SÁDICO
Minerva0924
Hola mis amigos …….
Esta vez, les presento una historia, que deja entrever las más bajas pasiones de un hombre lleno de complejos y malos pensamientos. Uno que no teme convertirlos en realidad …. que hace tanto daño a los demás como así mismo .. Siempre ….. Lo hace .. Siempre lo repite … aunque quiera detenerse…….
¿Alguien sabe los secretos más oscuros de hombre? No, solamente su conciencia puede reconocer esos brotes de maldad o bondad en cada uno de los corazones. Esa conciencia que garantiza a las personas asumir un autocontrol, uno que le permite velar por la seguridad de quienes las rodean. Ahora, cuando un hombre prácticamente no tiene conciencia, asumimos como consecuencia lógica que quienes lo rodean se encontrarán en un grave…… grave peligro.
Su respiración se aceleraba poco a poco.
- Hummmm - resopló suavemente en un quejido agonizante de simple placer. Ella era hermosa y su pene llenaba el espacio al unir el pulgar con los dedos de su mano derecha.
Cuando pasaba su vista por su frente, subía.
Cuando seguía con su hermoso cabello, bajaba.
Cuando observaba su rostro pálido por la falta de sol, subía.
Cuando ella realizaba un suspiro travieso, bajaba.
Cuando veía sus pechos cubiertos en una camisa esqueleto negro, como hoy, subía.
Esa cintura, delgada y pequeña, que podría atrapar con facilidad, bajaba.
Sus caderas, Subía.
Sus hermosas piernas, cruzadas pícaramente y saliendo de una falda de jean color verde, bajaba.
Y es entonces, cuando no podía ver más de ella, cuando sus ojos se posaban en el piso; que sentía fluir desde la base de su miembro, su esencia, el fluido seminal que empapaba su mano y representaba físicamente la completa satisfacción de su cuerpo. Una satisfacción que sólo le ocasionaba ella. Y satisfactoriamente para él, la joven no se enteraba de la influencia que ejercía en él, en cuestión sexual, hasta el momento.
Un pito interrumpió sus observaciones.
- Oiga, es usted idiota o no piensa moverse de la esquina - gritó un hombre que cruzó en un auto gris al no poder cruzar rápidamente, ya que un auto color negro y muy lujoso obstruía el normal paso de los autos.
Él estaba simplemente sereno y aunque respiraba con aceleración luego de darse placer, su rostro ni siquiera registró algo de enojo, solamente memorizó cada uno de los detalles del hombre que se atrevió a insultarlo y los archivó en sus actividades pendientes. Pero por ahora la seguiría viendo a ella. ¿Cómo le hacía perder el control de esa manera? Era una pobretona, con ropas sencillas, humildes y muy corrientes para su gusto. Era una simple estudiante con ínfulas de superioridad que ni siquiera podría llegar a considerar tratar en un aspecto romántico. Pero allí estaba él dándose autosatisfacción encerrado en su auto y soportando los insultos de un hombre que pronto iba a saber de él. Allí, detrás de la ventana polarizada, seguía sus movimientos con exhaustivo cuidado.
- Hummm - gimió nuevamente al sentir reanudar sus impulsos sexuales - es preciosa. No debió nunca atravesarse en mi camino., porque ahora no va a poder escapar de mis manos. Pero por ahora, nos vemos linda.
Tomó el celular y marcó un número que le causó mucha gracia, porque la única persona a la que temía el susodicho que se disponía a enlazar por este medio, era el mismo.
- Suigetsu. Soy yo - sonrió mientras limpiaba su blanquecina mano con un poco de antibacterial y un kleenex.
- Hola mi querido amigo Sasuke . Dime ¿Qué favor especial necesitas en esta ocasión ? - sin dejarlo terminar, mientras se escuchaban unos pequeños gritos al otro lado del teléfono - ¡Demonios, cállate perra! O más adelante vas sentir un gran dolor - más adelante los gritos cesaron - ¿Lo ves, es sólo algo de mano dura? ¿Sasuke? - y soltó una risa perversa.
- Es algo muy sencillo. Pero ya que estás en una de mis casas ¿Qué demonios sucede allí? - le gritó alterado por teléfono, al escuchar gritos femeninos del otro lado. Y conociendo el historial de ese hombre seguramente estaba en una de sus extrañas y raras fantasías sexuales, en donde convencía a unas mujeres y luego ellas se llevaban varias sorpresitas. En una de esas aventurillas de las que el había participado en ocasiones, varias habían sido las consecuencias. Entre ellas una chica muerta y varias silenciadas con amenazas. El no la había asesinado, pero bien que lo había pasado con ella días, antes que el idiota de Suigetsu la volviera a llamar y la dejara mezclar drogas con alcohol y el resultado se pudo percibir a la madrugada del otro día. No podía dejar caer al mayor cómplice de sus aventuras. Afortunadamente los abogados de la familia lograron solucionar todo.
- Oh, amigo. No es nada ¿Recuerdas esa chica que se negó a dormir conmigo la noche en que estuvimos en el bar? - y soltó una carcajada sonora - pues la he traído esta noche para pasar un buen rato - y siguió riendo cínicamente ante un comentario muy divertido para Sasuke.
- Vaya, vaya, vaya - y pasaba la lengua por sus labios, delineándolos y mojándolos para aumentar esa sensación de placer que le acaba de embargar hace unos momentos - esa mujer era preciosa. Rubia, alta, ojos azules y muy bien proporcionada - si que había logrado excitarlo nuevamente y su preciosa fijación seguía sonriendo inocentemente frente a él, ajena a su perversa mente - No tanto como tú, Sakura querida, algún día lejos de estos, vas a conocer el placer de un buen amante, te voy a enseñar tantas cosas que te van a dejar muerta de placer. Por ahora sigue siendo pura y tierna. Yo sólo esperaré hasta que estés lista. Por ahora voy a visitar a un amigo - y arrancó a toda velocidad en su mejor juguete, porque si había algo que Sasuke Uchiha amara más que satisfacer sus fantasías sexuales, era poseer los mejores autos del mercado. Obsesión que compartía con su ídolo, un momento ¿El podría tener un ídolo? ¿Alguien que se creía perfecto, con el poder de un Dios, tenía un ídolo? Si, es la respuesta, el ídolo de Sasuke Uchiha era su hermano mayor Itachi Uchiha, el mejor ejemplo a seguir para él. El mafioso más poderoso de la ciudad y por supuesto, el mentor de su mente retorcida, perversa y sucia. Una de la que sentía orgulloso, porque su hermano se lo había dicho con anterioridad "Sasuke, estoy orgulloso de ti" . Días después, su familia fue asesinada por la mafia Italiana y sólo serían ellos dos, ellos dos contra el mundo. Pero, Itachi siempre lo protegía y por eso a la persona que más amaba en el mundo era él, su amado hermano.
Comía una helado de frambuesa con chispas de chocolate y miraba algo seria a la esquina que quedaba justo frente a ella, allí en donde un pito ensordecedor la distrajo hace unos instantes.
- Oye, amiga con frente de estadio ¿Qué miras? - creyó escuchar, pero las palabras pasaron como silbidos del viento inaudibles y se perdieron - vaya, si que está distraída. ¡Oye! - gritó para que se sintiera aludida.
- Lo siento, Ino - respondió Sakura - me pareció ver en la esquina a Sasuke Uchiha ¿No fue él a estudiar al extranjero el semestre pasado? - preguntó curiosa.
- Pues, si te fijas, precisamente fue el semestre pasado - y cerró los ojos algo preocupada - entonces puede ser que haya vuelto ¿Te asusta? - continuó preocupada - luego de lo que pasó y no lo expulsaron, la verdad creo que deberías estarlo. Es algo atemorizante ese chico y bien que tiene influencias.
- Que frustración - se quejó pasando un mechón de su cabello que rebotaba en el aire - Sai, quedó terriblemente lastimado y me preocupa que quiera hacerle daño nuevamente - y sonriendo más ahora que miraba su mano derecha - más ahora que se ha comprometido con su peor enemiga.
- ¿Pues que te parece si pasamos de ese estado de total frustración a uno de completa emoción, para pensar que en dos meses te vas a casar con un guapo pelinegro que parece idiota? - y soltó una risa muy divertida.
- Oye - se quejó Sakura - No te refieras a él así, el te dice adorable fastidio - y soltó una carcajada mínima que ocultaba el deseo ahora si frustrado de una carcajada burlona, ya que su querido prometido le decía perdida a su mejor amiga. Y aunque no estaba del todo mal, pues quien eran ellos dos para juzgarla, cuando ella seguía manteniéndose virgen hasta que el día de matrimonio le pudiera demostrar a Sai que sería el primer hombre y el último de su vida.
De pronto el auto negro al cual Sakura había observado, y en el cual había descubierto una presencia conocida salía a toda velocidad .
La enorme casa color blanco, denotaba pureza en los alrededores, como engañan las apariencias, y las cortinas beis escondían muy bien los negocios que allí acontecían y los vecinos adoraban a ese guapo muchacho de cabellos negros que saludaba con esa sonrisa fingida que engañaba siempre.
- Buenos días Sasuke- kun - aflojó una mujer pelirroja que se encontraba en paños menores, casi escasos. Casi nulos.
Sasuke, entró a la casa y se sentó como dueño que era en el enorme sillón de la mitad. Miró a la guapa Karín, la mejor prostituta que hubiese conocido. Ella había sido la primera mujer que el había probado y bien sabía darle placer. Pero eso era antes que él empezara a ser mejor que ella, cuando se cambiaron los papeles y él el empezó a enseñar las mejores artes amatorias.
- Hummmmmmmmmmmmmm- un fuerte suspiro que permitió la entrada de ese polvo blanco que le avivaba los sentidos empezó a hacer su tarea, ella estaba en todas partes y ahora todas tomaban su rostro, pero él no decía su nombre. Todas eran Sakura, pero ninguna lo era en verdad.
La mujer que estaba sentada muy cerca de él, Karin, fue empujada hasta hacerla acostar en el sillón, sus pechos fueron dejados al aire, sus bragas fueron arrancadas sin cuidado y … un momento, todo se detuvo, sacó un preservativo de su bolsillo.
- No quiero bastardos de estas zorras - y besando nuevamente a la mujer ofendida - no es nada personal cariño, pero tendrías que abortarlo si me llegaba a enterar. Además, no querrás que mi hermano se moleste al no poder producir dinero por una mujer embarazada - y sin esperar respuesta alguna sólo sacó su pene totalmente excitado por pensar en que era ella, Sakura a quien tomaba, y ella la que le respondía con esas caricias tan estimulantes.
Sin embargo, las cosas, fueron como siempre, desde hace seis meses, cuando fue a estudiar al extranjero, solo tres embestidas y se corría sin el mayor placer.
- Asqueroso - dijo por lo bajo , y saliendo de la mujer - Karín, llama a Suigetsu, debo atender algunos asuntos con él - sacó un cigarro, le prendió totalmente molesto ante su falta de satisfacción sexual - Qué problema, si esto no mejora voy a tener que actuar de otra manera.
