Título: De como Takasugi se robó la Navidad.
Cantidad de Palabras: 494
Notas: Para "Los Cuervos de Santa" en fandom-insano. Y porque creo que tengo un compromiso personal de aportar lo que más pueda a la sección de Gintama.
Advertencia: (La coloco tal cual la coloqué en LJ): "Esto es crack, Un crack raro, pero crack al fin y al cabo. Porque Takasugi es como el Grinch de Gintama".


Shinsuke Takasugi odiaba la Navidad.

Y no había motivo aparente para ello. Simplemente se había levantado un día hace muchos años y había decidido que la Navidad era un acontecimiento tonto e innecesario. En días recientes, se había levantado con la fuerte convicción que la Navidad iba a ser lo primero que destruiría. Bueno, en realidad, lo segundo; Gintoki y Zura se encontraban ambos en el primer lugar de su lista.

Mientras recorría los pasillos de la nave y veía las decoraciones que habían preparado se sentía enfermo. Lo odiaba, lo odiaba todo. Desde las decoraciones en los pasillos, hasta la comida, pasando por las canciones y las luces. Tenía una expresión aún más seria que lo normal, Gintoki lo habría llamado "cara de estreñimiento".

Siguió recorriendo la nave, en busca de un lugar pacifico que no estuviese decorado, pero no había rincón que se salvara de la epidemia navideña. La situación hizo aumentar su enojo, ya le parecía suficiente estar pensando en Gintoki a esas horas de la mañana y ahora tenía que encontrarse con el hecho de que su tripulación había decidido celebrar en vez de trabajar.

Se puso aún peor cuando se detuvo junto a un árbol de Navidad, uno de esos de plástico, altísimo y lleno de decoraciones. ¡Ah! ¡Ahora lo recordaba! Era precisamente ésa la razón por la cual odiaba la Navidad desde lo más profundo de su alma.

Mientras se alejaba del árbol que acababa de destrozar recordó la risa burlona de Gintoki, que le hacía eco a la de Sakamoto, cuando años atrás, durante la guerra habían encontrado uno de esos a un lado de un camino:

— ¡Pero si hasta ése árbol es más alto que tú!—, decía Gintoki con los brazos en sus costados. Sakamoto había caído al suelo, con lágrimas en los ojos y pegando puños en el suelo. Katsura reía disimuladamente, Gintoki apoyó un brazo sobre su hombro:
— ¿No lo ves, Zura? Jajajaja… ¡Es más alto! Jajajaja… ¡Es un gnomo! ¡Takasugi es un gnomo! ¿Lo escuchaste, Tatsuma? ¡Es un gnomo!—, el otro se rió aún más.

Takasugi había levantado la cabeza, para mirar la punta del árbol, se alejó lentamente, dejando a los otros dos riéndose descontroladamente, Katsura lo alcanzó:

— No voy a dejar que esos dos beban sake jamás—, le prometió, Takasugi se encogió de hombros.

Se ajustó el vendaje de su ojo, como para deshacerse del recuerdo. Desenfundó su espada y recorrió la nave de nuevo, esta vez, destruyendo toda la decoración navideña que estuviera en su camino. Cuando hubo acabado, hizo un anuncio a toda la tripulación: "El Kiheitai no volvería a celebrar la Navidad, nunca jamás".

Shinsuke Takasugi odiaba la Navidad. La iba a destruir junto con todo el mundo y Katsura y Gintoki. Algún día tendría un lugar sin Katsura, sin Gintoki y sin Navidad. Especialmente sin árboles de Navidad que fueran más altos que él.

Más valía que el Kiheitai se fuese acostumbrando a ello.