El viento movía las cortinas del cuarto permitiendo pasar a penas unos ases de luz, la luna enorme era la única testigo de lo que sucedía ese jueves en el santuario…. Las colchas revueltas en la cama, llenas de algo más que sudor, ahí recién aventadas debido a la huida de aquel cuerpo que horas antes abrían cubierto, abandonadas como aquel hombre que lloraba con las manos en el rostro, con tal desesperanza que hasta esa noche tan hermosa palidecía…

"Feliz Cumpleaños" decía la tarjeta tirada en el suelo, casi rota, un color rojo resaltaba en ese azul cielo, no muy lejos una botella de Vodka derramaba el contenido en la alfombra y a pocos metros, cerca de la puerta de aquel cuarto estaba una chica de pie, fumando mientras sus lágrimas mojaban el vestido morado manchado con algunas gotas de sangre.

Soy… un asesino – susurró el hombre finalmente, tragó saliva y llevó sus manos a la cabeza, tiró de su cabello azul marino con cierta desesperación contenida, no podía parar de llorar, el dolor que sentía superaba cualquier otro, cualquiera… y eso eran palabras mayores!! Pues había tenido una vida llena de sufrimientos, esto debía ser demasiado- es por eso… por eso me siguen castigando… por eso no importa lo que haga mis manos siempre terminarán llenas de sangre – aseguró mirando las manos rojas, temblorosas

La joven tiró el cigarro al suelo para luego pisarlo, dio un suspiro y caminó con pasos torpes hasta el hombre, sujetó con fuerza sus manos temblorosas, ásperas… las observó un segundo, beso las palmas manchando sus labios y destrozando su vestido comenzó a limpiarlas, el hombre tenía la mirada perdida, su cuerpo temblaba. Ambos se observaron detenidamente, todos mojados y maltrechos, con manchas de sangre, con lagrimas… con el dolor más profundo que jamás habían sentido, tan agudo que les había destrozado toda esperanza, incluso el amor propio… incluso el futuro propio.

Volví a fallarle, no importa cuanto me esfuerce, no importa cuanto de… no puedo.. no puedo… - le dijo con desesperación, apartando las manos ya limpias, para apretarlas hasta sangrar nuevamente, su espíritu quebrantado lleno de impotencia, frustración, tristeza - ¿acaso este siempre será nuestro destino?

No necesariamente – susurró una tercera persona desde el marco de la ventana, donde estaba cómodamente sentada, una gabardina negra cubría su cuerpo delgado, una mascara negra hecha de algún metal ocultaba su rostro, su cabello gris bailaba en el frío viento

Eres!!... por todos los cielos - la chica dejó caer todo su cuerpo al suelo y retrocedió a arrastras, su espalda sintió un escalofrío, su tez palideció.

Dime… querido – su cuerpo flotó en el aire como si la gravedad fuese un mito, sostuvo la barbilla del joven obligándole a mirarle - ¿Qué me darías a cambio? ¿tu diosa? ¿el mundo? ¿tu armadura? ¿esta joven?... ¿tu alma?

El hombre le miró con los ojos empañados, rojos, una mirada profunda, gris… sus labios resecos temblaron, llevó sus manos al manto de la mujer, se hincó del todo ante ella estrujando cada vez más la tela

No tengo nada que darte… el mundo no me pertenece; a mi diosa ya la he entregado tantas veces, este brillo dorado no me pertenece, ni siquiera lo merezco; esta chica que es mi corazón ya ha sufrido mucho peor y más que yo… tu lo sabes… y mi alma… no vale nada… no tengo nada… pero si este cuerpo maltrecho, si esta mente retorcida te sirve, es tuya… - una corta risa desentonó en el lugar

¿y tu muchacha?

Si mi vida quieres es tuya – le dijo ya más segura

Parece que están dispuestos a morir de ser necesario… vaya hombre más afortunado – susurró la recién llegada soltando con desdén el rostro del chico, que cayó oculto entre sus cabellos, como si no tuviese fuerza alguna

Caminó por la sala pisando sin cuidado alguno la tarjeta, llegó hasta la pared contraria, ahí en el suelo, un frágil cuerpo abandonado cuidadosamente, cubierto por una sabana blanca, manchada de sangre a la altura del pecho, las manos entrelazadas resaltaban. La mujer se hincó delante de él.

Tu… me darás lo que más atesoras – susurró señalando a la mujer – y tu, que eres el más allegado, tu que cometiste tantos pecados, no sólo tomaré tu cuerpo sino que me llevaré tu felicidad y sufrirás, sufrirás todo el dolor que le has hecho pasar a tantos.. incluso a este pobre desdichado ¿están de acuerdo?- ambos asintieron el silencio, voltearon a mirarse sin mucho animo – vaya hombre más afortunado, algo de especial debes de tener para que estas personas estén dispuestas a cambiar su destino por ti…

Y dicho esto la sombría mujer se retiró la mascara, algunos mechones quedaron cubriendo parte del rostro, que resultó ser el de una parca, aun con restos de carne en las mejillas, carne putrefacta, los hoyos que alguna vez fueron ojos destellaban una luz blanca, brillante pero transparente a la vez, formando un color indescifrable para un humano. Tomó entre sus brazos el cuerpo inerte, retiró con delicadeza las piezas de oro que habían colocado en boca y ojos, acto seguido le regaló un beso en la boca; entonces el pecho subió y bajo lentamente, el color de la piel regresó, por ultimo el enorme agujeró en el pecho cerró.

Vuelvan a dormir, cuando despierten será un mejor día… para entonces mi hermana Láquesis ya habrá modificado su tejido – colocó su mascará nuevamente y caminó hacia la puerta hasta desvanecerse

La chica cerró los ojos, atrajo con toda su fuerza al peliazul estrechándolo contra su pecho, sus lagrimas eran tan dolorosas, su corazón palpitaba con ánimos de morir, y sin decir nada, el chico cedió y perdió el sentido entre sus brazos. La chica dio un beso en la boca del hombre, observó detenidamente la tarjeta estrujada, el nombre de Kanon resaltaba en ella… luego miró hacia el otro, un rostro idéntico… y sonrió con dolorosa melancolía.

Gracias… Átropos

¿Qué estarías dispuesto a hacer por tu ser más amado? ¿Darías todo? ¿Tu vida, tu amor, tus recuerdos, incluso tu propia mente? ¿Estarías dispuesto a perder hasta tu voluntad? ¿Te entregarías al dolor de ser necesario? Esta es la historia de un amor que sobrepasa cualquier barrera…

Omen Fati. Cambiando el destino.

Despertó sobresaltado en la cama, dio un pequeño grito levantándose de golpe, sólo para caer recostado de nuevo con tremendo chichón en la frente, después de dolerse brevemente se arrastró por la cama hasta caer al suelo para luego levantarse, echó un rápido vistazo a la cama de arriba, no había ni rastro del propietario. Muy preocupado corrió a la sala, saltó los sillones y entró sobresaltado y jadeante a la cocina, ahí le miraron sus amigos extrañados.

Sigues en pijama – comentó divertido – de ositos – susurró conteniendo la risa

Tu… sólo cállate Milo!! – dijo decepcionado

Ahí, en esa humilde cocina, sentados a aquella vieja mesa de metal se encontraban seres muy queridos para él; Milo su confidente y mejor amigo; Death Mask que con el paso del tiempo y debido a su crudo humor había terminado por ser su amigo; Aioros que con su valor y decisión le había enseñado algo más sobre la amistad y aquella chica de cabellos negros azulados, Lein, que le quería por sobre todo, que siempre se mantenía fiel. Por alguna razón se sintió especial, sintió un extraño alivio, les regaló una anormal sonrisa inocente, una que les iluminaría la mañana.

¿Que horas son estas de despertar? – Aioros miró su reloj con una sonrisa ante el sonrojado rostro del caballero

Viaje durante toda la noche para llegar aquí – contestó volteando inquieto a todos lados, caminó impaciente a la puerta y asomó el rostro recorriendo con la mirada el templo entero sumido en la oscuridad

Oh claro como es cansadísimo y larguísimo el viaje a la velocidad de la luz – comentó divertido DM cruzando los brazos – ya quiero desayunar… aunque sea dame un Hot Cake linda!! Uno para este pobre hambriento

Olvídalo DM – comentó la chica apartando recelosa el plato en la mesa – hasta que llegue

Puff… después de dos años de no verlo… deben de estar muy impacientes

Pues mira a Kanon – comentó el moreno levantándose, sujetó por la fuerza al susodicho y señaló directamente el moretón en la frente – francamente no se porque tiene literas aun

Calla!! No puedo quitarlas, son simbólicas

Te entiendo – contestó divertido

Ahhhhh – gritó la chica emocionada – ya viene, ve a cambiarte!!! Yaa!! – le ordenó y el gemelo fue corriendo al cuarto

Después de haber sido revividos por Zeus, de pasar unas vacaciones de lujo para limar asperezas; habían sido enviados varios caballeros a diferentes partes del mundo para ayudar a reconstruir los templos, las casas y prácticamente las vidas de todas esas personas afectadas por las constantes guerras… el mundo recién se recuperaba de las inundaciones, los temblores, los eclipses… la muerte, el hambre y el dolor que habían dejando las guerras santas; pero al fin superado después de dos años de arduo trabajo en el que ningún caballero dorado había podido verse. Finalmente era hora de volver a casa, de continuar con sus vidas, tal vez no tan normales como hubiera querido Saori, pero por lo menos felices… juntos… como hace 15 años cuando eran unos niños ingenuos, hoy eran ya veteranos, adultos marcados por la vida, por el dolor… pero orgullosos y plenos.

Escucharon los pasos por el templo, resonaron pesados y lentos, todos sonrieron con entusiasmo. Un fuerte sonido llenó el templo, lo reconocieron como la caja de pandora que resguardaba la armadura de géminis, al suelo sin mucho animo, por fin el hombre entró distraído al cuarto, les miró un poco perplejo, por un momento de forma desconocida, dio un suspiro y les regaló una melancólica mirada que desvió cuando vio a su igual salir del cuarto. Este todo entusiasmado caminó hasta el recién llegado y con una amplia sonrisa estiró su mano, en respuesta el gemelo la empujó y se fue directamente a los brazos de su hermano, estrechándolo con desmedida fuerza, tan emotivamente que a los presentes se enternecieron.

Kanon!!! Me alegra tanto que estés bien… por dios!! De verdad… ah… - susurró el gemelo rompiendo en un llanto irreal, tan exterior a su personalidad, a su recto comportamiento.

Lein sintió un vació en el pecho, algo doloroso… pero tan cálido… era una felicidad incontenible la que venía de Saga, una tan extraña…

Saga, calma… si fui a la India a ayudar a Shaka, eso no supone mucho peligro

Como no!! – dijo DM golpeando la mesa – pudiste hacerte Budista

Los presentes se quedaron en silencio sepulcral, sólo se escuchaba el llanto del gemelo, profundo, agudo, enternecedor y a la vez… en el fondo… preocupante.