Aquí el Captain Swan prometido. Que lo disfrutéis :)


''Puede que sí''

Esa era la frase en la que Emma no podía dejar de pensar. No se trataba sólo de la frase, por supuesto. Habían contribuido el tono de Garfio, su trago a la botella de ron con esa pose suya de desganada suficiencia y la mirada que le había dedicado de reojo mientras pasaba por su lado. Al recordarla, aún le daban escalofríos. Cruda, desafiante, descarada, intensa. Quizás demasiado. Gracias al cielo, había podido marcharse antes de que- o al menos, eso esperaba- su turbación se le reflejara en la cara. Más tarde, aún había sentido unos ojos taladrándola desde atrás. Como queriendo atravesarla. En cuanto pudo echar un vistazo disimulado confirmó lo que ya sabía. Él la seguía mirando, tan fijamente que no sabía cómo nadie se daba cuenta. Nadie excepto ella, por supuesto.

En aquel momento, Garfio sonrió de lado, sin dejar de mirarla. Emma giró la cara hacia delante, bruscamente. ''Henry'', se dijo, y continuó avanzando entre la espesura de la Selva Oscura. Habían seguido el mapa al pie de la letra, en una nueva dirección hacia un nuevo campamento, combinándolo con las explicaciones del pirata acerca de senderos y caminos que no se debían seguir, pero había un pequeño problema; el dibujo se desvanecía, cada vez más, y pronto tan sólo sería un pedazo de pergamino. Sospechaba que se debía al hecho de que Regina hubiera usado la magia y así quebrantado las normas, pero ello no dejaba de frustrarla. Necesitaban encontrar a Henry antes de que desapareciera del todo y, además de que el asentamiento pronto cambiaría de lugar, la predicción de Pan apremiaba.

Se había atrevido a confesarlo a Mary Margaret, mas ésta no se había mostrado en exceso preocupada, excepto, claro está, por el hecho de que Pan se le había aparecido de la nada, cerca del campamento. Aquello sí la había asustado. Ahora, insistía en dormir siempre todos juntos y en explorar por parejas, para que no sucediera de nuevo.

-El bien siempre triunfa, Emma- Había recitado, cogiéndola de la mano- Tenlo presente.

Pero Emma no conseguía convencerse de ello, por mucho que fuera lo que más deseaba en aquellos momentos. No era capaz de creer en los finales felices, en el todo saldrá bien y todas aquellas frases y parrafadas que sus padres pronunciaban con una fe absoluta e inquebrantable. Simplemente, no podía. Y la necesidad de encontrar a Henry y la creciente angustia no ayudaban en absoluto. Comenzaba a desmoronarse, a perder los nervios y a preocuparse cada vez más. La idea de Regina, aunque fracasada una vez, le tentaba de tanto en tanto; usar la magia de nuevo, su magia además no podía ser tan mala opción, ¿o sí? El mapa desaparecería de todas maneras si no conseguían encontrarle pronto. Ya no estaba segura de nada. Era la Salvadora, pero no era capaz de salvar a su propio hijo. Por las noches, en ocasiones se despertaba cubierta de sudor frío, temblando de miedo, a causa de sueños en los que Henry cautivo y manipulado, la mirada de los niños perdidos y la muerte de todos a los que conocía se intercalaban y fundían en un puzle macabro. Su fortuna era que había aprendido a no gritar tras las pesadillas. Tan sólo se incorporaba, se abrazaba las rodillas y se concentraba en respirar profundamente hasta que su corazón volvía a su ritmo natural y los sueños remitían. Por un tiempo, al menos. De este modo, nadie se enteraba de aquello. No necesitaba que nadie cuidara de ella. Lo primordial era encontrar a Henry cuanto antes. Si para ello necesitaba ocultarlo, lo haría. Estaba convencida de que Mary Margaret y David comenzarían a preocuparse por ella más de lo necesario, y aquello implicaba que ya no se centraran tanto como en aquellos momentos en la búsqueda de su hijo. No, no quería aquello ni mucho menos. De momento, aquel método funcionaba.

O eso creía ella. Mas había alguien en el grupo que sí se había percatado de dichas pesadillas. Que cada vez que Emma se incorporaba jadeante y apoyaba su espalda contra algún tronco cercano tratando de serenarse, abría los ojos y espiaba con ellos, ocultos en la oscuridad, por si en alguna ocasión necesitaba algo más que tranquilizarse momentáneamente.

Una noche en la que Emma se levantó y salió del campamento, Garfio la siguió. La encontró unos metros hacia delante, con las manos en la cara y sentada en un árbol caído intentando calmarse. Se acercó despacio, procurando no asustarla.

-¿Un trago?- Le preguntó en voz baja, algo ronca, tendiéndole una botella de ron.

Ella se sobresaltó y se levantó del banco improvisado bruscamente.

-Tranquilidad, no muerdo- Dijo él en tono jocoso, y se sentó en el tronco tras beber un trago del alcohol que acababa de ofrecer.- Al menos, no de momento-Susurró, más para él que para ella.

Ella no dio muestras de haberle oído, pero se sentó.

-¿Tú todo lo solucionas con ron?- Preguntó finalmente, con tono de reproche o tal vez de incredulidad, ese tan característico de ella.

-¿Acaso existe un remedio mejor para combatir los malestares? Vamos, Swan, pega un trago. Te ayudará.- Le alargó de nuevo la botella. Esta vez, Emma la cogió y bebió largamente, haciendo una mueca, pero agradeciendo el alcohol.

-¿Qué son?- Preguntó él, seriamente, cuando acabó de beber. Era una pregunta simple, pero encerraba un gran significado. Ambos lo sabían.

-¿Qué son, qué? No sé de qué me hablas- Dijo ella, fingiendo extrañeza.

Él sonrió levemente.

-Si no quieres contármelo, Swan, simplemente no lo hagas. No necesitas fingir. Un pirata sabe distinguir las mentiras de las verdades. Además, algo sé de ti, al igual que sé de las pesadillas. Y sé que estás mintiendo.

-¿Tú, conocerme a mí? Más quisieras- Bufó Emma.

-Puede que sí- Dijo él, con un brillo pícaro e indecente en sus ojos azules. De nuevo, Emma notó los escalofríos que aquella frase le provocaba.- Mas estás eludiendo mi pregunta, Swan. ¿Qué es aquello que te atormenta? Te aseguro que puedes contármelo.

Emma dudó. Maldita sea, era Garfio. ¿Iba a confiarle algo que no había contado ni a su propia madre? ¿Algo que se esforzaba en ocultar desesperadamente desde su comienzo? ¿Iba a confiar en él de aquella forma?

Quizás fuera el alcohol del ron que acababa de beber o la mirada fija de aquellos ojos azules clavados en ella, los nervios a flor de piel a causa de las pesadillas o las horas que eran o la tensión acumulada de todos aquellos días.

Porque al parecer, sí.

Respiró hondo y se preparó para empezar.

-En ocasiones, tengo pesadillas. Aparezco yo- Comenzó, casi en susurros.- También está Henry. Mary Margaret, David. Ruby. En ocasiones, incluso Regina.- Sonrió fugazmente.- Estamos en un lugar tranquilo, a salvo y felices. Pero entonces, Henry se va. Empieza a alejarse lentamente. Yo trato de seguirle, pero me es imposible. Estoy totalmente paralizada. Le llamo, pero no me escucha. También grito. Entonces todo comienza a dar vueltas, y cuando se para, aparece Pan. Él… me dice que Henry nunca más me llamará madre, que jamás volverá a confiar en mí aunque sea capaz de salvarlo.-Hizo una pausa.- Luego aparecen todos. Me dicen… dicen que…

-Continúa- Dijo Garfio. Ella le miró y se encontró con la mirada firme del pirata fija en ella. De alguna manera se aferró a ella para continuar y prosiguió.

-Me dicen todo lo que he hecho mal.- Susurró.- Abandonar a Henry, no ser una buena madre. Haber permitido cosas que no debí haber permitido. No salvar a Neal, o a Graham. Todas las cosas malas que he hecho. Recitan todos mis fallos, uno a uno. Yo me derrumbo, incapaz de seguir. Y entonces todos mueren. Delante de mí, y no puedo hacer nada.- Se le quebró la voz- El último siempre es Henry. Él… sufre. Sufre demasiado y nunca puedo ayudarle. Al final, me quedo sola. Siempre sola.

Y en aquel momento, rompió a llorar. Se sentía demasiado mal como para no hacerlo. Llevaba tanto tiempo tratando de contener las emociones que al final todas se desbordaban. Garfio, aún a su lado, titubeó. Fue apenas un instante, mientras veía cómo Emma Swan, aquella mujer que nunca se derrumbaba, caía derrotada ante sus propios ojos.

Entonces Emma notó un abrazo. Un simple apretón de brazos, como gesto de consuelo, pero que hizo más de lo que hubieran hecho mil palabras. Se mantuvieron un poco así, juntos, pirata y salvadora. Luego, la presión desapareció.

-No tengo por costumbre dar abrazos, Swan.- Musitó Garfio, dudando, sin saber muy bien qué decir.- Mas creí que este era necesario. Ahora, te recomiendo dormir.

-Garfio- Le llamó Emma, antes de que se fuera como pretendía hacer.

-¿Sí?- Dijo él, sin volverse.

-¿Cuáles son las tuyas?- Preguntó Emma, sin saber muy bien por qué.

Él se giró y la miró, de aquella manera suya en la que parecía que pudiera ver todo lo que ella era.

-¿De veras te estás preocupando por mí? Vamos, Swan, sabía que te resultaba atractivo e incluso fascinante, pero no hasta ese punto.- Bromeó, pero aquel tono jocoso no llegaba a sus ojos azules, demasiado serios.

Unos ojos muy bonitos, por cierto, como pudo apreciar Emma. Eran de un color que no había visto nunca antes. No estaba del todo segura, ahora que se fijaba detalladamente, de que fueran sólo azules. Ahora más bien parecían verdes, o grises. De pronto, se dio cuenta de que no le había contestado.

-Te estoy hablando en serio, Garfio.- Aclaró ella, ignorando sus últimos pensamientos. ¿En qué estaba pensando?

-Yo también.- Le sonrió con picardía.- Si de veras te interesa, deberás esperar a nuestra próxima… ¿sesión? Supongo que podríamos llamarlo así. Y ahora, si me disculpas, voy a descansar, o a tratar de hacerlo, y tú deberías hacer lo mismo.

Más tarde, cuando Emma ya había vuelto a donde todos dormían, aún reflexionaba.

Garfio la había abrazado. Era consciente de todas las indirectas no tan directas que de cuando en cuando el pirata le lanzaba, pero nunca las había tomado por más de lo que eran. Además, ¿abrazarla? Nunca le había visto abrazar a nadie.

Aunque claro, tampoco hubiera imaginado que ella llegaría a confiar en él de la forma que lo había hecho. Ahora se estaba dando cuenta de lo que acababa de hacer. No estaba segura de si había hecho bien o mal, pero el resto de aquella noche lo pasó sin pesadillas.


Nota de Autora.

¡Lo prometido es deuda! Aquí lo tenéis, el primer capítulo del longfic del que os hablé e.e Espero que os haya gustado, me ha costado subirlo.. quería que estuviese perfecto, creo que no ha salido bien xD. En fin, es un poco raro porque es el primer capítulo, pero meh c:

Vale, quiero que esta historia sea en serio. Prometo tratar de subir nuevo capítulo cada mes, mínimo. Intentaré cumplirlo, de verdad. Tengo una idea bastante clara de cómo va a ser, así que espero poder conseguirlo :) Aun así, este mes probablemente no habrá más porque estoy de exámenes y .

No me enrollo. Una última cosa: como ya dije: no spoilers a partir del 3x07, plis. Me cambian la serie y el shippeo xD

Ya sabéis, si os ha gustado, ¡Reviews! Me ayudan y motivan muchísimo, de verdad.

Gracias,

Nhoa.