Hoy iba a ser otro de esos días, sin duda.

Te levantaste de tu cama, dispuesta a olvidar lo que es un día divertido. Dispuesta a no sonreír más. Dispuesta a no ser feliz ni a reírte otra vez. Ya olvidaste cual fue la última vez que sonreíste. Olvidaste como era estar feliz. Reírse, no mirar las cosas con desdén. Olvidaste lo que era "pasar un buen rato". Al cumplir los 13 te fuiste (te inscribieron) a un internado. Era muy, como decirlo, aburrido. Te trajeron para acá porque "te portabas mal". Cosa que no era cierto. Eras una carga para ese ser despreciable. La única manera de librarse de ti era mandarte a este internado, al otro lado del mundo. Seguramente ese ser está pensando: "no tengo hermana, ya puedo hacer lo que me dé la gana". Es despreciable. Tu hermana y tú han estado viviendo solas desde que sus padres se fueron a Europa a vivir. "cuestiones de trabajo". Y, como tu hermana tenía dieciocho (o, al menos, patológicamente hablando) te quedaste con ella. Terrible error. Pero, ¿Con quién te ibas a quedar? ¿Sola? Ni loca. Así que te quedaste con ella.

Cuando llegaste a este internado, te imaginaste que no te iba a ir tan mal. Otro error. Muchos te han preguntado que ¿Qué haces en su preciado internado? Y tu te haces la misma pregunta. ¿Qué haces tú en medio de todos estos presumidos? Tu hermana te las va a pagar.

Estuviste una hora sentada en ese frío banco del blanco patio del internado. Su blancura se debe a la la nieve que cae constantemente. Flores cristalinas por doquier. Viento frío y copos de suave nieve. En cierto modo te deprime un poco el saber que esta hermosa vista no te va a animar. En lo más mínimo.

...

De repente tus párpados se tornan naranjas brillantes y ahí abres los ojos. Ya es de día y toda la luz del sol te da en la cara. Molesta, suspiras y te levantas de la cama. Te frotas los ojos con la mano y te encamino a los baños del internado.

Todo normal hasta ahora. Nadie te ha molestado en absoluto durante el trayecto de los dormitorios al baño de niñas. Pero eso es porque nadie se levanta a esta hora. Tienes aproximadamente dos horas de paz y tranquilidad antes de que todos se despierten.

Llegas al baño, te das una ducha rápida, te cepillas los dientes, te pones el uniforme y te diriges al patio trasero.

Te diriges a el banco en el que te sueles sentar siempre. Al estar frente al banco, limpias la nieve acumulada y te sientas en el. Diriges tu mirada al cielo, esperando a que algo pase. Ves las grises nubes moverse lentamente y, en eso, empieza a nevar. Suspiraste y cerraste los ojos al sentir el frío en tu cara. Te quedaste así un buen rato, hasta que revisaste la hora que marcaba el gran reloj del patio y te levantaste del banco, lista para ir a tu habitación y buscar tus cosas para las clases matutinas. A los tres o cuatro pasos que diste, te golpeó una ráfaga de viento helado, que provocó que te abrazaras a ti misma y, después, cayeras al suelo. Frustrada, miraste a todos lados, esperando que nadie te haya visto. Te levantaste rápidamente del suelo, sacudiste la nieve que tenías en los pantalones y la camisa y empezaste a caminar como si nada hubiera pasado.

De repente te detuviste. Devolviste tu cabeza en dirección al banco, pero no vistes nada. Caminaste más lento esta vez. Volviste la mirada al banco. Sientes que alguien te observa. Das un paso y escuchas un segundo paso que estás segura que no distes tú. Volviste la cabeza bruscamente atrás tuyo y, a tres pasos viste un chico, como de unos dieciséis, parado ahí. Vestía una sudadera azul, unos pantalones marrones y llevaba un curioso cayado. Lo que más te intrigó fue el cabello blanco. Lo viste como si se tratara de un bicho raro y seguiste tu camino a los dormitorios. El chico te miró extrañado mientras te ibas, y luego esbozó una sonrisa.

Diez de la mañana. Suena la campana del internado: es hora de comer.

Agarras tus cosas y te vas rápidamente al comedor, esperando a que nadie te moleste, pero te equivocaste. Scarlett, una de las chicas más presumidas del internado, te ha visto. Ella tiene la pequeña manía de hacerte la vida pedazos. Scarlett se pone en frente tuyo, obstruyendo el paso. Intentas escapar, pero no puedes; ella y su grupo te han acorralado. No puedes salir, pero una de tus pocas amigas te ha visto en apuros y te ayudó.

¿Qué está pasando?- pregunta tu amiga.

¡Kohana! ¡Qué sorpresa!- dijo Scarlett.

Repito... ¿¡Qué está pasando!?

¡Nada!- exclama Scarlett- Sólo queríamos saludar a _.

Ya... ¿Por qué la acorralan entonces?

Porque no era un saludo amistoso- dices sarcásticamente.

Tú calla _.-dijo una de las del grupo de Scarlett.

Déjenla entonces- dijo Kohana.

En eso estábamos, Kohana- dijo Scarlett retirándose- nos vemos, _- te dirigió una mirada fría y luego se retiró.

Kohana es la hija menor de la directora del internado. Ella y sus dos hermanos mayores son tus únicos amigos en el internado. Su hermano mayor, Shun, es dos años mayor que Kohana, y Murasaki, su hermana mayor, es sólo un año más grande.

Kohana y tú iban de camino al comedor a comer, y Kohana exclamó:

¡Mira toda esa nieve!

...¿Pero qué...- murmuraste.

¿Hm?- Kohana te miró- ¿Qué te pasa?

...Nada- dijiste insegura.

¿Entonces?

Pensaba que me ibas a preguntar algo sobre lo de Scarlett...

Nah.. Las dos sabemos que Scarlett es una busca pleitos.

...Sí...

Hey- dijo Kohana de repente- ¿Crees en Jack Frost?

¿En quién?

...Vale... no sabes quién es...

Exacto... ahora... ¿Quién es?

Nadie- dijo Kohana y te sonríe.

Y a lo lejos se puede ver un chico de cabello blanco ligeramente sorprendido y molesto.

Al llegar al comedor se encuentran con Shun y Murasaki. Los saludan y se van a comer con ellos.

¿Vieron toda la nieve que hay afuera?- pregunta Murasaki emocionada.

Sí...- dices extrañada por el comportamiento de Murasaki.

¿Quieren salir al terminar de comer?

¡Sí!- exclamaron todos menos, por supuesto, tú.

¿Cuál es la emoción?- preguntas.

¿Qué clase de pregunta es esa?- dice Kohana un poco molesta.

...- No entiendes nada, y prefieres callar.

¡Vamos a salir a jugar!

...- descripción gráfica de tu cara: Poker Face.- ¿Jugar?- preguntas extrañada y luego sueltas una pequeña risa sarcástica- ¿Qué edad tienen?

...Ugh- dice Kohana rodando los ojos- ¡Eres aburrida!- el comentario te dolió un poco, ya que recordaste lo divertida que eras. Mientras te decían aburrida, un chico de cabello blanco estaba viéndolas desde la ventana. Una sonrisa juguetona se formó en sus labios. Se podría decir que estás en un problema.

Holis~ Akane desu~ (las otakus entienden nwn) así que esta historia ya la tenía hecha desde hace tiempo atrás pero no podía hacer el final! No pasé del primer párrafo ;-; pero luego salió la película de ROTG y pensé en convertir la historia en un fanfic! OwO

Anyway, espero les haya gustado el primer cap. honestamente no sé cuántos capítulos van a ser .-. pero ya veré en el camino c: los reviews serán bienvenidos y me serán de muchísima ayuda para seguir escribiendo :3

Bye~