Hola!!

Este fic ya estuvo colgado aquí en la cuenta de una amiga, pero he decidido subirla con la mía. Espero les guste y me dejen reviews *w*


Mi Canción

Summary:

Kagome es una chica que ama la música, más que a todo en su mundo, sus padres, unos conocidos empresarios del mundo de los minerales preciosos, siempre le han dado lo mejor, para el bienestar de la empresa.

Inuyasha, por otro lado, es un Don Juan de primera, todas las chicas lo quieren tener, pero, ¿él las querrá a todas o solo a una?

Ambos se conocen desde la infancia, pero, una mala jugada del destino los hizo distanciarse, aunque no tanto como Kagome hubiera querido, ya que aquel muchacho aún seguía siendo su compañero de Instituto, y su vecino.


Mi Canción

Capítulo primero: "De vuelta a clases"

El pequeño rayo de sol que entraba por las cortinas de mi ventana, daba justo en mis ojos, los abrí y vi la hora, 7:10 a.m., "no me quiero levantar", me dije mientras me arropaba en mis cobijas.

—¡Kagome!, ¡Kagome! —se escuchaba una voz—. Hija levántate o se te hará tarde.

—¡Ya voy mamá! —le grité desde mi habitación mientras me empezaba a poner de pie—. Otro día más, el primer día de clases de otro año en el Instituto Saltillo —dije mientras me estiraba levantando mis brazos al cielo.

Caminé por mi habitación en dirección a la puerta, la abrí, y salí al pasillo de mi casa, continué mi camino hasta el baño, entré, y me bañé. Salí a los 20 minutos después, me fui a mi habitación, busqué mi uniforme, aquel que me había visto crecer, desde que tengo 5 años, el mismo uniforme, sólo que ambos hemos ido creciendo, "el último año", pensé mientras agarraba la camisa y me la ponía, "está será nuestra despedida", dije mientras me ponía aquella falda color verde.

—¡Kagome! —gritó mi mamá—. El desayuno ya está listo.

—¡Voy! —le respondí gritando.

Ordené mi cama, agarré mi bolso, y salí de mi habitación, "que tonta, como se me pudo olvidar", me dije al darme cuenta que mi preciado mp3 no lo llevaba, me devolví a la habitación, lo agarré de la mesa de noche y lo metí al bolso.

Bajé las escaleras, fui a al comedor y me senté a tomar mi desayuno. Mi mamá seguía en la cocina.

—¡Gracias mamá! —le grité—, estuvo delicioso.

Me paré de la mesa, dejé las cosas en la cocina, me despedí de mi mamá y salí a otro día de estudios.

El Instituto quedaba a unas cuadras de mi casa, y como no me gusta andar en locomoción colectiva, además el tiempo que tengo para llegar me sobra, me voy caminando. Agarré mi mp3, me lo puse y a escuchar música, lo que más me gusta en está vida, la música, es lo que amo, me encanta escucharla y cantarla, cuando estoy con mis audífonos, sólo existen ellos y yo, es lo mejor.

Al llegar al Instituto, todo seguía como había quedado el año pasado, todo igual, ¿o no?, creo que no, éste año faltan los que salieron, éste año, nosotros somos los más grandes, eso quiere decir, que las niñas más pequeñas andarán de babosas por los que van en último año, es como que la única vez que los ven, es cuando ya están por salir, yo creo que no es muy inteligente que digamos, y ya luego dicen que las mujeres maduran primero, tonto machismo y feminismo.

Unas de mis canciones favoritas comenzó a sonar en mi mp3, subí el volumen, y cantaba para mí:

"Quizás esta vez, logres comprender, la razón por la que hice esta canción, hoy tengo que cantarla. Este humilde corazón, no te olvidó y aun piensa en ti, me habla sin cesar, me cuenta todo aquello que le hizo sentir tu amor y te hecha de menos, escúchalo, me habla muy adentro, siente como yo lo siento, quiero ascender al cielo de tus besos al reino de tu amor, hoy se que volveremos, seremos de nuevo tu y yo.

Rompí una vez, tu armazón de hielo y mi voz llego a tu corazón, le hablo en forma de un beso, mi alma se quemo, con tu dulce fuego, con tu calor luego todo termino, tan solo sus cenizas, me recuerdan quien soy, soy solo un soñador, el bufón de todas tus sonrisas alborada de tu vida, y por tu amor mi alma es lo que doy, en forma de canción, no vez que aun estoy solo, no vez que aun te quiero".

Como me gusta esa canción, terminó y bajé el volumen, comencé a quitarme los audífonos…

—¡Kagome! —escuché una voz tras de mí, me giré y vi a una de mis compañeras.

—¡Himiko! —le dije con una sonrisa a ver a mi compañera de clase de hace tanto tiempo—. ¿Cómo estás?, ¿cómo estuvieron tus vacaciones?

—De maravilla —respondió—, sólo me falto algo, pero ahora sé que lo veré.

—¡Himiko!, ¡Kagome! —se escuchó otra voz familiar.

—¡Nabiki! —gritó Himiko mientras corría a abrazar a su mejor amiga de toda la vida.

Ellas dos, eran la que más compartían conmigo en el instituto, a pesar que yo no me consideraba tan unida a ellas, la pasábamos bien, era agradable hacer cosas con ellas.

—¿Qué hiciste en las vacaciones, Kagome? —preguntó Nabiki.

—No mucho —respondí—, descansar, fue lo mejor.

—¿Lo viste? —preguntó Nabiki a Himiko.

—No —respondió la otra con cara de frustración—, de seguro el primer día no viene.

Ellas seguían hablando, y yo me quedé en silencio mientras caminábamos al salón, no escuchaba lo que decían, pensaba en mis cosas, en ese tremendo edificio, siempre me sentí sola, distante, como que no encajaba, y la verdad, no encajo, pero es mi futuro, de aquí saldré directo a la universidad, con mis notas, lo lograré, "sí, lo haré", me dije a mi misma.

—Aquí es —dijo Himiko—, en éste salón nos toca este año.

Era el salón del cuarto piso, el único que había en ese, era el último y aún estaba en construcción desde el año pasado, decidieron agrandarlo para tener más estudiantes, pero aún faltaban detalles por terminar, por lo tanto, en ese piso, sólo estaba listo para usar el salón que nos había sido asignado, y los demás, estaban vacíos y con materiales de construcción.

Entré al salón, y fui a dejar mi bolso al último puesto, como siempre, todos los años me sentaba donde mismo, los profesores me dejaban, ya que siempre fui la mejor de la clase; adelante mió se sentaban Himiko y Nabiki, yo por lo general me sentaba sola.

Miré mi horario, mis materias, mis profesores.

—Nos toca con Hamasaki —dije a mis amigas—, en la primera hora, de seguro hoy no viene.

—Es lo más probable —susurró Himiko.

—Ese nunca viene —sonrió Nabiki—, y menos si es a la primera hora.

Nos quedamos riendo de la situación un rato, y saqué mi mp3 cuando ellas empezaron a hablar de aquel joven que traía loca a Himiko.

Mi música, mí tan apreciada música, otra vez, sólo ella y yo, tarareaba mis canciones, ya había pasado media hora desde el inicio de clases y del profesor ni rastros. Puse mis brazos en la mesa y dejé mi cabeza sobre ellos, cerré mis ojos y me quedé descansando mientras escuchaba mi música.

Hasta que, sentí que los demás estudiantes de mi clase entraban al salón.

—Alumnos —dijo el inspector general—. Por motivos personales, el profesor Hamasaki no podrá asistir hoy a sus clases.

Diciendo esto se retiró, mientras se escucharon murmullos por todos lados hablando de la clase de "asuntos personales", que el profesor Hamasaki tenía pendiente.

—Allí está —mencionó Himiko con cara de que se le caía la baba—. Es tan lindo.

—Ve y salúdalo —ordenó Nabiki—. Somos todos compañeros de clases, ya deja la vergüenza.

Otra vez con lo mismo, pensé, todas miran a aquel muchacho de la misma manera, y la verdad, no sé que le ven, si es apuesto, no lo niego, pero es un engreído, que cree que todo se tiene que hacer como él dice, y cuando lo ordena, y no me agradan sus actitudes.

Seguí escuchando música en la misma posición de antes, y el volumen un poco más fuerte, ya era seguro que el profesor no asistiría, tenia por lo menos dos horas y media para escúchala tranquila.

Ya estaba por dormirme cuando siento que alguien toca mi brazo.

—¿Qué pasa? —Pregunté incorporándome—. ¿Qué quieres? —gruñí al ver quien era el que me estaba tocando.

—Hola Kagome —dijo aquel muchacho de cabellos plateados y ojos color miel que hacía que toda muchacha se derritiera al verlo.

—¿Qué quieres Inuyasha? —volví a preguntar.

—Saber que tal tus vacaciones —respondió mientras comenzaba a sentarse en la silla que estaba al lado de la mía.

—Nada que te interese —dije mientras volvía a poner mi cabeza apoyada en mis brazos.

—Volviste tan simpática como siempre —contestó con su típico tono burlón.

—Eso no se cambia —respondí mientras subía todo el volumen a mi mp3 dejando de tomar en cuenta a ese engreído.

Sentí que se fue, y alguien remeció mi brazo un tanto brusco.

—¿Qué pasa ahora? —Pregunté mientras me quitaba mis audífonos.

—¿Cómo lo tratas así? —Interrogó molesta Himiko—. Es Inuyasha por si no lo notaste.

—Yo lo trato como quiero —respondí—. No ando de babosa por él.

—Que mala eres —me dijo casi llorando—. Nabiki vamos a comprar —se dirigió a su amiga.

—Vamos —contestó mientras se ponían de pie y comenzaban a caminar.


¿Quieres saber qué sigue?

Espera el próximo cap.

Grax por leer. ^^