Un vaso de leche.

El sol de mediodía se filtraba por las cortinas de la habitación, en la cama de la habitación dos personas yacían desnudas cubiertas por la fina sábana de color blanco, uno de esas personas era un chico rubio que apenas cruzaba los inicios de sus veinte años. El muchacho se cubrió molesto los ojos con una mano mientras se estiraba tratando de despertar.

Apenas el chico logró abrir los ojos y sentarse sobre el colchón, la resaca empezó a manifestarse, se cabeza palpitaba de manera atroz, su cuerpo estaba en un avanzado estado de deshidratación y pronto las náuseas empezaron a atormentarlo y solo empeoraron al sentir el olor de vomito rancio que provenía de algún lado de la cama.

El rubio se levantó y con paso tambaleante se dirigió hacía el baño, cuando estuvo próximo a abrir la puerta de este regresó su vista para ver a la chica con la que había estado, una cabellera larga y castaña fue lo que pudo ver pues su acompañante yacía en la cama dándole la espalda, sin dar más importancia al asunto entró al baño.

El rubio vomitó hasta lo que no había comido, bebió agua directamente del grifo y luego se tumbó sobre el inodoro tratando de controlar las náuseas y el mareo que lo aquejaban, no recordaba bien que había pasado la noche anterior, algunos "flashes" llegaban a su memoria; recordaba haber asistido a la fiesta de su amiga, también le llegó el recuerdo de haber jugado al "yo nunca" un típico juego de confesiones para beber, uno de los participantes dice: "yo nunca he…" y lo complementa con alguna cosa descabellada, sencilla y en la mayoría de los casos sexual, los otros participantes beben si han hecho el acto mencionado o se abstienen si no.

El rubio sentado sobre el inodoro sostenía su cabeza con ambas manos y seguía queriendo recordar que más había pasado, de pronto la puerta empezó a ser violentamente golpeada, sin siquiera esperar un minuto más el chico agarró una toalla, la envolvió sobre su cintura para tapar su desnudez y salió del baño en dirección a la puerta del apartamento, antes de llegar a la puerta pateó la pequeña mesa de la sala, la lámpara que la adornaba se hizo pedazos en el piso, en el suelo donde estaba la mesa había una "Desert Eagle" calibre 44, reviso el cargador y caminó con ella hacía la puerta, los golpes seguían en la puerta pero una voz empezó llamarlo y al darse cuenta de quien se trataba dejó el arma sobre una repisa en el recibidor de la casa.

El rubio abrió la puerta y una chica pelirroja vistiendo un short negro tan corto que dejaba ver sus bien torneadas piernas adornadas por unas largas botas de cuero, una chaqueta de color morado cubría su torso hasta la altura del ombligo donde se abría dejando ver su plano abdomen, la chica llevaba el cabello trenzado de un costado y dejaba que el resto de su cabellera flote rebelde a cada paso que daba mientras entraba al departamento, su look era complementado con unos lentes de estilo clásico y de color negro.

El chico cerró la puerta tras de ella y la encaminó hacía la sala.

- Te he estado llamando toda la mañana, ¿Qué paso ya no sabes beber como varón? Primito… - La chica se plantó frente al rubio mientras pasaba su mano sobre el torso desnudo del chico.

- Debe estar descargado, ahora dime ¿Qué haces aquí? – El chico se alejó con una sonrisa lujuriosa y se sentó en un sofá de color negro, señalo el sitio junto a él invitándola a sentarse.

- Odio tu departamento, no puede ser que el próximo jefe vive como una rata, Naruto dejas mucho que desear. – La chica se sentó junto a él y sonrió de manera burlona. – En fin, tenemos una reunión hoy con "sapo", es mejor que te alistes y vengas conmigo. – La chica se levantó y caminó en dirección de la habitación.

- ¿Puedo ver a tu acompañante? – La chica rio mientras se adentraba a la habitación, el rubio no le dio importancia a la acción de la pelirroja, algunas veces ella había estado en esa cama y no exactamente solos; sin embargo el grito de la chica lo asustó.

- ¿Qué mierda hiciste? – El rubio corrió hacía a la habitación y cuando vio con quien había dormido tuvo que correr al baño a vomitar de nuevo.

- Eres un grandísimo idiota Naruto, ahora si la has cagado. – La chica entró al baño y pateó al rubio que estaba arrodillado a la altura del inodoro.

- Karin esto es malo, muy malo ¿Qué hago? – El rubio se incorporó y salió junto a la pelirroja a la habitación.

- Esto no es malo, es el preámbulo de tu muerte, eres un maldito imbécil. – La pelirroja volvió a golpear al rubio quién solo recibió el golpe, la castaña en ese momento se despertó, recogió la sabana para tapar su desnudez y frunció el ceño para luego dirigirse a ellos.

- Hey! ¿Me pueden traer un vaso de leche? – La castaña volvió a acostarse sin decir nada más.

Naruto y Karin se miraron estupefactos entre ellos para luego salir de la habitación.


Año nuevo historia nueva, he estado estudiando algunos temas nuevos y me he inspirado para esta historia.

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La Bestia.