Titulo: The Wayback Home
Autor: Faith-TVS
Pareja: Faith/Buffy
Rating: +18
Disclaimer: Ninguno de estos íncreibles personajes me pertenecen (por desgracia) y por supuesto, no gano ningun provecho con ellos, sólo, espero, vuestros reviews y vuestras opiniones.
Resumen: Faith vuelve a Sunnydale después de cinco años para ayudar a los Scoobies por recomendación de Angel. Sin embargo, su viaje le brindará la segunda oportunidad que siempre a querido, siendo capaz de volver a casa definitivamente.
N/A: Bueno, aquí os dejo un nuevo fic que mi retorcida mente me ha brindado. Sé que llevo mucho tiempo sin actualizar los otros, pero estoy un poco atascada. Mientras tanto, iré actualizando este cada viernes. Espero vuestros reviwes, gracias por leer ^^
Capitulo 1
Con un movimiento de cabeza y una tímida sonrisa pintada en el rostro, me despedía de Angel. Él hacía lo propio y me la devolvía. A pesar de que era de noche, su rostro brillaba de felicidad, y era comprensible. Habían sido unos días bastante duros, con todo el tema del alma, el tarro y esas cosas. Pero bueno… al final todo había salido a pedir de boca y había vuelto a la normalidad. Bueno, lo que se puede considerar normal hablando de Angel y sus amigos. No podríamos estar más felices. Eso sí, me llevo conmigo unos buenos recuerdos a lo largo de mi cuerpo y un cansancio inhumano. Además del tour guiado por la mente de mi querido amigo que, personalmente, creo que ha sido lo que más me ha agotado.
Después de haber estado hablando durante un rato y poniéndonos al día con todo, Angel me ha comentado que mi ayuda era requerida en SunnyD. Lo que ha llamado mi atención. Supongo que mi cara se lo ha dicho todo, porque me ha medio explicado un poco la situación. No es que me hayan llamado pidiendo ayuda, pero con todo el tema del Primero y eso, puede que dos manos más no les vengan mal, aunque sean las mías. Lo mejor es que llame y avise de mi llegada. No creo que una visita por sorpresa sea lo mejor. Y más, dándose mi caso. Lo más probable es que no se lo tomen muy bien, en especial Buffy. Pero es lo mejor. Lo mejor para la seguridad y salvación del mundo, no mi bienestar, por supuesto.
Así que, aquí estoy. De camino a la estación de autobuses para pillar el primero que vaya para allá. Mentiría si dijera que no estoy un poco nerviosa e inquieta. Ya sabes, muchas cosas han sucedido desde la última vez que nos vimos y no sé cómo estarán las cosas. Han pasado cinco años desde que me largué y los dejé a todos en la estacada. Bueno, casi cinco años. La verdad es que no soy muy de matemáticas, pero por ahí andará la cosa. De todas formas, he cumplido mi castigo... más o menos. Cuando vino Wes, pidiendo ayuda, no lo dudé ni un segundo. Y más tratándose de Angel. Después de todo lo que ha hecho por mí, se lo debía. Pero bueno, con todo el tema del fin del mundo, no creo que me echen mucho de menos.
Después de pagar el billete con el dinero que me había prestado Angel, me sitúo en uno de los asientos del final. No tengo muchas ganas de que nadie me moleste. Estoy agotada y necesito descansar. Una vez subida mi pequeña maleta con mis pocas pertenencias, me acomodo en el lo que ellos llaman asiento, mirando por la ventana. Sé que no es mucho lo que tengo, pero por lo menos es algo que puedo considerar como mío. Algo de ropa y varias pertenencias a las que les tengo mucho cariño y que llevo a todas partes.
Diez minutos después de haber subido al bus, éste comienza a moverse. No hay mucha gente en él, dadas las horas que son. Seremos alrededor de diez personas más o menos, y por suerte, ninguna de ellas, se ha puesto muy cerca. Intento ponerme en una posición en la que esté más o menos cómoda, pero dada las características de este bus, eso es casi imposible. De todas formas, lo mejor será dar una cabezadita y descansar un poco. Todavía me quedan dos horas por delante hasta llegar a Sunnydale.
Como si de una descarga eléctrica se tratara, me despierto y veo cómo la gente está abandonando el bus. Sacudiendo la cabeza y cogiendo mis cosas, me bajo del bus. Me siento como si me hubieran dado una paliza. Supongo que al volver a SunnyD, todo el tema de la boca del infierno y el Primero, vuelven las malas vibraciones y los malos royos. Cada vez que piso este suelo, se me erizan los pelos de la nuca. Sí, definitivamente, he vuelto.
Bienvenidos a Sunnydale, ciudad de lo inesperado.
Por lo poco que me ha dicho Angel, Buffy y la pandilla de scoobies están reclutando a las potenciales (posibles cazadoras) para formar una especie de ejército, ya que alguien que se hace llamar el Primero, se las ha ido cargando una a una. Ahora que lo pienso, ahora entiendo que me amenazaran con un puñal estando en la cárcel. Vamos, tiene sentido dándose el caso. Tampoco es que me acuerde de mucho más. Todavía es de noche y aún estoy un poco cansada. Aunque la cabezadita del bus me ha venido genial. No para saltar de alegría, pero sí para darme un respiro. Creo que lo mejor será ir al motel donde me hospedé años atrás y dejar allí las cosas. Luego me iré al cementerio a descargar un poco de la tensión que me recorre ahora mismo el cuerpo y a descansar. Sólo espero que la rubia no ande cerca. No estoy preparada para una confrontación en estos momentos.
Cuando llegué al mugriento motel, me di cuenta de que, en todos estos años, no había cambiado nada. Qué más se podía esperar, después de todo, no es que fuera mucha gente allí. Lo que tampoco era de extrañar. Una vez registrada, subí a mi habitación, dejando la bolsa encima de la cama y sentando en el borde de ella. Todavía no sé lo que voy a hacer con todo el tema de Buffy. Angel me ha dicho que llamaría por la mañana, así que todavía no me puedo presentar así como así. Aunque Angel llame para informarles, no creo que la sorpresa sea menor y el rencor más disimulado. Creo que lo mejor será que me tome el día libre y si eso ya me pasaré mañana por la noche. Por eso de que así, tienen un poco más de tiempo para digerir mi llegada.
Saqué las cuatros cosas que llevaba en mi maleta y me dirigí hacia el cementerio. A medida que andaba calle abajo, mi temor de encontrarme con ella se hace más grande. No me apetece nada tener que lidiar con nadie ahora mismo. Sin embargo, el cosquilleo en mi cuerpo es constante. No sé si es porque ella anda cerca, porque algún vampiro merodea o es por la cantidad de potenciales que ahora mismo hay en la ciudad. Lo único que no puedo parar de preguntarme es: si yo las puedo sentir a ella, ¿podrán ellas hacer lo propio? Aunque a lo mejor, al ser sólo potenciales, yo sí que puedo sentirlas a ellas, pero ellas a mí no. Espero que sea así, porque sino sabrán que hay alguien nuevo en la ciudad. Sin embargo, al igual que yo sé cuando Buffy anda cerca, lo mismo pasa con ella. Cuanto más me acerco al cementerio, más me pregunto si he hecho bien en salir esta noche.
Después de vagar durante unos minutos sin tener nada de acción, hace acto de presencia el primer vampiro de la noche. Parece que va un poco perdido, ya que no hace más que mirar a todos lados, nervioso. Supongo que no sabe nada sobre cazadoras y esas cosas. Seré compasiva y se lo pondré fácil. Lo mataré de un golpe.
-¡Hey, vampiro! –le grito. Parecía que no me había visto… hasta ahora. Se gira hacia mí y viene corriendo como un poseso. Me juego cualquier cosa a que ahora mismo está pensado: "¡Sangre fresca y fácil, yummi!". Y yo no puedo más que pensar: "¡Inocente!".
Conforme se acerca, su rostro va cambiando, hasta descomponerse del todo, al ver que en mi mano derecha hay una bonita y puntiaguda estaca que va directa a su corazón, haciéndole polvo en unos segundos y haciendo puff, sin darle tiempo a articular palabra.
-Siempre caen, si es que nunca falla ¿cuándo aprenderás? –Nunca. Vaya pregunta más tonta.- Puede que al final, no todo salga mal.
Tres vampiros más acaban con mi estaca en su pecho, siendo llevados por la brisa de la noche. Estiro tanto mis brazos como mis piernas y me desperezo del todo. Un gran bostezo se apodera de mí. Definitivamente esto ha sigo relajante. Creo que ya va siendo hora de volver al motel. Con las manos metidas en los bolsillos del pantalón echo a andar de vuelta al motel. Eso sí, antes de irme a dormir, una buena ducha y, así de paso me libero un poco después de una noche de patrulla. Cómo lo echaba de menos. Hacía años que no saboreaba lo que era buena noche de acción. Si es que… las viejas costumbres nunca cambian, da igual que tengas 18 que 23. Lo que no puedo evitar preguntarme es: ¿seguirá mi querida princesita siendo tan remilgada como entonces? Supongo que es algo que nunca sabré.
Después de una larga ducha y de una entretenida sesión de dedos juguetones, me deslizo por de bajo de las sábanas, tumbándome boca arriba. Con las manos detrás de la cabeza, mi mente no hace más que vagar libremente por todos los recuerdos que tengo de Buffy. Unos mejores que otros, como es evidente. Pero sin lugar a dudas, el que más duele de todos, tanto física como psíquicamente, es aquel en el que vi en sus ojos la traición y el dolor que le provoqué cuando me puse de lado del Alcalde Wilkins. Y sin olvidar cuando me apuñaló en el ático que este me había regalado. Sin embargo, intento centrarme en los mejores momentos que compartimos. Lo mucho que disfrutábamos de la compañía de la otra, todo el flirteo y las miradas que compartíamos a escondidas de todos… Y como siempre, al final lo estropeé todo. Debe ser cosa de familia y sino, que se lo pregunten a mis padres, si es que siguen vivos, y en especial a mi madre, que sólo sabía que ahogar sus penas con una botella de Jack Daniels. Esos sí que son recuerdos que quiero olvidar para siempre. Con la imagen en mi cabeza del último recuerdo bueno y especial que compartí con Buffy, mis párpados se van cerrando, dando paso a un agotamientos tanto mental como físico. Y poco a poco, me dejo atrapar en los brazos de Morfeo.
