¡Hola!

Creo que algunos de vosotros habéis leído el fanfic de "Mya" y sí, sé como termina, pero he decidido cambiarlo, por lo que es salvada y está viviendo con Kara y su hermano.

En caso de que no lo hayáis leído estás son unas pocas cosas que debéis conocer acerca de ella:

-Mya es la hermana pequeña de Mon-el. Ambos están muy unidos.

-Tiene dieciséis/diecisiete años.

-Al llegar a la Tierra es encontrada por CADMUS, quienes la retienen con el fin de realizar experimentos en ella.

-Su mejor amigo y novio es Zale, quien es también un daxamita.

-Nunca tuvo una buena relación con su madre. Por otro lado, estaba verdaderamente unida a su padre.

-Su mayor pasión es aprender acerca de otros planetas y culturas.

Creo que eso es todo. Espero que os guste este primer capítulo.

Abracé a mi hermano entre lágrimas siendo consciente de a lo que se enfrentaban, sabiendo que la posibilidad de que todo esto saliese bien era muy baja.

-Todo va a estar bien, Mya- acarició mi pelo mientras me mantenía pegada a él.- Kara va a ganar esta batalla y ella va a irse, ¿vale?- levantó mi barbilla para que le mirara, asintiendo levemente ante sus afirmaciones.

-Hey, debemos irnos- escuché hablar a Kara.- Mya, cielo, vamos a volver a vernos, no va a pasar nada- me abrazó permitiendo que me desprendiese de las últimas lágrimas que abandonaron mis ojos antes de que ambos se marchasen de allí.

Fue Alex quien se acercó a mí, persuadiéndome para que la acompañase a la sala de enfermería, hecho que hice sin querer cuestionar al respecto, pues tampoco me encontraba con ánimos como para curiosear como cualquier otra vez hubiese hecho.

Fruncí el ceño cuando observé la aguja que traía en la mano, tratando de apartarme de ella cuando se acercó sin comprender qué se suponía que estaba sucediendo, empezando a alterarme.

-Shh, Mya, tranquila- susurró agarrando mi brazo para evitar que pudiese continuar apartándome.- Lo siento, cielo- se disculpó antes de clavarla en mi cuello, haciéndome sollozar y mirarla completamente confundida, terminado por caer completamente inconsciente.

Desperté cansada, demasiado como para regresar a la consciencia, pero terminando por abrir los ojos finalmente a la vez que llevaba mi mano derecha en busca de los tubitos que se introducían en mi nariz, viendo como situaban una mano sobre la mía, previniendo que pudiese tocarlo.

Giré la cabeza hacia Kara, mirándola con detenimiento, fijándome en sus ojos llorosos mientras me observaba.

-Llevas dormida dos días, Mya- habló en apenas un susurro.- Lo siento, cielo- susurró empezando a llorar, haciendo que la mirase completamente confusa ante lo que estaba sucediendo.

-¿Dónde está mi hermano?- pregunté con un nudo en la garganta, aumentando mi confusión cuando la vi agachar la cabeza.- ¿Kara?- la llamé esperando que me pudiese dar una respuesta.

-Tuve que hacerlo..., lo siento...- sollozó a la vez que yo negaba con la cabeza, había apretado aquel botón, lo había hecho.- Era la única manera de ganar y él lo sabía, le..., le monté en una nave y le obliga él a marcharse- me explicó, dejándome, en cierto modo, un poco más tranquila al saber que él seguía con vida.

-Está vivo- susurré para mí misma, con una nueva duda en mi mente.- ¿Cómo es posible que yo esté viva?- la pregunté en apenas un hilo de voz.

-Eres daxtoniana, Mya- respondió haciéndome arquear una ceja.- Tu padre se lo contó a tu hermano y.., bueno, luego me la contó a mí porque sabía que sobrevivirías- me miró a lo que yo la devolví la mirada esperando que contase la historia.- Tu padre viajó a Krypton y se enamoró de Beliz Seyg-El, siendo el resultado de su aventura tú- empezó a hablar.- Naciste en Krypton y viviste allí durante dos años, pero la Casa de El, mejor dicho, Seyg-El, mi... Nuestro abuelo, no quería reconocerte como el primer niño de esta familia...- no pude evitar interrumpirla.

-Espera- levanté mi mano para que dejase de hablar.- Todo esto significa que tú y yo somos familia, primas, ¿no?- le miré viéndola asentir levemente.- Es un poco extraño, puedes continuar- sonreí levemente.

-Le dio a tu madre dos opciones, dejar que otra familia te criase en Krypton o dejar que te marchases a Daxam con tu padre, pero se negó e intentó huir contigo- me miró.- Te dejó marchar a Daxam, sabía que era el único lugar en el que tendrías una vida más o menos normal- terminó de explicar.

-Murió en Krypton, ¿no?- la pregunté con apenas un hilo de voz, sorprendiéndome cuando la vi negar con la cabeza.

-La enviaron a Fort Rozz, he intentado buscarla, pero no la he encontrado, cabe la posibilidad de que continué allí- respondió a la vez que yo desviaba la mirada sin querer insistir en ello, pues no sería la primera vez que Kara me contaba la historia de como lanzó Fort Rozz al espacio.

Cerré los ojos intentando meditar y concienciarme de toda la información que acababa de recibir, empezando a llorar sin poder evitarlo en el momento que recordé que no volvería a ver a mi hermano, sintiendo como Kara me agarraba la mano con fuerza.

-Cuando CADMUS...- intenté empezar a hablar.

-Lo sé y que seas capaz de respirar no significa que el plomo no te esté afectado, es por eso que Alex ha desarrollado una mediación- explicó haciendo que abriese los ojos para mirarla.- Mya, tienes que tomártela todos los días, ¿vale?- secó mis lágrimas a la vez que yo asentía.

Suspiré todo esto era demasiado de golpe, no podía negarlo, pero si había algo que nos unía a Kara y a mí, no era el hecho de que fuésemos familia, sino la pérdida de una de las personas que más queríamos, Mon-el.

3 meses después

-¡Mon-el!- el grito se ahogó en mi garganta a la vez que mis ojos se abrían de golpe.

Los brazos de Kara me rodearon para pasar a abrazarme con fuerza, momento en el que me di cuenta de que todo había sido un sueño, desgarrador y completamente doloroso, pero un sueño al fin y al cabo.

Las lágrimas se agolparon en mis ojos mientras lo recordaba, mientras repetía la imagen de mi hermano sin vida en aquella nave, sabiendo que me hacía daño a mi misma, pero que me ayudaba a recordarme que, a pesar de que no estuviese aquí, continuaba con vida.

Habían pasado tres meses desde que le había visto por última vez, desde que se vio obligado a marcharse, tiempo durante el cual me había obligado en no encerrarme en mi misma y llorar su muerte, habiéndome convertido a una persona completamente diferente a la que era en realidad. Únicamente me permitía romperme cuando estaba sola y, en algunos casos, cuando me encontraba con Kara.

-¿Quieres hablar de ello?- la escuché preguntar, negando rápidamente con la cabeza, pues no era necesario que se lo explicase, ella sabía perfectamente la visión que me había horrorizado.- Él está bien, Mya- aumentó la fuerza del abrazo a la vez que yo asentía levemente, sabiendo que ella también luchaba por creerse sus propias palabras y que el temor de que él estuviese muerto era algo que compartíamos ambas.

6 meses después

El pánico causado por la pesadilla había causado que me incorporase de la cama, meditando si debía o no alertar a Kara, pues había invitado a Alex, Maggie, Lena y Sam, por lo que no sería ella la única en enterarse de lo que me sucedía, y este era el hecho que me retenía allí.

Finalmente me decidí por abrir la puerta y avanzar hacia el salón, deteniéndome cuando me di cuenta de que todas tenían su mirada puesta en mí.

-¿Mya estás bien?- preguntó Kara a lo que negué con la cabeza.- Ven aquí, cielo- hizo una seña para que me sentase a su lado en el suelo, apoyando mi cabeza en su hombro para permitir que me abrazase.

-¿Tenéis otra hermana?- la pregunta fue formulada por Sam.

-No, Mya es la hermana pequeña de mi ex-novio- respondió Kara abrazándome con una mayor fuerza.- Ambos llegamos a la conclusión de que era mejor que ella continuase viviendo aquí- explicó intentando darle coherencia a la respuesta que la había dado anteriormente.

-Vaya, no todos los que se encontrasen en esta situación lo harían- comentó Sam con admiración.

-Es como mi hermana pequeña, jamás permitiría que la sucediese algo- aseguró apartando el pelo de mi cara.

Sonreí levemente, pues después de todo lo ocurrido durante este último año, había encontrado una familia que siempre estaría ahí para apoyarme, sin importar lo que ocurriese.

Siete meses después

Agarré la mano de Kara para levantarme del suelo antes de sacudir el polvo de mis mallas y manos, queriendo rehacerme la coleta, pero Kara no me dio tiempo de descanso.

-De nuevo- comunicó esperando que fuese la primera en atacar, pero verdaderamente necesitaba descansar unos segundos, por lo que volví a caer al no defenderme de ella.- Mya, te estás distrayendo, concéntrate- pidió a la vez que me levantaba.- Necesitas controlar estos poderes, sé que estás cansada, pero llegará un momento que me superes y no pueda ayudarte- comentó mirándome seriamente.- Una última vez, ¿vale?- asentí ante su propuesta.

Esta vez fui yo la primera en actuar, bloqueando cada golpe que amenazaba con darme, lo que la hizo sonreír al darse cuenta de que me estaba defendiendo mejor que la anterior vez.

-Cubre- advirtió a la vez que su puño se dirigía a mi abdomen, el cual fui capaz de frenar agarrando su brazo, intentando inmovilizarla.- Bien hecho- sonrió cuando la solté.- Tengo que ir a ver qué quería Winn, ¿vas a continuar entrenando?- me preguntó, a lo que asentí levemente.- Luego vengo- se marchó dejándome sola, momento en el que me desfogué contra los bloques que había.

Llegados a un punto las lágrimas se deslizaron por mis mejillas, sin poder creerme que hubiesen pasado siente meses desde la última vez que le vi, tiempo durante el cual había aprendido a tragarme el dolor, a no permitir que nadie pudiese descubrir como me sentía verdaderamente, ni siquiera Kara, pues ambas estábamos sufriendo lo mismo, tal vez de manera distinta, pero era una pérdida igualmente.

Sinceramente, no sabría decir cuánto tiempo estuve aquí, sin ni siquiera hacer nada, únicamente sentada, sumida en mis pensamientos cuando se abrió la puerta, lo que hice que me secase las lágrimas rápidamente antes de girar la cabeza.

-¿Estás bien?- me preguntó sentándose a mi lado.

-Le echo de menos- respondí en apenas un susurro.- A veces me pregunto dónde estará y cómo- admití a la vez que las lágrimas volvían a deslizarse por mis mejillas.- ¿Y si está muerto?- los sollozos se abrieron paso, permitiendo que Kara me abrazase, intentando calmarme con mi cabeza apoyada en su hombro.

-Necesito que vengas conmigo, ¿vale?- secó mis lágrimas poco antes de que nos incorporásemos ambas.

Quise preguntarla antes de que nos marchásemos de aquella sala, pero no tuve tiempo de hacerlo, por lo que la seguí, esperando al momento perfecto para poder preguntarla.

Gracias por leer, dejarme saber que pensáis acerca de esta nueva historia,

Ayrin