Una larga cabellera castaña era alborotada por el feroz viento. Hacia días que el clima en Londres estaba de lo peor, viento y lluvia, luego truenos; después viento y luego mas lluvia. Había poca gente en las calles y la mayoría de ellos caminaba a prisa para resguardarse de lo que probablemente seria una gran tormenta.

La joven llevaba una gabardina negra con el cuello alzado, como si quisiera evitar a toda costa que la reconocieran, caminaba con paso rápido y firme; sabía a donde se dirigía: El puente colgante del Milenio.

Una vez que llego se dio cuenta que esta casi vacío, comenzó a caminar hacia el centro del puente, notando como el viento arreciaba a cada instante. Podía ver como el Río Tamesis se agitaba debido al vendaval. Tomo una gran bocanada de aire y poso sus manos en el frío barandal de metal, se apoyo con firmeza y lentamente paso una de sus piernas sobre la barrera, al sentir el vacío su corazón se acelero debido a la adrenalina que experimentaba, solo un salto la separaba de el.

Intentando no perder el equilibrio paso la otra pierna y se apoyo firmemente en el borde, proyectando deliberadamente su cuerpo hacia el frente.

Cerró los ojos cuando sintió que las lágrimas comenzaban a salir.

-¿Qué rayos haces?- preguntó una voz masculina con un leve dejo de pánico en la voz.

Fue como si la saca de una especie de trance, apartándola por completo de lo que pretendía hacer segundos antes. Un par de manos fuertes la tomaron por la espalda y la devolvieron a la seguridad del puente.

Lentamente abrió los ojos. Estaba tan confundida que comenzó a alejarse de su salvador sin darle siquiera una mirada.

-Hey, espera- aquel hombre le sujeto la muñeca, como reacción ella se giro para encararlo -¿Qué …

-¿Malfoy?

-¿Granger?

Durante su vida, Hermione Jane Granger había aprendido que el destino podía ser cruel e irónico, pero aquella tarde se convenció que el destino también podía ser un jodido cabrón.

De entre todas las personas de Londres, ¿tenia que ser precisamente Malfoy quien la salvara de su intento de suicidio? Un aplauso para el sistema, que de nuevo parecía ensañarse con la pobre Hermione.

Por su parte, Malfoy tenía la mandíbula desencajada, ¿en verdad aquella era Granger? ¿La gran heroína de guerra? Estudio sus facciones con atención, si, sin duda era ella. Aquel cabello castaño desordenado, esa nariz pequeña y respingona con unas cuantas pecas en el puente, ¿siempre había sido tan pequeña?

Pero algo no cuadraba. Recordaba de sus años de estudiante que ella irradiaba una personalidad fuerte, valiente, como una chispa; y ahora; era algo así como una versión lamentable de si misma, y ¿Dónde rayos estaban CaraRajada y la Comadreja? Nunca se separaban, se suponía que se cuidaban entre ellos.

-Malfoy, ¿podrías soltarme? Se que debe ser una oportunidad única verme en este estado pero por favor, evitemos el contacto físico.

-Ni me había dado cuenta-dijo soltándola

Rayos, incluso su voz sonaba apagada.

-Granger, va a llover. Deberíamos movernos del puente

-Eres libre de hacer lo que te plazca- dicho esto comenzó a caminar hacia la orilla, con la cabeza gacha y los hombros hundidos.

-No te pienso dejar sola – aquellas palabras salieron intempestivamente de su boca, dejándolo extrañado. Incluso Hermione se volteo y clavo sus ojos marrones en el.

-¿Disculpa? ¿Escuche acaso que el sangre pura mas elitista que he conocido… ¿sabes que? Olvídalo, no estoy de humor para tus retorcidas bromas- reanudo su marcha y Draco vio como se perdía su figura a la distancia.