FLCL II
Episodio 1: Tsu-yu (época de lluvias)
El sonido de la lata cayendo. Se desprende de la anilla con un simple movimiento de muñeca e inclina la cabeza para beber lentamente. Sus labios pegados a la lata… los miré y no pude evitar sonrojarme.
¿Soy idota o que?
"¿Naota?"
"¡AH! ¿Si?"
"Estás rojo… ¿te encuentras bien?"
"S-si."
Minamori es la hija del alcalde de Mabase, es imposible pensar en eso con ella.
"Toma." y me puso un montón de papeles delante de mi cara.
"¿Qué es esto?"
"Es el trabajo de invierno" contestó ella.
"¿Qué?"
"Por lo menos podrías mirarlo."
Le eché una rápida hojeada a las fotocopias. No eran más que un aburrido montón de encuestas sin rellenar. No me paré a mirar que ponía en ellas. Le pregunté:
"¿Qué quieres?"
"¿Qué crees que son?"
"¿Encuestas?"
"¿Y quién me ayudará a rellenarlas?" – una sonrisa cruzó sus labios.
Entendí. Una mueca de disconformidad por mi parte aseguró que no estaba de acuerdo con eso.
"Tengo mucho trabajo. Paso."
Le di la espalda, me subí la mochila al hombro y me fui caminando lentamente. Unos metros más lejos le oí gritar:
"¡Piénsalo!"
Aunque yo no tenia intención de pensar en ello de nuevo.
Paseando por las calles me vinieron a la memoria recuerdos. ¿Cuánto hacia? ¿Solo un año? No. Una vida. Una eternidad, sin mi hermano, sin Mamimi, sin Haruko. De vuelta a la vida normal…
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Mabase es una pequeña ciudad situada en las periferias de Tokio, muy cercana a la región montañosa de Fukushu. El año pasado, la fábrica de instrumentos médicos Medical Mecanical, se vio envuelta en una serie de conflictos que la llevaron a la bancarrota. Puesto que la mayoría de las empresas de Mabase tenían acciones con Medical Mecanical, muchas de ellas cerraron y el nombre de parados se incrementó de forma considerable. Esto provoco un estado de crisis y muchos de los habitantes de Mabase se mudaron a otra ciudad.
"Hasta Masayuki y Goku han tenido que irse" – pensé en voz alta.
Incluso echaba de menos el humo que puntualmente se desprendía a cada hora desde la Medical Mecanical.
Debajo del puente donde había sucedido todo. Me senté en la hierva y enseguida se me caló la ropa por la humedad. Había llovido aquella noche y las nubes dictaban que así ocurriría de nuevo.
No me importaba.
Ya nada me importaba.
Escuché como un avión pasaba por encima de la ciudad y recordé que mi hermano volvía para navidades. Un año sin verle. No me apetecía encontrarme con él.
No después de lo que le había hecho a Mamimi.
Mamimi…
Olor de tabaco. Perfume de chica. Noté calor en mi cuerpo. Dos brazos me rodeaban y un cuerpo caliente y blando se apoyó sobre el mío.
"Takun. ¿Por qué ya no llevas un bate?"
Me levanté sobresaltado, allí estaba.
Mamimi.
Ella también se puso de pié y se expulsó la falda con esmero. Tenía una sonrisa radiante grabada en el rostro. La noté más mayor. Me resultó raro que en vez de la falda del instituto llevase una tejana bastante corta y calcetines negros, muy largos. Había substituido su clásica chaqueta gris por un jersey de lana blanca que definia su figura. Sus pechos habían crecido, y se marcaban con su bolsa que siempre cruzaba entre ellos. El pelo era tan rojo como el día que la vi por últimas vez, aunque ahora lo llevaba rizado.
"Sabia que estarías aquí." dijo alegremente.
"M… Mamimi" yo estaba aturdido y ni siquiera me molestaba en disimularlo.
Ella torció el cuello y me miró de lado.
"Si que has crecido" - sonrió.
Me fijé en que yo era un poco más alto que Mamimi. Me sentía raro.
También sonreí. Mamimi estaba conmigo, me sentía mas animado. Empezamos a hablar del uno y del otro. De lo que había sido y de lo que no había sido, aunque la que más hablaba era ella. Al cabo de un rato de estar sentados en el suelo se acurrucó en un ovillo y dijo que tenía frío. Estuvimos de acuerdo en ir a alguna cafetería. Cual fue mi sorpresa cuando me llevó al Café Bleu, donde un año antes me había dado calabazas.
Empecé a sospechar. La última vez Mamimi no quería ni pisar ese sitio pero aquel día estaba animadísima.
Seguimos hablando toda la tarde. Finalmente me contó sus experiencias en Estados Unidos. Había encontrado trabajo en un centro de diseño gráfico y fotografía. Su jefe era muy amable con ella y le ayudaba mucho. Ya tenía algunos amigos por allí. A pesar de que suelo mostrarme neutral ante todo, le sonreí. Estaba contento porque ella lo estaba, me contagió su felicidad y me gustó.
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"Ufff estoy llena. ¿Que te parece un refresco para hacer bajar la comida?"
Antes de que pudiese responder ya había apretado al botón y ya caía la lata. Sus labios se pegaron y sorbieron delicadamente de ella. Me sonrojé.
"Toma. Te invito."
Otra vez lo mismo. Se repetía la historia. Mamimi me ocultaba algo, así que le hablé con sinceridad.
"Tienes algo que decirme ¿no?"
Mamimi sonrió de nuevo esta vez de forma irónica.
"Lo siento, pero me voy de nuevo a Estados unidos antes de Navidad."
Me temía algo parecido.
No dije nada.
"Takun. ¿Quieres venir a América conmigo?"
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"¿Naota eres tu?"
"¡Si!"
"Date prisa, tienes la cena en el plato."
"Voy"
Subí rápidamente las escaleras, esquivando los objetos que había desprendidos por todo el suelo. Hacía mucho que no limpiábamos y el desorden era evidente. Dejé la mochila en la habitación y bajé las escaleras sin entusiasmo. El olor que provenía de la cocina indicaba que íbamos a comer de nuevo el curri superdulce de Kanji.
"Mmm… hoy te has pasado con el azúcar, Kanji." decía mi padre con la boca llena de esa sustancia "¡En vez de hojear revistas porno podrías leer libros de cocina!"
La pantalla del robot se volvió roja y este se agachó para pedir perdón. Kanji era un robot defectuoso que salió de mi cabeza cuando estaba conectada a la dimensión de la Medical Mecanical. Haruko lo estropeó y se volvió dócil. Ahora, mi padre y mi abuelo lo usan de esclavo (yo nunca he estado de acuerdo con eso). Antes era raro encontrar un robot paseando por la ciudad, comprando en el mercado o en las tiendas; pero los de Mabase ya se han acostumbrado a Kanji.
Me senté en mi lado de la mesa y mi padre me miró por encima de las gafas.
"¿Qué horas de llegar son estas Naota? Tu padre estaba preocupado" siempre habla de él en tercera persona.
"Si solo son las nueve."
"Ya se que son las nueve, por eso me preocupo hijo"
"¿Debería llegar mas temprano?"
"No, deberías llegar mas tarde."
Hablaba en serio aunque no lo parezca. Me empecé a asustar. Mi paranoico padre era un especialista en meterme en líos en los que no había estado. ¿Que pasaba con que fuesen las nueve?
"Un chico sano de tu edad tiene que llegar por lo menos a las doce de la noche y con una buena trompa. Y ya de paso un con par de chicas bonitas para tu abuelo y para mi."
Mi abuelo asintió con la cabeza sin apartar su boca del plato de curri extradulce. Ya empezaba a irse por las ramas. Lo de siempre.
"Solo queremos darte una buena educación hijo, no querrás convertirte en un Keitaro Urashima. Ya sabes el chico ese del comic shojo que en realidad es shonen y algo subido de tono" lo que hay que oír "Tampoco estamos hablando de hentai, no te equivoques, pero un poco de emoción no te sentaría mal ¿verdad abuelito?"
"Cierto" dijo mi abuelo.
Miré a uno y después al otro y traté de defenderme.
"Estoy demasiado ocupado con los estudios como para pensar en eso"
¡AAAAAAAGH! Una llave de kárate me dejó con la boca pegada al suelo mientras mis extremidades eran inmovilizadas con un solo brazo de mi padre.
"¡ERES UN CHICO RARO! UN KEITARO URASHIMA! ¡¿CREES QUE CONSEGUIRÁS A UNA CHICA PREOCUPANDOTE POR TUS DEVERES?! ¡NECESITAS EDUCACION!"
"¡ESTAIS LOCOS!"
Mi padre se paró. Se acercó mucho a mi cara y empezó a olerme la ropa.
"Perfume de mujer… ¡Es perfume de mujer!"
Me agarró por los hombros y me zarandeó como a un muñeco.
"Naota. Eres el orgullo de mi familia. Y yo que creía que eras raro. Ahora veo que eres como yo" eso demostraba lo poco raro que era. Eso si, le caían las lágrimas de la cara como dos torrentes en época de lluvia.
Me dio un golpe amistoso en el pecho que me mandó tres metros mas lejos de donde me encontraba.
"Bien Naota. ¿Quien es la afortunada?"
Y mi memoria recordó en un instante el final de aquella trágica tarde.
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"¿Quieres venir a América conmigo?"
Mis ojos se dilataron. ¿Había oído bien? ¿América? ¿Con Mamimi? ¿Ella y yo solos en un nuevo continente con toda una vida por delante?
La miré fijamente con cara asustada.
Mamimi era una chica muy simpática a la que yo quería mucho, tal vez, de una forma especial que no podía llegar a describir.
Ella. La chica en la que mi hermano había soñado, ahora me estaba pidiendo que la acompañara a una nueva vida para mí y para ella.
Era mi último año de bachillerato en el instituto. Estaba a punto de cumplir los dieciocho y sin embargo mi vida podía cambiar en un segundo.
Viaje a América. Parecía un sueño.
Miré a Mamimi, más guapa, más mayor, más decidida que nunca y quise ir con ella a cualquier lugar del mundo. Pero tenía miedo.
"Te prometo que lo pensaré Mamimi" dije con un suspiro.
"Ah… ya veo" fue su respuesta.
Todo su rostro se volvió oscuro y se giró para empezar a andar poco a poco.
"Piénsalo"
Me sentí fatal.
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Ambos (padre y abuelo) me miraron con una sonrisa de esperanza en el rostro. ¿Debía decir que había sido algo tan simple como un encuentro con Mamimi? ¿Entenderían mis sentimientos? ¿Y lo de América? No. Para ellos, Mamimi estaba a millones de quilómetros trabajando de fotógrafa y eso estaba bien. Mamimi era una chica a la que mi abuelo odiaba.
¿Que debía decir? Se estaban impacientando. No aceptarían un no por respuesta, era evidente que había estado con una chica.
Silencio.
"Mimamori" dije con un hilo de voz.
"¿Minamori?" repitieron ellos al unisón. Hasta Kanji que no podía hablar parecía que les había acompañado. "¿La… la hija del alcalde?"
"S…si."
Me había pasado.
De pronto, algo se clavó en mi cabeza, me hizo perder el equilibrio y el sentido durante varias décimas de segundo. Cuando volví a ver bien, mi padre y mi abuelo me miraban como si tuviese algo raro en la cara.
"¿Que miráis?" mi mano se acercó a mi frente y noté el tacto de algo parecido a un bastón de metal.
Otra vez no.
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Antes de seguir debería explicar que significa FLCL.
FLCL es una abreviación del término Flictonicus Cliptonicus, una enfermedad hereditaria que permite abrir portales a otras dimensiones a través de la cabeza de los afectados. Por lo visto no vale cualquier tipo de cabeza, hay unas formas y medidas específicas que son esenciales así como una estructura cerebral determinada. Resumiendo: hay dos factores a tener en cuenta para que la enfermedad sea "efectiva": heredar el germen FLCL y tener un tipo de cabeza que encaje con los requisitos, algo que ocurre muy pocas veces.
El caso es que yo tengo FLCL.
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Fue entonces cuando Kanji perdió el control y dejó fuera de combate a mi padre y a mi abuelo. Un solo golpe de sus puños de hierro bastó. Me quedé paralizado. Kanji nunca había sido violento.
"¿Que haces? ¡Suéltame!"
Kanji me había agarrado por el cuello de la sudadera y me elevaba cinco pies por encima del suelo. Como a un saco de patatas me cargó a sus espaldas y de un salto atravesó el techo, el segundo piso y el tejado dejando atrás un impresionante agujero de escombros. Noté el viento en mi cara cuando surcamos el cielo durante unos instantes hasta que volvimos a caer con el peso añadido del robot. Varios trozos de asfalto volaron a nuestro alrededor pero Kanji no recibió daños, había caído de pie y ahora corría a toda velocidad sorteando los obstáculos que se le cruzaban conmigo a cuestas. Por suerte en invierno la gente no sale a la calle de noche y apenas pudimos ver a nadie. Yo estaba cagado. No pasaba tanto miedo desde que Haruko estuvo en la ciudad.
Empezó a llover.
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Aquella noche era especialmente fría. Puesto que ya había tomado un café con Takun decidí no cenar. Había gastado mi dinero del día en ese café tan caro y no podía permitirme una cena. Me senté en cualquier sitio y doblé mis piernas hasta que pude abrazarlas con mis brazos. Estaba helada.
"Esto es una mierda"
Le había mentido. Había dicho a Takun que todo iba bien en América pero era todo mentira. Había fingido tener dinero llevándole a ese restaurante tan caro y ahora lo estaba pagando y todo para obtener un "Te prometo que lo pensaré Mamimi". La vida era cruel conmigo. Encendí un cigarro y mi dolor se aligeró. Me levanté despacio para vagar por las calles de Mabase. No podía pasar la noche en la calle, moriría de frío. La única ropa que tenía estaba perdida en el aeropuerto de Tokio en mi maleta de viaje.
En eso pensaba cuando vi la señalización de prohibido el paso. Un cartel rezaba: "Medical Mecanical. Cierre por clausura" y detrás de la valla vi la silueta de la gigantesca fábrica por un fugaz instante en que un rayo cruzó el cielo. Empezó a llover. No tenía más opción: salté la valla y me adentré en el territorio boscoso que rodeaba la Medical Mecanical. Allí al menos estaría seca.
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Vi como caía el rayo y el sonido del trueno se mezcló con el siseo del aire que me hacía danzar la ropa y el pelo. Estar agarrado a Kanji no era nada cómodo pero si me soltaba me mataría. ¿A qué velocidad podía volar ese trasto? Cruzamos toda la ciudad por el cielo tragando cada litro de lluvia que caía. Fue horrible. Finalmente paramos. El aterrizaje fue tan brusco que me desprendí de la espalda del robot y choqué contra el suelo de acero maldiciendo a la madre del robot. Entonces me di cuenta: estábamos en la Medical Mecanical, justo en el techo de la plancha y teníamos una magnifica vista de Mabase desde allí, aunque no me fijé en eso, me giré hacia Kanji para meterle un grito, pero ya no estaba. Giré sobre mi mismo, resbalé con el agua y volví a desplomarme contra el suelo.
"¡Kanji!"
Nada. Kanji se había largado. Me había dejado encima de aquella fábrica gigante en medio de una tormenta a varios kilómetros de mi casa. Me llevé las manos a la cabeza y noté de nuevo el bastón de metal. Mi cabeza había estado unida a una dimensión donde la Medical Mecánica había estado guardando robots de combate y Kanji era uno de ellos. ¿Qué saldría esta vez? ¿Por qué me pasaba a mi todo eso? De repente, el sonido de una puerta abriéndose me hizo verla.
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Había encontrado una bata de laboratorio en un despacho que no estaba cerrado con llave, aunque no cumplía su función como manta. Esa fábrica parecía incluso mas fría que el exterior. Tiritando de frío estaba sentada sobre una butaca llena de polvo que debía haber sido la silla de algún empresario. Tenía fiebre, estaba empapada y el jersey de lana blanca se pegaba a mi cuerpo como una segunda piel y para colmo la minifalda se había desgarrado por el lado derecho de tal forma que cualquiera podía verme las bragas.
Traté de eliminar el frío de mi mente pero era imposible. Tracé un plan: me dispuse a buscar algún interruptor o algo que encendiese la calefacción, aunque sabía que no lo encontraría, al menos moviéndome ganaría algo de calor. Los sótanos estaban cerrados así que opté por subir los pisos de la fábrica. Llegué a la última planta de la Medical Mecánica y pude oír un fuerte golpe que venia del techo. Después oí la voz de Takun. "¡Kanji!" gritaba. Noté que la fiebre aumentaba y pensé que eran alucinaciones. Solo quedaba el techo de la fábrica, con un poco de suerte el interruptor o lo que fuese estaría allí. Subí por una escalera de mano oxidada, al final me esperaba una trampilla de metal que abrí en un último suspiro. En la superficie, casi noté como el viento se me llevaba volando y la lluvia me cayó en la cara mientras jadeaba. Alguien gritó mi nombre pero yo ya no veía nada.
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Mamimi salió de la trampilla ¿Qué hacia allí? La noté rara, se levantó con esfuerzo pero al poco tiempo se desmoronó. Con horror vi que iba a caer de la inmensa fábrica, resbaló y se precipitó hacia el vacío. ¡Esa chica se iba a suicidar! ¿Por qué? ¿Acaso porque yo no iba a acompañarla a América? ¿Era yo el responsable de su suicidio? Corrí hacia la chica que yo amaba y la agarré de la mano antes de que pudiese caer. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Tiré de su mano con fuerza y traté de levantarla pero no pude.
"¡Mamimi! ¡No puedes morir! ¡Iré contigo a América, lo prometo!" fue entonces cuando abrió los ojos "¡Mamimi, yo... … yo te quiero!"
Noté que algo salía de mi cabeza. Un dolor infinito corrompió mi cuerpo mil veces y después noté que volaba.
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El grito y un fuerte tirón de mi brazo me despertaron de repente. Me encontraba colgando ante un vacío y la lluvia helada se me clavaba en la piel. Vi a Takun. Estaba allí sujetándome para que no me cayera, le noté raro.
De su frente salía un cuerno realmente extraño que no paraba de crecer. ¿Alucinaciones por la fiebre? No cabía duda, el cuerno se movía y empezaba a tomar la forma de una mano. Una mano gigantesca de color azul que siguió con un brazo y un hombro… ¡Yo ya no podía creer lo que estaba viendo! Miré a Takun, sus ojos estaban en blanco. ¡Me estaba soltando! Me agarré con fuerza a su mano consciente ahora de que el precipicio no era una alucinación sino una posible tumba.
En ese momento una cabeza emergió de la cabeza de Takun Storywriter: what the fuck! la reconocí enseguida, era el Gran Kanji, el Ángel de Las llamas Negras. ¡Salió de la cabeza de Takun! ¡No lo podía creer! El gran Kanji tiene apariencia de robot y su misión es detener el avance de la humanidad quemando sus casas, de esa forma protege a los humanos como guardián supremo. Pero… el Gran Kanji es rojo, y delante de mí tenía un robot de color azul… ¿Qué estaba pasando?
El Gran Kanji Azul abandonó la cabeza de Takun con una fuerte sacudida y nos alejó del precipicio llevándonos unos metros más allá en el centro del techo de la Medical Mecánica. Aterricé sobre Takun pero el pobre no se quejó. Estaba inconsciente.
Me giré para mirar al Gran Kanji Azul y pude ver como la pantalla de su cabeza brillaba intensamente emitiendo destellos blancos e iluminando la oscura noche en el techo de la fábrica. Las cosas empezaron a complicarse cuando la estrella fugaz cayó del cielo. Un instantáneo rayo de luz roja cruzó la lluvia y fue a caer contra el Kanji Azul. Ni un segundo había pasado cuando noté la onda expansiva que me elevó cinco pies del suelo seguida de un devastador sonido a millones de decibelios parecido al de dos espadas chocando. Asustada vi lo que había caído de las nubes y le encontré, era el verdadero Gran Kanji que vivía en casa de Takun estaba forcejeando contra el Kanji falso de azul.
Ambos robots dieron un salto horizontal seguido de otro salto de más de diez metros de altura. Allí, en las nubes levitaron y volaron a toda velocidad el uno contra el otro. El choque de los dos robots culminó en un estallido de chispas. El impacto les hizo separarse el uno del otro pero sin inmutarse volvieron a la carga creando de nuevo el espectáculo eléctrico. Por cada choque realizado por los Kanjis una ola de calor llegaba hasta nosotros seguida de un horrible sonido como de un coche al estrellarse. No daba crédito a lo que veían mis ojos. ¿Por qué los dos Kanjis estaban luchando? ¿Qué había pasado?
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Sentí un tacto cálido y suave en mi mejilla. Era ropa, ropa empapada. Que raro. Palpé con las manos. Era seda y con encajes. Lentamente abrí los ojos, me giré y como impulsado por un muelle, salté para alejarme de esa seda con encajes propiedad de las bragas de Mamimi que, al parecer, había perdido gran parte de su minifalda tejana. No hacia falta usar la imaginación, el corte vertical mostraba la perfección de las piernas de la chica, que acababan en unas llamativas bragas color lila oscuro. Por otra parte, el jersey de lana blanca, completamente empapado, se pegaba a los goteantes pechos de ella exhibiendo su sujetador de encajes lilas.
Una gota roja bajó por mi nariz pero pude contenerla a tiempo.
"¡Ya has despertado Takun!"
Al parecer había estado durmiendo encima del regazo de una Mamimi medio desnuda. Otra gota trató de huir de mi nariz. Me centré para mantener la cabeza fría y pregunté:
"¿Que ha pasado?"
Mamimi me miró preocupada y se levantó.
"¡Takkun, tienes que darte prisa! ¡Los dos Kanjis están peleando!"
"¿Los dos…?"
Un sonido horrible ahogó mis palabras y una ola de aire caliente me hizo perder el equilibrio. Asustado, me giré a toda prisa y pude ver como Kanji y otro robot igual a él pero de distinto color levitaban en círculos encima de la Médical Mecánica.
"¡El falso Gran Kanji salió de tu cabeza!" gritó Mamimi.
La miré preocupado.
"¡¿Que debemos hacer?!"
"¡Hemos de ayudar al Gran Kanji!"
Yo no lo veía tan claro. Kanji parecía cansado, era cierto, pero por otra parte mi instinto me decía que debía huir con Mamimi a un sitio seguro.
"¡Huyamos Mamimi! ¡Kanji sabe lo que tiene que hacer! ¡No podemos ayudarle!"
"¡No…!"
Otro impacto de los robots provocó ruido y una onda de calor. Al finalizar el efecto Mamimi siguió:
"¡No podemos abandonar al Gran Kanji, nos salvó la vida!"
"¡¿Y que quieres que hagamos?! ¡¿Luchar con él?!"
"¡Hemos de estar a su lado! ¡Nos necesita!"
Kanji cayó derrotado cerca de nosotros. La chapa metálica del techo de la Medical Mecanical quedó totalmente desfigurada, el robot resbaló unos metros soltando chispas al rozar con el suelo y sin previo aviso, Mamimi corrió hacia él.
"¡Gran Kanji!"
Instintivamente corrí detrás de Mamimi pero resbalé torpemente y caí al suelo. No traté de levantarme. Tirado bocabajo sintiendo la fría lluvia caer sobre mi cuerpo me dije que solo era un niño. Un insignificante niño que no sabia que decisiones tomar. La rabia se apoderó de mí pero también unas mandíbulas gigantes.
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Llegué hasta el Gran Kanji a pesar de lo mojado que estaba el techo de la fábrica. Estaba tendido en el suelo quemado, me arrodillé cerca de él y recé una plegaria de ayuda al Gran Rey del Terror a la vez que encendía el mechero y lo elevaba por encima de mi cabeza.
Entonces el falso Kanji Azul emitió un destello a lo lejos y bajó en picado desde el cielo para caer encima del Gran Kanji. Estaban a punto de colisionar y huir era imposible. Cerré los ojos me llevé las manos a la cabeza. Grité.
"¡TAKUN!"
Como un rayo, el Gran Kanji se levantó antes de recibir el impacto y propinó una patada al falso Kanji que salió volando en círculos hasta que le perdí de vista. La pantalla del verdadero Kanji brillaba ahora con luz roja y un extraño símbolo se proyectaba en su pantalla en color rojo. Una boca gigantesca surgió de su barriga y … ¡Se tragó a Takun!
Apenas pude gritar del miedo que tenía cuando el Gran Kanji empezó a cambiar de color completamente hasta que su cuerpo brilló en rojo.
Noté un destello de luz blanca. Al girarme divisé al Kanji falso de azul que se había recuperado de la patada y corría hacia el Gran Kanji, pero este bloqueó su ataque con un simple movimiento de brazo. Frustrado, el Kanji Azul realizó una patada de 360 grados pero el Gran Kanji le golpeó antes de que pudiese siquiera tocarle y el robot cayó al suelo creando un estruendo increíble.
Entonces el Gran Kanji optó por agarrar al Azul de un pié, tomó impulso y lo levantó para después estrellarlo de cara contra el acero del techo de la fábrica. El robot azul trató de escapar pero el Gran Kanji había estampado su codo contra la espalada del Kanji falso con tal fuerza que este no podía ni moverse. A continuación el Kanji rojo tiró bruscamente de los brazos del azul hasta que se los arrancó, después los usó para golpear una y otra y otra vez la cabeza del Kanji azul hasta que esta estalló. Unos segundos más tarde, el Kanji azul se había vuelto blanco y restaba inmóvil en el suelo con los restos de su cabeza humeantes. El Gran Kanji había ganado.
Se puso de pie y empezó a retorcerse de forma cómica, a su vez vi como aparecía una bolsa de plástico en su pantalla que se convirtió después en un cubo de fregar y un mocho. Instantáneamente se materializó una boca gigantesca en la barriga del robot y esta se convulsionó hasta que vomitó algo. Era Takun … Storywriter: esto si ke no se lo esperaba nadie --U
Ep.1 - Tsu-yu – FIN
Gracias por leer. Próximamente el episodio 2: Kanojo.
FANART:
Naota
img332.imageshack.us/img332/2342/naotaet9.jpg
Mamimi
img393.imageshack.us/img393/7900/mamimibn8.jpg
Y una imagen para ke os hagais una idea de cómo es la Medical Mecanical:
img279.imageshack.us/img279/4959/mmplantkl2.jpg
