Una idea que se me ocurrió hace ya un chorro y hasta ahora la continué. Doble oneshot.

Level 5 (c) イナズマイレブンイナズマイレブンInazuma Eleven GO!


"¿Lo prometes?"

Two-shot

Shindou/Kirino

Acababan de tocar la campana para el recreo en un pequeño jardín de niños. Los infantes corrían hacia el patio, animados por poder jugar un rato entre sí.

La maestra del grado superior se encontraba acomodando las cosas que los niños habían dejado tiradas en el suelo o esparcidas en las mesas. En eso un pequeño la interrumpió.

–Honoka-san–se acercó un niño de cabello castaño y grandes ojos.– ¿puedo preguntarle algo?

La maestra sonrió simpática–¿Qué ocurre, Shindou-kun?

–Es que he oído a muchas personas hablar sobre algo, pero no sé que es. Todos los que les pregunto no saben tampoco.

La maestra miró curiosa a su alumno. –¿Y qué es lo que has escuchado?

–Quiero saber, ¿qué es amor?

La maestra sonrió por la inocencia del niño. Explicar un sentimiento como ese a un pequeño no era sencillo, así que antes de hablar pensó bien lo que diría. El niño esperaba expectante.

–Pues...–comenzó.–Verás, el amor es un sentimiento, al igual que la felicidad o la tristeza. Es cuando quieres mucho algo o alguien. Y harías cualquier cosa para que esa persona esté bien y feliz. Por ejemplo, tienes a tu mamá y tu papá ¿verdad?–El niño asintió.–Pues ellos dos se aman, sienten amor por el otro, por eso están juntos y por eso naciste tú. También te quieren a ti.

El pequeño moreno pareció asimilar aquello, con el entrecejo fruncido, pareciendo esforzarse mucho en entenderlo.

–Mira, –continuó la educadora– ¿tienes mascota?

–¡Sí!–dijo emocionado.–¡Tengo un gato! ¡Se llama Tchaikovsky!

La maestra se rió.–Y quieres mucho a tu gato ¿verdad? Y lo cuidas y le das de comer para que esté feliz y sano.

–Sí.–asintió enérgicamente.

–Bueno eso es amor. Ese sentimiento de querer proteger y ayudar a alguien a ser feliz.

Shindou parpadeó y su carita se llenó de comprensión.

–Entonces, si yo quiero que una persona esté feliz y quiero jugar mucho con ella, entonces ¿yo la amo?–preguntó.

–Pues sí, tu la quieres.–corrigió la adulta.–Mira, al hablar de amor hay muchas formas distintas de amar. No sientes el mismo cariño por tu mamá que por tu mascota ¿verdad?

–Hmm...no. Creo.

–Tu vas a querer a muchas personas en la vida, a tus amigos, tu familia, tus mascotas...pero al final va a haber alguien muy especial a la que vas a querer más que a nadie, y esa persona va a ser con quien quieras estar siempre. Así como en los cuentos de hadas, cuando un príncipe halla a su princesa.

El pequeño volvió a pensar lo que le acababan de decir. Era mucha información para un niño de sólo 5 años y era además difícil de entender. Pero Shindou por algo era un niño prodigio y pronto entendió un poco, a su manera, lo que le dijeron.

–Creo que ya sé qué es.–sonrió.–Porque yo siento eso por alguien.

La maestra sonrió divertida.–Ah ¿sí? ¿Por quién?

–Por Kirino, Honoka-san. Yo amo a Kirino.–sonrió.

La maestra se trabó con sus palabras al escuchar aquello, sabiendo muy bien que Kirino era otro de los niños de la clase.

–P-pero que dices, Shindou.–se rió nerviosa.–No puedes amar a Kirino, él es tu compañero, seguramente se llevan muy bien, tu lo quieres...como amigo. Aparte él es un niño, y los niños sólo pueden querer a las niñas.

Shindou infló los cachetes.–¡No! Yo amo a Kirino. Yo lo sé. No importa que sea niño, yo lo quiero.

La maestra no sabía que decir ante eso. Tal vez no le había explicado bien como eran las cosas. Se preocupó por lo que podría ocasionar este malentendido, y se propuso arreglarlo lo más rápido posible.

–No, Shindou. No puedes decir eso...–lo miró ansiosa.–En fin, eres muy joven y no puedes saber si quieres a alguien. Debes esperar a crecer.

El niño se molestó aun más. El hecho que fuera chico no quería decir que lo que él sentía era falso.

–Entiende, Shindou-kun.–trató de calmar su voz.–Eso que sientes por Kirino no es malo, pero no es el amor del que me estás preguntando. Algún día encontrarás una chica bonita con la que quieras estar siempre. Por ahora tendrás que esperar.

Shindou no aceptaba aquello, pero ya no dijo más. No quería seguir peleandose con la maestra, así que la dejó creer que había ganado.

–Bien, gracias por decirme.

–De nada, ahora ve a jugar que el recreo se va a terminar pronto.

El niño aceptó de buena gana y corrió hacia el patio de juegos donde posiblemente se juntaría con cierto pelirrosa.

La joven maestra lo observó alejarse, aún preocupada. Esperaba que lo que le había dicho a Shindou en verdad no fuera a causar problemas.

El patio de juegos era todo risas y movimiento. Los estudiantes corrían y brincaban, aprovechando su descanso. Cierto niño de ojos azules y cabello rosa se encontraba jugando en la caja de arena cuando vio a su amigo acercarse a él.

–¡Kirino!–su mejor amigo habló.

–¿Qué pasa, Shindou? ¿Dónde estabas?

–¿Te acuerdas que te pregunté que era el amor?

–Sí.

–Le pregunté a Honoka-san y me dijo.

–¿En serio? ¿Qué te dijo?

–Me dijo que el amor es cuando quieres mucho a alguien y quieres ser feliz con esa persona ¡siempre!

–¡Oh...!

–¿Y sabes? descubrí que yo te amo.–dijo Shindou como si nada.

El otro niño se quedó sorprendido, pero él, al igual que Shindou, tampoco comprendía bien el significado de aquellas palabras.

–Oh...yo...supongo que también te amo.–sonrió. Después de todo, Shindou era su mejor amigo y quería que fuera feliz siempre.

–¿De verdad?–le preguntó Shindou emocionado.

–Sí.–aseguró Kirino.

–¿Me prometes que nunca lo olvidarás?

–Sí, lo prometo.

Dejando la converación de lado, el recreo continuó. Kirino y Shindou siguieron jugando en la caja de arena hasta que el timbre sonó. Todos los pequeños regresaron rápidamente a sus salones.

–Kirino,–habló el de pelo castaño, mientras corrían a su aula de clases–yo siempre te voy a amar. No lo olvides, porque sólo puedes amar a una persona. ¡No puedes querer a nadie más!-le explicó algo alterado.

-Está bien, entiendo. Te prometo que sólo te voy a querer a ti.–sonrió Kirino.–¡A nadie más!

Era una promesa inocente, una promesa de niños. Y seguramente no pasaría de eso...aunque, a veces, la vida puede darnos sorpresas ¿o no?


Cortito, pero espero les haya gustado. Cualquier comentario aquí abajo me lo pueden dejar.