Capítulo 1: Sorpresa
Por más que le había dicho a Quinn que no asistiría a la fiesta, esta no me dejo hasta que aceptara. Decía que me tenía una gran sorpresa, y no tuve más remedio que asistir. Aún no había llegado nadie, lo que me resulto aún más extraño.
— Quinn no han llegado... — dije lo obvio, ella sólo me dirigió una sonrisa cómplice. Y entonces me confundió aún mas.
— Rachel... ¿Podrías llevar este pastel a la terraza? — pregunto mientras acomodaba unas cosas en la mesa.
— Claro.
Tome el pastel de chocolate y lo lleve a la terraza. Olía delicioso, me imagino como sabrá. Se preguntarán porque lo de la fiesta y sorpresas... Pero hoy es mi cumpleaños. Por más que había pedido que no lo celebraran, lo hicieron. Así que tenía que asistir. Y más aún al decirme que mi sorpresa había salido cara. Y aún no puedo imaginar que sería. Entonces en ese momento vi que la mesa principal se había movido un poco. Me le quede mirando esperando que saliera algo... pero no. Mire a Quinn que venía con unas botellas de champán en las manos. Bueno, supongo que no es nada. Así que fui a la mesa que minutos antes se había movido y coloque el bizcocho.
— ¡SORPRESA! — gritaron de momento, haciendo que soltara un fuerte grito.
Estaba cubierta de confeti, champan, bizcocho... Dios, un desastre. Después de que me cantarán cumpleaños, comenzaron a felicitarme uno a uno. Y también de encargaron de ensuciarme más aun. Pero llego un punto que ya no podía estar más embarrada.
— Rachel parece que saliste de un basurero. — dijo Puckerman haciendo que todos rieran.
— Ja-Ja-Ja— reí con sarcasmo — Que chiste.
Con ayuda de Tina y Kurt me quite todo lo que tenía en el cabello y la cara. Y Quinn me ofreció de su ropa — cosa que no dude en aceptar— para que no saliera cubierta a bizcocho y champan. Cuando al fin estuve limpia, salí del baño.
A pesar de todo, fue una noche increíble. Nos divertimos como nunca. Bailamos, jugamos, cantamos al karaoke. Que no hicimos. Los que no nos habíamos visto en bastante tiempo nos pusimos al tanto. Además de que nos dieron la noticia de que Noah y Quinn al fin se casarían. Todos nos quedamos en silencio por unos segundos, hasta que comenzamos a felicitarlos. Teniendo una nueva razón por la que festejar.
— Perdonen por llegar tarde... — Su voz. Enseguida voltee a verlo. Después de dos años ahí estaba. Seguía igual, pero a la vez diferente. Era Finn.
— Oh, no hay-
— Finn.— dije cortando por completo a Noah.
— Rachel. — dijo sonriendo. Tenía una pequeña caja en sus manos envuelta en papel de regalo. Me observo por unos segundos. Hasta que se acerco y me dio un suave beso... En la mejilla.
Hace dos años que no sabía nada de el. Lo único que sabía de el era en las noticias y el internet. Ya que ahora era un famoso jugador de fútbol americano. Verlo ahora después de tanto tiempo era como abrir las heridas que ya pensaba haber sanado. Me senté en una mesa con Tina, Kurt y Blaine. A cada segundo lo observaba, y el hablaba tranquilamente con Noah.
— Rachel... Tierra te llama. — dijo Kurt pasando su mano por mi cara.
— ¿Qué pasa?— pregunte al caer en cuenta de que lo estaba observando fijamente.
— De momento te desconectaste... ¿Es Finn, cierto? —pregunto Kurt, haciendo que mi corazón parara por un segundo al escuchar su nombre.
— ¿Qué?
— Lo sabía. ¿Porqué no vas y le hablas? — dijo Tina sonriendo. Cosa que considere por un segundo pero rápido descarte.
— Tan sólo habla Rachel. Tienes 21 años que acabas de cumplir, ve y háblale. Ya ha pasado tiempo, tienen que hablar.— dijo Blaine. Dirigí mi mirada a Finn, pensando en las palabras de Blaine.
— Tengo...que tomar agua. —me excuse y me fui a tomar un vaso de agua. Había empezado bien... pero el final no es lo que me esperaba. No tenía idea de que estaría ahí. Es más... ¿Qué hacia aquí? Recargue mi cuerpo sobre la isla en la gigante cocina y seguí tomando mi vaso de agua.
— Rachel, creo que tenemos que hablar.—dijo una voz a mis espaldas que reconocí rápidamente. Deje el vaso en la mesa y me voltee mirándolo fijamente a los ojos. Tenía que hacerlo.
— ¿Porqué no volviste?
