los primeros diez minutos empezaron a dispersarse. Sabían que el profesor que a esa hora les tocaba era muy puntual. Un retraso así solo podía significar que tenían tiempo libre. Desde luego ninguno se preocupo por ir a la sala de profesores a preguntar por él. De haberlo hecho lo habrían encontrado discutiendo con otro profesor acerca de la responsabilidad que acababan de cargarle.
En el salón los alumnos iban de un lado a otro, estaban en su último año y ya habían pasado dos semanas del inicio de clases, lo que significaba que los grupos ya estaba establecidos. Cada uno había hecho amistades a lo largo de los años que llenaban allí. Agrupándose ya sea por cosas en común o simple compatibilidad pero también habían los que querian pertenecer a un grupo solo por ser el centro de atención. De una forma u otra todos hacían parte de un grupo y disfrutaban de su tiempo libre. Todos excepto uno. Uno de los alumnos, el que se sentaba al fondo del salón del lado de la ventana, estaba leyendo uno de los libros que había retirado de la biblioteca. Era el único que no tenía grupo y por lo tanto siempre estaba solo. Podría considerarse un marginado aunque no por voluntad propia. Sabía que era mala idea intentar acercarse a alguno de sus compañeros e intentar ser aceptado en algun grupo. Por eso siempre se mantenía a una distancia prudente del resto pero los momentos como este, donde había libertad para relacionarse, eran su debilidad. Entre demasiadas personas reunidas siempre destacaba el que estaba solo. Lo volvia una presa fácil. Como notaría en el momento en el que uno de sus compañeros, que pertenecía al grupo de los deportistas, se acercó a él.
-¿Qué haces leyendo tan temprano inútil?- dijo el chico deportista quitándole el libro que momentos antes habría estado leyendo. -Ni siquiera cuando tenemos hora libre descansas. Das asco- la mitad del salón miraba lo que sucedía, los otros ya acostumbrados a esas escenas solo lo ignoraban.
El chico deportista al sentirse observado decidió dar un mejor espectáculo. Agarro del cuello al chico solitario estrellando su cabeza contra su pupitre y empezando a golpearlo con su libro. Algunos reían, otros sacaban fotos y otros continuaban ignorando la situación. El chico solitario acostumbrado ya a este tipo de situación solo apretaba los dientes y aguantaba los golpes. Sabía que no podría escapar del agarre, era demaciado debil, y aunque lo logrará solo serviría para alentar a los otros a unirse al espectáculo.
-Ya viene el profesor- alertó el estudiante que había sido elegido para vigilar la entrada del salón.
-Esto no acaba aquí, princesa-dijo el deportista a su víctima liberándolo y arrojando el libro por la ventana.
El chico solitario algo mareado revisaba su estado. No tenía ningún corte pero la cabeza le dolía demasiado. Pensó vagamente que debía recuperar el libro pero primero pasaría por la enfermería. Allí podría esconderse para evitar una continuación hasta que su agresor se hubiera olvidado del asunto y conseguir una pastilla para el dolor de cabeza.
En el momento en que el profesor que impartía la clase de esa hora entro todos se encontraban ya en su lugar. El fue hacia su escritorio y hizo un anuncio.
-Chicos a partir de hoy tendrán un nuevo compañero- un leve murmullo empezó a extenderse por todo el salón. El profesor golpeó el escritorio con un libro y eso terminó con cualquier ruido que podría haber. Hizo una seña a alguien en la puerta y este avanzó hasta quedar a su lado, todos miraron con atención al nuevo.
El nuevo desprendía un aura amenazante difícil de ignorar. Vestía de negro y tenía las puntas de su cabello blanco, parecía alguien peligroso. Él solo dirigio un vistazo rápido a sus compañeros como si no le importará realmente. El profesor viendo que él no tenía intención de presentarse dijo.
-El es Akutagawa Ryunosuke. Fue transferido aquí pero no pudo incorporarse hasta ahora- al notar que el nuevo tampoco tenía intención de decir algo agregó -Al fondo hay un sitio libre. Siéntate que comenzaremos las clases de hoy-
La clase continuo normalmente para el profesor pero los estudiantes estaba muy intrigados por el nuevo por lo que apenas ponían atención a la clase. El chico solitario tampoco era la excepción. A veces miraba discretamente al nuevo quien por el azar se había sentado al lado suyo. Sabía que debía ser discreto ya que no sabía cómo reaccionaría si lo encontraba espiándolo. Lo cierto es que igual que a todos le intrigaba.
Cuando hubo finalizado la clase todos los alumnos se marcharon a la cafetería con excepción de dos que habían sido llamados por el profesor. El nuevo y el chico solitario estaban frente al profesor esperando la razón por la que habían sido retenidos. El segundo estaba muy nervioso ante la situación. Estaba solo con el nuevo y el profesor que más lo intimidaba.
-Muy bien Akutagawa como eres nuevo voy a asignar a un compañero para que te acompañe tu primera semana aquí- dijo el profesor.
Ambos se sorprendieron ante la situación que planteaba el profesor.
-No lo necestito y tampoco lo quiero- dijo Akutagawa en un tono seco cuando se recuperó de la sorpresa.
-Yo solo te estoy informando. Deben estar juntos toda la semana. Él te explicara como funcionan las cosas aquí y serán compañeros en todas las clases a partir de ahora- el profesor tomó sus cosas y antes de retirarse dijo -Espero que se lleven bien.
El chico solitario no lo podía creer. Nunca había tenido que encargarse de guiar a nadie. Los profesores sabían que como siempre estaba solo no ayudaría a los estudiantes nuevos a integrarse por eso pasaban de el. Miro por un instante al nuevo y se sorprendió al estar siendo observado atentamente. Volvió a sentirse nervioso pero se armo de valor para realizar la tarea que le habían puesto.
-Soy Nakajima Atsushi. Un gusto conocerte- dijo al nuevo.
Akutagawa lo miró atentamente y sin decir una palabra salió del salon dejando a Atsushi completamente solo.