¡Buenas! Aquí les traigo mi primer fic negitoro, y segundo fanfic que escribo en mi vida nwn Dedicado con cariño a mi sister y gran escritora Seven Minds (Y algo tarde nwnU) por su cumpleaños *O*. Sean pacientes conmigo porque no soy muy buena escritora y-y… *les ofrece atún con puerros a todos* espero que les guste, minna-san!

Basado en una película de Disney que me gusta mucho, Tangled nwn. ¡Espero de corazón que sea de su agrado!

Summary: En un moderno Japón, 2 chicas viven vidas completamente opuestas. La primera, una bandida incluida en la lista de los más buscados, la otra, una chica que no ha visto más allá del jardín de su casa. ¿Cómo puerros cruzaron caminos éstas dos? Averígualo leyendo aquí (¿)

Disclaimer: Vocaloid y sus personajes no me pertenecen, todo es propiedad de Crypton Future Media, asimismo Tangled tampoco me pertenece, es propiedad de Walt Disney Animation Studio.

¿Una moderna Rapunzel?

Prólogo

La mansión Hatsune era, desde siempre, un misterio para toda la ciudad. Con sus fachadas oscuras que desde afuera gritaban "Mírame pero no te acerques" eran motivo de mitos, leyendas e historias entre los niños de la pequeña comunidad. Los relatos iban desde "personas que entraban a la casa pero jamás se volvía a oír de ellas" a "Extraños rituales donde sacrificaban gallinas a la luna", que circulaban de boca en boca.

Los dueños de la gigantesca propiedad eran la familia Hatsune, que desde 3 generaciones se dedicaban a la venta de instrumentos de música, motocicletas y varios aparatos electrónicos en la compañía "YAMAHA", una de las industrias más grandes del país.

Sin embargo, la realidad de la "monstruosa" mansión solía ser otra. En sus comienzos, la casa estaba rodeada por un ambiente cálido, amable y alegre. La familia Hatsune se esforzaba por caerle bien a la gente de la ciudad y hacerlos sentir bienvenidos a través de numerosas reuniones y fiestas.

Sin embargo, con la muerte de la esposa de Mikuo Hatsune (el último heredero de la compañía) todo el color que solía poseer la enorme casa se fue degradando hasta ganarse la fama (¿o infamia?) que ahora poseía. Aunque la compañía se mantenía tan próspera como siempre, Mikuo Hatsune buscó desesperado consuelo en el alcohol y apuestas.

No mucho después de la muerte de la señora Hatsune, Mikuo se casó por segunda vez con una señorita de origen coreano llamada SeeU Dahee.

La felicidad del hombre iba en aumento, muy en contraste con su salud, la cual decaía rápidamente.

Sin mucha sorpresa para todos, Mikuo empeoró y quedó atado en una cama y murió a los pocos meses. Y, de nuevo sin mucha sorpresa, SeeU se ocupó de dirigir la empresa, no con muy buenas intenciones que digamos, siendo la única a la que le quedaba la compañía, y la gran fortuna de los Hatsune.

Lo que la mayoría de las personas de la ciudad desconocían (y que no incluían en sus mitos urbanos) era que la familia Hatsune si tenía una heredera para todos esos bienes. La pequeña Miku Hatsune, hija de la esposa del difunto Mikuo Hatsune, quién, con mucho esfuerzo por parte de personas bastante malintencionadas, fue ocultada a la sociedad.

Capítulo 1

La luz se colaba traviesamente por la ventana, pegando directamente a la cara de una joven de cabellos aguamarina, quién se encontraba soñando muy plácidamente en su cama.

De todos los lugares en la habitación, tiene que ser directamente en mi cama…

Pesadamente, se levantó de mala gana, tropezando apenas se puso en pie.

"Pero apenas son las 7:15…" Suspiró mientras salía de su habitación y se disponía a hacer algo para matar el tiempo.

8:15

La peliturquesa ya había horneado al menos 4 pasteles, terminado 2 cuadros que seguramente al día siguiente volvería a "re-diseñar" (lo cual acababa en una obra de arte un… tanto peculiar).

"Yoshii!" Se dijo a sí misma mientras escaneaba cuidadosamente la habitación en busca de algo más que hacer para matar el tiempo.

9:15

Varias cortinas hechas, 2 suéteres tejidos y una bufanda después, Miku yacía en tirada en el suelo, sumergida en el último estado del aburrimiento.

"Tal vez… tal vez si ve que termine todo hoy…" Dijo internamente sin terminar la frase.

La verdad, esta semana era bastante especial, ¿saben por qué? Miku alcanzaría la mayoría de edad en 2 días. Tenía la mínima esperanza de que "Madre" la dejara salir el día de su cumpleaños. Con melancolía, veía desde su ventana los estudiantes que salían de la escuela cercana a la mansión, conversando alegremente y riendo, Miku siempre se preguntó por qué no pudo ir a la escuela. "Madre" siempre dijo que era innecesario.

El sonido de unas llaves provenientes de afuera de la casa la sacó rápidamente del hilo de sus pensamientos y corrió rápidamente a la puerta.

Okarinasai madre!" Exclamó con entusiasmo antes de que se abriera la imponente puerta principal de la propiedad.

Con cansancio, una mujer con cabellos rubios hasta la cintura entró y dejó las bolsas que traía en sus manos para recostarse en uno de los muchos muebles que adornaban la sala principal.

"Miku-chan, haz el favor de llevar eso a la cocina." Le ordenó a la chica mientras se llevaba un cojín a la cara.

Miku sonrió nerviosamente mientras se apresuraba a hacer el mandado. Regresó en menos de 15 minutos y se posicionó en frente de la mujer, otra vez sonriendo nerviosamente.

SeeU la observó con calma y levantó una ceja.

"¿Se te ofrece algo, querida?"

Miku juntó sus manos con anhelo y dudo un poco antes de hablar.

"Es solo que… pasado mañana es mi décimo octavo cumpleaños, tal vez… tal vez podríamos salir…-"

"Miku-chan, ya hemos hablado de esto." Interrumpió la mujer sin dejarla terminar.

"¡Lo sé! P-pero…"

"Además" dijo cortante "Hay muchas cosas que hacer aún en la casa"

"¡Ya lo hice todo, madre!"

SeeU la miró por un momento, pensando en que rayos podría poner de excusa. Ya habían tenido ésta conversación antes, y ya estaba quedándose sin excusas.

"Pero el ático-"

"¡Limpiado y libre de ratas!" Dijo la chica sonriente.

"Y el techo-"

"¡Libre de fango!"

"El jardín-"

"Me costó librarme de las plantas carnívoras…"

"Y-"

"¡Planchado, ordenado y hasta te tejí un suéter!" Corrió a la mesa y le entregó un tierno suéter tejido en morado, aún sin perder su sonrisa.

Una gotá corrió por la cabeza de SeeU. Pero no podía permitirlo. No podía dejar que saliera.

Durante 18 años, mantuvo oculta a Miku en la monstruosa mansión, con algo de ayuda de sus nuevos socios en la compañía Yamaha. No podía dejar que se descubriera que los Hatsune habían dejado un último heredero, de lo contrario, era más que ovbio que perdería los derechos de la empresa, más ahora que Miku estaba por alcanzar los 18.

La misma peliturquesa desconocía toda esa información. Toda su vida, creció pensando que "Madre SeeU" (como ella la llamaba) era en realidad su madre, también le tenía un inmenso cariño, pero siempre se cuestionaba por qué no se le permitía poner un pie fuera de la mansión. Para SeeU era ovbio, Miku tenía un inmenso parecido con Mikuo (si no era su viva imagen), la gente empezaría a hacer preguntas de inmediato.

Para distraerla de "pensar demasiado", SeeU le encargaba casi todas las labores del hogar. Tampoco le permitía ver televisión, mientras menos supiera del exterior, menos querría salir.

"Es un lugar lleno de gente malvada" Le decía continuamente mientras crecía.

Ahora, se preguntarán, en una mansión tan grande y con tanto dinero de por medio, ¿Cómo es qué a la chica se le encargaban casi todas las labores?

Fácil. SeeU planeó con antelación todo en los últimos meses de vida de Mikuo Hatsune. La servidumbre se vio reducida cada vez más y más, hasta quedar ella sola con la pequeña Miku en casa. No podía levantar sospechas, y al tener personal en la casa, los empleados comenzarían a hacer preguntas y a divulgar información, cosa que a SeeU, y a los socios malintencionados de la empresa contratados especialmente por ella, no le beneficiaban para nada.

Cada retrato de la familia Hatsune fue escondido en lugares estratégicos de la casa, lugares que, pensaba ella, Miku no revisaría jamás.

Como en el famoso cuento de los hermanos Grimm, Miku era una rapunzel moderna. Una princesa cautiva en una enorme casa, que no tenía la más mínima idea de cómo era el mundo más allá de su jardín.

Pero había cosas que SeeU no podía controlar.

Durante su infancia y a escondidas, miraba con anhelo las calles que rodeaban a la casa desde su techo, asombrándose con los fuegos artificiales en año nuevo e incluso con la nieve caer año tras año en invierno. También, en una de las muchas habitaciones de la mansión, la pequeña encontró un televisor y un aparato reproductor con una caja con 3 películas bastante viejas. Fascinada, miró cada una de las obras cinematográficas, sonriendo estúpidamente con las románticas y cubriéndose con una manta en las de terror.

También, en los días que Madre SeeU se ausentaba largas tardes, colocaba en el reproductor cds de música, los cuales encontraba a montones, escondidos sin mucho esfuerzo, en los armarios de varias habitaciones. ¿Por qué había tantos cds de música en la casa Hatsune? Había que retroceder unos 19 años atrás. Miyuki Hatsune, la madre de Miku, amaba con su vida la música y, naturalmente, el canto, pero por supuesto, Miku desconocía esto. Poco a poco, se encariñó con el canto también y solía cantar a todo volumen cuando Madre SeeU no estaba, imitando a los cantantes de las películas que veía a escondidas.

Éste año, Miku se hiso el propósito de convencer a Madre SeeU de que la dejara salir. Casualmente, su cumpleaños caía exactamente el 1 de enero, noche en la que los fuegos artificiales que tanto le gustaba contemplar adornaban los cielos de Japón, estaba decidida en ir a verlos en otro lugar que no fuera el deteriorado techo. Estaba harta de contemplar el mundo a través de una pantalla de cristal. Pero, obviamente, Madre SeeU le denegaba el permiso, y la mujer ya estaba llegando a su punto de ebullición. Semana tras semana, mes tras mes, no se cansaba de insistirle. SeeU comenzaba a desesperarse y le contaba "los horrores del mundo exterior".

"Si te contaminas allá fuera con una enfermedad, morirás en menos de 3 horas"

Miku dudaba un poco, en las películas no parece ser así… y se suponen que vienen de afuera, ¿no? Se decía a sí misma.

Otras veces, le decía cosas aun más aterradoras.

"Hay personas, escondidas en callejones, que cazan a otras personas en la noche… ¡y se las comen!" Le contó una tarde.

Sí, aunque les parezca increíble, Miku si creía estas historias. Aunque SeeU ya se le estaban acabando las ideas.

A pesar de las restricciones, Madre Seeu le permitía leer libros de álgebra, geografía y arte, por lo que Miku (aunque no haría gran cosa con esos conocimientos…) sabía bastante de matemáticas, historia del arte y lugares interesantísimos escondidos en lugares recónditos de la tierra. También sabía pintar bastante bien, cosa que le había enseñado SeeU con impaciencia desde pequeña.

Ya me estoy desviando bastante de nuestra historia original, así que de vuelta al tiempo actual…

SeeU suspiró, mirando a Miku de nuevo y dedicándole una mirada que claramente decía no.

"Ya sabes mi respuesta, Miku-chan, sabes por qué estamos en esta casa, ¿no?"

"¡Sí! Lo sé per-"

"Exacto, para mantenerte a salvo." Le replicó mientras se levantaba del mueble, llevándose una mano a la cabeza.

"Si me enseñas como cuidarme allá fuera…" Respondía tímidamente la joven, jugando con sus manos.

"¿Acaso es que quieres dejarme, Miku-chan?" Dijo fingiendo estar herida por sus palabras. "Algunas veces me duelen tus palabras, Miku-chaaaan"

"Lo siento Madre… no quise-"

"¡Ya es tarde para eso, cielo!" exclamó limpiándose lágrimas falsas "Confía en mí, niña, ¡es escalofriante allá fuera!"

"Pero tal vez sí-"

"Además, ¡mírate!" La interrumpió por décima vez esa mañana. "Ingenua, descalza, ¡torpe!"

Le decía mientras la empujaba "cariñosamente". Miku-chan se alejó un tanto asustada de ella, arrugando su vestido blanco nieve con sus manos.

"¡Sabes que lo digo por tu bien, querida!" La abrazó mientras pellizcaba una de sus mejillas.

Ittai Madre!"- Chilló con un puchero.

SeeU acuno sus mejillas con ambas manos.

"Sabes que te amo mucho, ¿verdad, Miku-chan?"

Miku suspiró levemente antes de responder, tomó sus manos con las suyas y le dijo:

"Yo también, madre…"

SeeU se separó, dirigiéndose a las escaleras con la intención de tomar su "siestecilla" de las 11 antes del almuerzo, no sin antes mirar a Miku una última vez, con una mirada que helaba hasta al más valiente de los guerreros.

"Oh, ¿Miku-chan?" La llamó.

Miku se volteó curiosamente y quedo fría con su mirada, sobresaltándose un poco mientras daba un paso para atrás.

"¡D-dime, madre!"

SeeU entrecerró los ojos y apretó el agarre que tenía en la baranda de la gran escalera.

"No vuelvas a pedirme salir de esta casa. Nunca" Le advirtió amenazadoramente, cambiando inmediata e increíblemente su semblante antes de hablar de nuevo "¡Te quiero, Miku-chan! Ve haciendo el almuerzo, ¡compre puerros por tu cumpleaños!"

Miku se lanzó en el mueble cuando vio que Madre ya no estaba a la vista.

"Nunca, eh?..."

-o-o-o-o-

Durante el almuerzo en la ridículamente grande mesa del comedor, ninguna de las dos mujeres habló. A pesar de cenar puerros, la comida que a Miku la volvía loca, su cara no denotaba emoción alguna.

"Miku-chan" suspiró SeeU cansadamente mientras dejaba su tenedor en la mesa, "¿sigues pensando en tu torpe idea de salir?"

"Yo…" dijo la muchacha, mirando fijamente su plato, nerviosa de decir algo. "Yo… lo sigo pensando"

SeeU la miró con molestia, tomando un sorbo de su costoso vino.

"Supera esa idea, no pasará" estableció fríamente.

"¡Pero madre!" Miku no se rendiría tan fácil, Iba a salir y a sentir la nieve con sus pies en las calles mientras miraba los fuegos artificiales. "Si vas conmigo, puede que no nos p-pase nada…"

SeeU golpeó la mesa con rabia a la vez que se levantaba de la mesa, el vino desparramándose por todo el mantel color pastel.

NO DEJARÁS ESTA CASA, JAMÁS!" Gritó tan fuerte que Miku se echó para atrás, haciendo inconscientemente que su silla cayera para atrás, con Miku aún en ella.

SeeU se acercó con una chispa de preocupación en sus ojos a la silla de Miku, ayudándola a levantarse.

"Asombroso, ¡ahora yo soy la mala!" Dijo con su tono característico de dolor fingido.

Miku, aún un tanto asustada, hizo una reverencia de disculpas temblando a Madre SeeU. Sus esperanzas habían reducido considerablemente, estando ya a punto de darse por vencida con su objetivo. Madre tiene razón, es mejor que abandone esta tonta idea… jamás saldré de aquí, nunca…

"¡Hontoni gomenasai, madre! No insistiré más" Se disculpó mientras corría rápidamente a su habitación, el hambre esfumándose completamente.

SeeU miró la mesa fastidiada y se dispuso a terminar calmadamente su cena de puerros gratinados.

"Hum, tal vez si le digo que insectos gigantes del tamaño de perros surcan el cielo en la noche, se olvide de ir afuera" Se encogió de hombros y se llevó un bocado a la boca.

-o-o-o-o-

Cuando Miku se aseguró que SeeU estuviera bien dormida, se escabulló como hacía varias noches a la semana al "cuarto de la caja mágica". Encendió el televisor, que solo transmitía estática y coloco una de sus películas favoritas en el reproductor.

A mitad de la película, Miku dejó reposar su cara en una de sus manos. En la escena, estaba una chica, escribiéndole a su amado esposo que había partido a la guerra.

"Debe ser lindo enamorarse" Se dijo riendo tontamente, apagando el televisor y rodando por el suelo mientras abrazaba su manta favorita.

"Se dedican canciones y cartas, y luego se besan, es tan extraño…" Se llevó un dedo a su barbilla y pensó un poco, "si no se dedican canciones y se toman de la mano, no se besan, y después…"

Recordó una escena de una película que había visto (de nuevo, ya 50 veces) donde un chico y una chica se besaban y luego se acostaban en una cama. La escena era recurrente en varias películas, y se preguntaba que pasaba después de que cortaban la escena a negro.

"Tal vez dormir juntos sea obligatorio después de besarse…" Pensó inocentemente.

Después de un rato de pensamientos sin sentido y sin darse cuenta, se entregó a los brazos de Morfeo.

-o-o-o-o-

No muy lejos de allí, tres jóvenes caminaban apresuradamente por la calle.

"¿Qué parte no entiendes, Gumi?" Dijo molesta una chica alta a una peliverde de cabello corto, con cabellos del color de las flores de Sakura, "Entras, tomas lo que anotamos en la lista, sales. Entras, tomas, sales, no es tan complicado" se llevó una mano con fastidio a su cara.

"E-es que… de pequeña me decían que en esa casa tenían calabozos con gente su-"

Otro de los jóvenes estalló a reír en carcajadas, ganándose un golpe por parte de una chica rubia de cabello corto, con un enorme listón blanco en su cabeza.

"¡Eso duele, Rin!"

"¿Q-que es tan gracioso, Len-kun?" Inquirió la peliverde con los ojos llorosos.

"¡Que todavía creas que en la mansión Hatsune secuestran gente y hacen sacrificios humanos!"

La chica de cabello rosado suspiró por 5ta vez esa noche y camino rápidamente a su objetivo.

"No es tan difícil, chicos. ¡Hasta un niño podría hacerlo!" Exclamó fastidiada.

Los otros 3 se miraron un momento, donde momentos después parecieron llegar a alguna clase de acuerdo mental, dedicándose miradas cómplices y volviéndose a la pelirosada, quien se extrañó por el cambio de ambiente.

Esto es malo… e-esas miradas…

"Entonces, Luka-chan, ¿por qué no entras ?" Le preguntó la chica de cabellos rubios cortos.

La pelirosada tragó grueso y abrió sus ojos como platos. Malditos… debí esperarme esto.

"Y-yo… pero… ¡Habíamos acordado que Gumi entrarí-!"

"No puede ser… la gran Luka-chan, profesional en "el negocio" está asustada de la casita Hatsune" Se burló el chico.

Las tres chicas lo miraron con una mirada que decía claramente "Debes estar bromeando, idiota".

"¿La casita?" Repitió la peliverde estupefacta.

"Está bien está bien… ¡moh! Tienen el sentido del humor en el trase-" Otro golpe de parte de la pequeña rubia.

Se volvieron de nuevo a la chica mayor, con sonrisas malvadas adornando sus caras. Aunque tenía una batalla interior con su conciencia debido a los incontables mitos sobre la "casita" Hatsune, se decidió entrar. Para dar el ejemplo a estos mocosos… sí, el ejemplo.

"V-vale, ¡entraré! Les demostraré que no es tan difícil, hemos entrado a casas peores que ésta."

"¡Bien!" Exclamaron los tres al unísono.

Silencio.

"Eh… Luka-chan, ¿Qué estás esperando para entrar?" Dijo Gumi mientras la miraba preocupada.

Luka escondió sus ojos en su flequillo y camino lentamente a la mansión. Respira, Megurine… aquí solo vive una loca mujer según la leyenda local… ¡agh! Otra vez con las leyendas locales… aunque cuentan que secuestra niños y los ven- ¡Entras y ya!"

"¡B-bien! Será fácil violar la seguridad de esta casa, sin embargo…"

No pasaron ni 5 minutos cuando escuchó risitas a sus espaldas. Curiosa, se volteó a los otros jóvenes y levantó una ceja.

"¿Tengo algo en la espalda?"

Los 3 siguieron riendo, la chica del listón incluso rodaba en el suelo.

"Es que… e-es que dijiste "violar"" Replicó la chica de cabellos verdes entre risas.

Una enorme gota rodó por la cabeza de Luka, tomó aire y trató de tener paciencia. Y pensar que…

"¿Se dan cuenta que todos aquí somos mayores de edad, verdad?"

Fin del capítulo 1 (¿).

A/N: ¿Y-y que les pareció? ¿Amenazas de muerte? ¿Batazos? nwnU Lo que sea, por favor déjenlo en la cajita de comentarios de allá abajo nwn, gracias por leer *O*. Seven Minds, ten piedad nwnU