DISCLAIMER: Candy Candy y sus personajes, no me pertenecen sino a Misuki, Yumiko y la mangaka Igarashi.

La historia a continuación ha sido escrita y editada por su servidora.

DEDICATORIA: Esta lectura va dedicada a mis brujitas preciosas de la cabaña Andrew, quienes día a día demuestran su apoyo y cariño incondicional.

A mis amigas de otros foros y grupos que me animan a escribir, a pesar de hacerlo solo por diversión y de manera amateur.


LE PRINCE DE LA LUMIÈRE

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¡No! ¡En la vida permitiría semejante imposición! ¡Ni hablar!

Llevaba escuchando esa diatriba por media hora y honestamente al calor de la conversación el traje beige de tres piezas que portaba esa tarde le estaba resultando un fastidio. Cambiando de posición y dándose cuenta de que cogería un calambre si continuaba rígido, se prometió internamente que no caería otra vez en manipulaciones.

La culpa de toda su incomodidad la tenía la dama frente a él. Es cierto que le tenía respeto y cariño, pero que a sus 25 años le quisieran tratar como un títere, le desagradaba en gran manera.

Estuvo inhalando y exhalando por los últimos cinco minutos pretendiendo escuchar cada palabra que salía de los labios de ella, cuando de pronto la palabra Francia y matrimonio captaron su atención.

-¿Ha dicho que debo ir a Francia, tía abuela?

-¿De eso no es lo que estamos hablando?

- Pues permítame decirle que no pienso ir y menos comprometer con la señorita de La Concrè.

- Y yo te recuerdo, que es tu deber como todo Ardley hacer alianzas que beneficien a la corporación.

Un gesto de sorna surgió del rostro del guapo joven.

-¿Por qué mejor no me vende el mejor postor que me quiera como prospecto de marido, me envuelve con un lacito y solucionamos el asunto?

Un grito ahogado y una mano agitando el abanico resonaron en la habitación.

-¿Pero qué cosas estás hablando muchacho? – Expresó la dama consternada.- ¿Te has vuelto loco?

- Oh, no tía abuela,- repuso él con firmeza.- Estoy muy consciente de mis palabras. Sin embargo me rehúso a ser tratado como si fuese cualquier paquete en una transacción comercial.

- No tengo que dar mayor explicaciones de mis decisiones, sobrino.- comentó ella muy seria tamborileando los dedos sobre el escritorio.- ¡Aquí la última palabra la tengo yo y harás lo que te diga!

-¿Y si me rehúso?- contestó el muchacho desafiante.

- ¡No lo harás!- respondió muy segura de sí misma.- Eres un Ardley y sabes muy bien que el apellido viene con obligaciones específicas. Irás a Francia, te especializarás en leyes y luego contraerás matrimonio con la señorita de La Concrè.

-¿Leyes?- dijo él confuso.- ¿No basta que Neil sea el abogado de la familia?

-Es necesario que te capacites para las transacciones internacionales que liderarás cuando estés a cargo de la sucursal de Francia.

- Entonces leyes no es lo que debería estudiar tía abuela, sino una MBA en Administración y Comercio Exterior.- explicó con energía.- Pero no importa eso, porque le comunico que ya puede ir esperando sentada tía abuela. No iré.

-Oh, ya veo.- comentó la dama tamborileando con mayor intensidad los dedos sobre el buró.- ¿Es que acaso el apellido Britter no te recuerda algo, querido sobrino?

El corazón del muchacho paró en seco.

-¿Qué…?- estaba sorprendido pero trató de disimular con fastidio ese tema delicado para él.- No veo la importancia de la inclusión de ese apellido tía abuela en este tema.

- Oh, no querido. Tiene mucho que ver. – Sonrió con suficiencia la dama.- Dado que tienes una memoria excelente, no creo que sea necesario que te haga recordar los eventos de hace 10 años atrás. En específico en el Real San Pablo.

Las facciones del rostro del joven se endurecieron. Su mirada se volvió sombría. Sabía que tarde o temprano la tía abuela, utilizaría todas aquellas armas que estuviesen a la mano con tal de obtener lo que quería.

Unos ojos azules y profundos vinieron a su memoria dificultándole la respiración. Muy a su pesar tenía que aceptar la realidad.

Por más que lo negase él no podía luchar contra esa dama que se erguía en su asiento delante de él. Sabía lo mucho que perdería sin hacer el primer movimiento siquiera.

En mala hora, su tío Albert había salido de viaje por un año, dejando a cargo a la tía en su lugar. Tendría que hacerle creer que ella ganaba y ceder en parte a sus requerimientos para poder llevar la fiesta en paz. De lo contrario, él perdería la cordura.

Ahora se hallaba solo en ese impase, así que tendría que jugar todas sus cartas con astucia si no quería tener a la tía abuela respirándole en el cuello a donde quiera que fuese.

Necesitaba ganar tiempo, segundos, lo que fuera, pero debía pensar con rapidez una solución a ese inconveniente.

Se dirigió al minibar y se sirvió un vaso de whisky en las rocas "Odyssey" de la marca Johnnie Walker para degustar.

-Iré a Francia, Tía abuela.- respondió él aparentemente rendido.- Pero lo haré con una sola condición.

- Nada de condiciones.- rebatió ella.- Ya está decidido. Irás a la Universidad de París. La Sorbona es lo mejor que hay en éstas épocas y…

- No voy a estudiar leyes tía abuela.- repitió él cansinamente mientras se dirigía a revisar su tableta buscando un salvavidas para su plan. Una media sonrisa iluminó su rostro al hallar la información esperada.- Iré a Francia, pero no a París tía abuela.

- ¿Cómo?- respondió confusa.- Sino es París, entonces no veo donde haya otra prestigiosa universidad.

- La Universidad Lumierè II, Lyon.- reveló seguro de sí mismo.

-¿Lyon?- enarcó una ceja incrédula la dama.- ¿Y qué de bueno tiene ese lugar?

- Pues…según veo tía abuela…Tiene el plan de estudios adecuado para lo que necesito y por ende para lo que la Corporación Ardley necesitará a futuro- indicó el joven mostrándole la pantalla de su Tablet a qué es lo que se refería.- Además que también podría llevar unos cuantos cursos complementarios de leyes y…

- Pídele a Dorothy que me haga llegar esa información impresa en la brevedad posible de esa universidad.- respondió la tía abuela aliviada internamente que no le hubiese tomado mucho tiempo convencer a su sobrino. Después de todo Lyon quedaba en Francia ¿verdad? ¿Qué eran unas millas lejos de París? Nada que no se pudiese solucionar.

-Bien, eso haré.- habló el joven levantándose de su asiento.- ¿Algo más que desees coordinar tía abuela?

-No, eso es todo sobrino.- respondió haciendo un ademán aburrido.- Puedes retirarte.

Con una venia el joven A. C. Ardley, se retiró de la biblioteca, furioso y con muchas ganas de desfogar esa energía negativa que le estaba calando el alma.

Había sido un iluso al pensar que podría engañar a la tía abuela con su pasividad.
Como dice el dicho "para astuto, astuto y medio". Y sabía por la mirada de suficiencia que ella había mostrado hasta el final de la conversación , estaba segura del éxito de sus planes.

Tal vez había logrado demorar sus propósitos un poco, pero dado que él mismo se había colocado la soga al cuello al acceder e ir a Francia, sabía que solo era cuestión de tiempo para que ella ejecutase lo tramado.

"¡Qué tonto!"

Ya no había nada más que hacer que asumir su idiotez y tratar por todos los medios voltear el partido a su favor y en el propio terreno de la tía.

Inconscientemente sus pies lo fueron guiando al lugar donde el solía ir en busca de tranquilidad y donde muy pocas veces era interrumpido: El salón de música.

Abrió la puerta sin dudar y se dirigió al inmenso piano de cola que se erguía en el centro del salón. Deslizó fuera de sus brazos el saco, se aflojó la corbata, desabotonó las mangas cómodamente para poder ejecutar una pieza que lo transportase a un mundo de fantasía donde podía vivir libremente sin el peso del apellido Ardley.

Sentado en el banquillo del piano, unió sus manos a manera de rezo y las meneó a ambos lados en una costumbre que había heredado desde que había aprendido a tocar instrumentos musicales para poder relajar sus dedos.

Unos ojos brillantes y dulces vinieron a su memoria haciéndole fruncir el ceño. Sin embargo teniendo ello en mente, ubicó sus dedos en las teclas del piano sabiendo muy bien que pieza ejecutaría. Por ello colocó su mano izquierda lista para tocar la nota Sol en clave de Do sostenido y comenzar a tocar la composición para piano "Fantaisie-Impromptu" muy acorde a como se sentía en esos momentos.

...


"Fantaisie-Impromptu".- El Impromptu Fantasía ("Fantaisie-Impromptu" en francés), Opus póstumo 66 en do sostenido menor, fue compuesto por Fryderyk Chopin en 1834. Es una composición para piano solo y una de las más conocidas de Chopin.

A pesar de su belleza y fantasía - fiel a su nombre - Chopin no tenía la intención de mostrar esta pieza al gran público. De hecho, le había pedido a su amigo, Julian Fontana, que quemara la partitura después de su muerte.

Se dice que la razón de esto era que se asemejaba a la pieza de Beethoven "Claro de luna". Chopin era consciente de ese hecho y se abstuvo a partir de la publicación de la obra para evitar cierto tipo de críticas. Sin embargo, seis años después de la muerte de Chopin, fue publicado por Julian Fontana como su obra 66.


A.N.- Saludo a cada una de ustedes. La presente historia, que espero sea corta (bueno esa es la idea) es sobre uno de los chicos Andrew, para ser específico de Archie. Tratándose de el mes de su cumpleaños, no he querido dejar pasar la ocasión para intentar escribir del gatito elegante. Pienso que es un personaje cuyo rol en la historia debió ser mas ilustrada. El escenario elegido es Lyon, Francia, a pesar que me he visto tentada a ubicarlo en el mismo Japón por su cultura musical.
Como siempre, me guío del manga y/o anime para escribir pero con escenarios alternos y más actuales.
Gracias por leer y dejar comentario. A ver que os parece la trama.

Arigatōgozaimashita


Un abrazo en la distancia,
Lizvet