Disclaimer: Nada de lo que se ve aqui es de mi propiedad. Los personajes son de Suzanne Collins y la historia pertenece a jd121888. Yo solo me adjudico el traducir esta obra maestra para su deleite.

N/T: Si, no termino mis historias y ya comienzo con otra, eso piensan, pero asi soy yo. Espero que disfruten y dejen su opinion, que casi me rompo la cabeza para traducir esto, ¡Incluso use el diccionario! Y Dios sabe que jamas lo saco. So ¡Lean mis amores!


Bienvenidos a los 74° Juegos del Hambre: Desde el punto de Vista de Peeta Mellark:

Abrí mis ojos al olor de pan recién horneado, un lujo que la mayoría de las personas que viven aquí en el Distrito 12 no tienen. Yo se lo afortunado que soy, a pesar de tener una familia enojada que esta siempre en conflicto entre si. Mi madre, Mera, es abusiva. En realidad, no sé si ese es el término que se debería de usar. Es estricta, sí, pero… No, no hay excusa para utilizar. Ella es abusiva. Cuando mis hermanos o yo nos portamos mal, o al menos ella piensa que nos portamos incorrectamente, somos golpeados. Algunas veces solo con un cinturón, otras con una cáscara caliente –la cosa de madera que se usa para tomar el pan del horno –e incluso con una barra de metal utilizada para desbaratar la madera en la chimenea.

Afuera, es una mujer agradable. Siempre dice exactamente lo que debe en público, siempre tiene una sonrisa amable en su rostro, un apretón de manos firme, y una mirada profesional que le asegura el respeto de la ciudad. Mi padre, por otra parte, nadie sabe de él. Es simplemente conocido como 'El Panadero'. Nadie en el pueblo le habla siquiera por su nombre, Lon. El es amable, y paciente, y el porque él y mi madre se eligieron el uno al otro probablemente nunca lo sabré. Estoy seguro de que la ama; debe de hacerlo para soportar la forma en que actúa. Lo desprecia tanto que me vuelve loco, pero por alguna razón eso no parece tener efecto alguno sobre él. Mi hermano Riley piensa que esta asustado, e incluso se lo dice a la cara. Eso me molesta en extremo. Pero no creo que sea eso; creo que de verdad no le importa. Es un tipo de trato muy fácil, siempre lo ha sido.

Vivimos en un barrio donde hay otros comerciantes, como el carnicero o el dueño de la lechería. Otras partes de la ciudad incluyen la Plaza, que cuenta con un Palacio de la Justicia donde se llevan a cabo eventos públicos, como las bodas. También hay un pequeño parque, y cinco enormes pantallas de televisión –y cuando digo enormes me refiero a que deben de ser al menos tan altas como yo –colocadas alrededor de la plaza para anuncios del Capitolio y cosas así. El alcalde vive aquí también. Luego esta lo que se conoce como el Quemador. Es técnicamente un mercado negro, pero muchos de nuestros Agentes de la Paz compran sus bienes ahí también así que, siempre y cuando todo este funcionando bien, ellos mantienen la boca cerrada acerca de toda la operación.

Hay un distrito escolar entre el Quemador y la Plaza. Tenemos una escuela primaria y secundaria. Los niños comienzan la primaria a la edad de cinco años, y van a la secundaria a los doce, luego se gradúan a los dieciocho. Cerca del distrito escolar están las minas. El comercio del Distrito 12 es la minería. Eso es lo que nuestro distrito produce para el Capitolio. La mayoría de los hombres mayores de dieciocho años trabajan en las minas. Es donde probablemente yo voy a terminar. Tenemos la panadería, pero en realidad funciona bastante bien con solo una persona, y mi hermano mayor Jacob se encargara de ella. Así que Riley y yo probablemente estaremos en las minas.

Las minas se encuentran justo al lado de un lugar llamado La Veta –que es esencialmente la parte pobre de la ciudad. Todas las casas se parecen, y llamarlas casas era demasiado. Son más bien como chozas. Entré en una de ellas una vez. Hay una cocina diminuta junto a la sala de estar, no hay un comedor formal. Las casas con niños tienen dos habitaciones y un baño, donde no había niños tenían solo una habitación. Los pisos eran de madera vieja, podrida, así como las paredes y el techo. La casa en la que entre tenía goteras en el techo, aunque no sé si todas las tengan; espero que no –se pone bastante frío, por no hablar de las lluvias, durante el invierno y la primavera. La mayoría de mis compañeros viven en la Veta. Lamentablemente, la parte más pobre de la ciudad es también la más poblada. Trato de evitar ir a la Veta siempre que puedo; el ver a los niños desnutridos me perturba.

Más allá de la Veta esta la valla. Esta electrificada las veinticuatro horas del día, siete días a la semana. Es la manera en que el Capitolio nos mantiene dentro de la seguridad de nuestros distritos. Hay agujeros por donde parece que la gente se escapa, y creo que podría saber quien se va a escondidas por ahí. El entrar al bosque fuera del Distrito 12 se castiga con la muerte. Pero jamás delataría a quien lo hace, por más de una razón; pero de seguro nunca intentaría siquiera ir allá afuera.

En realidad yo soy mas como mi papá, paciente, amable, cariñoso. Mi hermano Riley se parece mucho a mamá, y mi hermano mayor Jacob parece hacer heredado los mejores rasgos de mi madre y mi padre. Él es amable sin llegar a ser ingenuo, y es severo pero nunca se sobrepasa. Es por eso que esta siendo entrenado para dirigir la panadería. Todo lo que yo hago es decorar los pasteles.

Riley me pega en la nuca juguetonamente. "Levántate estúpido, la cosecha es hoy."

Y eso es cierto. Es primero de Septiembre. Cada primero de Septiembre el Capitolio 'cosecha' a un chico y una chica de cada distrito para competir en un retorcido juego para el entretenimiento de los ciudadanos del Capitolio. Me froto los ojos y me estiro, luego me levanto y camino hacia nuestra sala, donde un plato con fruta y tostadas espera por mi y mis hermanos. Jacob esta sentado junto a mi padre, bebiendo café y leyendo el periódico. Parecen clones, pues mi padre esta haciendo exactamente lo mismo. Mi madre sigue durmiendo. Riley me pega de nuevo en el hombro, luego se sienta a mi lado y empieza a aspirar toda su comida. No tengo ni idea de porque no esta gordo, come demasiado y es la persona mas floja que conozco. Me disgusta la forma en que trata la comida, como si siempre fuera a haber más cuando tanta gente se preocupa a diario por no tener lo suficiente.

A las once, Riley y yo tenemos que tomar los panes que sobraron de los días anteriores al Quemador para venderlos. Puesto que están entonces a un precio mucho más barato, algunas de las personas de la Veta pueden permitirse el comprarlos. Algunas veces, cuando estoy solo, le doy uno o dos panes a una familia hambrienta que lo necesita, pero no puedo hacer eso cuando Riley esta aquí, no solo le diría a mamá, sino que también a los Agentes de la Paz.

A las doce en punto, la gente comenzaba a cerrar sus negocios, porque es obligatoria estar en la Plaza para la cosecha a las dos –pero mi madre nos ha instruido para no cerrar antes de las doce y cuarto. Y me alegro, porque veo un rostro familiar dirigirse al Quemador en ese momento. En realidad, eran dos quienes se acercaban. Gale y Katniss, Katniss y Gale. Llegan al Quemador al menos una vez a la semana para cambiar sus recientes cazas y pescado, además de algunos frutos silvestres. Parecen muy cómodos el uno con el otro, pero nunca de una forma romántica. Aun así, todos en el Quemador hablan del futuro que tendrán. Todos piensan que son perfectos el uno para el otro. Y probablemente lo son, pero desearía que eso no fuera verdad.

Riley golpea la parte trasera de mi cabeza de nuevo. "Hora de irnos, mocoso".

Equilibra una canasta vacía en la que llevamos los panes sobre su hombro, y me hace señas para que yo tome la otra. Lo hago, y luego caminamos de regreso a la casa. Cuando llegamos, hay dos ajuares tendidos sobre mi cama. Uno para mí y uno para Riley. Mi familia no tiene el dinero suficiente para pagar los trajes de la cosecha, pero nos vestimos bien. Yo estoy usando una camisa gris de botones con pantalones caqui y unos zapatos negros.

Riley lleva una camisa de color negro, recién planchada, unos pantalones de vestir blancos y zapatos negros, también. Uso un poco de agua y un cepillo para asegurarme de que mi cabello se vea medio decente, y me lavo la cara. Desafortunadamente, no importa cuantas veces me lavo la cara, la mirada de temor y ansiedad no desaparece. Solo tengo mi nombre en la lista cinco veces, algunas personas de mi edad tienen el suyo diez o incluso veinte, dependiendo si se anotaron para teselas. Riley tiene su nombre siete veces, porque tiene dieciocho años. Las posibilidades de que cualquiera de nosotros seamos llamados son pocas, ya que hay cerca de un millar de hombres elegibles en nuestro distrito. Pero alguien tiene que ser el elegido.

La plaza se llena de gente, todos los hombres elegibles tienen que esperar en un lado de una gruesa cuerda, luego hay un pasillo central que conduce directo hacia el escenario, donde los desafortunados se tendrán que parar cuando sus nombres sean anunciados. Del otro lado del pasillo hay otra cuerda, donde todas las chicas elegibles esperan detrás de ella. Todas las familias de los posibles tributos aguardan detrás de nosotros, esperando lo mejor pero preparándose para lo peor.

Echo un vistazo hacia atrás a mi familia. Mi padre esta masticando la uña de su pulgar, un signo de lo nervioso que esta. Mi hermano Jacob solo se para ahí junto a él, y luego Jacob hace contacto visual conmigo, y me da los pulgares hacia arriba, como si dijera 'Que la suerte este de tu lado.'

Mi madre, por el contrario, esta conversando con otra mujer del barrio en el que vivimos, hablando de quien sabe que –pero probablemente eran chismes. Cosas como quien no esta vestido adecuadamente, o cuales nombres están en la lista la mayor cantidad de veces, o cuales padres no mantienen la compostura. Amo a mi madre, pero a veces no entiendo como es que puede ser tan insensible.

Entonces, mi hermano Riley me dice que preste atención. Una anunciadora del Capitolio de nombre Effie Trinket, de acuerdo con el perfil en las grandes pantallas de televisión, esta saliendo. Detrás del micrófono y los cuencos de vidrio de donde sacará los nombres, están tres sillas, hechas de madera y terciopelo. Una era para Effie, una para el alcalde, y una para el único vencedor de los Juegos del Hambre de nuestro distrito, Haymitch Abernathy. Y no esta en su asiento. Todo el mundo sabe que es un desastre borracho todo el tiempo, por lo que probablemente se halla desmayado en alguna parte. No le importa si la cosecha es obligatoria. Se aparecerá cuando se le de la gana.

Effie se sienta en su silla junto al alcalde Undersee. Cuando el reloj marca las dos de la tarde, el alcalde Undersee se levanta hacia el micrófono, y comienza a leer la historia de Panem, al igual que lo hace cada año durante la cosecha. Rebelión, blah, blah, blah. Días Oscuros, blah, blah, blah. Realmente ya no le estoy prestando atención. Es la misma historia que todos hemos oído miles de veces y que en realidad no nos podría importar menos pues nuestras vidas podrían terminar en unos momentos.

Luego, casi al final del discurso del alcalde, un muy borracho y muy desordenado Haymitch se tambalea sobre el escenario e intenta abrazar a Effie. Evidentemente disgustada, lo empuja y se arregla el cabello antes de subir al micrófono. Haymitch se desmaya en su silla. Su comportamiento esta en televisión nacional, y se que mi mamá esta quejándose de eso con mi papá en ese mismo instante. "No puedo creer que suba ahí de esa forma sin haberse bañado o vestido decentemente. Y esta borracho. Yo estaría absolutamente avergonzada si…" Para este momento mi padre normalmente se desintoniza.

Effie Trinket camina con entusiasmo hacia el micrófono. "Felices Juegos del Hambre," se dirige hacía nosotros con su extraño acento arrogante del Capitolio, como si fuera algún tipo de celebración o algo, "¡Y que la suerte este siempre de su lado!"

Luego habla de lo feliz que es por estar aquí, pero lo único que quiero es que el día se termine de una vez. No me importa que halla una gran fiesta después de la cosecha, con amigos y familiares, y diversión y juegos. Todos son amigos de mi madre después de todo. Se que habrá dos familias del Distrito 12 en duelo mientras que estamos celebrando, y esta mal. Effie luego inhala fuertemente y dice, "¡Las damas primero!" Estoy cruzando mis dedos, esperando que no sea una chica que conozco. Es horrible de todos modos por donde se le mire, pero es un poco menos horrible que alguien a quien conozco este ahí arriba.

Effie se aclara la garganta, y luego levanta la vista del papel, y dice "Primrose Everdeen!"

Mis ojos se caen al suelo de inmediato. No solo conozco a esta chica, tiene, además, solo doce años. ¡Doce! ¡Qué tan enfermo y retorcido es el Capitolio para enviar a una niña de doce años a una muerte casi segura para su entretenimiento! No puedo soportar ver a la pobre chica subir al escenario, y no puedo soportar la expresión en el rostro de su hermana mayor. Pero entonces sucede algo y tengo que mirar hacia arriba. Katniss, la chica de dieciséis años que veo en el Quemador, y con la que solo he tenido un encuentro, corre en dirección al escenario, y grita, "¡Prim! ¡No! ¡Me ofrezco voluntaria! ¡Me ofrezco voluntaria como tributo!"

La multitud, que previamente murmuraba bajo su aliento lo injusto que es enviar a una niña de doce años a la arena, se queda en silencio.

Todo el mundo a excepción de Effie. Ella dice, "¡Encantador!"

Y no es encantador. "Pero creo que queda el pequeño detalle del protocolo, de presentar a la ganadora de la cosecha y después pedir voluntarios, y…"

Dejo de escuchar en este momento. Hasta que el alcalde le dice que en realidad eso no importa y que si la chica quiere ser voluntaria, debían de permitírselo. Quiero mirar hacia otro lado, pero no puedo. En cambio, veo con horror como la chica de la que estoy enamorado avanza al escenario, y luego sube las escaleras, ocupando su lugar al lado de Effie.