Lo hice. Finalmente lo hice. No fue tan difícil como imaginé. Mi idea principal era la de destrozar cada pedazo de su cuerpo al punto que no quedara absolutamente nada de él. A pesar de ello, opté por degollarlo con un limpio corte. Pobre imbécil, ni siquiera lo esperaba. Nunca fui una persona violenta pero cuando alguien decide quitarte lo más valioso que tienes en la vida, miles de mecanismos-psicópatas e invisibles mecanismos- entran en acción.

La habitación aún se encontraba en penumbras. El único vestigio de luminosidad provenía del intermitente tubo colgado del techo. La palidez de aquel cuerpo sin vida contrastaba escalofriantemente con toda la sangre derramada al ras del suelo. Una cínica sonrisa se dibujó en mi rostro.

-Así merecías morir, Nate River… como un asqueroso cerdo.

Unos precipitados pasos se hicieron presentes detrás de la puerta. Luego lo vi. Tan hermoso como siempre. Sus ojos denotaban horror absoluto y aún así…

-¡¿QUÉ MIERDA HAS HECHO, MATT?!

-Lo que debía… tan solo eso…

Su rubia cabellera se transformó en una mera saeta al pasar fugazmente a mi lado. Su cuerpo se debilitó, cayendo de rodillas al suelo. Mi corazón se detuvo al ver cómo mecía al inerte cuerpo de Near entre sus brazos, mientras silenciosas lágrimas bañaban sus mejillas. Su voz era apenas un sollozo ahogado.

-Por qué… por… qué…

-Te amo.

-Near… ¡DIOS SANTO! ¡POR QUÉ ME HACES ESTO, PADRE! -arrancando con violencia el rosario de su cuello- ¡POR QUÉ!

-No llores…

Su mirada se alzó lentamente hasta encontrarse con la mía. Jamás la había apreciado de esa manera, tan fría… tan… perdida. Tambaleándose un poco volvió a incorporarse, acortando la distancia que nos separaba.

-Eso es, Mello… ven conmigo…

Extendí los brazos, recibiéndolo entre ellos, aferrándolo con todo el amor que mi alma fue capaz de experimentar. Por fin… por fin estaríamos juntos.

-¡¿Q…?!

El agudo dolor en la zona central de mi pecho consiguió que cayera hacia delante. Mello me había herido. Podía sentirlo.

-No debiste… No… debiste…

Las palabras salían de su boca al tiempo que las puñaladas de su mano. Una tras otra… matándome dulcemente.

-Me…Mello… ¿Re… recuerdas cuando éramos pequeños? Me… -escupiendo un poco de sangre-me llamaste por… porque tenías algo importante que decirme y… y tan sólo hablaste de Near… siempre fue él, ¿verdad? Siem… siempre lo amaste…

Mello-Estúpido… estúpido Matt… -pegándolo a su pecho- Lo mataste… lo…Dios…

La daga entraba y salía de mi cuerpo, pero el dolor era apenas perceptible. Las lágrimas de Mello caían sobre mi rostro… aunque... no eran suyas sino mías. Mi cuerpo carecía de fuerzas para seguir manteniéndose en pie, por lo que fue él quien se encargó de posicionarme en el suelo, lentamente. La visión iba haciéndose cada vez más y más borrosa, pero nadie podría quitar esa sonrisa de mi rostro. Mis ojos comenzaban a pesar al tiempo que el semblante del que amaba se iba desvaneciendo… ¿o aparecía? Quizá fuera un ángel a quien se le hubiese encomendado venir por mí…

Matt-Te… te amo, Mello

Mello-Calla, idiota… -con los ojos cerrados, sin dejar de sollozar- Sólo calla.

Matt-Siempre… siempre supe que moriría por ti… Siempre… serás… mío.

No fui capaz de percibir más nada a mi alrededor, tan sólo un curioso y placentero sentimiento de paz interna. No sé si exista el más allá, pero en ese caso te estaré esperando, mi alma gemela