Título: El regalo de Vincent y Gregory
Fandom: Harry Potter
Notas: Harry Potter no me pertenece, es propiedad de J.K. Rowling. No se obtiene ningún beneficio de este escrito.
Sobre la gran cama que gobernaba la habitación, dos pequeñas y regordetas figuras se explayaban, intentando regular su respiración después de sus juegos. Gregory se encontraba en casa de Vincent para pasar los primeros días de las vacaciones navideñas.
Desde siempre hemos estado unidos, como hermanos, pero tras el primer trimestre en Hogwarts la separación parecía más difícil. Aunque nuestros padres, quienes son amigos y aliados por años, jamás se oponian a nuestras continuas visitas.
- ¿Te han dado ya el regalo para Draco?
Como todos los años, nuestros padres nos daban el regalo que debíamos enviarle a Draco. Nuestras familias no querían errores con los Malfoy. De hecho, la "amistad" entre nosotros se debía a las ambiciones y negocios familiares. O al menos así se había iniciado. Porque, siendo como somos "herederos pura-sangre", pronto comprendimos que nos enfrentabamos a las mismas expectativas e imposiciones por parte de nuestras familias, identificándonos los unos con los otros y creando, con cada acción, una verdadera amistas.
Ni Vincent ni yo somos tan estúpidos como para no saber que Draco es, sin lugar a dudas, el más inteligente de nosotros, tomando el liderazgo del pequeño grupo de forma natural. Nos había sacado de más problemas de los que recordábamos y nunca nos dio la espalda. Por ello, y a pesar de lo que todos pensaran en el colegio, nosotros nos encargabamos de protegerlo. Él es el cerebro, nosotros los músculos; y todos salimos beneficiados.
- No, tan solo me hicieron escribir una tarjeta. Ya lo enviaran por mí.
- ¡Uff! ¡Es frustrante!- Vincent se sentó y me dirigió su clara mirada, llena de rabia – Ni su regalo nos dejan elegir.
- Ya los conoces. No te preocupes. Al fin y al cabo ¿podríamos mejorarlo?
- ¡Nosotros lo conocemos mejor! ¡Es nuestro amigo! Me gustaría poder elegir un regalo que SÍ lo hiciera feliz,… O al menos sonreír.
- Comprendo perfectamente. Pero, realmente, ¿crees qué podríamos conseguirlo? ¿Qué le darías?
Se vuelve a tirar en la cama y nos quedamos en silencio, pensando en qué podría querer Draco. En el regalo perfecto.
Draco Malfoy es inteligente, tiene tantos libros en casa – algunos prohibidos- que lleva desde muy pequeño leyéndolos sin haber acabado aún. ¡Y lee una media de tres a la semana! Es ambicioso, pero desde temprano cuenta con su propia bóveda en Gringotts y las alianzas de su familia. Es astuto, y siempre sabe como conseguir lo que quiere. Es, sin lugar a dudas, de las personas que pueden presumir de tener todo lo que quiere: o lo compra o confabula hasta conseguirlo.
De repente, una ráfaga de imágenes vino a mi mente: Draco ilusionado, Draco confundido, Draco decepcionado, Draco enfadado, Draco dolido. Expresiones que pocos podían ver, habían sido mostradas ante todos. Totalmente desubicado, había permitido que lo vieran vulnerable. Sin lugar a dudas, un fallo que nunca antes había presenciado. Y todas tenían un mismo detonante.
Así, la revelación llegó a mi mente sin terminar de creerlo. Me levanté y miré a Vincent. Cuando abrió los ojos, puede ver su mirada la sorpresa e incredibilidad. Ambos saltamos de la cama y nos enfrentamos, mirándonos. Debo reconocer, avergonzado, que dábamos pequeños saltos y agitábamos las manos mientras gritábamos cada vez más alto: "¡Ya lo sé!, ¡ya lo sé!"
No me sorprendí. A veces, cuando realmente nos poníamos a pensar, solíamos llegar a la misma idea y con solo una mirada sabíamos lo que pensábamos. Legemancia dirían algunos, conocimiento mutuo digo yo.
- ¡Vale! Ya sabemos lo que quiere pero… ¿cómo lo hacemos?
- Hummm...
Y la atmósfera depresiva nos volvió a tirar sobre la cama.
