La constante espera por tu toque,
el amargo océano de dolor y odio,
la soledad que he necesitado para convertirme en lo que soy.
Nightwish/Romance Astral.
Inmensidad
Él me dio su poder, ¿comprenden, tesoros? Él me hizo su hija.
Una vez, leí un viejo suplemento sobre herencia kármica. Debo decir que no me fío de las hojas sueltas con las cuales Doc envuelve su vajilla fina, pero debía ejercitar mis ojos y mi alemán con algo.
Leí sobre la herencia kármica y sobre cómo los padres dejan la huella de su pena en sus hijos, aunque ellos ya tengan una propia. Me hizo reír eso, porque era cruel y malvado. El autor del artículo decía que era justo desde algún punto de vista cósmico, se balanceaba... No terminé de leer, pues allí se cortaba esa página arrancada de alguna revista popular durante los años cincuenta.
Entonces, él dejó marcas energéticas donde hubo , alguna vez, marcas psicológicas y corporales. Más vajilla fina, charcos de orina y revistas sensacionalistas. Tengo un sentido de la vista muy delicado y puedo leer casi a cualquier distancia. Lástima que todo lo que había a mi alcance era aburrido. Menos que abrir un libro verdadero, pero también carente de cualquier melodía. Leí algunos consejos para amas de casa, sobre cómo tener hijos y otros que estaban dedicados a los padres solteros.
Creo que Doc pretendía cuidarnos. Eso también era gracioso y lloré sangre todas las noches en que recordé mi casa bajo la tierra, donde mi querido Conde pisaba fuerte entre risas crueles. ¿Qué le hubiera hecho Doc. a un hermoso monstruo como él? Un té, una briochetta de carne humana, un pastel de coco bañado en jugo rojo. Me daba risa imaginarlo conmigo hace ocho siglos. Lloré tanto que pensaron que había aprendido a llevar apunte de las novelas portuguesas que Schrodinger seguía a diario.
Los vampiros no tenemos esperanzas. Ansiedades. Si nuestros cuerpos se doblan hacia dentro y unos dientes imposibles nos crecen en los vientres, es sencillamente ansiedad. Raspamos la sangre que hemos bebido y aunque está corrompida por haber corrido en nuestras venas demoníacas, la hacemos dar vueltas en nuestras lenguas bífidas. Con mucho placer, pues es mejor que la masturbación. No juzguen , queridos, lo que nunca han probado.
Si hemos muerto hace mucho, tenemos sueño, nuestros párpados pesan... Hasta que un día, al fin, se secan nuestras pupilas y debemos elegir si dormiremos con los ojos abiertos o cerrados. Importa, sí, porque en cualquier momento LA salvación podría llegar y nosotros podríamos no verla. Una pena, una triste pena. Sin embargo, el mundo es muy ruidoso y le gusta darte cosas que tú no necesitas: Esperanzas de que los pasos que oyes en la superficie, diez metros sobre ti, sean , por sutiles, los de un аngel de La Muerte. Por fuertes, los de un dragón. No sé de dónde saqué la idea de un dragón. Creo haber oído que algunos comerciantes chinos los guardaban entre sus ropas y que, si escapaban, podían hacerse enormes , salvajes. Podían descontrolarse y destruirlo todo. Mi tumba incluso.
La noche no me inquieta tanto como debería. La prefiero, pues no me duele, pero hace siglos morí siendo noche. Fue algo desesperante que él me devorara.
Recuerdo cuando permanecía en el ataúd. Tenía la sensación de que si pegaba mi oído, un músculo reseco adherido al costado de mi cabeza, podría oír el lejano murmullo de las llamas del infierno, crepitando, llamándome. Lloré hasta que mis ojos quedaron secos y aún después de eso, despedí cenizas desde el interior de mis párpados.
Hoy espero con ansiedad, esa sonrisa de tiburón en mis labios, a que salgan las estrellas para alimentarme con la vista. Soy moradora de mi propia pena. Feliz de ello, esperar, esperar, esperar...
Tal vez, eso es el vértigo. Cuando uno se siente desaparecer.
Suzanne Cleminshaw-Las grandes ideas.
