Disclaimer: Los personajes no son míos, son de Clamp y, de hecho, el fanfic tampoco lo es, ya que solo lo he traducido de inglés a español y la autora original es Hopeakaarme y el título original es "Ice and Flame".
Espero que os guste tanto el fic como la traducción
Tan pronto como Fay cerró los ojos, estaba en Celes.
Una parte de su mente le recordó que no podía ser, Celes estaba atrás y no podía volver, pero era demasiado real como para ignorarlo. El hielo y la nieve, el vacío páramo a su alrededor, el frío cortante que lo alcanzaba incluso a través de sus gruesas ropas – sin duda eso no podía ser nada más que real. La única cosa que podía oír era el aullido del viento, salvaje, frío y solo, justo cómo él.
Se preguntó brevemente dónde estaban los otros, que había ocurrido con ellos, si era su culpa que estuviesen lejos, ¿había sido privado finalmente de sus compañeros?
Un mechón de cabello cayó sobre su cara, revoloteando a su aliento. El aire frío pronto asió la humedad de su aliento en el cabello rubio, congelándolo.
Fay intentó recordar lo que había ocurrido, cómo había llegado hasta allí, pero no pudo recordar. Todo lo que lograba recordar era dolor, el dolor y la sangre y la acusadora mirada del Fay real, vacía y muerta. De Kurogane podía recordar la sorda ráfaga de dolor en los ojos del ninja, el olor a sangre cuándo una afilada hoja rasgó hueso y músculo. Un involuntario grito escapó de sus labios, sus piernas no le sostuvieron más, Fay cayó sobre sus rodillas, escondiendo la cara en sus manos. Sin Kurogane moriría – y sin Kurogane le daría la bienvenida a la muerte.
"Lo siento, Kurogane," susurró "lo siento mucho, Kuro-sama…mi Kuro-sama…"
No hubo respuesta, por supuesto, solo el aullido del viento. Nadie oyó el solitario gemido de Fay como él hubiese deseado de haber tenido poder sobre el tiempo.
De repente sintió calor. Habiendo crecido en un país como Celes, sabía demasiado bien lo que significaba. Cuándo sientes calor a pesar del clima glacial, es que estás a punto de morir congelado.
Bien, dejo que suceda, pensó Fay, sus manos cayeron sobre su regazo e incluso cerró su ojo, con lágrimas congelándose en sus mejillas. Daría la bienvenida a la muerte – no le quedaba nada por lo que vivir, de todos modos.
Se dio cuenta, luego, de que el sonido del viento parecía haber cambiado, adquiriendo un patrón familiar. "Fay" llamaba el viento, imitando su nombre, su vida e identidad robados. "¡Fay!"
Fay lanzó un quejido, incapaz de aparentar más ser fuerte. "Déjame en paz" suplicó en un murmullo "Por favor, solo déjame en paz…"
"¡Eh, mago!" Vale, así que eso no era el viento. Los ojos de Fay se abrieron de golpe, mirando fijamente a dos llamas rojas en la oscuridad de su habitación.
…Espera un minuto. Habitación. Ni hielo, ni nieve, ni Celes. La calidez había sido de la manta que le cubría, no un signo de muerte. Y el sonido del viento llamándole…
"¿Estás bien, mago?" preguntó Kurogane, con preocupación arrastrándose en su voz de una manera inusual. "Estabas gritando."
"Y-Yo ahora estoy…" logró decir, su corazón parecía de repente increíblemente ligero. "Solo era un mal sueño, eso es todo."
"Bien, ahora duérmete" gruñó Kurogane, dejándose caer pesadamente al lado de Fay. Sin un instante de duda, atrajo hacia sí al rubio. Fay, estrechado contra el musculoso pecho, sintió un fuerte corazón redoblando bajo su mano.
Su ojo comenzó a cerrarse, Fay respiró hondo, perdiéndose en el aroma de Kurogane. Uno podría haber asumido que estaría asustado de volver a dormir, pero no lo estaba.
Esa calidez, esos fuertes brazos, jamás permitirían que volviese a caer en Celes.
