Cap1: conociendo a Kushina

Buenas! Aquí me tenéis con un pequeño proyecto, un twoshot fuera completamente del universo KnK. Y completamente fuera porque al fin puedo meter algo de minakushi en uno de mis fics, adoro a esa pareja, sobre todo esa pelirroja que me tiene enamorado. En esta historia Minato y Kushina no murieron (obvio), el kiuby está en Naruto, los uchiha no fueron exterminados y Sasuke no desertó, es algo parecido a ese tsukuyomi infinito de Tsunade que vimos en la serie. Un mundo feliz ideal para la comedia :D

Serán dos capitulos, el primero de Sakura conociendo a Kushina, El Segundo de Naruto conociendo a Mebuki. ¿Cuál os parece más fácil? Yo digo que ambos podrían empezar una nueva vida lejos de la hoja, una donde no corran riesgo de muerte... no se, es sólo una idea XD os dejo con la historia, disfrutadlo!


-aaaaaaaaaa- personaje hablando.

-aaaaaaaaaa- personaje pensando.

-aaaaaaaaaa- ser sobrenatural hablando.

-aaaaaaaaaa- ser sobrenatural pensando.

RENUNCIA DE DERECHOS: Si has creído que soy masashi kishimoto, gracias, pero sólo soy Angron11, Naruto y sus personajes le pertenecen a él y se los carga cuando quiere. Yo solo aporto esta historia.


Konohagakure no sato, la aldea oculta de las hojas, el centro neurálgico del continente. La villa de los ninjas del país del fuego, los mejores guerreros del planeta. Su monte hokage ha sido testigo de los más grandes shinobi: el gran hashirama senju, Shodai hokage; y su hermano, tobirama senju y nidaime hokage. Uchiha madara, gran rival de ambos y legendario usuario del sharingan. Hiruzen sarutobi, sandaime hokage y denominado "profesor shinobi" por conocer todos los jutsus, que actualmente disfrutaba de una merecida y larga jubilación. Mito uzumaki, la gran maestra del fuinjutsu; y su nieta, la gran Tsunade Senju. Y Jiraiya, el gama sannin; y su discípulo aventajado, Minato namikaze, yondaime hokage de konoha. El namikaze, de pelo rubio y ojos azules acompañados de una gran altura y un físico privilegiado que hacía suspirar a cada mujer de la hoja (y clamar de furia y celos a su mujer, el legendario habanero sangriento, Kushina uzumaki), había sido testigo como hokage de la época de mayor paz y esplendor de la hoja. Veinte años de buena gestión, con un líder dialogante y una nueva generación llena de talento. Obviamente no había estado privada de obstáculos: al poco de entrar a gobernar, el rubio tuvo que enfrentarse al descontento uchiha, el cual consiguió solventar a base de diplomacia y buenas intenciones, apoyándose en el hijo mayor del patriarca del clan, el gran Itachi uchiha, que sirvió de nexo entre ambas partes. Luego tuvo que afrontar un amago de deserción del hermano pequeño de este, Sasuke uchiha, que fue abortado por su propio hijo, Naruto uzumaki. Y, por último, tuvo que dirigir a la hoja en una gran guerra contra una organización paramilitar conocida como akatsuki. Pero, tras vencerla, la hoja disfrutaba al fin de una merecida paz, y con ella el gran yondaime hokage pudo al fin pasar el testigo a godaime hokage, Kakashi hatake, y disfrutar de un merecidísimo descanso. Todo era felicidad en la hoja…

-¡Que no me parece bien, dattebane!- gritó una bellísima mujer pelirroja, de cuerpo curvilíneo, pelo rojo intenso y ojos de un profundo violeta. Puede que no todo fuese felicidad al fin y al cabo… Kushina uzumaki, el habanero sangriento, se encontraba en el marco de la puerta de la cocina del hogar uzumaki namikaze, con los brazos cruzados sobre su vestido verde de mangas blancas y un gesto de enfado tan visible que sólo le faltaba echar humo por las orejas.

-Kushina chan…- contestó Minato, vestido con una camisa blanca y un pantalón elegante que no combinaban en absoluto con su delantal amarillo de flores rosas que usaba para no mancharse mientras cocinaba.- Por favor, hoy debes de estar tranquila…- si, el ex hokage estaba usando toda su experiencia diplomática en ese momento, y aún así la agresividad y el carácter de su mujer le estaban exigiendo cada gota de sudor de la que disponía. Y no era para menos, a ese carácter había que unirle su instinto de madre protectora.

-¿Tranquila? ¿En serio? ¡Es de la seguridad de mi sochi de quién estamos hablando! ¡Está en peligro!- repuso Kushina con un gesto de pura angustia, mientras Minato negaba al aire. Cualquiera que la oyese pensaría que Naruto volvía a estar en el campo de batalla luchando contra un enemigo invencible, o en claro peligro de muerte… y la realidad era bien diferente: Naruto uzumaki iba a presentarles hoy a su novia en una cena formal. Minato se lo tomó con gran alegría cuando el ojiazul menor lo anunció, pero Kushina…- Nunca nos ha traído a ninguna chica aquí, esa roba hijos debe de estar manipulándole, y mi Naruto es muy pánfilo… seguro que es una busca fortunas…

-Cariño, no es una busca fortunas… como si tuviésemos dinero… y para Naruto es muy importante que no le espantemos a esta chica… lo he hablado con él, y ella le gusta muchísimo, y desde que era niño además…

-¿lo has hablado con él? ¿Y por qué no he tenido noticia de esta chica hasta ayer?- preguntó una dolida Kushina, mientras Minato volvía a negar. Ya estaba victimizándose.- Habéis conspirado contra mi… mi sochi me lo cuenta siempre todo, y ahora ya no…

-Kushina chan…- la interrumpió el rubio mayor, antes de que su mujer montase un numerito de madre dolida.- me lo dijo a mi primero por una simple razón… nunca te gustan las "amigas" de Naruto…

-¿Cómo? ¡Eso es mentira! ¡Yo soy un sol, me lo dices siempre!- repuso indignada la ojivioleta.

-Y lo mantengo cariño, pero… ¿Te recuerdo lo de Hinata hyuuga, cuando era gennin?- preguntó el yondaime hokage con una media sonrisa, mientras Kushina se ponía a la defensiva.

-Ah no, ¡sabes tan bien como yo que esa chica no era la adecuada, parecía que se iba a romper de un segundo a otro! ¿Tú la viste desmayarse cuando nos cruzamos con ellos casualmente en una de sus… citas…?- esto último lo dijo con un tono de fría furia falta de compasión. Minato recordaba ese día, y entendía el desmayo de la joven: ver esos nueve mechones flotando amenazadoramente en el aire era una visión… difícil.- ¿Crees en serio que esa chica habría podido evitar que mi sochi y su cabeza llena de aire se fuesen volando?

-Shion, del país del demonio…- decidió seguir Minato sin borrar la sonrisa… lo de hinata no resultó por eso mismo que expuso Kushina, dos personalidades no compatibles, pero no iba a dejar que la uzumaki se saliese con la suya… sería por ejemplos…

-¡Les pillé haciéndolo en su cuarto!- exclamó una indignada Kushina, mientras Minato reprimía una risa. Si esa chica era adivina de verdad, tendría que haber visto venir eso… Kushina hubiese castrado a Naruto ese día si no quisiese nietos algún día. Aunque, en defensa de su hijo, fue su primera vez… y nunca destacó por tener la picardía de asegurarse de que su madre no se hubiese olvidado el bolso en casa. La chica le pareció simpática, eso sí, lástima que su trabajo la llevase tan lejos...- Era una descocada, y ese fanatismo religioso suyo me daba mala espina… seguro que quería meter a mi sochi en una secta…

-¿Y la princesa Sara, de Röran? Además, era pariente lejana del clan uzumaki…

-¿La "señorita de la nobleza que se creía mejor que el resto de mortales con su corona", una uzumaki? Permíteme dudarlo, los uzumaki no somos de esos…- cuestionó con desprecio la pelirroja. Realmente era una chica agradable, pero la distancia mató la relación.

-Te recuerdo que tú también eres de la nobleza, excelentísima princesa del remolino…- bromeó divertido minato, mientras Kushina entrecerraba los ojos mirando a su marido como si quisiese hacerle explotar.

-No es lo mismo…- repuso enfurruñada, para luego continuar su ataque. Kushina era una mujer irreductible.- ¿Y qué me dices de su "desliz" con su prima Karin? Tus nietos habrían necesitado babero eternamente si no fuese tan observadora… ¿O de ese incidente con los clones y Ino yamanaka en una de las fiestas que montó aprovechando que estábamos de viaje? Le tengo prohibido usar el kage bunshin desde ese día… ¡Si incluso tuvo un lío con esa profesora de pelo morado amante de las serpientes!- exclamó casi tirándose de los pelos.- Mi sochi es un cabeza hueca con un corazón de oro y las chicas se aprovechan de eso, ¡Y esta chica nueva seguro que también lo va a hacer!

-Cariño, yo ya la conocí durante su época gennin, cuando hacía equipo con Naruto…- comenzó a explicar Minato, procurando jugar la carta del historial de la fémina.- Sakura haruno es una excelente kunoichi médico, con sólo veinte años ya es la mano derecha de Tsunade senju, y sirvió con honores en la guerra. Además siempre se ha preocupado por Naruto, yo ya me olía que estaba enamorado de ella…

-¿Te pones de su parte? ¡Quiere robarnos a mi bebé, dattebane! -proclamó una angustiada Kushina, mientras Minato volvía a negar divertido. Kushina era todo pasión y carácter, y eso incluía el sentir unos celos terribles y no ver a ninguna mujer como decente para su hijo.

-No me pongo de parte de nadie, no hay partes Kushina chan.- repuso Minato tomándola de las manos con dulzura y dándola un suave beso. La ofrecería un buen argumento y arreglaría esta guerra antes de que estallase. Era el momento de sacar la artillería.- Y tu bebé ya tiene veinte años y un historial… bastante extenso, creo que no es tan cabeza hueca…- dejó caer con un cierto tinte envidioso y a la vez orgulloso el rubio mayor… su hijo había salido un truhán…- sin contar que esa chica es muy buena persona, y tiene carácter, es más, me recuerda bastante a ti…- no pudo continuar, puesto que recibió un potente capón de su mujer. Minato dio un grito entre dolorido y asustado y dio un paso atrás con terror cuando volvió a ver esos nueve mechones flotando en el aire. Joder, ¿no se supone que después de traspasar el kiuby a Naruto no debería de ser capaz de hacer eso? Estaba claro que había sacado la artillería… y que Kushina la había pisoteado como si fuese godzilla en el centro de Tokyo…

-¡No intentes engatusarme dattebane! ¡Si mi sochi ha salido demasiado listo con las mujeres es por culpa tuya! Te admira y copia lo que ve, ¡Seguro que tomó ejemplo de cuando te vio hablando con esa fresca de la mizukage terumi!- gritó de nuevo la uzumaki, consumida por esos celos infundados, y Minato sólo pudo suspirar. Al menos Kushina ya se había olvidado de Sakura…

Mientras el Apocalipsis se desataba en el domicilio uzumaki namikaze, una pareja atravesaba el parque central de konoha rumbo a esa cena. Uno de ellos tenía el pelo rubio corto, ojos azules y vestía un pantalón vaquero con una chaqueta naranja de rebordes blancos, llamando la atención entre todo el lugar por esos colores tan llamativos. Pero su acompañante tampoco se quedaba atrás en esa escalada de colores: una bellísima fémina, vestida con un elegante pero sencillo vestido rojo vino que dejaba sus hombros descubiertos, con su colorido pelo rosa suelto y largo y unos ojos verdes preciosos. En definitiva, una pareja en absoluto discreta a la vista: Naruto uzumaki, el soltero más codiciado de konoha y denominado "nuevo shinobi no Kami"; y Sakura Haruno, la kunoichi más fuerte de la aldea y usuaria del gran Byakugou no in, como revelaba la marca en forma de rombo azul turquesa de su frente. Habían hecho equipo juntos, superado mil adversidades, incluso vivido una guerra y sobrevivido con honores, y, tras años de golpes motivados por los celos de una terca Sakura (terca incluso para no darse cuenta de lo evidente) y de indirectas sin captar de un despistado Naruto (despistado incluso para creer que esos enfados de Sakura no tenían nada que ver con verle hablando con otras), se habían confesado ese mutuo amor que sólo era secreto para ellos. Toda la aldea lo había visto venir realmente, incluso sus amigos reaccionaron con carcajadas cuando les revelaron la noticia… como anunciar que el sol sale por el este contestó Ino incluso. Pero, si todo esto es cierto… ¿Por qué la fémina estaba visiblemente tan nerviosa?

-Sakura chan, tranquila, ¡si todo saldrá bien dattebayo!- intentó tranquilizarle Naruto, mientras a Sakura le faltaba un solo segundo para salir corriendo. Joder, ella era una cirujana, y de las buenas según se decía en el continente, entonces, ¿Qué podría hacerla temblar de nervios? Quizás que hoy iba a ser presentada formalmente a sus célebres suegros…

-Naruto, ¿y si no les gustó? Tu padre es una leyenda, el relámpago amarillo de konoha, y tu madre es el habanero sangriento…- enunció una atacada Sakura, mientras Naruto arqueaba una ceja. Sus padres eran muy fuertes, pero no podían derribar un edificio de un puñetazo como Sakura, así que no veía tan lógica esa forma de pensar.

-Si ya conoces a mi padre de las misiones…- era cierto, todas sus misiones de su época gennin y chunnin habían sido asignados por el rubio mayor, la haruno ya debería de estar acostumbrada a interactuar con él…

-Por eso… se le veía tan serio y fuerte tras esa mesa…- reconoció Sakura mirando al suelo.- me ponía muy nerviosa cuando me hablaba directamente… ¡Si venció al kiuby en solitario Shannaro!

-No podría haber tenido unos suegros panaderos…- se quejó inner Sakura con unas cómicas cataratas de lágrimas en los ojos. Para la kunoichi era un momento muy importante: en serio quería ir en serio con Naruto, se veía con él el resto de su vida, y por ello era vital causar una buena impresión en el hogar uzumaki. Sakura iba a seguir quejándose cuando Naruto la abrazó por la espalda con esa sonrisa suya tan radiante. La pelirrosada se olvidó por un segundo de su temor, dejándose embriagar por ese aroma a roble del rubio.

-Sakura chan, mi padre es la persona más amable que conozco junto al abuelo teuchi. Ya le he hablado de ti y está encantando con lo nuestro, todo saldrá bien. Además, estás preciosa y eres la mejor kunoichi del continente, no tienes nada que envidiar a nadie.- declaró el ojiazul, besando con dulzura su cuello. Sakura cerró los ojos con una sonrisa, sintiendo a su amante, y se dio la vuelta para continuar el ósculo, agradecida por ese gesto de su uzumaki. Su baka siempre encontraba la forma de inspirarla y llenarla de confianza en si misma. Era como si con el rubio no necesitase contenerse, como si la ayudase a volar. Era el hombre de su vida, y su principal admirador. La persona que le había demostrado lo que era el amor de verdad tras una tortuosa relación con Sasuke uchiha donde se paso más tiempo llorando por los desplantes del pelinegro y pensando en ese rubio hiperactivo que, entre conquista y conquista de ese repugnante lado hentai que la ojijade le había eliminado a golpes, nunca había dejado de estar con ella para hacerla feliz. Quién la sigue la consigue, y en este caso Naruto no había dejado ni un segundo de amarla.

-Baka… seguro que se lo has dicho a todas las demás…- comentó con una sonrisa tonta en el rostro, envolviéndole con sus brazos por encima de los hombros mientras el rubio la rodeaba de la cintura con sus manos.

-Eres la primera que llevo a conocer a mis padres, así que de eso nada.- contestó Naruto con una sonrisa cálida, mientras la haruno se sonrojaba por esa revelación. Ese era un efecto continuo de Naruto en todo el mundo, y sobre todo en ella: sorprender para bien. Mientras el rubio la apartaba un mechón rebelde de cabello de su rostro, Sakura comentó su otra preocupación.

-Y a tu madre… ¿crees que le gustaré?- preguntó con algo de duda. No sabía mucho de Kushina, salvo que era la máxima autoridad en fuinjutsu de la aldea, una rama en la que la haruno se había estrellado por primera vez en su vida académica; y en el arte kenjutsu uzumaki, maestra de las grandes espadachines de la aldea como Yugao uzuki, capitana anbu del primer escuadrón anbu de konoha. Era célebre en lo referente a su vida profesional, sin contar que era una de las grandes bellezas de la hoja, pero a nivel personal la joven no sabía mucho de ella. Le parecía alguien amable y cariñosa por lo que pudo ver de cuando recogía a Naruto de la academia, pero no sabía mucho más…

-¡Por supuesto dattebayo!- exclamó Naruto con su sonrisa, haciendo reír a Sakura por lo efusivo del comentario.- Mi madre es también muy amable, y tiene mucho carácter, os llevaréis muy bien. Es más, creo que tenéis mucho en común…- comentó el uzumaki mientras la pareja reanudaba la marcha y una interesada Sakura preguntaba entre risas sobre esa última revelación. Todo iría sobre ruedas, realmente había omitido el "historial" de su madre con sus "amigas", pero confiaba en que la charla previa con su padre bastase para que la diese una oportunidad. Una vez hablasen, encontrarían muchas cosas en común y se llevarían bien, estaba convencido…

-Yo que tú tendría un plan de reserva cachorro…- comentó el gran kurama no kitsune desde el paraje mental del uzumaki. Conocía a Kushina uzumaki como prácticamente nadie, no en vano estuvo encerrado en ella prácticamente dos décadas, y tenía clara una cosa: esa mujer se lanzaría a la yugular de la mujer que intentase apartar a su Naruto de ella… Y el zorro ya tenía preparadas las palomitas y el refresco para no perderse el espectáculo.

La feliz pareja llegó al hogar uzumaki namikaze cogidos de la mano, charlando entre risas hasta que llamaron al timbre de la casa. Tras unos segundos, la puerta de entrada se abrió, revelando al ex hokage sonriendo en un agradable hall de entrada. Sakura se llevó la primera sorpresa de la noche al ver al gran Minato namikaze, el legendario relámpago amarillo, abrir la puerta por sí mismo, sin recurrir a sirvientes ni escoltas para ello como hacían los hyuuga o el padre de Sasuke uchiha y patriarca del clan de los tres tomoes, el severo fugaku uchiha. Para esa gente, abrir la puerta era algo que les hacía desmerecer. A Sakura nunca le había gustado eso cuando lo vio en el hogar uchiha, ella provenía de un clan civil, un clan humilde. Pero no sólo que hiciese eso la sorprendió, sino hacerlo vestido con un delantal amarillo de flores rosas, con toda la naturalidad del mundo. Esa actitud humilde y amigable se contagió a Sakura, que no pudo evitar sonreír con sinceridad al saludar con dos besos al ojiazul mayor. Quizás Naruto tenía razón y todos sus temores habían sido infundados, estaba claro que Minato no era ese guerrero serio y formal que aparentaba tras el escritorio de hokage. Quizás allí sólo actuaba para ganarse el respeto de los estirados clanes nobles. Parecía en realidad una versión en mayor y más calmado de Naruto, y eso la alegraba de verdad. Para ella era muy importante agradar a los padres de Naruto.

-perdonar por las pintas, estaba acabando de cocinar la cena.- anunció con algo de vergüenza el namikaze tras reparar en que aún llevaba el delantal, quitándoselo con rapidez, mientras Sakura no podía evitar sorprenderse. El gran Minato namikaze cocinaba… estaba claro que los uzumaki namikaze eran una caja de sorpresas.- pero pasar, no os quedéis en la puerta.- ofreció el rubio mayoral entrando la pareja en la cálida residencia.- Kushina chan, ya han llegado.- anunció en voz alta, aunque a la pelirrosada le extrañó que pusiese una cierta mueca de tensión al hacerlo. Su confusión aumentó cuando Kushina apareció en el hall. Su presencia era imponente, era una mujer muy hermosa, y trasmitía una sensación de poder por cada poro, pero lo que más la intimidaba era su expresión. Mostraba un gesto serio, severo, y recorrió con su mirada a la haruno de arriba abajo, examinándola como si fuese en cualquier momento a saltar sobre ella katana en mano. Naruto y Minato también parecieron notar el gesto de la matriarca uzumaki, puesto que se apresuraron a hablar.- Mira cariño, ella es la famosa Sakura.

-Kaa chan, te presento a Sakura chan, Sakura chan, te presento a mi madre.- anunció con un tono solemne Naruto mientras Kushina se aproximaba sin cambiar esa expresión seria. Sakura tragó hondo mientras sentía a esa mujer prácticamente desmenuzarla con la mirada.

-Sakura… un placer…- contestó Kushina con una sonrisa forzada, mientras apretaba la mano de Sakura. La haruno miró a Naruto de reojo, que se rascaba la nuca con ese gesto tan suyo cuando estaba nervioso, y Minato negaba mirando a su esposa. Ignorándolos, Kushina siguió hablando.- Dime, ¿por casualidad no serás la misma "Sakura chan" del equipo gennin de Naruto, la que lo ignoró toda su vida para ir detrás de Sasuke uchiha, no?- Vale, estaba claro ya definitivamente que no iba a ser una noche fácil y que Kushina, para variar, no iba a contenerse. Kushina era una maestra del kenjutsu, un arte basado en el ataque rápido y letal a los puntos vitales del enemigo, y esa faceta se trasladaba al resto de su forma de actuar. Fue un comentario dirigido a la yugular que hizo a Sakura apretar los dientes. Era cierto lo que había dicho esa mujer, y por eso no iba a contestar, pero no dejaba de darle rabia. Era de lo que más se arrepentía en su vida: haberse obsesionado con una cara bonita que sólo la trajo dolor y desprecios y haber ignorado a ese chico rubio que no paraba de hacer el payaso hasta hacerla feliz, aunque hacer el payaso implicase perseguir a Sasuke el día de su deserción y arriesgar su vida para traérselo de vuelta. Era una niña estúpida, y siguió siéndolo tras ese incidente, cuando le dio una oportunidad al pelinegro y estuvo con él en una relación tóxica de años, y en serio que agradecía cada segundo el haber tenido el valor de salir de eso y confesarse al rubio, si no seguiría siendo infeliz. Toda esa rabia se dirigió inconscientemente hacia su mano, haciéndola apretar el agarre con fuerza. Bueno, puede que no tan inconscientemente, lo cierto es que la kunoichi médico era incapaz de no devolver un golpe. Ambas féminas se quedaron mirándose y apretando sin ceder, hasta que Minato decidió cortar ese tenso momento.

-Sakura, espero que te gusten los platos de hoy, Naruto me habló sobre tus gustos…- dijo el ex hokage para desviar la atención, mientras Sakura le miraba con una sonrisa amable, aunque no pudo evitar mirar de reojo a la uzumaki. Esta se encontraba evitando la mirada de su hijo, que la veía con cara de enfado. Y la ojijade se fijó en que, por un segundo, la pelirroja abrió y cerró la mano que había apretado la pelirrosada, mirándola con una ceja arqueada, y la haruno no pudo evitar apuntarse el tanto internamente. Minato continuó mostrándose amable.- Permíteme enseñarte la casa de la que Naruto y Kushina… ponen la mesa.- expuso con cordialidad, buscando dejar a madre e hijo solos para que Naruto se encargase de reprenderla, pero Naruto intervino de inmediato.

-No hace falta tou chan, ella ya ha estado aquí cuando vosotros no…-

-¡NO HABLES DE ESO, BAKA!- Gritó Sakura con furia al despistado uzumaki menor. Era cierto, Sakura ya había estado allí… haciendo cosas nada santas con Naruto aprovechando que el matrimonio se encontraba fuera. Y ahora el baka de su novio, y su nula picardía para esta clase de situaciones, lo acababa de revelar. Joder, si esa mujer ya la odiaba con toda su alma, ahora sí que sí la intentaría matar… Y, por el terror repentino a que se fuese de la lengua y acabase revelándolo TODO, la ojijade dio un potente puñetazo a Naruto, uno que le hizo caer al suelo por la fuerza del impacto. Era su reacción normal en esas situaciones de pánico, pero de inmediato se percató de que este no era el momento más oportuno para hacerlo: acababa de golpear a Naruto… en su casa… durante una cena formal... y delante de sus padres... sobre todo de su severa madre. Pudo ver a Minato mirarla con los ojos como platos, realmente atemorizado. Los informes de la kunoichi hablaban de que era fuerte y tenía carácter, pero es que acababa de tirar al suelo de un puñetazo al jinchuriki de nueve colas, incluso a él le costaba sin usar el hirashin. Sólo Kushina lo lograba. Con miedo, Sakura dirigió su mirada a la matriarca uzumaki, esperando encontrársela con un gesto de furia…

-…- pero lo que se encontró la sorprendió. Kushina asentía mientras dibujaba en su rostro un gesto de comprensión… ¿e incluso una ligera sonrisa? Sakura no entendía nada.- Bien hecho Sakura, mi hijo a veces no sabe cuando mantener la boca cerrada…- anunció la pelirroja, esta vez con una sonrisa sincera. Kushina tenía que admitirlo: había juzgado mal a la haruno. En un principio, había acudido con la firme intención de hacerla huir llorando del hogar namikaze, de ahí su entrada agresiva. Se ganaría una rabieta de su hijo y un enfado de Minato, pero era un precio bajo a pagar por evitar que su sochi acabase con una mala mujer. Pero, ya en el instante en que esa chiquilla, en lugar de dar un paso atrás ante su comentario hiriente sobre Sasuke, reaccionó apretando el agarre en su mano, empezó a pensar seriamente que quizás se había equivocado. Esa reacción tan… uzumaki… la había impresionado, y también esa fuerza. Kushina era muy fuerte, era una mujer capaz de contener al biju de nueve colas en su interior, pero esa chica había conseguido entumecerla la mano con su apretón. Y ahora, sus sospechas se confirmaban. Esa chica sabía meter en vereda a su hijo…

-¿Nos acaba de halagar tras casi matar a su hijo?- preguntó inner con una gota de sudor en la nuca.

-Gra… gracias, Kushina sama…- contestó con nerviosismo la haruno, aunque por dentro estuviese sonriendo y su inner diese saltos de alegría. Ahora no parecía que esa mujer la odiase, y en serio que la importaba muchísimo eso, tanto que se había olvidado de golpe de ese comentario sobre Sasuke de antes, o de la causa aparente de la satisfacción de la madre de Naruto, el cual se lamentaba en el suelo por el golpe entre quejidos lastimeros.

-Sólo Kushina.- comentó la mujer mientras se acercaba a Sakura y, para agradable sorpresa de Minato, le daba dos besos a la haruno. Menos mal, Kushina había pasado de su modo habanero sangriento a esa mujer jovial y cercana de la que se enamoró… bueno, le gustaban ambas facetas, no podía negarlo, su familia tenía un larguísimo y carismático historial de gustos por las mujeres tsundere, uno que al parecer iba a continuar su hijo… madre tsundere, abuela tsundere, bisabuela tsundere… pero ahora agradecía que saliese la vena amable de Kushina, así todo sería mucho más fácil.- disculpa por lo de antes, una madre siempre se pone tensa cuando su hijo le presenta una chica por primera vez…- reconoció la uzumaki, mientras Sakura asentía con un gesto comprensivo. Como mujer, lo entendía perfectamente.- y disculpa también al cabeza de alcornoque de mi hijo, que no sabe comportarse si no es con un golpe de vez en cuando… me alegra que puedas tenerle controlado.- finalizó, mirando a su hijo con los ojos entrecerrados, para luego entrelazar su brazo con el de la haruno con suavidad.- Ven conmigo, te enseñaré la casa mientras ellos ponen la mesa… por cierto, me encanta tu pelo.

-Gracias Kushina.- respondió con un suave sonrojo la ojijade, no sólo por el cercano gesto de Kushina, si no también por el halago a su pelo. Toda su vida había vivido acomplejada por el color de su pelo, con comentarios hirientes como "pelo chicle" que la hicieron llorar mucho de niña. Sólo sus padres, Naruto y ahora Kushina lo habían alabado, y en serio la alegraba… a ella le gustaba mucho, era el sello familiar Haruno…- A mí también me encanta el suyo.- reconoció con sinceridad. Ese pelo rojo largo era precioso, muy bien cuidado y fuerte, daba hasta envidia.

-Gracias, ojalá mis compañeros de clase hubiesen pensado como tú, se solían meter conmigo llamándome tomate por mi cabello y mi cara redonda…- comentó despreocupadamente la pelirroja, mientras Sakura abría los ojos con sorpresa. Y no pudo ocultar una sonrisa: Kushina uzumaki tuvo el mismo problema que ella en su juventud.

-¿De veras? No lo entiendo, es un pelo precioso… los niños a esa edad no tienen ni idea, yo tuve que golpear a más de uno que se pasó de la raya pasado un tiempo…

-Exacto dattebane, aunque por lo que veo yo tengo menos paciencia que tú: Minato kun me conoció cuando tiré al suelo a golpes al primero que me insultó.- rememoró la pelirroja, estallando en carcajadas ambas féminas mientras abandonaban el salón rumbo a explorar la casa. Mientras, en el suelo, Naruto era ayudado a levantarse entre lamentos por su padre. Ese golpe había dolido, y encima le había pillado por sorpresa… ¿Qué habría hecho mal esta vez? Sólo quería ahorrarle a Sakura volver a ver un lugar que ya conocía… pero bueno, al menos parecía que había servido para hacer buenas migas con su madre… no le agradaba que fuese a costa de ese cómico chichón en su cabeza, pero no iba a quejarse… demasiado.

-Anda hijo… vamos a por algo de hielo de la que ponemos los platos…- dijo Minato con un gesto solidario, mientras su hijo le miraba con unas cómicas cataratas de lagrimas en sus ojos.

-Tou chan… ¿Son así toda la vida? Cuando se casan y tienen hijos se relajan… ¿no?- preguntó Naruto con miedo, obteniendo un revelador silencio por respuesta de su padre. Al fin y al cabo, él todavía tenía un chichón parecido oculto entre su pelo por el golpe que le había dado Kushina esa misma tarde cuando la charla de la cocina derivó en un ataque de celos de la pelirroja. No iba a negarlo, su hijo era un digno heredero… y toda herencia tiene sus cargas…


Y fin. Me ha gustado escribir este momento, siempre he pensado que Kushina y Sakura tienen personalidades casi calcadas, con esa historia de maltrato de niñas por su aspecto y pelo, ese carácter, esa fuerza... sin contar sus "modos furiosos" de la imagen del fic XD (gracias de nuevo ladygt). Fue otro de esos detalles narusaku de kishimoto (con esa frase de "encuentra una mujer como yo" de Kushina como culmen... con todo el respeto por la hyuuga, ¿en serio ve alguien a hinata destrozando a puñetazos a un matón o derribando una pared de un puñetazo?) que luego fueron totalmente ignorados...

...aunque, viendo sus últimos movimientos en ese engendro de serie secuela no descarto que aparezca lobotomizada y nos intente convencer de que hinata es su viva imagen... (no sé si sabréis que se ha filtrado que jiraiya lleva vivo desde siempre y aparecerá en boruto... si se confirma, me parece un movimiento desesperado para atraer la audiencia que la serie no es capaz de lograr, y muy torpe: dejas sin sentido la muerte del gama sannin, y encima resulta que lleva años contemplando la situación de Naruto sin intervenir, muy mezquino teniendo en cuenta lo que ha pasado por medio... una guerra, una traición de Sasuke, lo de la luna...). Siento este párrafo indignado, pero joder, es que es una cagada tras otra...

En fin, a lo largo de la semana tendréis la continuación y pondré la medalla de completo en el fic. Espero que os haya gustado, un saludo!