Sherlock se preparó para dar un gran trago de cerveza, él y John estaban en su despedida de soltero y aún no podía creer que perdería a John para siempre por una mujer.

No importaba que esta fuera Mary.

Claro que lo que cada vez se hacía más obvio aunque él no lo quería aceptar era que había perdido a John un poco más de dos años aras, con aquella mentira necesaria y ahora como cuando la había tomado tan odiada. Todo ese tiempo lejos de John, haciéndose el muerto mientras acababa con la red de Moriarty.

John apenas había aceptado ir esa noche con él, a pesar de que le pidió ser su padrino le era difícil cuando estaban solos.

No se acercaba a él y apenas si hablaba, era obvio que no quería que alguno se saliera de control y besara al otro... o algo "peor"

Pero aún como amigos ellos retrocedieron en su amistad más de lo que cualquiera quería admitir.

De cualquier manera ver a John tomar la porción de cerveza que le había entregado momentos antes lo que él no se creía era que todo este tiempo lejos había tenido esa imagen en la mente junto con el deseo de volver.

Un John tranquilo y a su lado…sin la cerveza, obviamente.

Esa noche ambos caminarían por las calles de Londres, libres por última vez, y a la mañana siguiente John se cazaría con Mary.

La adorable Mary, que le daría hijos, una vida mundana. Segura. Tranquila.

Ella le daría amor y no lo pondría en peligro, algo que Sherlock nunca podría prometer. Más de una vez John había estado en peligro por estar a su lado.

Mary era la opción segura, la más lógica a tomar y eso era lo que más le incomodaba.

La lógica estaba a su favor.

Todo aquello en lo que Sherlock creía, las leyes por las que se guiaba, los hechos. Todas apuntaban a que Mary era la mejor opción y no él, no esta vez.

Después del primer bar caminaron a otro, y a otro.

Cuando menos se dio cuenta ambos caminaban por las frías calles con el brazo del otro sobre los hombros, borrachos, de camino a un nuevo bar.

Eso era lo más cerca que habían estado desde su regreso y aún en su estado Sherlock saboreo el sentimiento de tener a John en sus brazos.

Todo estaba listo para la boda, él se había asegurado de eso, así como en su palacio mental había movido cada cosa de John, cada recuerdo, todos sus sentimientos que el detonó, todo lo movió a una habitación que tendría que cerrar de alguna forma llegado el momento.

Aunque temía que un cerrojo no fuera suficiente.

"Una última vez" se dijo, una última vez para tenerlo tan cerca, ir a Baker juntos, despertar bajo el mismo techo y luego cerrar la puerta y dejarlo ir.