-Vas a grabar un segundo disco ¿puedes quitar esa cara de pasa?- pidió Santana de mala forma.
-Estoy contenta San- se defendió Rachel ante aquel comentario.
-No lo parece- dijo la latina.
-Es solo que quiero hacerlo diferente- confesó por fin la cantante suspirando.
-¿Qué quieres decir?- preguntó su amiga prestándole atención.
-Que esta vez quiero que mi disco sea diferente- intentó explicarse, llevaba pensando aquello un tiempo -el otro me encantó pero esta vez quiero transmitir otras cosas.
-Explícamelo y veré que puedo hacer- dijo su productora intentando comprender no solo a su cantante sino a su amiga.
-Quiero que sea más cercano a mí- explicó la morena -quiero componer.
-¿Quieres componer?- preguntó levantando las cejas sorprendida Santana.
-Sí- afirmó lo más segura que pudo Rachel.
-¿Sabes componer?- preguntó algo dudosa la chica.
-Lo he estado intentando- respondió Rachel siendo sincera -sé que quiero contar pero me cuesta encontrar las palabras.
-Vale, te entiendo- aceptó tras un largo rato de silencio entre ellas.
-¿Lo haces?- preguntó Rachel sorprendida, su amiga no se caracterizaba por la comprensión precisamente.
-Sí- afirmó la latina -y tengo la solución a tu deseo.
-Te escucho- dijo la morena atenta.
-Cuando los cantantes no están habituados a componer se juntan como compositores para que les ayuden a expresar lo que necesitan- no era la primera vez que Santana hacía aquello por alguno de sus cantantes, de hecho era algo más habitual de lo que Rachel podía pensar.
-Entiendo- dijo la morena afirmando con la cabeza.
-Así que solo tengo que buscarte un compositor con el que te lleves bien y listo- dijo la latina como si hubiera solucionado el problema ahí mismo.
-Me parece un buen plan- aceptó Rachel tras pensarlo durante un momento.
-Buscaré a alguien y te lo presentaré para ver si conectáis ¿de acuerdo?- le pregunto la chica para esta segura de que eso era lo que Rachel quería.
-Eres la mejor productora- dijo Rachel lanzándose a darle un abrazo.
-Lo sé- dijo riendo la chica.
Rachel Berry, era una cantante joven que había luchado desde que dejó el instituto por conseguir su sueño, tener un disco, dedicarse a la música y triunfar. A día de hoy se podía decir que lo había conseguido. No era mega famosa si la comparabas con Beyonce o con Lady Gaga pero había conseguido bastante cosas para acabar de empezar. Su primer disco había sorprendido a la mayoría entrando en las listas de más vendidos después de meses de promoción con su primer single. Canciones animadas que habían sido un gran éxito durante el verano, videoclips llamativos con millones de visitas en YouTube… La carrera de Rachel había empezado bien después de mucho luchar y ahora necesitaba dar el siguiente paso. Su discográfica quería que lanzara un nuevo disco, quizás con un nuevo sonido y por eso había aceptado la idea de Rachel de hacerlo más personal, ahora que ya era más conocida sería más fácil atraer más público. Su discográfica le presentó a Santana dos años atrás para trabajar en su primer disco. La chica era alta, morena y latina y era la productora en su mayor parte de su disco. Se llevaba bien con ella y por ello no había dudado en pedir trabajar junto a ella en su segundo disco.
Rachel era una chica morena, algo bajita por lo que siempre solía llevar tacones para parecer más alta. Si quitaban la música de su vida se podía considerar que no tenía mucho más, o eso pensaba ella. Era un persona bastante privada, a pesar de que como cualquier famosa, solía salir en las revistas de cotilleos y famosas. Le gustaba estar tranquila en casa, salir a pasear, cocinar, y hacer deporte, por lo que como ella decía era una persona aburrida si borrabas el hecho de que era famosa.
En lo que a las relaciones respetaba se le había conocido más de un novio famoso. La morena los elegía bien, actores guapos que estaban en la cúspide de la ola de Hollywood o algún cantante con el que compartía algún escenario si la ocasión lo daba. Nunca había sido de tener relaciones largas, eso no iba con ella, nunca lo había hecho y tenía sus razones de peso para no hacerlo y no iba a cambiar de opinión al respecto.
Vivía en Los Ángeles aunque había nacido en Lima. A sus dieciocho años se había marchado de casa y había intentando triunfar en varias ciudades, desde Nueva York a Chicago pasando por San Francisco. Pagaba sus viajes y el alquiler del os pisos donde iba viviendo trabajando de camarera o cantonando en bares algunas noches. En sus ratos libres se dedicaba a subir videos a internet cantando canciones de otros artistas para intentar ir dándose a conocer. Después de pasarse meses dejando sus maquetas en diferentes discográficas había recibido una llamada de una de las más importantes de la ciudad. Para su sorpresa no habían escuchado su maqueta, la había visto en internet y creían que tenía potencial para ser algo más. Ahí es cuando su vida empezó a funcionar mejor. Tenía una casa decente en la ciudad del sol, le pagaban para que pudiera vivir mientras se dedicaba por completo a grabar el disco y cantaba que era lo que más le gustaba. Cuando su primer disco fue un éxito tuvo dinero para permitirse otras cosas como un coche, adoptar a un pequeño gato o comprarse algún que otro capricho aunque intentaba mantener su nivel de vida a un ritmo normal porque lo cierto era que aún pensaba a veces que aquel sueño podía acabarse en cualquier momento y no quería haber desperdiciado todo en caprichos o tonterías.
Ahora se encontraba ocho años después de haberse marchado de casa esperando para grabar su segundo disco. Impaciente por empezar a trabajar decidió llamar a Santana después de que hubiese pasado una semana desde su última conversación hablando sobre un compositor que la ayudara y el nuevo disco.
-¿Cómo va la búsqueda de mi ayudante?- preguntó la morena siendo directa.
-Bien y no va a ser tu ayudante- la corrigió la latina la otro lado del teléfono.
-¿Qué quieres decir?- pregunto Rachel confusa.
-Los compositores trabajan codo a codo con los artistas, no son sus ayudantes, sin ellos la mitad de los artistas no serían nada- explicó pacientemente la latina.
-Está bien, está bien- aceptó Rachel después oír esa justificación -¿cómo va la búsqueda de mi igual?
-Bien, ya he hablado con dos- explicó Santana ya más alegre -mañana me dicen si están interesados.
-Perfecto, estoy impaciente- confesó la morena.
Le alegraba escuchar aquellas noticias porque quería empezar a trabajar cuanto antes. Sabía que un compositor podía ser un error porque requería pasar bastante tiempo con él, o al menos eso le había explicado Santana. No solía pasar mucho tiempo con gente, siempre había sido solitaria por lo que hablar de lo que quería expresar en las canciones con alguien extraño para ella no iba a ser una tarea fácil. Impaciente por todo aquello y sobre todo nerviosa no dudó al día siguiente en volver a molestar a su productora y preguntar que tal había ido de nuevo la búsqueda del escritor. La latina manteniendo la paciencia que había desarrollado trabajando con la nerviosa y cabezota de Rachel, le informó que después de reunirse con los dos solo uno de ellos había aceptado aquel trabajo en equipo, al parecer el otro quería componer para Rachel pero no junto a ella porque eso le quitaba crédito. Rachel pidió conocer cuanto antes a la persona con la que estaría trabajando codo a codo así que Santana decidió organizar una reunión lo antes posible poniendo de acuerdo ambas agendas.
-¿Sabes que no soy tu representante verdad?- le preguntó la latina la segunda vez que la llamó por teléfono para confirmar la hora.
-Lo sé- afirmó Rachel- pero es que tú has tratado con el compositor y prefiero que seas tú la que organice esto.
-Está bien- aceptó la latina- y por cierto, es la compositora.
-¿Es una chica?- preguntó sorprendida.
-Sí, ¿no te lo había dicho?- dijo la latina.
-No- negó Rachel.
-¿Hay algún problema?- preguntó algo dudosa.
-Por supuesto que no- negó rápidamente la cantante.
-Entonces mañana nos vemos y la conocerás- dijo la latina.
-Hasta mañana San- se despidió la morena.
Rachel tenía a una representante, como todo famoso, desde el momento en el que ibas a firmas un contrato necesitabas tener un representante que supiera de temas legales para evitar problemas. La suya era Kitty, la había conocido una de las noches que había cantando en un bar de Los Ángeles años atrás. La chica era casi de su misma estatura, rubia de ojos claros y realmente guapa pero sobre todo sabía hacer muy bien su trabajo. Había intentando que Rachel la contratara aquella misma noche en el bar pero la morena se había negado porque no tenía dinero para pagarle pero tiempo después, fue la primera persona a la que llamó cuando la discográfica le ofreció un contrato y desde entonces habían trabajado juntas. Se llevaba muy bien con la chica pero intentaba mantener su relación lo más formal que podía para que su amistad no perjudicase su trabajo.
A la mañana siguiente se levantó nerviosa y condujo hasta el estudio. Fue directa a la sala donde siempre trabajaba con Santana y se sentó en el sofá a esperar. Miró el reloj y espero pacientemente. Como un muelle saltó del sofá en cuanto vio y escuchó la puerta abriéndose para dejar pasar a su productora Santana seguida de una chica rubia tras ella.
-Rachel Berry te presento a Quinn Fabray- dijo la latina cuando entró con una chica rubia a su lado.
-Encantada- dijo la morena tendiendo la mano a la chica que tenía delante.
-Igualmente- respondió Quinn estrechando su mano -es un honor trabajar contigo.
-Quinn ha compuesto para grandes artistas como Rein, Gaga o Justin- explicó la latina haciendo de intermediaria.
-Vaya, eso es impresionante- dijo Rachel sorprendida.
-Gracias- dijo la rubia algo tímida.
-Bueno pues yo he hecho mi trabajo- dijo Santana riendo -ahora os toca a vosotras vuestra parte, componed.
-¿Te vas?- preguntó Rachel.
-No puedo producir ni trabajar si no tenéis nada- se burló la latina.
-Cierto- admitió Rachel.
-Te escribo luego para ver que tal ha ido- dijo antes de despedirse- suerte a ambas.
-Gracias- dijeron a la vez provocando una sonrisa.
Rachel examinó a Quinn durante el que pareció el minuto de silencio más largo de la historia para Quinn. Era una chica rubia, más alta que ella con una media melena y el pelo estilo despeinado. Sus ojos tenían un tono verde pero Rachel no estaba segura si era por la luz que había en el estudio o porque de verdad eran así. Sacudió la cabeza y decidió que ya tendría tiempo de pensar más en la chica que tenía delante así que rompió el silencio.
-Parece que nos dejan solas- dijo por fin.
-Sí- afirmó Quinn algo tímida por el examen que la cantante le había hecho.
-¿Deberíamos empezar?- preguntó Rachel un poco perdida en todo aquel asunto.
-Lo cierto es que no- respondió Quinn dejando a Rachel un poco confusa.
-¿No?- preguntó dudosa la chica.
-Nunca has hecho esto antes ¿verdad?- preguntó riendo Quinn.
-¿El qué?- preguntó Rachel más liada aún.
-Componer con otra persona- explicó la chica rubia.
-Ni si quiera he compuesto yo sola- admitió Rachel con un suspiro sentándose en la gran silla que había en el estudio.
-¿En serio?- preguntó Quinn sorprendida.
-Sí- respondió Rachel con un tono de pena en su voz.
-¿Y por qué empezar ahora?- preguntó curiosa la escritora.
-¿Escuchaste mi primer disco?- dijo la morena.
-Sí- afirmó Quinn.
-¿Te gustó?- preguntó Rachel atenta a su respuesta.
-Claro, es muy bueno- dijo Quinn dándole confianza.
-Pero yo no compuse ninguna canción- argumentó la morena intentando explicar el motivo del cambio.
-No hace falta componer para que un disco sea bueno- dijo Quinn quitándole importancia.
-Lo sé, lo sé- dijo Rachel levantándose y andando por la habitación -pero quiero contar más de mi historia, quiero que sea más cercano a mí, quizás me equivoque pero necesito hacerlo, es lo que quiero hacer.
-Lo entiendo- dijo Quinn que no le quitaba ojo a la cantante.
-Así que no, no he hecho esto nunca y no sé por donde empezar- dijo volviendo a dejarse caer en la silla.
-No pasa nada, iremos poco a poco- dijo la rubia en un tono amable.
-¿Tú has compuesto con mucha gente?- quiso saber la morena.
-Más bien he compuesto para mucha gente- la corrigió Quinn y vio la cara de confusión de Rachel- yo compongo y luego los artistas deciden sin cantar mis canciones o no, lo de componer directamente con el cantante lo he hecho solo un par de veces.
-¿Por qué quieres hacerlo conmigo?- preguntó casi sin pensar y se dio cuenta de lo que podía pensar -componer quiero decir.
-Porque me gusta más, no quiero componer solo por componer, quiero que signifique algo y parece ser que tú quieres lo mismo- explicó la chica.
-Sí- afirmó Rachel dándole la razón.
-Es un trabajo mucho más satisfactorio- dijo encogiéndose de hombros.
-Entonces parece que tenemos el mismo objetivo- dijo Rachel con una gran sonrisa al saber que Quinn compartía su opinión y podía salir algo bueno de aquello.
-Es un primer paso- dijo la rubia.
-Tengo que irme ahora- dijo mirando su reloj- tengo un evento esta noche y tengo que arreglarme y todo eso.
-Cosas de estrella- se burló la compositora.
-Algo así- admitió Rachel.
-¿Nos vemos el lunes aquí?- preguntó la rubia.
-Claro- afirmó Rachel recogiendo sus cosas y volviendo a estrechar su mano- un placer conocerte.
-Lo mismo digo- respondió Quinn- pásalo bien.
-Gracias- dijo la morena saliendo ya del estudio para ir rumbo a su casa.
Rachel regresó a su casa para hacer todo lo que aún le quedaba aquel día. Hacía meses que había sido invitada a una de las galas de caridad más famosas de la ciudad. Era una asociación con la que había participado donando dinero desde el momento que había tenido dinero para ayudar al resto. Era su evento favorito del año por lo que le gustaba ir arreglada, con un vestido bonito y disfrutar. Eso implicaba que aquella tarde tenía en su casa un equipo de maquillador, peluquero y estilista. No era su cosa favorita en el mundo ya que eran bastantes horas entre unas cosas y otras pero sabía que tenía que hacerlo porque no solo vivía de su música sino también de su imagen.
Hacía una bonita tarde por lo que andar por la alfombra violeta con su vestido largo fue algo agradable. Lo que más le gustaba de aquel evento era compartir la noche con otros que compartían su amor por aquella organización. Aquella noche no solo hizo eso, sino que además conoció a Mark, un conocido actor que estaba sentado en su misma mesa. El chico, un año mayor que ella, no había tardado en acercarse a ella para decirle cuanto le gustaba su disco, lo que había derivado en una conversación sobre las películas de él y más tarde sobre cualquier otro asunto que tuvieran en común. A la mañana siguiente las fotos del evento ya estaban por todo internet, lo que conllevaba que también hubiese fotos de ella con Mark riendo o hablando. En esas galas de donativos había prensa por lo que no fue raro que no tardaran en mencionar la complicidad de los jóvenes famosos durante toda la noche. Esa era una de las partes que más odiaba de su trabajo, estar en boca de todos, ella quería tener su vida y lo que ella hiciera no tenía porque importarle al resto pero all parecer sí que lo hacía.
El resto del fin de semana no había hecho mucho más. Un sábado descansando del dolor de pies provocado por los tacones del viernes y un domingo paseando y jugando con su gata dieron paso por fin al lunes, cuando tenía que volver a verse con Quinn como habían acordado el viernes. Muy a su pesar Rachel se levantó después de posponer el despertador tres veces y tirarse de la cama. Se puso un vaquero y la primera camisa que pilló del armario y se dirigió a su coche. Una de las cosas que le gustaba de trabajar en el estudio era tirarse en el sofá en ropa cómoda. Se compró el café más grande que tenían en la cafetería junto al estudio y entró en el gran edificio de la discográfica, diez plantas después el ascensor paraba en la planta donde estaban varias salas de estudio, entre ellas en la que siempre trabajaba junto a Santana, aunque esta vez la latina no estaría en ella. Pensaba que llegaba pronto pero la compositora, con ganas de causar buena impresión, ya estaba allí esperándola.
-Buenos días-dijo alegra Quinn cuando la morena entró en el estudio aquella mañana.
-Buenos días- saludó Rachel.
-Tienes un poco de sueño ¿no?- preguntó la rubia al ver la cara de sueño de Rachel y el gran café de su mano.
-No me gusta madrugar especialmente- dijo Rachel con un tono aún un poco grave.
-Podrías habérmelo dicho y habríamos quedado más tarde- dijo la rubia sintiéndose culpable.
-Da igual- dijo Rachel quitándole importancia.
-Ya lo sé para otra vez- dijo la rubia.
-¿Por dónde empezamos?- preguntó la morena cuando ya se había puesto cómoda.
-Vamos a tomar un café- respondió Quinn que seguía de pie y con la chaqueta puesta.
-Pero ya tengo uno- dijo algo confusa la morena.
-Llévatelo, lo tomaremos fuera- dijo la rubia.
-¿No escribimos?- preguntó confusa y aún algo dormida la morena.
-Hoy al menos no- respondió riendo la rubia ante la actitud de Rachel.
-No lo entiendo- dijo confusa sacudiendo la cabeza.
-Rachel no puedo sentarme contigo y componer si no sé nada de ti- explicó la rubia -no sé que te gusta, que sientes, de qué quieres cantar.
-Ah… claro- dijo Rachel entiendo lo que quería decirle.
-¿Un café pues?- preguntó tendiendo su mano para ayudarla a levantarla.
-Sí, por supuesto- aceptó Rachel cogiendo su mano y saliendo del estudio junto a Quinn.
Rachel la siguió por el edificio sin decir nada. La rubia la guió hasta una cafetería unas calles más abajo y aprovecharon el buen día para sentarse en la terraza de fuera al sol. Pidieron dos cafés ya que Rachel se había terminado el suyo de camino y esperaron pacientemente que se los pusieran.
-Realmente te gusta el café- bromeó la rubia cuando le pusieron la taza delante a Rachel.
-Soy algo así como adicta a él- admitió Rachel sonrojada.
-¿Sabes que no deberías tomar tanto café ahora que vas a cantar mas?- dijo la rubia.
-¿Por qué?- preguntó confusa la morena.
-Las cuerdas vocales necesitan estar hidratadas y el café, bueno la cafeína, absorbe el agua de tu cuerpo por lo que es malo sobre todo ahora que necesitas usarlas tanto- explicó la rubia.
-Vaya… sabes mucho- dijo Rachel sorprendida por aquello.
-Trabajo en este mundillo ya sabes… es bueno saber estas cosas- dijo la rubia encogiéndose de hombros.
-Gracias por decírmelo- agradeció Rachel.
-Nada- dijo la rubia dando un sorbo a su café para probarlo.
-Antes me dijiste que necesitabas conocerme, ¿qué quieres saber?- preguntó la morena.
-Lo primero que tengo que preguntarte es si sabes tocar algún instrumento- preguntó la rubia echándole una cucharada de azúcar a su café.
-Sé tocar un poco la guitarra, no mucho, siempre he sido más de cantar- explicó la morena.
-Entiendo- dijo Quinn que la miraba fijamente.
-¿Y tú?- preguntó curiosa Rachel que no se iba a dejar interrogar tan fácil -¿sabes tocar?
-La guitarra y el piano- respondió orgullosa la compositora.
-Oh dios, me encantaría saber tocar el piano- exclamó Rachel.
-Te enseñaré un poco cuando nos atasquemos componiendo- dijo la rubia amablemente.
-¿De verdad?- preguntó entusiasmada por la idea Rachel.
-Claro, ¿no pensarás que se compone una canción al día verdad?- preguntó riendo Quinn.
-No,no, por supuesto que no- negó rápidamente la cantante.
-Te preguntaba porque hay muchas formas de componer y necesito saber como podemos hacer esto- explicó la rubia.
-¿Qué quieres decir?- preguntó confusa Rachel.
-Realmente eres nueva en esto- se burló riendo Quinn.
-Sí… lo siento- se disculpó Rachel agachando la cabeza.
-No te disculpes- le pidió la rubia dulcemente -es bonito que quieras contar tus historias y vayas a esforzarte por transmitirlas.
-Gracias- dijo Rachel con una medio sonrisa.
-Lo que quería decirte antes es que se puede componer una letra entera y luego buscarle una melodía, hay veces que se crea una melodía y la letra se le va añadiendo, otras tenemos una base de otro productor y le intentamos poner algo que pegue, ¿lo entiendes?- dijo la rubia que quería que Rachel entendiera todo aquel proceso antes de comprometerse del todo en él.
-Sí- afirmó segura dando otro sorbo a su café.
-Entonces como tú no tocas instrumentos- dijo recordando la conversación de antes pero Rachel le echó una mirada de reproche -bueno un poco la guitarra, parece que el tema música me va a tocar más a mí.
-Sí, supongo- dijo encogiéndose de hombros.
-Sin problemas- dijo Quinn quitándole importancia a esa parte.
-¿Eso era todo lo que necesitabas saber?- preguntó Rachel.
-¿De qué quieres cantar?- preguntó la rubia respondiendo a su pregunta.
-De mi vida- dijo Rachel como si aquello fuera tan fácil.
-Está bien, de tu vida- aceptó Quinn intentando indagar un poco más -¿puedes ser más específica?
-No sé, de amor, de desengaños, de amistades- enumeró Rachel como quien decía la lista de la compra -tengo algunas ideas apuntadas por casa de lo que quiero explicar pero no lo tengo muy claro como hacerlo.
-Está bien, es un primer paso- dijo Quinn que admiraba el gran esfuerzo por parte de la cantante.
-¿Qué más necesitas?- preguntó Rachel a la que la cafeína de su segundo café parecía hacerle mucho efecto.
-¿Tienes tiempo límite para el disco?- preguntó la rubia.
-No, mi productora me ha dado todo el tiempo que necesite-respondió Rachel.
-Mejor, no me gusta hacer esto de forma rápida, si quieres que salga bien, llevará su tiempo- dijo Quinn que miraba algo en su teléfono.
-¿Meses?- preguntó Rachel intentando saber cuanto iba a tardar aquello.
-Probablemente- respondió Quinn siendo sincera.
-Vaya, no pensaba que sería tanto- dijo Rachel sorprendida.
-Siento comunicarte que me vas a tener que aguantar mucho todos los días metida en tu vida- se burló la rubia riendo.
-Y tú aguantarme a mí- le recordó Rachel.
-También, también- afirmó la rubia.
Cuando terminaron su café decidieron volver paseando al estudio, parecía mentira pero se les había pasado la mañana hablando e intentando conocerse un poco. Quinn conocía aquel trabajo lo suficiente para saber que no podía exprimir más a Rachel por aquel día. Le caída bien la cantante al menos de momento aunque se le veía un poco cortada y sabía que le iba a costar abrirse más de lo que la rubia pensaba y para su trabajo lo primordial era la confianza y ser sinceras.
-Creo que por hoy está bien- dijo la rubia cuando llegaron al parking donde estaban los coches sorprendiendo a la morena.
-¿Ya?- preguntó algo confusa Rachel.
-Es el primer día, no quiero agobiarte- se justificó Quinn.
-¿Empezamos mañana?- dijo la morena recogiendo su bolso.
-Claro- aceptó Quinn después de pensarlo durante un minuto.
-¿Nos vemos en el estudio?- preguntó Rachel.
-Sí- afirmó la rubia- espera.
-Dime- dijo la morena frenándose para mirarla.
-¿Me das tu número de teléfono?- pidió la compositora viendo la cara de duda de Rachel- por si algún día pasa algo o si hay cambios en las quedadas y demás.
-Claro- aceptó Rachel dándole su teléfono para que fuera Quinn quien apuntara el suyo.
-Bonito gato- dijo la rubia que había visto el fondo de pantalla de la cantante.
-Gracias- dijo la morena con una media sonrisa.
-Aquí tienes- dijo devolviéndole el teléfono ya con su número apuntado.
-Te escribiré para que puedas guardar mi número- sugirió Rachel.
-Claro- aceptó la rubia.
-Nos vemos mañana entonces- dijo la morena despidiéndose y andando hacia su coche.
-Hasta mañana Rachel- dijo la rubia abriendo el suyo propio.
Primer capítulo de esta nueva historia =) Espero que les guste, les prometo que la tengo mejor planeada que la anterior para poder actualizar más y no atascarme! =D
Un saludo y bienvenidos a todos =)
