Antes que nada debo decir que Harry Potter no me pertenece (obviamente, aunque me encantaría).

Esta historia trata del sexto año de Harry, digamos que es mi versión de lo que paso después del quinto libro. Ya la tengo completa y espero les guste.


1

El que no murió

Ha pasado ya una semana desde el fin de curso en Hogwarts. El pánico del regreso de Voldemort se había esparcido por todo el mundo muy rápido, por lo cual todos los magos solo pensaban en ello. Bueno casi todo el mundo; en el Ministerio de magia, ubicado en Londres, dos personas salen corriendo de un elevador. Eran Tonks y Mundungus.

- ¿Y ahora qué hacemos? ¿A quién buscamos? – preguntó agitado Mundungus
- Busquemos a Kingsley, el es de la Orden – dijo Tonks
- Mejor idea, mira quien está ahí – dijo Mundungus con tono de salvación mientras señalaba a un lugar.

Tonks miró hacia el lugar que señalaba Mundungus. Ahí vislumbró al profesor Dumbledore y a Snape saliendo de unas oficinas. Los dos corrieron hacia ellos.

- ¡Profesor, profesor, espere! – gritaba Tonks

Al oír este grito Dumbledore se volteó al igual que Snape.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué están tan agitados? – preguntó Dumbledore a Mundungus y a Tonks.
- Paso un milagro profesor o algo así – dijo Mundungus recuperando el aire.
- Sirius está vivo – dijo Tonks con una sonrisa en la cara.

Minutos antes…

Era una mañana muy soleada y hermosa. En el número 12 de Grimmauld Place, se encontraban tres personas desayunando tranquilamente.

- Eres muy buena cocinera, Tonks – dijo Lupin mientras bebía un poco de agua.
- Si le dices ser buena cocinera a romper casi todos los platos, entonces sí lo es – dijo Mundungus susurrándole.
- Oye, por cierto, hoy llegó una carta de Melisa, decía que va a llegar pronto – dijo Tonks.
- Ya me imagino su cara cuando sepa lo de Sirius, aunque todo el mundo diga que no, yo sigo pensando que los dos se gustaban – dijo Mundungus metiéndose un gran pedazo de pan en la boca. Lupin rodó los ojos ante el comentario.

El timbre resonó por toda la casa, lo cual hizo que empezaran también a resonar los ya conocidos gritos de la madre de Sirius. Lupin se paró y subió las escaleras para abrir la puerta. Al abrirla se quedó sorprendido. Una hermosa mujer, alta, con tez blanca, cabello negro y largo hasta los codos y unos hermosos ojos que eran lo que más resaltaban en ella, negros y con un gran brillo. Iba vestida con una playera de color morado, un pantalón azul acampanado y una túnica negra.

- Hola, Remus, ¿cómo estás? – saludó la mujer mientras abrazaba a Lupin.
- Melisa, ¿dónde estabas? – preguntó Lupin dejando pasar a la mujer a la casa.
- Disfrutando de una hermosa playa – respondió Melisa mientras veía todo lo que la rodeaba –, pero regresé por lo que pasó.
- Así que ya sabes lo del Ministerio – aventuró Lupin.
- Si, ya lo sé todo – asintió Melisa con tranquilidad - ¿Cómo está Harry?
- Destrozado, ¿cómo quieres que esté? – respondió Lupin.
- ¿Estás solo? – preguntó la mujer.
- No, en la cocina están Mundungus y Tonks – respondió Lupin.
- Genial, más testigos – sonrió la mujer antes de bajar las escaleras seguida por Lupin. Tonks y Mundungus vieron con sorpresa a Melisa cuando entró a la cocina.
- Hola, Melisa – saludó Tonks muy alegre.
- ¿Están desayunando? – preguntó Melisa.
- Si, pero ya terminamos – dijo Mundungus.
- Que bueno, así podremos hacer lo que tengo planeado para hoy – dijo Melisa, dio un chasquido y de repente los cuatro se encontraban en las gradas de la Cámara de la Muerte, lugar en donde hace una semana había ocurrido una batalla.
- Me… Melisa, ¿qué hacemos aquí? – preguntó Lupin.
- Venimos por Sirius – respondió Melisa mientras se acercaba al velo.

Lupin, Tonks y Mundungus, que estaban aun en un estado de shock por el cambio tan rápido, no pudieron detener a Melisa. Melisa ya estaba enfrente del velo, dio un chasquido y un manto caliente empezó a cubrirla. No lo pensó dos veces y atravesó el velo. Era como atravesar agua congelada, empezaba a sentir mucho dolor en el pecho, muchas voces le hablaban al oído y no podía respirar bien. Todo terminó, ya había traspasado el velo. Cerró los ojos y dio un paso adelante. Abrió los ojos y vio un hermoso campo, muy extenso, en el que se sentía una hermosa brisa. Melisa cerró los ojos nuevamente y, al volverlos a abrir, se encontró en el fondo de un precipicio de entre 10 o 11 metros de altura.

- No preguntare cómo es que llegue hasta aquí – dijo Melisa como si hablara con alguien.

Empezó a caminar. Pasado un buen rato dio con dos personas; una estaba tirada en el suelo y la otra estaba como cuidándolo. Melisa se acercó más para poder reconocerlos. La persona tirada era Sirius y la que lo estaba cuidando era… no… no podía ser… era imposible.

- Petter, ¿qué haces aquí? – preguntó Melisa a la persona que cuidaba a Sirius.

Petter se sobresalto y, sin pensarlo dos veces, se convirtió en rata y salió de ahí. Melisa trató de gritarle pero ningún sonido salía de su boca. Bajó la mirada y vio el cuerpo de Sirius. Se acercó a él, le tomó el pulso y acercó su cabeza al pecho de Sirius para saber si este respiraba. La sonrisa de Melisa se acentuó más: Sirius estaba vivo. Melisa dio otro chasquido y sus ojos se pusieron de color negro. Sirius empezó a levitar.

- Muy bien, ¿ahora cómo voy a salir de aquí? – preguntó Melisa a alguien invisible.

Y, como si alguien la hubiera oído, ella y Sirius fueron teletransportados hasta arriba en donde empezaba el precipicio y se encontraba el velo. Melisa se acercó a él y atravesó pero esta vez lo hizo sin el manto cálido. El regreso era muy diferente que la entrada, esta vez no sintió nada. Al salir se encontró de cara con Lupin.

- ¡¿Estás demente? ¡¿A quién se le ocurre traspasar ese velo?, dime, ¡¿a quién? – le gritó furioso Lupin a Melisa.
- A mí – dijo Melisa.
- Estás loc… - Lupin no pudo terminar la frase por la impresión que le resultó lo que estaba viendo.

El cuerpo de Sirius salía del velo. Melisa dio otro chasquido y dejo a Sirius en la tarima.

- ¿Cómo lo sacaste? – preguntó Lupin.
- Mejor pregúntame cómo es que sobrevivió – dijo Melisa.
- Esto es imposible – dijo Mundungus que veía desde lejos la escena.
- Ustedes dos, vayan a buscar ayuda – les dijo Melisa a Mundungus y a Tonks, los cuales salieron corriendo de la Cámara.
- ¿Cómo sobrevivió? – preguntó Lupin aun sorprendido.
- La maldición durmicus – respondió Melisa.
- Pero, ¿quién se la puso? – preguntó Lupin.
- No… no lo sé – respondió Melisa, pero era una mentira, ella si sabía quien había sido, pero, si lo decía, la iban a tomar como una loca.

Y así llegamos a la parte que comenzó este capítulo. Muchas cosas más pasaron ese día pero eso lo sabremos después.